Estamos celebrando el centenario de una victoria importantísima del ejército español y también de nuestros aliados franceses en esta guerra brutal y sanguinaria contra el rebelde Abdel Krim. Un líder del Rif que pretendió hacer realidad el sueño imposible de unir a las cábilas y comunidades de esa zona del actual norte de Marruecos que todavía siente que son otro país diferente.
El Gran Padre de la Patria rifeña consiguió acabar con miles de españoles en lo que se conoce como el desastre de Annual, que fue una espantosa masacre en la cual el ejército español fue traicionado por una gran parte de sus propios aliados y soldados moriscos, que se unieron a los rebeldes en pleno combate igual que pasó en el Imperio Romano con Arminio. La misma situación que también vivieron los británicos en la revuelta de los cipayos.


Tropas moras entrando en Madrid en el 39, con el fin de la Guerra Civil.
El primer desembarco moderno exitoso de la Historia
En realidad, todos los ejércitos coloniales han sufrido alguna de estas derrotas a manos de sus propias fuerzas indígenas, que en cualquier momento te pueden traicionar por lealtad a su verdadero país o por cualquier motivo. Pero el final fue amargo para el gran líder rifeño: su ejército de cabileños montañeses, muchos de ellos desertores de los ejércitos indígenas de Francia o España, resultó derrotado ante la poderosa alianza de estas dos potencias europeas, que llevaron a cabo el primer desembarco moderno exitoso de la Historia. Un gran triunfo tras la debacle que supuso Galípoli para los aliados en la I GM.
Lo más significativo de esta batalla si uno lo ve con perspectiva es que una grandísima parte de los protagonistas fueron luego tratados a patadas por sus respectivos pueblos y estados, con una capacidad de agradecimiento por los comandantes que le sacaron de los líos que brilló por su ausencia.
En la imagen: un soldado del tipo cabileño, rifeño, en una fortificación de su tierra, con la chilaba puesta.

Todos estos oficiales tenían en común que amaban realmente a su país y estaban dispuestos a sacrificarse por la patria de la patria cuando hiciera falta. Para empezar, todos ellos tenían un perfil bastante humanista en el sentido de que siempre pretendieron que el ejército no fuera un matadero de gente humilde y sin recursos. No tenían ni el más mínimo interés en prolongar una guerra colonial en Marruecos ni mucho menos en seguir viendo como hornada tras hornada de reclutas eran sacrificados para satisfacer determinados intereses políticos y económicos.
Miguel Primo de Rivera fue mucho más que un gran general
Miguel Primo de Rivera fue mucho más que un gran general que ahorró muchísimas vidas españolas con este desembarco de Alhucemas que puso fin a una brutal guerra en el Rif. También fue el mismo dictador que con permiso de Alfonso XIII hizo avanzar a España en unos proyectos maravillosos que todavía hoy se mantienen vivos.
Sin ir más lejos, las carreteras nacionales radiales que parten de Madrid hacia todas las provincias: una de sus muchas obras de progreso, llevadas a cabo en escasos años hasta que el propio rey le retiró su apoyo.
No hay que confundirlo con su hijo, el muchísimo más famoso José Antonio Primo de Rivera, fundador de la Falange Española, quien por cierto protagonizó una anécdota muy curiosa cuando se enfrentó a sillazo limpio con otro general importante de la Guerra Civil, Queipo de Llano, por haber hablado muy mal de su padre cuando ya éste se encontraba en el exilio en Francia.

Además de todo esto, este dictador patrocinado por Alfonso XIII hizo un gobierno de colisión con elementos separatistas y de izquierda que todavía hoy causa asombro. Pero todo esto se lo pagaron entre todos con dos patadas en el culo que lo mandaron al exilio a Francia sin haberle agradecido los servicios prestados. Una costumbre muy borbónica, por cierto.
Por cierto: Miguel Primo de Rivera era completamente favorable a dejar por completo el Protectorado español en Marruecos y evitar los problemas que nos causaba la guerra constante en esta zona montañosa y difícil, por lo que no se le puede catalogar precisamente como un carnicero de proletarios llamados a filas.
La creación de la Legión española por Franco junto a Millán Astray
No hace falta decir el maltrato mediático y cultural y de todo tipo que ha sufrido la figura de Franco a lo largo de los años, cuando para empezar fue él quien ahorró tantísimas vidas de soldados españoles pobres que tenían que ir a la mili a Marruecos a dar la vida por unos cuantos millonarios cuyos hijos nunca iban a la guerra. La creación de la Legión española por Franco junto a Millán Astray, o las victorias de Alhucemas y de la propia Melilla, salvaron no solamente las vidas de los melillenses que estaban en peligro, después del desastre de Annual, sino también las de tantísimos miles de soldados conscriptos a los que reemplazaron los legionarios.
Y esto por no hablar de cuando Franco salvó a la República en el año 34 de un golpe socialista en la llamada Revolución de Asturias, pero que en realidad estaba llamado a ser mucho más.

El maltrato recibido por el mariscal Pétain después de la Segunda Guerra Mundial
También es increíble el maltrato recibido por el mariscal Pétain después de la Segunda Guerra Mundial, cuando lo único que hizo este hombre fue dar la cara en el peor momento posible para Francia, como también hizo en la Primera Guerra Mundial y en concreto defendiendo Verdún y por tanto París de los alemanes. Por cierto: este grandísimo general francés admiraba completamente a Franco y decía de él:
¡Este hombre ha nacido general!
Y también dijo:
El general Franco tiene la espada más limpia de Europa.
Goded decidió aterrizar y sufrir las mismas consecuencias que estaban ya afrontando sus hombres
El general Goded también recibió una pobre muestra de reconocimiento y agradecimiento por parte de las autoridades rojas, por haber salvado a tantos obreros humildes, con el desembarco de Alhucemas y con tantas operaciones brillantes en las que estuvo implicado. Y es que antes de aterrizar en Barcelona para hacerse cargo de la sublevación contra el gobierno del Frente Popular, en su Cataluña natal, ya se daba cuenta desde el aire de que por las calles solamente se veían monos azules de trabajo, de los milicianos y obreros armados, pero no había ni rastro de las escasas tropas con que contaba la Ciudad Condal para defenderla. Tengamos en cuenta, además, que la Guardia Civil de Cataluña, mandada por el General Escobar, apoyó a la verdadera insurrección armada del 36, que consistió en darle armas sin control a los peores criminales y al pueblo como tal, en el nombre de una falsa democracia, para usarlos como carne de cañón contra el propio Estado y su Ejército.

Así y todo, Goded decidió aterrizar y sufrir las mismas consecuencias que estaban ya afrontando sus hombres en lo que fue la sangrienta represión del Alzamiento Nacional en Barcelona.
Los generales Saro y Sanjurjo frente a los verdugos que sembraron España de muerte y destrucción
En general Saro también sufrió esta desdicha de ponerse en el de mira de los irracionales verdugos que sembraron España de muerte y destrucción en el nombre de la democracia en el año 36. Este brillante oficial, pese a que no se probó que se hubiera unido al lanzamiento de ninguna manera, resultó fusilado igualmente, soportando con gran valentía ese último momento como un nuevo servicio a la patria.
Otro hombre que no vivió para ver la victoria nacional en la Guerra Civil fue el general Sanjurjo, asesinado en un atentado mientras se dirigía desde el exilio en Portugal a nuestro país para ponerse al frente del Alzamiento Nacional. Una desgraciada muerte en pleno vuelo que nos puede recordar a la no menos conmocionante muerte del general Mola.
El general Sanjurjo fue otra de esas cabezas pensantes que hizo posible esa gran victoria de Alhucemas que tanta sangre de españoles ahorró. También hizo posible el advenimiento de la Segunda República al retirarle el apoyo de la Guardia Civil que él mandaba a Alfonso XIII: una zancadilla definitiva para el Borbón, que se vio desprovisto de uno de los pilares de nuestro actual Estado, la Benemérita, sin la cual no es posible ejercer el poder en España. Pero nunca se le ha dado el reconocimiento que merece por toda una vida dedicada a la defensa de los españoles en una época tan difícil.
Este Guardia Civil lleva una pequeña insignia falangista en el bolsillo. En 1936, la Guardia Civil contaba con 33.500 hombres, un tercio de la fuerza del ejército. Profesionales, conocedores del terreno y desplegados por todo el país, desempeñaron un papel decisivo en el desarrollo de los acontecimientos. Se puede decir que el alzamiento triunfó donde la Guardia Civil se unió (alrededor del 50%) y fracasó donde se puso al servicio del Frente Popular. En Oviedo, en el Alcázar de Toledo y en el Santuario de la Virgen de la Cabeza, donde el Gobierno del Frente Popular los rodeó y atacó, la Guardia Civil resistió heroicamente frente a las masas armadas.

De hecho, una prueba de fuego para el Cuerpo ha sido el desempeño y la importancia que ha tenido la Guardia Civil en las diversas guerras civiles que ha habido en España desde su creación. Tengamos en cuenta que no solamente en la guerra civil del treinta y seis, sino que previamente en las tres guerras carlistas triunfaron los que tenían el control de este importantísimo cuerpo de seguridad de nuestro país.
Estos hombres que tanto dieron a España y tan poco recibieron de ella en proporción

Todos estos hombres de hierro tuvieron que dejar el corazón a un lado para ejecutar su complicado oficio y deber. Y les tocó una época durísima para ser oficiales y soldados. La patria en general se ha olvidado de ellos y ahora es un ejercicio tardío el reconocer las figuras de algunos de estos hombres que tanto dieron a España y tan poco recibieron de ella en proporción.
En la foto: una pareja se reencuentra en Madrid tras la pesadilla de casi tres años de guerra.
Algo que tienen en común todos estos héroes olvidados es que si no llegan a estar en el momento preciso hubieran muerto muchísimos más españoles en el campo de batalla, o hasta en sus propias casas, como pudo haber sido el caso de tantos melillenses abandonados a su suerte después del tremendo desastre de Anual, que los dejó completamente a los pies de los caballos. Al igual que pasaba con los legionarios franceses en la famosa película y novela de Beau Gest, los melillenses se encontraban completamente rodeados por una auténtica horda de beduinos que incluso habían robado los cañones españoles y los estaban apuntando contra la ciudad, pero las tropas legionarias y regulares (entre otras) que trajeron en barco Franco y Millán Astray salvaron la situación en el último momento. Poco después, para terminar de raíz con la pesadilla, la alianza hispano francesa acabó con la rebelión rifeña con el Desembarco de Alhucemas, hace exactamente 100 años.