Con dos ejemplos tan recientes en Europa como el 11M o del atentado en la estación de Bolonia de Italia, ambos tan relacionados con la mafia política occidental, creo que no hace falta decirle a nadie que los ataques terroristas contra trenes en España y en el mundo han marcado la Historia desde que este medio de transporte existe.
Por desgracia, como medio de transporte terrestre hegemónico en el mundo hasta que aparecieron los camiones, hace apenas ciento y pico años, los trenes han sido objetivos terroristas de primera categoría política y económica y militar. Atacar los trenes significa, todavía hoy en día, golpear la estructura más básica de un Estado y hacerlo temblar.
En la Guerra de Independencia cubana, financiada y armada por Estados Unidos y apoyada por la masonería internacional, los ataques a los trenes fueron tácticas muy recurrentes de una guerrilla mambisa que utilizaba cualquier medio para no tener que enfrentarse a un superior Ejército español en campo abierto.
En la construcción de la Trocha de Júcaro a Morón trabajaron negros esclavos, chinos semiesclavos, presidiarios. Aunque comenzaron las obras en 1871 todavía en 1874 se trabajaba en ese sistema de fortificaciones. Una labor muy difícil debido a las características del terreno, la existencia de bosques, enfermedades, el acoso de los mosquitos, el calor, la lejanía de fuentes logísticas y también los ataques de los insurrectos. Imagen tomada del libro Cuba. 1868- 1878. La Guerra Grande, Desperta Ferro Ediciones.


Trocha de Júcaro a Morón. 1895-1898. Cuatro locomotoras cubrían el itinerario. Sus nombres: Amparo, Cuenca, Ciego y Júcaro.
Los españoles colocaron seis piezas de artillería de montaña en vagones-plataformas, acantonados en Ciego de Ávila, que se movían de inmediato al sitio atacado por los mambises.
Los insurrectos , de vez en cuando, tiroteaban a los trenes y el coronel Simón Reyes, el Águila de la Trocha, descarriló con una carga de dinamita a la locomotora Cuenca, el 22 de diciembre de 1896.
Serie: Ataques a trenes durante la guerras por la independencia de Cuba. El 22 de diciembre de 1896 La Cuenca, locomotora que prestaba servicios en el ferrocarril militar de la Trocha de Júcaro a Morón fue descarrilada por una bomba que colocó la tropa dirigida por Simón Reyes Hernández.

España 1933: los atentados anarquistas contra trenes que dejaron 23 muertos y decenas de heridos
El 9 de diciembre de 1933 España vivió una de las jornadas más trágicas de la Segunda República. En plena convulsión política tras las elecciones generales celebradas el 19 de noviembre —las primeras en las que las mujeres pudieron votar— grupos anarquistas llevaron a cabo una oleada de atentados que incluyó el descarrilamiento de varios trenes de pasajeros. El saldo fue estremecedor: 23 muertos y decenas de heridos, en lo que la prensa de la época describió como escenas dantescas.
El contexto político
Las elecciones de noviembre habían dado la victoria a la coalición de derechas, liderada por la CEDA, que obtuvo el 40,57% de los votos y 197 escaños. El Partido Radical de Alejandro Lerroux quedó en segundo lugar con 138 diputados, mientras que el PSOE, muy debilitado, solo logró 59 representantes, casi la mitad de los que había conseguido en 1931. La derrota electoral supuso un golpe durísimo para la izquierda, que en muchos sectores había asumido que solo ella tenía legitimidad para gobernar en la República.
La tensión se reflejó en discursos incendiarios. Francisco Largo Caballero, presidente del PSOE, llegó a declarar en un mitin previo a los comicios: “Si no queréis la evolución legal, haremos la revolución violentamente. Pongámonos en la realidad: hay una guerra civil”. La crispación política pronto se tradujo en violencia callejera.
El levantamiento anarquista
El 8 de diciembre de 1933, apenas inauguradas las nuevas Cortes, la CNT declaró una “huelga revolucionaria” que en realidad buscaba desestabilizar al régimen e imponer el comunismo libertario. Durante varios días se sucedieron atentados con bombas, incendios de iglesias y fábricas, cortes de comunicaciones y enfrentamientos con la Guardia Civil y las fuerzas de Asalto. En Zaragoza, por ejemplo, los anarquistas incendiaron el convento de las Capuchinas y atacaron a los bomberos que intentaban sofocar las llamas. También asesinaron a civiles, como un anciano de 78 años y un vecino que se asomó al balcón de su casa.
Los trenes en la diana
Uno de los objetivos de mayor impacto fueron las líneas ferroviarias. Esa misma noche, en Briones (La Rioja), el tren expreso 831 descarriló tras un sabotaje, aunque no hubo víctimas mortales. En Zuera (Zaragoza), los anarquistas levantaron las vías y cortaron el telégrafo: la locomotora y varios vagones del tren correo 204 Bilbao-Zaragoza descarrilaron de madrugada, causando once heridos. En La Coruña, incluso se registró un tiroteo contra un convoy en marcha.


La tragedia del “Sevillano”
El atentado más grave ocurrió en la noche del 9 al 10 de diciembre. En la línea Valencia-Tarragona, a la altura del barranco del Puig, los anarquistas hicieron estallar cargas explosivas en un puente y destruyeron tramos de vía. Poco después, el expreso 702 Barcelona-Sevilla, conocido como “El Sevillano”, se precipitó al vacío. La locomotora y cinco vagones descarrilaron, dos de ellos de tercera clase, donde viajaban los pasajeros más humildes.

Las imágenes del accidente mostraron un panorama estremecedor: vagones destrozados, cuerpos atrapados entre hierros y heridos clamando auxilio. La prensa relató el caso del mozo de tren Vicente Planells, que con las dos piernas destrozadas solo gritaba por sus seis hijos. El balance final fue de 23 muertos y 38 heridos, muchos de ellos mutilados de por vida.
Consecuencias
La magnitud de la violencia obligó al gobierno a declarar el Estado de Guerra el 14 de diciembre y movilizar al Ejército. La intentona anarquista terminó sofocada con un saldo de más de un centenar de muertos en toda España. Entre los detenidos figuraron dirigentes destacados como Buenaventura Durruti.
El PSOE, que al principio había adoptado una postura ambigua para no enfrentarse a la CNT, terminó condenando los sucesos por la presión de la opinión pública. Paradójicamente, apenas un año después, en octubre de 1934, serían los propios socialistas quienes protagonizarían un golpe contra la República tras la entrada de ministros de la CEDA en el gobierno.
Hoy, aquel episodio de diciembre de 1933 permanece en gran medida olvidado, pese a la magnitud de la tragedia que supuso para las víctimas y sus familias. Los atentados ferroviarios, especialmente el del Sevillano en el barranco del Puig, quedaron grabados como uno de los capítulos más sangrientos de la violencia política que sacudió a España durante la Segunda República.
Imagen de un tren blindado republicano en la línea ferroviaria de Zaragoza, en las cercanías de Cutamilla (Guadalajara) en tareas de apoyo al frente de Sigüenza.

Falleció un militar tras ser arrollado su vehículo por un tren en Zaragoza

El Burgo de Ebro (Zaragoza).- En 2004, un soldado perdió la vida y otros cuatro resultaron heridos cuando el vehículo militar en el que viajaban fue embestido por un tren en un paso a nivel sin barreras, en el término municipal de El Burgo de Ebro. La víctima mortal fue el soldado Israel Gurrea Casado, natural de Logroño.
El accidente se produjo alrededor de las cuatro de la madrugada, en el punto kilométrico 356,8 de la línea ferroviaria convencional Zaragoza-Barcelona por Caspe. Una locomotora colisionó contra la parte trasera del Nissan Patrol en el que los militares realizaban tareas de inspección de las vías dentro del operativo antiterrorista desplegado tras el hallazgo de un artefacto explosivo en la línea del AVE.
En el siniestro también resultó herida de gravedad la soldado Isabel Aznárez Lara, de 23 años y natural de Zaragoza, que fue trasladada a la Clínica Montpellier. Otros tres militares sufrieron heridas leves: el soldado Rafael P.D.D.H., de 20 años y natural de Almuñécar (Granada); el sargento José María B.B., de 30 años y natural de Jaca, que conducía el vehículo; y la cabo Silvia G.P., de 24 años y natural de Pontevedra.
Todos ellos pertenecían a la Brigada de Cazadores de Montaña “Aragón I”, que en ese momento participaba en la operación Romeo-Mike, destinada a reforzar la seguridad de las vías del AVE Madrid-Lleida en colaboración con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.
El impacto no interrumpió el tráfico ferroviario, ya que el todoterreno quedó fuera de la vía tras el choque. El Ejército de Tierra ordenó la apertura de una investigación para esclarecer las causas del accidente.
El funeral de Israel Gurrea Casado se celebró al día siguiente en la capilla de San Pedro de la Ciudadela de Jaca (Huesca). La ceremonia, presidida por una formación militar, incluyó la imposición póstuma de la Cruz del Mérito Militar con distintivo amarillo. Tras el acto, el cuerpo fue trasladado a Logroño para su incineración.