Vecinos de pueblos cántabros, afectados por los incendios, se sienten «abandonados» y lamentan que el monte arde por falta de limpieza de los montes en Cantabria. Algunos de ellos han participado en las tareas de extinción. Varios vecinos afectados por el fuego han manifestado sentirse «completamente abandonados» en los pueblos por parte de las administraciones y han lamentado que la oleada de incendios forestales surge cada año en Cantabria «por no cogerse a tiempo» y por falta de limpieza en los montes. Rafael, Víctor y Miguel, vecinos de Bostronizo, han participado a iniciativa propia en la extinción del incendio originado en Arenas de Iguña y han lamentado sentirse sin medios para acabar con el fuego. «O lo hacemos nosotros o se queda sin hacer», comenta Miguel.
Quema controlada de rastrojo en Cantabria y provincias vecinas
Es necesario potenciar las quemas de rastrojo controladas en Cantabria
«Es necesaria la quema de rastrojos controlada en Cantabria porque los montes, si no, se pierden», reconocen estos vecinos, lamentando que los ganaderos cada vez se encuentran más dificultades para llevar al monte a sus animales, que son los que contribuyen a la limpieza, y a la vez las administraciones «tampoco ponen de su parte» para eliminar la maleza dañina. Además, subrayan que los fuegos llegan a situaciones dantescas en Cantabria «por no cogerlos a tiempo», porque es algo que «siempre pasa por estas fechas», cuando los incendiarios aprovechan que hace calor y mucho viento, explica Víctor.
Miguel Ángel Revilla, como responsable último de los incendios en Cantabria
Estos vecinos también denuncian la tardanza en la llegada de los medios de extinción, que ha hecho que ellos mismos intenten apagar el fuego. Además, como apunta uno de ellos, muchos no colaboran por miedo a que las autoridades les encuentren in situ y les relacionen con los incendiarios. «La gente no viene a apagarlo porque igual les echan la culpa de haberlo incendiado», asegura Rafael. «Estamos a la deriva, a la buena de Dios», lamenta, culpando a las administraciones y arremetiendo contra el presidente de la autonomía, Miguel Ángel Revilla, como responsable último de los incendios en Cantabria.
«El señor Revilla se preocupa muy poco por esto: se preocupa más por ir de evento en evento y de comida en comida. De los pueblos ni acordarse y de los ganaderos, mucho menos», denuncia, hasta el punto que cuestiona «para qué quería volver a presentarse a las elecciones» de 2023. La realidad es que todos los partidos de la región se cubren las espaldas unos a otros en sus negligencias o flagrantes corruptelas mientras los problemas serios que padecemos, en especial en el abundante medio rural regional, se mantienen en el tiempo sin soluciones para nada.
¿Quién suele ser el responsable de provocar incendios en el monte en Cantabria?
El perfil del incendiario generalmente corresponde a hombres, autónomos o desempleados, con educación elemental. Según datos de la Guardia Civil, estos individuos suelen tener más de 46 años, están perfectamente integrados en la sociedad, viven del campo por cuenta propia y carecen de antecedentes penales.
Los incendios forestales en España han sido especialmente graves en el verano de 2022, con más de 60 catalogados como catastróficos y más de 300.000 hectáreas afectadas. Este país se ha convertido en el líder europeo en superficie quemada, representando más de un tercio del área afectada en la Unión Europea. Cantabria también ha sufrido la devastación de incendios forestales, con cerca de 800 registrados en un año, y octubre ha sido particularmente crítico, con 142 fuegos avivados por altas temperaturas y vientos fuertes.
El presidente del Gobierno de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, se ha mostrado repetidamente impotente ante éste y otros problemas graves de la región, pero las situaciones siguen igual año tras año. Él mismo ha afirmado que todos los incendios son provocados y ha instado a la colaboración ciudadana para identificar a los responsables, pero a la vista está que no estamos ante un ejemplo de buen funcionamiento del Estado que tenemos a la hora de evitar nada de esto.
La Guardia Civil ha desarrollado un algoritmo basado en el perfil de los incendiarios identificados en años anteriores, lo que ha permitido identificar que la mayoría son hombres mayores de 46 años, autónomos, adaptados socialmente y sin antecedentes penales. La dificultad para identificar a los responsables radica en la escasez de pruebas en la escena del crimen, ya que el fuego tiende a destruir todas las evidencias. De hecho, de los 8.780 incendios registrados en 2021 en España, sólo se llevó ante la justicia a los presuntos autores de alrededor de 500.
Quema controlada de rastrojo en Cantabria y provincias vecinas
Motivaciones detrás de los incendios en áreas forestales en Cantabria
Según el análisis del Seprona, aproximadamente el 60% de los incendios forestales se desencadenan debido a acciones imprudentes. Dentro de este grupo, alrededor del 38% son considerados de carácter leve, donde el individuo responsable reconoce su participación e incluso colabora en las labores de extinción; mientras que en casos más graves (el restante 22%), el responsable abandona la escena y trata de ocultar su implicación.
El Seprona también ofrece una perspectiva sobre el perfil de los responsables del 40% de los incendios que no son resultado de imprudencias, sino que son provocados intencionalmente: aproximadamente un 20% se categorizan como individuos «sin sentido» o patológicos, cuyos motivos son difíciles de comprender; alrededor del 10% buscan obtener ganancias económicas; y un 4.7% están relacionados con actos de venganza.
Estos hallazgos se complementan con la figura de los pirómanos, quienes constituyen una minoría, pero tienen un interés particular en el fuego y pueden sentir un deseo compulsivo de provocar incendios.
Perfil de comportamiento de los pirómanos en Cantabria
El uso de un algoritmo matemático permite al sistema generar perfiles definidos del autor detrás de los incendios en cuatro categorías distintas. En el primer caso, vinculado con las imprudencias graves, el sistema identifica a un hombre mayor de 46 años, establecido en su vida, casado, autónomo, con actividad laboral relacionada con el campo, sin historial delictivo ni problemas psicológicos. Suele cometer la imprudencia durante el día, provocando un único punto de origen del fuego cerca de áreas agrícolas, y no recurre a acelerantes o retardantes.
El segundo grupo, conformado por los incendiarios «sin sentido», también son predominantemente hombres, pero en este caso, de menos de 46 años, solteros, separados o viudos. Muchos están desempleados o tienen ingresos limitados, viven solos y tienen un círculo social reducido. Cometen el delito durante el verano, por la noche, prendiendo múltiples focos en áreas de alto riesgo; muchos de ellos tienen un historial de incendios previos y pueden estar recibiendo tratamiento psicológico o abusar de drogas o alcohol.
Otro perfil corresponde a aquellos que provocan incendios con el objetivo de obtener beneficios económicos. Estos individuos también son mayoritariamente hombres, autónomos, viven en pareja, tienen educación elemental y tienen ingresos mensuales que oscilan entre 600 y 1,200 euros. Actúan principalmente durante el otoño e invierno, prenden múltiples focos y originan el fuego cerca de carreteras para beneficiarse económicamente, a veces son quienes informan sobre el incendio y suelen residir en la misma localidad donde se produce el incidente.
El último grupo comprende a los que incendian por motivos de venganza. Aunque son menos frecuentes, comparten características conductuales con los incendiarios «sin sentido», aunque en este caso suelen ser personas más socialmente marginadas y con poco contacto social.
Con estos perfiles delineados, se espera que la identificación y captura de los responsables de los incendios forestales sea más efectiva, evitando así que, como señala un impotente Revilla, la identidad del autor sea conocida pero no se tomen acciones legales debido a la falta de pruebas contundentes.