Hablamos con Aída, una joven española que ha viajado a Dubái recientemente. ¿Cómo definirías la experiencia en general en un país tan exótico y de tantos contrastes?
Altamente satisfactoria. Lo he pasado muy bien y el país es muy interesante.
¿Qué ha sido lo mejor del viaje a Dubái?
Cuando fui a conducir Fórmula 3. Toda una experiencia. Y también fue muy divertido recorrer una ruta en helicóptero por el medio de los rascacielos, sobre Dubái. Desde arriba ves cómo se concentra todo el núcleo ahí, una ciudad que está acumulada en sí misma y donde todas las edificaciones son súper altas. Y son hoteles o viviendas, pero dentro de edificios increíblemente altos, mientras que todo alrededor es desierto. No hay nada. Y se ven muy bien esas famosas islas artificiales, construidas para edificar ahí, como es la isla de la palmera.
Dubái es conocido por ser un centro de lujo un poco extravagante, lleno de famosos
Así es. Nosotros estuvimos comiendo en el Hotel más lujoso, el Burj Al Arab, que significa la torre del árabe. Es un edificio que tiene forma de vela y lo construyeron así porque antes los dubaitíes se dedicaban a la pesca de perlas. Esto era mucho antes de que se descubriese el petróleo y se empezase a explotar. Mucho antes del turismo de lujo que podemos ver ahora.
Eso es un pasado un poco desconocido en Occidente. Todos tenemos en la cabeza a los beduinos con los camellos por el desierto.
Claro, pero en el desierto no hay nada y ellos tenían que sobrevivir, así que se dedicaban a lo de las perlas. El problema era que, al hacer submarinismo de forma natural, eso tiene unas repercusiones a medio y largo plazo y morían jóvenes. Un tema que se terminó con el auge del petróleo y el turismo, pero justo antes vivieron una crisis muy fuerte cuando los japoneses empezaron a cultivar la perla de forma artificial. Eso fue muy dañino para su propia industria artesanal de la pesca de perlas.
Dubái es uno de los Emiratos Árabes
Eso es. Es una de las 7 ciudades que se unieron para formar un Estado, a cuya nacionalidad es prácticamente imposible aspirar. Sólo cuando un hombre local se casa con una mujer extranjera se puede recibir la nacionalidad, para sus hijos, lo que no ocurre si es la que se casa es la chica. Y tener la nacionalidad dubaití te otorga muchos derechos: tienes garantizado un buen trabajo, eso para empezar. Hay mucho dinero aquí y se nota.
¿Cuál es la mayor extravagancia que has visto por allí?
Son muchas cosas, pero llama especialmente la atención el tema de las matrículas. Porque puedes elegir el número de tu matrícula, si tienes mucho dinero, y cuánto menor sea el número más precio tiene. Hace poco se ha subastado una por un precio estratosférico. Esto es difícil de entender en un país occidental, pero aquí se ve como algo natural. Cuando ves una matrícula con un número muy bajito, de uno o dos dígitos, sabes que alguien importante va a bordo.
Muchas gracias por tu testimonio, Aída, y nos veremos pronto para que nos cuentes tu próximo viaje a Egipto.
Gracias y saludos a todos los lectores de contrastado.com.