Estos hallazgos proporcionan información sobre la fauna y flora de hace 14 millones de años y se produjeron de forma totalmente accidental. Durante las obras de ampliación de los vestuarios y de instalación de ascensores en la estación de Carpetana (línea 6), entre 2008 y 2009, se hallaron más de 15.000 fósiles en dos yacimientos, lo que ha permitido conocer la gran diversidad de especies animales y vegetales que existían hace más de 14 millones de años, durante el Mioceno, en este barrio de Madrid próximo al Manzanares.
Grandes mamíferos anteriores al hombre encontrados en una estación de Metro de Madrid
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La estación de Carpetana, que se inauguró el 1 de junio de 1983, se ha convertido en el mayor yacimiento de restos paleontológicos de la historia del Metro de Madrid, gracias al descubrimiento de más de 15.000 fósiles durante las obras de mejora y la instalación de ascensores en 2008 y 2009. Estos fósiles, que datan del Mioceno Medio, incluyen restos de una gran diversidad de fauna y flora de hace más de 14 millones de años.
Varias generaciones de antepasados de los elefantes, hipopótamos y otros animales habitaron en la Península Ibérica hasta la definitiva extinción de muchos de estos grandes mamíferos.
Cerca de 15.000 fósiles descubiertos en un mantenimiento de las oficinas en Madrid, en la estación de Metro de Carpetana
Los yacimientos descubiertos a diferentes profundidades revelaron una amplia variedad de fósiles, incluidos los de grandes carnívoros como el «oso-perro» (Amphicyon giganteus), el «oso-lobo» (Hemycion sansaniensis), mastodontes (Gomphotherium angustidens), rinocerontes, caballos primitivos (Anchitherium), y tortugas gigantes. También se encontraron fósiles de otros carnívoros y herbívoros, así como microvertebrados y muestras de polen fósil que permitieron reconstruir el ecosistema y la vegetación de la época, con especies de árboles como sauces, álamos, robles, hayas y abetos.
Rinocerontes, «osos lobo», «osos perro» y caballos primitivos
Para preservar y mostrar este importante hallazgo, se ha inaugurado un «pequeño museo» en la propia estación de Carpetana. Este espacio expositivo está dividido en cuatro áreas que presentan reproducciones de los fósiles más destacados y recrean los paleoambientes del Mioceno en la zona. Las réplicas, hechas en resina de alta resolución por el Laboratorio de Restauración y Moldeo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid, incluyen piezas como mandíbulas de rinoceronte, de «oso-lobo», de «oso-perro», y de caballos primitivos, así como una reconstrucción a escala de un mastodonte.
Los fósiles reales están siendo restaurados y catalogados en instituciones como el Museo de Ciencias Naturales y el Museo Arqueológico Regional, cumpliendo con las normativas que exigen su preservación en ubicaciones museísticas para su estudio y conservación. Este descubrimiento ha sido destacado por su diversidad y el excelente estado de conservación de los restos, lo que proporciona una visión detallada de la fauna, la flora y los ecosistemas del Mioceno Medio en la región de Madrid.
Durante el Mioceno, Madrid estaba dominada por una sabana muy árida
Durante el Mioceno, Madrid estaba dominada por una sabana muy árida, según un estudio liderado por la Universidad Complutense de Madrid (UCM), cuyos resultados han sido publicados en la revista PLOS ONE. El estudio compara las asociaciones de mamíferos de distintas regiones de África y el sur de Asia con las especies que habitaban el centro de la península ibérica hace 14 millones de años.
El análisis se basa en más de quince años de excavaciones y estudios del material fósil encontrado en el yacimiento paleontológico del campus de Somosaguas (Pozuelo de Alarcón). Estos trabajos han permitido reconstruir el ambiente del Mioceno en la región, mostrando que el clima en el centro peninsular era tropical, muy árido y con una alta estacionalidad en las precipitaciones. Según las inferencias de los investigadores, tras un breve periodo húmedo, la estación seca podría haber durado hasta 10 meses al año, situando a la región en los límites del desierto.
Los elefantes en ambientes más secos, como las sábanas africanas, tienden a ser más grandes
El tamaño corporal de las especies encontradas en el yacimiento también ha sido un factor clave en el estudio. Según Iris Menéndez, investigadora del departamento de Paleontología de la UCM y del Instituto de Geociencias (UCM y CSIC), el tamaño de las especies puede reflejar las condiciones ambientales en las que vivían. Por ejemplo, los elefantes en ambientes más secos, como las sábanas africanas, tienden a ser más grandes que los de entornos húmedos, como las selvas asiáticas. A partir de esta premisa, el estudio infiere el clima analizando la distribución de tamaños dentro de las comunidades de mamíferos.
El estudio incluyó datos climáticos y faunísticos de más de sesenta localidades actuales de África y Asia, junto con información sobre el tamaño corporal de las 26 especies de mamíferos descritas en el yacimiento de Somosaguas. Esto permitió a los investigadores establecer un modelo estadístico para inferir parámetros climáticos del pasado.
Proyectos de desescombros en Cantabria
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El yacimiento de Somosaguas es especialmente relevante para los estudios paleoecológicos y paleoclimáticos porque se encuentra en un punto de inflexión del clima global durante el Mioceno, una época que marcó la transición de condiciones cálidas y húmedas a ambientes más fríos y áridos. Este cambio climático fue un preludio de las glaciaciones del Pleistoceno, que comenzaron unos 11 millones de años después.
El yacimiento, situado dentro de un campus universitario, ofrece al público la oportunidad de conocer de cerca los detalles de las investigaciones realizadas, y será uno de los focos de atención durante la Semana de la Ciencia en noviembre.