Durante la primavera concluyeron las obras correspondientes a la primera fase del Plan Director de General Dávila, que abarcaban desde la rotonda de Pronillo (Los Osos) hasta la calle Camilo Alonso Vega. Esta etapa inicial incluyó mejoras en la accesibilidad, la creación de nuevas infraestructuras para bicicletas y diversas medidas para calmar el tráfico. Aunque las obras han supuesto un problema transitorio para los vecinos, es de destacar el impacto positivo de estas intervenciones, que supusieron una inversión de 3,4 millones de euros y prometieron transformar esta parte de la ciudad. El proyecto trajo consigo una notable renovación urbana: se añadieron 28 plazas de aparcamiento, se construyó un carril bici y se ampliaron las zonas peatonales.
Además, se integró el Parque de Mendicouague al nuevo paseo, contribuyendo a un entorno más verde con más arbolado y espacios ajardinados. Las obras fueron llevadas a cabo por la empresa SIEC, en un tramo de 700 metros y una superficie total de más de 20.000 metros cuadrados. Aunque se registró un ligero retraso por la restauración de una fachada en la calle, estos trabajos de mantenimiento de aceras en Cantabria se desarrollaron en la capital según el calendario previsto.

Productos y materiales de hormigón para aceras en Cantabria
A medida que avanzaban las obras, algunos tramos de aceras ya renovados pudieron abrirse al uso público, y las nuevas paradas de autobús se instalaron en sus ubicaciones definitivas. Hasta ese momento, ya se había completado aproximadamente el 75% de las demoliciones necesarias y de la instalación de canalizaciones para diversos servicios como el alumbrado, saneamiento, telecomunicaciones y señalización. Asimismo, se colocó la mitad de las jardineras, un 70% del bordillo nuevo y alrededor del 50% del pavimento de granito. También se trasplantaron todos los árboles que se encontraban en buenas condiciones, y se resolvieron los pequeños encuentros con los parterres de las urbanizaciones.

Esta actuación formó parte del objetivo de construir una ciudad más amable, promoviendo la mejora del entorno urbano y la calidad de vida en todos los barrios. Se trata de un proyecto ampliamente solicitado por los vecinos y bien recibido tanto por residentes como por centros educativos y comercios del área. La intervención aspiró a una transformación integral del vial, con el fin de favorecer una ciudad más cercana y accesible, orientada a fomentar la movilidad activa –tanto a pie como en bicicleta–, reduciendo la velocidad del tráfico en favor de los espacios peatonales y de convivencia. Para ello, el Ayuntamiento contó con una ayuda europea de más de 2,3 millones de euros, dentro del programa de ayudas a municipios para la transformación digital y sostenible del transporte urbano.
Bordillos de acera en Cantabria y otros elementos
Dentro del diseño de la obra, se priorizó la mejora del itinerario peatonal en ambas aceras, eliminando obstáculos como bordillos o cerramientos, y reordenando el espacio para distinguir claramente entre áreas de paso y zonas de estancia. También se integraron espacios como el Parque Mendicouague, que quedó abierto al eliminar sus cierres, mejorando así la permeabilidad de la zona. El tránsito peatonal se alejó del borde de la calzada, trasladándose hacia el interior de las aceras mediante medidas de calmado del tráfico, como la limitación a un solo carril por sentido. El diseño, funcional y adaptado, también consideró la comodidad estival al incluir áreas de sombra.
Además, se instaló un carril bici bidireccional de dos metros de ancho, con iluminación propia y aparcamientos para bicicletas, recorriendo todo el tramo por el margen sur del paseo. Las áreas de descanso sumaron más de 4.000 metros cuadrados y las aceras peatonales cerca de 5.000. El número de árboles pasó de 172 a 207, se incrementaron las plazas de aparcamiento en 28, y se colocaron 94 bancos, triplicando la cantidad anterior. También se renovaron diversos servicios urbanos y se mantuvieron las cuatro paradas de autobús existentes.
Elementos de hormigón y ferralla en Santander
En la construcción de aceras y viales se emplearon diversos elementos de hormigón y ferralla en Santander, fundamentales para garantizar la resistencia estructural, la durabilidad y la estabilidad del pavimento urbano. Estos materiales fueron utilizados tanto en las fases iniciales de cimentación como en los acabados finales, adaptándose a las necesidades específicas de cada zona del proyecto. El hormigón fue uno de los materiales principales en esta obra. Se aplicó una capa de hormigón de limpieza sobre el terreno compactado para estabilizar la base antes de colocar armaduras o realizar encofrados. Posteriormente, se vertió hormigón armado en la formación de losas para aceras, bordillos y zonas de tráfico rodado, eligiendo resistencias adecuadas (como HA-25 o HA-30) en función de la carga que soportarían. Asimismo, se utilizó hormigón de firme para configurar la base de los viales, especialmente en áreas con circulación de vehículos.

En cuanto a la ferralla, se incorporaron elementos metálicos para reforzar el hormigón y mejorar su comportamiento ante esfuerzos mecánicos. Las mallas electrosoldadas se integraron en las losas de acera y en zonas de aparcamiento, garantizando una distribución homogénea de tensiones. Además, se colocaron barras corrugadas en puntos clave como juntas estructurales, zonas de transición entre calzada y acera, y refuerzos de bordillos, lo cual ayudó a prevenir fisuras y deformaciones.
Utilización de prefabricados de hormigón en Santander
Desde el punto de vista técnico, las obras ejecutadas en la primera fase del Plan Director de General Dávila han supuesto un avance notable en materia de urbanismo sostenible y funcionalidad vial. Así lo ha valorado un responsable de mantenimiento vial de la empresa Multiservicios Grupo Osma, especializada en trabajos de conservación y renovación de infraestructuras públicas en Cantabria, quien ha seguido con atención la evolución de los trabajos. El experto destacó que la intervención no solo ha respondido a criterios estéticos y urbanísticos, sino que también ha incorporado soluciones constructivas que mejoran la durabilidad y el mantenimiento de las infraestructuras. “Nos ha parecido especialmente acertado el uso de materiales como el granito en el pavimento peatonal, que ofrece una alta resistencia al desgaste y facilita las tareas de conservación a largo plazo”, señaló. También valoró positivamente la elección de bordillos prefabricados de hormigón y la instalación de canalizaciones subterráneas bien planificadas, que permitirán futuras actuaciones sin afectar de forma significativa a la superficie vial.

Desde Multiservicios Grupo Osma subrayaron que otro de los aspectos relevantes del proyecto fue la integración de medidas de calmado de tráfico, ya que estas no sólo mejoran la seguridad vial, sino que también reducen el estrés mecánico sobre las capas de rodadura, prolongando así su vida útil. “Cuando se diseña pensando en reducir la velocidad del tráfico y en redistribuir los espacios, también se está contribuyendo a que las infraestructuras duren más y se deterioren menos”, apuntó el técnico. En lo que respecta a la accesibilidad, valoraron como un acierto la eliminación de barreras arquitectónicas y la creación de recorridos peatonales amplios, cómodos y adaptados. “Estas soluciones no sólo cumplen con la normativa actual, sino que también facilitan el mantenimiento preventivo, ya que los tramos bien ejecutados requieren menos intervenciones futuras”, añadió.
Una mirada técnica desde Multiservicios Grupo Osma
Por último, el experto de Grupo Osma consideró muy positiva la incorporación del carril bici bidireccional y los nuevos espacios verdes. “Una ciudad que apuesta por la movilidad activa y sostenible también reduce el impacto del tráfico pesado sobre el firme. Todo está conectado. Son obras que, bien ejecutadas como en este caso, representan una inversión inteligente para el futuro del mantenimiento urbano”.
Para esta obra se utilizaron elementos prefabricados de hormigón en Santander, que facilitaron la ejecución y mejoraron la uniformidad estética del conjunto urbano. Entre ellos destacaron los bordillos y rigolas para la delimitación de aceras y canalización de aguas pluviales, así como las baldosas y losas de distintos acabados, que proporcionaron superficies antideslizantes y accesibles para el tránsito peatonal. Además, se instalaron jardineras y alcorques prefabricados, integrando la vegetación en el entorno urbano de forma ordenada. Por último, en todas las zonas con hormigón se ejecutaron juntas de dilatación para permitir los movimientos naturales del material por efecto de los cambios térmicos y evitar la aparición de grietas. Estas juntas se realizaron con perfiles metálicos o de PVC y se sellaron con materiales flexibles para asegurar su durabilidad y estanqueidad.
