Hoy hablaremos del asedio que le costó un ojo al rey y de cómo un médico de su época intentó arreglar, por lo menos, un rostro que quedaría desfigurado para siempre por esta herida. Y lo comentaremos desde nuestra visión (nunca mejor dicho) como cirujanos maxilofaciales y especialistas en tratamientos de medicina estética y cirugía plástica y cirugía facial en Santander. 🏹👁️
Corre el año 354 a. C., y el rey Filipo II de Macedonia, padre de Alejandro Magno, se encuentra supervisando de cerca las máquinas de asedio durante la campaña contra la ciudad de Metone. Mientras camina entre sus tropas, analizando cada detalle del sitio, un repentino silbido corta el aire. Un flechazo que va seguido de un grito, ya que una saeta ha impactado en la cara del rey: Filipo ha sido herido en el ojo.

El desconcierto se apodera de los soldados. Durante unos momentos, se teme lo peor: ¿será que el emperador va a morir ahí mismo y van a quedarse sin líder? Pero pronto se confirma que Filipo sigue con vida. La flecha, aunque le ha alcanzado el rostro, no lo ha atravesado completamente. Al parecer, su casco pudo haber desviado parte del impacto. Aun así, la herida es seria y requiere atención inmediata. Sin perder tiempo, el monarca es llevado al campamento, donde el médico Critóbulo de Cos —discípulo de la escuela hipocrática— se encarga de su tratamiento. Con habilidad, retira cuidadosamente la punta de la flecha y los restos dañados del ojo derecho. Posteriormente, cose la cuenca ocular, ocultando la lesión tras una sutura definitiva. Ha sido una operación exitosa si tenemos en cuenta las limitaciones de ese tiempo, pero no se va a evitar que el rey quede tuerto y desfigurado para siempre.
El cirujano intentó salvar la apariencia del rey y minimizar la deformidad
Ésta fue la primera gran herida que Filipo sufrió en combate. Algunos relatos antiguos afirman que el cirujano intentó salvar la apariencia del rey y minimizar la deformidad. Sin embargo, pese a sus esfuerzos, se dice que Filipo se enfurecía al oír mencionar el nombre del médico responsable de la operación, quizás por el recuerdo del dolor o por la pérdida irreversible.
Tras una férrea defensa por parte de los sitiados, Metone cayó, pero a ese alto costo personal para el emperador. El monarca ordenó la destrucción total de la ciudad, aunque permitió que los ciudadanos sobrevivientes se marcharan, eso sí, únicamente con lo que llevaban puesto. Tal vez este gesto fue un reconocimiento tácito a su tenacidad. O quizás fue una forma de marcar con solemnidad un precio muy personal: su ojo derecho. Pese a la grave herida, la trayectoria militar de Filipo no se vio truncada. Al contrario, su genio estratégico y su liderazgo siguieron creciendo. El rey continuó acumulando victorias y expandiendo el reino de Macedonia, allanando el camino para las campañas futuras de su hijo, Alejandro Magno.
Así, en esta campaña, Filipo pagó un alto precio por la victoria. Una herida que quedaría grabada no solo en su rostro, sino también en la historia. Como diría siglos después Diego de Almagro: aquella conquista, sin duda, “costó un ojo de la cara”.

Cirugía facial en Santander
La cirugía facial es una rama de la cirugía estética y reconstructiva que se enfoca en mejorar o restaurar la apariencia y funcionalidad de las estructuras del rostro. Este tipo de intervención abarca una amplia variedad de procedimientos que van desde la corrección de defectos congénitos o lesiones traumáticas hasta tratamientos puramente estéticos, como el rejuvenecimiento facial. Los avances tecnológicos y médicos han permitido que estas operaciones sean cada vez más precisas y con tiempos de recuperación más cortos.
Un niño de dos cabezas funcionales

En 1783, nació un niño con dos cabezas. La segunda cabeza estaba al revés, con el cuello apuntando directamente hacia arriba. Sorprendentemente, la segunda cabeza era completamente funcional. El niño afirmaba que podía oír al otro cerebro decirle cosas.
Esto ocurrió en una pequeña aldea de la India. La partera que asistía el parto se horrorizó tanto al ver al niño que intentó arrojarlo al fuego. El bebé fue rescatado, y los padres, tras superar el impacto inicial, comenzaron a verlo como una oportunidad para ganar dinero. Con el tiempo, su fama creció gracias a sus presentaciones en espectáculos, y varios nobles, funcionarios y autoridades lo invitaron junto a sus padres a sus hogares para exhibiciones privadas. El término «dos cabezas» puede ser algo engañoso, ya que no se trataba de dos cabezas una al lado de la otra, sino de una cabeza encima de la otra. En comparación con un niño promedio, ambas cabezas tenían un tamaño y desarrollo adecuados.
La segunda cabeza se posaba invertida sobre la principal y terminaba en un muñón similar a un cuello. En ocasiones, parecía funcionar de forma independiente de la cabeza principal. Cuando el niño lloraba o sonreía, las expresiones de la segunda cabeza no siempre coincidían. Cuando el niño tenía 4 años, su madre lo dejó solo mientras iba a buscar agua y, al regresar, lo encontró muerto a causa de la mordedura de una cobra.
Científicos británicos afirman que un feto de 17 semanas puede mostrar signos de emociones
Un grupo de investigadores del Reino Unido ha captado imágenes sorprendentes: un feto de 17 semanas aparentemente sonriente en el útero. Según el profesor Stuart Campbell, antiguo jefe de obstetricia y ginecología en el King’s College y en los hospitales St George de Londres, esta podría ser la primera evidencia visual de una expresión asociada al bienestar en un feto tan temprano en el embarazo.
“He visto fetos llorar a las 18 o 19 semanas, pero nunca antes había registrado una sonrisa tan clara. Es un hallazgo sin precedentes”, explicó Campbell al Daily Mail, luego de obtener las imágenes mediante una ecografía en 4D.

El profesor interpretó la expresión como una muestra de “alegría y humanidad”, aunque reconoció que no podía asegurar qué la había provocado. “Forma parte de una secuencia de gestos que también incluye bostezos, movimientos respiratorios y apertura de los párpados”, detalló.
Sin embargo, estas afirmaciones han generado controversia en la comunidad científica. Eric Jauniaux, profesor de obstetricia y medicina fetal en el University College de Londres, considera que es prematuro atribuir emociones a un feto de esa edad. “A las 17 semanas, el sistema nervioso aún no está lo suficientemente desarrollado. No hay conciencia, ni sensación de dolor o emociones. Eso ocurre más adelante, entre las 24 y 28 semanas”, afirmó.
Mientras el debate continúa, las imágenes obtenidas por Campbell abren un nuevo capítulo en la exploración del desarrollo fetal y plantean preguntas sobre cuándo, exactamente, comienza a emerger la experiencia emocional en el ser humano.

¡La cabeza momificada de Santa Catalina de Siena!
Santa Catalina de Siena fue una terciaria dominica, filósofa y teóloga reconocida por su dedicación a los pobres y enfermos, así como por promover reformas dentro de la Iglesia. Sus escritos difundieron ampliamente su mensaje, ganando numerosos seguidores. Sin embargo, también se hizo famosa por su fervor religioso extremo, que la llevó a rechazar el alimento hasta morir.
Fue canonizada en 1461 por el papa Pío II y hoy es una de las dos santas patronas de Italia.
Uno de los aspectos más insólitos de su devoción está relacionado con su cabeza. Tras su muerte en Roma, sus seguidores desearon llevar sus restos de vuelta a Siena. Como no pudieron pasar el cuerpo completo por los controles de los guardias romanos, decidieron separar la cabeza y esconderla para poder sacarla clandestinamente de la ciudad.
El cuerpo de la santa permanece enterrado en la iglesia de Santa María sopra Minerva, cerca del Panteón en Roma. Su cabeza momificada, sin embargo, se conserva en un relicario ornamentado dentro de la Basílica de San Domenico (también conocida como Basílica Cateriniana) en Siena. Allí también se guarda su pulgar derecho en un pequeño relicario. Ambos pueden visitarse aún hoy.

Cirugía facial en Santander
Entre los procedimientos más comunes en cirugía facial se encuentran el lifting facial, la rinoplastia, la blefaroplastia (cirugía de párpados), y la mentoplastia. El lifting facial busca reducir los signos de envejecimiento, como la flacidez y las arrugas, tensando la piel y los tejidos subyacentes. La rinoplastia, por su parte, puede modificar la forma y tamaño de la nariz, mejorando tanto la estética como, en algunos casos, la función respiratoria. La blefaroplastia elimina el exceso de piel y grasa de los párpados, devolviendo una apariencia más joven y descansada.
En el siglo XVI, el médico italiano Gaspare Tagliacozzi transformó el campo de la medicina al desarrollar una innovadora técnica de reconstrucción nasal conocida como colgajo de antebrazo. Aunque este procedimiento ya había sido empleado anteriormente por la familia Branca en Sicilia, fue Tagliacozzi quien lo perfeccionó y documentó detalladamente en su obra De Curtorum Chirurgia per Insitionem (1597).

El tratamiento consistía en injertar un colgajo de piel del antebrazo sobre la nariz dañada, manteniendo el brazo inmovilizado mediante un arnés confeccionado por un sastre. Después de varias semanas de integración, se procedía a separar el injerto. El propósito de esta intervención era restaurar tanto la apariencia como la autoestima del paciente. Este procedimiento es considerado el punto de partida de la cirugía plástica moderna en Europa.

La cara destrozada de un soldado alemán de la Primera Guerra Mundial. Imagínate el trauma y la incapacidad permanente de una persona que sobrevivió, sí, pero en esas condiciones horribles.
La imagen muestra a Jacob C. Miller, un integrante del 9º Regimiento de Infantería de Indiana que sirvió en las filas de la Unión durante la Guerra Civil de Estados Unidos. Su historia se hizo ampliamente conocida por una fotografía que capturó su rostro con una visible cicatriz provocada por una herida de bala entre los ojos. Lo sorprendente no fue solo el impacto visual de la imagen, sino el hecho extraordinario de que sobreviviera a una herida que normalmente habría sido mortal.

El 19 de septiembre de 1863, en plena batalla de Chickamauga, librada en Georgia y considerada una de las más sangrientas del conflicto, Miller fue herido gravemente por un disparo en la frente. La bala le penetró justo entre los ojos y le atravesó el cráneo, dejándolo inconsciente en el campo de batalla. Fue dado por muerto por sus compañeros. Sin embargo, horas después recuperó el conocimiento y, pese a no recibir atención médica en ese momento, comenzó a arrastrarse por sí mismo hasta llegar a las posiciones de su ejército. El proyectil jamás fue extraído, y durante años su cuerpo siguió expulsando restos de hueso y metal. La herida nunca se cerró por completo, como se puede apreciar en la fotografía que se le tomó muchos años después.
El conflicto que enfrentó a los estados del norte y del sur entre 1861 y 1865 —conocido como la Guerra Civil estadounidense— fue un enfrentamiento devastador en el que murieron más de 600.000 personas. Las causas principales fueron profundas diferencias económicas y sociales, especialmente en torno a la esclavitud, que los estados del sur querían preservar. Las batallas fueron brutales y marcadas por nuevas tecnologías de guerra y condiciones sanitarias precarias. La batalla de Chickamauga, donde fue herido Miller, resultó ser una de las más mortales de tan mortal guerra, con más de 34.000 bajas entre ambos bandos.
Jacob C. Miller logró sobrevivir a aquella terrible herida y vivió hasta el año 1917. Su experiencia quedó registrada en diversos documentos históricos y publicaciones, convirtiéndose en un símbolo de la resistencia humana ante la adversidad.

Un trágico accidente aéreo ha sacudido al mundo. Un avión de Air India, con más de 240 personas a bordo y cargado con 125.000 litros de combustible, se desplomó pocos segundos después de despegar rumbo a Londres. La aeronave se estrelló contra una residencia universitaria en Ahmedabad, India, provocando una explosión tan devastadora y un incendio tan feroz que las autoridades declararon imposible que alguien pudiera haber sobrevivido.
Y, sin embargo, entre los restos ardientes, entre el humo y el caos, una figura emergió caminando.
Su nombre es Vishwash Kumar Ramesh, ciudadano británico de 40 años. Fue el único sobreviviente.
Ramesh ocupaba el asiento 11A, ubicado justo al lado de una salida de emergencia. Desde el momento en que el avión comenzó a perder estabilidad, algo le advirtió que algo iba mal. Cuando la aeronave se precipitó y se produjo el impacto, no dudó. Se soltó el cinturón de seguridad, se levantó como pudo y avanzó entre fuego, gritos y metal retorcido.
“Estaba aterrorizado”, confesó luego. “Pero nunca dejé de moverme”.
Sufrió heridas en el pecho, quemaduras en los pies y lesiones oculares. Aun así, logró salir por su propio pie, cubierto de cenizas, sangre y humo. Fue atendido en el lugar por paramédicos, que lo encontraron consciente, lúcido y hablando. Vivo. El único entre más de doscientas cuarenta almas.
Según los expertos, su posición junto a la salida de emergencia, su rapidez para actuar y la intervención médica inmediata fueron factores decisivos. Pero para muchos, su supervivencia es algo que va más allá de la lógica. Algunos lo llaman simplemente un milagro.
¿Por qué sobrevivió? Tal vez por estar en el sitio exacto. Tal vez por reaccionar con instinto. O quizás… porque el destino decidió que su historia no debía terminar ese día.
En medio de una tragedia inimaginable que se llevó tantas vidas, la de Ramesh es una luz entre las sombras. Un testimonio de que, incluso en el infierno más profundo, la vida puede aferrarse y seguir adelante, aunque parezca literalmente imposible.
Cirugía facial en Santander
Además de estos procedimientos, la cirugía reconstructiva facial juega un papel crucial en la recuperación de pacientes que han sufrido accidentes, tumores o malformaciones congénitas. Por ejemplo, la reparación de fracturas faciales, la reconstrucción después de la extirpación de tumores o el tratamiento de labio leporino y paladar hendido son intervenciones que combinan técnica quirúrgica avanzada con un profundo conocimiento de la anatomía facial. El objetivo en estos casos no es solo restaurar la función sino también lograr una apariencia natural que permita al paciente reintegrarse social y emocionalmente.


Harold Jones, de 15 años, luce un reloj de oro que le fue obsequiado para celebrar su absolución por el asesinato de una niña. Tras ser declarado inocente, fue recibido en su pueblo natal con vítores y muestras de apoyo por parte de los vecinos. Sin embargo, la verdad era mucho más oscura: Jones era culpable. Apenas unas semanas después, asesinó a otra niña. Ocurrió en Gales, en 1921.
1897: Fotografías policiales de niñas noruegas de 14 años, las cuales fueron arrestadas por múltiples incidentes de robos de carteras. Es bastante ingenioso cómo los policías de entonces utilizaron un espejo para mostrar el perfil del delincuente. Básicamente obtienen una foto de frente y de perfil en una sola toma y el departamento de policía ahorra dinero en costos de película.
Lo lamentable es el contraste entre las facciones tan infantiles aún de la adolescente y esos inicios en una penosa vida delincuencial. La Europa pobre de antes de la era industrial plena que se nos ha olvidado.


Recuperan “el portal del Inframundo” olmeca tras más de medio siglo fuera de México
¿Te imaginas que el Infierno tuviera forma y fuera una enorme boca monstruosa? Pues bien, los olmecas pasaron de las musas al teatro. Después de más de seis décadas fuera del país, la pieza arqueológica conocida como El portal del Inframundo, perteneciente a la antigua civilización olmeca, ha regresado finalmente a territorio mexicano. Sustraída de manera ilegal hace 65 años, esta obra de gran valor cultural fue localizada y recuperada gracias a una extensa investigación y un largo proceso legal.
Durante 55 años, especialistas y autoridades culturales siguieron el rastro de la pieza, hasta que una denuncia penal presentada en Manhattan hace ocho meses permitió iniciar el proceso de repatriación. Finalmente, la escultura fue entregada a representantes del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en la ciudad de Denver, Colorado.
Su traslado a México fue realizado por la Fuerza Aérea Mexicana, que la llevó de vuelta al estado de Morelos, lugar de donde fue originalmente extraída. El regreso de El portal del Inframundo representa no solo una victoria legal y diplomática, sino también un acto de justicia histórica que honra el patrimonio de los pueblos originarios del país.
Robert Patrick, conocido por su papel inolvidable como el T-1000 en Terminator 2: Judgment Day, ofreció un testimonio honesto y conmovedor sobre cómo el éxito repentino y sus problemas personales lo llevaron a una etapa oscura en su vida. Su relato muestra cuán fácil es perder el rumbo incluso después de alcanzar la cima, especialmente cuando se lucha con adicciones profundas.
La manera en que se preparó para el papel —volviéndose casi ascético— refleja su enorme compromiso, pero también lo vulnerable que era emocionalmente. La idea de «recompensarse» con años de excesos tras el éxito es algo tristemente común en la industria del entretenimiento, donde la presión y la exposición pública pueden amplificar las inseguridades internas.

Robert no solo lidió con la adicción, sino también con la despersonalización: el mundo lo veía como un personaje, no como un ser humano. Su decisión de cambiar físicamente para escapar de la imagen del T-1000 muestra una lucha profunda por recuperar su identidad y controlar su narrativa. Lo más valioso de su reflexión es su capacidad de reconocer que no estaba listo para ser famoso, que no supo manejar su momento de gloria, pero también que con el tiempo encontró una forma de regresar a su camino. Es un testimonio poderoso de vulnerabilidad, responsabilidad y reconstrucción.
Q1: ¿Cómo influyó el personaje del T-1000 en la percepción pública de Robert Patrick, y por qué eso fue un obstáculo para él?
El T-1000 fue un personaje tan icónico y visualmente impactante que eclipsó por completo la identidad de Robert Patrick como actor. El público y los productores lo asociaban únicamente con esa imagen fría y robótica. Esto dificultó su acceso a nuevos papeles, especialmente aquellos que requerían una dimensión emocional o humana distinta. Al no lograr distanciarse de ese personaje de inmediato, sintió que su carrera quedó atrapada en un solo rol, algo que ocurre con frecuencia en Hollywood con personajes demasiado emblemáticos.
Q2: ¿Por qué tantos actores recurren al alcohol o las drogas después de alcanzar el éxito, en lugar de sentirse motivados por sus logros?
El éxito, lejos de brindar seguridad, a menudo amplifica las inseguridades ya existentes. Muchos actores sienten una enorme presión para mantenerse relevantes o repetir su éxito, lo que puede generar ansiedad y miedo al fracaso. En casos como el de Patrick, la adicción ya existía antes del éxito, y volver a consumir se convierte en una forma de “celebrar” o aliviar tensiones. Además, el entorno de la industria a menudo normaliza este tipo de conductas, lo que dificulta aún más una recuperación estable.
Q3: ¿Qué cambios estructurales podrían implementarse en la industria del cine para apoyar mejor la salud mental de los actores tras alcanzar la fama?
Una posibilidad es establecer redes de apoyo psicológico accesibles y confidenciales para artistas, especialmente tras grandes estrenos o momentos de gran visibilidad. También sería útil que las agencias y estudios tuvieran protocolos de seguimiento emocional para sus talentos, con asesoramiento en manejo de la fama, identidad pública y transiciones de carrera. Además, crear una cultura de transparencia sobre salud mental —donde actores puedan hablar abiertamente sin temor a represalias profesionales— puede cambiar la narrativa del “éxito a cualquier precio” tan común en Hollywood.

Cirugía facial en Santander
El proceso de cirugía facial suele comenzar con una consulta exhaustiva en la que se evalúan las expectativas, el estado de salud y las características faciales del paciente. Es fundamental que el cirujano tenga una visión integral para diseñar un plan personalizado que garantice resultados armónicos y seguros. Además, los avances en técnicas mínimamente invasivas y el uso de tecnologías como el láser o la cirugía asistida por endoscopios han mejorado notablemente los resultados, reduciendo las cicatrices y el tiempo de recuperación.
La cirugía facial es una especialidad que combina arte y ciencia para ofrecer soluciones que mejoran la calidad de vida de quienes buscan corregir aspectos estéticos o funcionales de su rostro. Su éxito depende de un enfoque personalizado, el uso de técnicas modernas y la experiencia del cirujano para alcanzar resultados naturales y satisfactorios.
🕯️ Efebo candelabro – La luz que alumbraba el banquete romano
En las lujosas viviendas de Pompeya, las cenas no eran solo comidas, sino auténticos rituales sociales. En estos espacios refinados, figuras como esta —inspiradas en modelos helenísticos— servían como soportes para lámparas de aceite, aportando luz y elegancia al entorno.

La escultura, fundida en bronce y representando a un efebo con el ideal clásico de la desnudez heroica, proviene de la Casa de Marco Fabio Rufo (VII 16, 19), y fue realizada en el siglo I d.C. El joven aparece con un brazo alzado a la altura del rostro, donde sostenía una lámpara ahora desaparecida, mientras que el otro brazo se extiende con naturalidad. Su rostro exhibe una belleza idealizada: labios llenos, cabello meticulosamente esculpido y una expresión serena. Los ojos, originalmente incrustados con materiales distintos al bronce, se han perdido con el tiempo, pero su ausencia no resta fuerza a la figura.
Estas estatuas no sólo iluminaban las estancias, sino que también reflejaban el gusto estético y el estatus cultural de sus propietarios.

Cuando los españoles entraron a Tenochtitlan en 1521, pensaron que habían doblegado a un imperio. Pero entre los templos y las plazas no encontraron solo riqueza ni arquitectura: hallaron un mensaje esculpido en hueso. Frente a ellos se alzaba el Tzompantli, un muro de cráneos, con cabezas de guerreros europeos… y también de sus caballos.
Los mexicas lo llamaban así: Tzompantli, que significa “hilera de cabezas”. No era una escena de barbarie gratuita, sino un símbolo profundo, parte de un complejo ritual que unía la guerra, la religión y el orden del universo. Exhibir las cabezas de los enemigos vencidos tenía una dimensión sagrada: el sacrificio era un acto que abría portales entre los hombres y los dioses. Cada cráneo perforado era un testimonio del equilibrio cósmico.
Los cronistas españoles quedaron atónitos. Bernal Díaz del Castillo relató con detalle el horror: cabezas humanas atravesadas por las sienes, algunas con cabelleras aún colgando, alineadas como cuentas macabras. Fray Bernardino de Sahagún confirmó la escena en sus escritos. Incluso los caballos —criaturas extrañas para los mexicas, casi mitológicas— fueron decapitados y sus cráneos mostrados como trofeos de una batalla entre mundos.
Tenochtitlan no fue la única ciudad con este tipo de estructuras. En 1982, el arqueólogo Charles Spencer halló un Tzompantli intacto en La Coyotera, Oaxaca. También en territorios mayas, como Chakán Putún, se han encontrado evidencias similares: muros con restos humanos foráneos, señales silenciosas de enfrentamientos con pueblos venidos del mar.
El Tzompantli no era solo altar de sacrificio: era advertencia para los enemigos, declaración de poder, y acto devocional. Era la afirmación de que, en Mesoamérica, la muerte no era el fin, sino parte de un ciclo sagrado. En ese mundo, la vida y la muerte no se oponían… bailaban juntas.
Y en ese baile sangriento, los conquistadores —con todo su acero y su fe— también encontraron su lugar.
Qué extraño y horrendo: el culto a las cabezas cortadas que asoló la antigua Cumbria

Se han hallado unas dos mil cabezas de piedra talladas —de aspecto extraño y a menudo siniestro— en Cumbria y el norte de Inglaterra. Muchas de ellas datan de antes de la invasión romana. ¿Qué demonios son?
Algunos académicos escépticos sostienen que estas esculturas toscas no son más que adornos sin un significado profundo. Sin embargo, cada vez más especialistas en la Edad del Hierro creen que Cumbria fue el epicentro de un intenso “culto a la cabeza” prehistórico, una religión pagana celta organizada y extendida por toda Europa.
¿Pero por qué cabezas de piedra? La explicación es que los antiguos celtas esculpían, coleccionaban y veneraban cabezas humanas porque las consideraban el asiento del alma y un símbolo de lo divino.
Escritores griegos y romanos relatan que, en combate, los guerreros celtas procuraban decapitar a sus enemigos para apropiarse del centro de su vida, emociones y poder espiritual.
Uno de los hallazgos más impactantes es que Carlisle fue un núcleo de este culto a las cabezas. Lo sabemos por su nombre antiguo: Luguvalium, en honor al dios celta pagano Lugus, celebrado durante un festival prehistórico conocido como Lughnasadh, en el que los fieles apilaban cabezas de piedra sobre montículos de forma ritual. Se cree que esta práctica es un vestigio de una época muy remota en la que esas cabezas eran reales.
🖌️ Retrato de Terentius Neo y su esposa
Este fresco, descubierto en el tablinium de la Casa de Terentius Neo (VII 2, 6, Pompeya) y fechado entre los años 55 y 79 d.C., representa a una pareja en posición frontal: el hombre porta una toga y un rollo de papiro, mientras que la mujer sostiene un stylus y una tablilla encerada.
La identificación del dueño de la vivienda fue posible gracias al hallazgo de un sello con el nombre de M. Terentius Neo, conocido como panadero y ciudadano romano.

Ubicado en una sala visible desde el atrio principal, el retrato ofrece una declaración visual de estatus social y capacidad lectoescritora, sin recurrir a la idealización estética habitual. Este fresco destaca como uno de los pocos ejemplos preservados de retrato doméstico realista en las ciudades afectadas por la erupción del Vesubio.
📍 Museo Arqueológico Nacional de Nápoles
📸 Sergio Geijo