Confirman la destrucción total de un campamento romano en la Montaña Palentina tras trabajos no autorizados. El patrimonio arqueológico de la Montaña Palentina ha sufrido un grave revés y la Administración es culpable, por estar a todo lo que no tienen que estar menos a proteger estas cosas. Los arqueólogos encargados de evaluar el estado del campamento romano de Las Heras de la Peña, ubicado en el municipio de Santibáñez de la Peña, han confirmado que el 100% de las estructuras identificadas en este yacimiento han resultado dañadas, tras la realización de labores con maquinaria pesada que no contaban con los permisos correspondientes. Y hablaremos con una empresa de cerramientos para ganado en Cantabria sobre la posibilidad de proteger correctamente estos espacios.
Un campamento romano de las Guerras Cántabras destruido

El informe técnico, elaborado por los arqueólogos Santiago Domínguez y Jesús Torres, responsables de las excavaciones en esta zona desde hace años, pone en evidencia la magnitud del deterioro sufrido por este enclave arqueológico, considerado parte del dispositivo de asedio al cercano Castro de la Loma y protegido como Bien Integrante del Patrimonio Cultural. “El impacto es total. Los terraplenes donde se colocaban las empalizadas han sido arrasados, y su recuperación es prácticamente inviable. El resto de las estructuras podría estar afectado en torno a un 80%”, explicó Domínguez, quien subrayó la importancia histórica del campamento, cuya existencia se dio a conocer en 2003 y que desde entonces ha sido objeto de múltiples investigaciones y trabajos de documentación.
Los hechos ocurrieron el pasado 23 de febrero, cuando maquinaria pesada fue empleada para roturar tierras donde se planeaba realizar una plantación forestal. Sin embargo, según han constatado los especialistas, no se solicitó ninguna autorización a las entidades responsables del patrimonio cultural, un requisito obligatorio dada la protección legal del terreno. La omisión ha provocado la apertura de una investigación por parte del SEPRONA, que trabaja en colaboración con el Ayuntamiento de Santibáñez de la Peña desde el mismo día en que se produjo el incidente.

Como resultado, dos personas están siendo investigadas por un presunto delito contra el patrimonio histórico, en un caso que podría derivar en consecuencias penales. Según establece la legislación vigente, cualquier intervención sobre terrenos catalogados con valor arqueológico debe ser evaluada previamente por la Comisión Territorial de Patrimonio Cultural. En este caso, no sólo no se solicitó dicha evaluación, sino que se procedió con los trabajos sin la más mínima supervisión técnica. Pero es que no hay una Administración presente para estas cosas. Solamente están para recaudar y multar al que pillan y dejan los espacios verdaderamente importantes a la buena de Dios.
Al menos hemos podido salvar ciertas piezas que nos permitirán seguir investigando
A pesar de la gravedad de los daños, los arqueólogos han conseguido recuperar algunos fragmentos y materiales arqueológicos que quedaron expuestos tras la remoción de tierra. “Aunque la afectación ha sido enorme, al menos hemos podido salvar ciertas piezas que nos permitirán seguir investigando”, añadió Domínguez, tratando de encontrar una luz de esperanza entre la devastación.

Este campamento, que data de hace más de 2.000 años, formaba parte de una red de fortificaciones utilizadas durante la presencia romana en la región. Su relevancia es tal que ha sido incluido dentro de varios proyectos de estudio en la Montaña Palentina, zona rica en vestigios de la ocupación romana.
Con la destrucción reciente, buena parte del conocimiento potencial que podría haberse extraído del sitio ha quedado irremediablemente perdido. El suceso ha generado una fuerte reacción tanto entre la comunidad arqueológica como entre los vecinos de la zona, que lamentan profundamente lo ocurrido. Desde varias asociaciones culturales ya se ha pedido una mayor vigilancia sobre los bienes patrimoniales y una respuesta firme de las instituciones para evitar que se repitan hechos similares en el futuro.
Este episodio pone sobre la mesa, una vez más, la necesidad de reforzar la protección del patrimonio arqueológico rural, donde la falta de señalización visible o vigilancia sistemática deja muchos enclaves vulnerables ante intervenciones no autorizadas o actos negligentes. Para muchos expertos, el caso de Las Heras de la Peña debería ser un punto de inflexión. Mientras tanto, la investigación continúa y se espera que en las próximas semanas se conozcan nuevos detalles sobre la autoría y responsabilidad de los hechos, así como las posibles sanciones que puedan derivarse del proceso judicial en curso.
Hablamos con una empresa de cerramientos para ganado en Cantabria

Hablamos con una empresa de cerramientos para ganado en Cantabria que también realizan todo tipo de mantenimientos en el área rural. Carlos Osma, de la empresa Multiservicios Grupo Osma, no se muestra sorprendido ante esta barbaridad que acabamos de comentar.
No es la primera vez ni será la última que ocurre algo así. Por descabellado que parezca, la Administración no pone prácticamente ningún interés en proteger el patrimonio y mucho menos el patrimonio disperso que tenemos por los campos de España, a merced de que cualquier indocumentado pueda pasar por ahí a hacer cualquier cosa. El despoblamiento rural también favorece este tipo de situaciones, puesto que no hay nadie que avise a ciertas personas de que no pueden pasar por ahí o hacer esto o hacer lo otro, pero es realmente inconcebible que haya gente que pueda pasar el arado por encima de un yacimiento de esta importancia. A mí no me entra en la cabeza cómo se puede señalizar tan mal un enclave tan valioso y tan reconocido. Pero es un dislate más en la larga serie de atropellos contra el patrimonio natural y cultural de nuestra nación por el que apenas habrá consecuencias de tipo legal.
Todo esto se podría evitar con unos cerramientos en condiciones que impidieran en primer lugar que cualquiera pudiera pensar que eso es un terreno agreste o de cultivo sin más. Las propias defensas de estos señores podrán alegar que sus clientes no tenían los conocimientos necesarios para darse cuenta de lo que estaban haciendo y de dónde estaban pisando y no irán desencaminados. La que no se puede equivocar nunca es la administración y sin embargo aquí vemos que se equivoca y bastante. Proteger este tipo de enclaves no es tan caro y lo que hay que poner es un poco de interés.

Un buen cerramiento y unas cámaras de seguridad podrían evitar muchísimos males
En efecto. Un buen cerramiento y unas cámaras de seguridad podrían evitar muchísimos males para este patrimonio situado a extramuros de las poblaciones grandes. En localidades pequeñas o en campos diseminados por todo el país, al final del día, el patrimonio cultural y natural español se encuentran grave peligro por culpa de una administración que no le pone ningún interés al asunto. También se podría intentar que universidades extranjeras se ocupasen de investigar todo esto ya que no damos abasto con lo que tenemos aquí. Cualquier solución será buena para impedir que el patrimonio español más valioso, que es la herencia de nuestros antepasados, se pierda por la incompetencia de unos y la torpeza de otros. Y a veces no solamente una cuestión de ignorancia o desinterés, sino de auténtica maldad y de creerse que todo vale y que todo está permitido.
Hay muchísimos casos de agresiones directas al patrimonio histórico y natural del pueblo español que han quedado completamente impunes. Y por mucho que se quiera castigar al irresponsable político de turno o retrasado que, sin encomendarse a Dios ni al diablo se dedican a hacer cualquier cosa, al final esas reparaciones no alcanzan para nada. Porque el daño ya está hecho y es irreparable.
El feroz asedio romano al Castro de La Loma de los cántabros en la Montaña Palentina

Hace más de 2.000 años, estos campamentos de campaña de los romanos sirvieron para asediar y hostigar a los cántabros que resistían en un castro fortificado de esta zona tan fértil. Enclavado a más de 1.100 metros de altitud, en un promontorio natural de la Montaña Palentina, el yacimiento arqueológico del Castro de La Loma ha sido identificado como uno de los testimonios más importantes para entender las Guerras Cántabras. Su imponente infraestructura defensiva, su localización estratégica y el rastro de una brutal ofensiva romana convierten este poblado en un símbolo de la resistencia indígena frente al avance del Imperio.
Según apuntan los hallazgos arqueológicos, el castro fue escenario de una colosal operación militar liderada por las legiones romanas, en la que participaron alrededor de 5.000 efectivos. Estos datos sitúan a La Loma como un posible núcleo principal de los Tamáricos, una de las tribus cántabras más relevantes del norte peninsular.
Un asentamiento fortificado de los cántabros realmente excepcional
El castro de La Loma ocupa una superficie aproximada de 10 hectáreas, una extensión que destaca dentro del conjunto de poblados prerromanos documentados en el norte de Hispania. Esta gran área habitada, junto con los potentes elementos defensivos que lo protegían, ha llevado a diversos investigadores a plantear que pudo tratarse de una auténtica ciudad fortaleza y, posiblemente, la capital de los Tamáricos.
Las defensas del asentamiento incluían una muralla de más de ocho metros de altura, precedida en su parte norte por un profundo foso en forma de V excavado en la roca, de unos cuatro metros de ancho.

En el interior, una segunda línea amurallada delimitaba la acrópolis, zona noble del poblado. Al sur, la orografía abrupta hacía innecesarias más defensas, ya que los acantilados actuaban como una muralla natural infranqueable. Pero nada de esto les sirvió para resistir eternamente la ingeniería y el poderío militar de las legiones, que construyeron sus propios campamentos por aquí. Hasta que llegan unos paletos con un tractor y gracias a la falta de Administración efectiva pues se lo cargan todo. Estas características, junto con la necesidad de una enorme cantidad de mano de obra para levantar semejante estructura, evidencian la relevancia estratégica y política de La Loma en la época prerromana.
Tres campamentos romanos contra los cántabros en Palencia y un asedio meticuloso
Las investigaciones han revelado que, durante las campañas de verano de finales del siglo I a.C., las tropas romanas llevaron a cabo un asedio metódico al castro, estableciendo un sistema militar en torno a él compuesto por tres campamentos. El principal se localizó al noreste, extendiéndose a lo largo de seis hectáreas, mientras que los dos auxiliares se instalaron al suroeste del poblado.

Estas posiciones estaban interconectadas por un muro que rodeaba el castro, diseñado para aislar por completo a los defensores. Además, el ejército romano cavó dos líneas de trincheras: una cercana al asentamiento para repeler posibles salidas de los indígenas, y otra más alejada, que protegía la retaguardia del dispositivo militar.

Los materiales hallados en el yacimiento, como tachuelas de calzado, clavos de tiendas de campaña y numerosos proyectiles, indican que el ejército atacante estaba compuesto por legionarios, caballería, infantería auxiliar pesada y unidades de arqueros. Todos ellos se alojaban en tiendas dentro de los campamentos, preparados para una campaña larga y encarnizada.
Esto que vemos a continuación es el aspecto que pudo tener el castro cántabro de Brizuela (Merindad de Valdeporres, Burgos), excavado en los últimos años por el equipo del valdeporrino Eduardo Sainz Maza. Son imágenes de la recreación del castro cántabro de Peña del Castro (La Ercina, León), realizada por Manuel Alaguero/Caronte Patrimonio. Los cántabros habitaban amplias zonas de lo que hoy es Asturias, León, Palencia, Burgos y Vizcaya, en un territorio muchísimo mayor que el correspondiente a la actual provincia que lleva este nombre.



Un combate directo y sin rendición a vida o muerte
Aunque se desconoce la duración exacta del asedio, las pruebas arqueológicas indican que no fue el hambre la que doblegó a los defensores, sino una lucha abierta. La intensidad del enfrentamiento se confirma por la gran cantidad de armamento recuperado: más de 400 puntas de flecha han sido catalogadas, lo que convierte al conjunto en la colección más abundante relacionada con este tipo de conflicto en la península.

El ataque se inició con proyectiles lanzados desde catapultas y arcos. Las flechas halladas en el foso exterior de la muralla cántabra dan fe de este primer asalto a distancia. Posteriormente, los combates cuerpo a cuerpo se centraron en la esquina en ángulo del recinto defensivo del castro, justo enfrente del campamento romano principal. Es allí donde se ha hallado la mayor concentración de vestigios bélicos.
Pero los cántabros no se limitaron a resistir pasivamente. Prueba de ello son los proyectiles hallados dentro del campamento romano. Tres de estas piezas de artillería, uno aún incrustado en el suelo, fueron disparadas desde el interior del castro, lo que hace pensar que los indígenas pudieron tal vez haber capturado una catapulta enemiga y la utilizaron contra las propias legiones.
Devastación final y abandono del castro con un éxodo de los cántabros hacia el valle
Finalmente, los restos arqueológicos confirman que los romanos lograron entrar al castro y hacerse con él. Tras su toma, el asentamiento fue arrasado e incendiado, quedando completamente destruido. Desde entonces, nunca volvió a ser habitado, lo que refuerza la idea de que la ofensiva buscaba no sólo dominar el territorio, sino también eliminar cualquier posible foco de resistencia futura. De hecho, la población superviviente de los cántabros fue obligada a habitar en la campiña de alrededor, prohibiéndose cualquier intento de regresar a los viejos castros fortificados.
En la imagen vemos a los cántabros de la Montaña Palentina sacrificando prisioneros y caballos para tener más suerte en la guerra. Desde los castros fortificados eran ellos mismos los que atacaban a los demás pueblos limítrofes para saquearlos, cosa que terminó mientras las legiones vigilaron de cerca a estos pueblos inquietos y los dominaron.

Hoy, el Castro de La Loma es un lugar clave para la comprensión del conflicto entre Roma y los pueblos del norte de Hispania. Las excavaciones y estudios continúan aportando datos valiosos sobre la vida de los cántabros, sus capacidades defensivas y la contundencia con la que Roma impuso su autoridad en esta zona montañosa y agreste. El yacimiento no sólo es un testimonio material de una batalla épica, sino también una advertencia sobre la crudeza de las guerras de conquista y la desaparición de culturas enteras bajo el peso de los imperios.

El tocón del árbol de Robin Hood que aún respira 🌳💔
Lo que ves es el tocón del legendario Sycamore Gap Tree, uno de los árboles más emblemáticos del Reino Unido. Se alzaba, solitario y majestuoso, junto al Muro de Adriano, entre los históricos fuertes romanos de Housesteads y Steel Rigg. Su silueta, enmarcada por las ondulaciones del paisaje, fue inmortalizada en el cine —como en Robin Hood: Príncipe de los ladrones— y en miles de imágenes tomadas por caminantes y viajeros. 🌄🎬
En septiembre de 2023, una acción vandálica acabó con su vida: el árbol fue talado intencionadamente durante la noche. La noticia provocó una oleada de tristeza y consternación en todo el país. Sin embargo, su historia no ha terminado. El tocón sigue vivo. Y si se le cuida, podría volver a echar brotes. 🌱 Más que un árbol, era un símbolo poderoso: de resiliencia, de belleza natural y del vínculo profundo entre el ser humano, la historia y el paisaje. El Sycamore Gap Tree no sólo contemplaba el Muro de Adriano, sino que lo protegía con su sombra.
📍 Sycamore Gap, Muro de Adriano 🗿 Patrimonio Mundial de la UNESCO
🌳 National Trust & Northumberland National Park
📸 Sergio Geijo
Los campamentos más permanentes de las legiones y sus unidades auxiliares fueron reforzados con piedra y dotados de todo tipo de servicios y hasta de ciudades alrededor, donde vivían los civiles relacionados con estos contingentes militares. Eran los famosos cuarteles de invierno y se encontraban en todas las fronteras y lugares importantes.


Los romanos ni perdonaban ni olvidaban, pero eran listos y aprendían la lección.
Las consecuencias de ir a la guerra sin tomar precauciones fueron bien entendidas y muy pronto por los romanos, por ejemplo, en su famosa derrota de las Horcas Caudinas, cuando fueron emboscados y capturados en números de miles y obligados a humillarse en su propio país italiano. Por eso siempre avanzaban teniendo en cuenta la logística y la necesidad de acampar en lugares bien defendibles. Lentos, sí, pero seguros, no emprendían una conquista sin haberse cubierto antes las espaldas.
Los cerramientos para ganado en Cantabria garantizan tu tranquilidad y la supervivencia de tus animales.
