Dos barcos malditos en Santander causaron cientos de muertos en dos incidentes bastante distintos, pero igualmente mortíferos. Muchos santanderinos conocemos la maldición del Cabo Machichaco (el 3 de noviembre de 1893) y la destrucción que este barco trajo a Santander, curiosamente, en medio de una epidemia de cólera por todo el Norte, pero no sabemos tanto de otro barco (el Rodamundo) que causó una devastación todavía mayor en forma de peste (a finales del siglo XVI). Una plaga terrible que, además, se extendió a continuación por toda España. Dos barcos y dos epidemias distintas que produjeron una desolación nunca antes vista en sus respectivas épocas.
Guía del misterio en Santander – Miguel (623191492)

La maldición del Rodamundo y el Cabo Machichaco

El Cabo Machichaco también arribó a Santander en medio de una gran epidemia que estaba provocando el terror en Bilbao, concretamente en esos días, y gran parte de lo que pasó a continuación tiene mucho que ver con la cuarentena de 10 días que tuvo que pasar el buque en el lazareto sucio de la isla de la Pedrosa, al otro lado de la bahía de Santander. Ésta sería una de las primeras coincidencias entre los dos barcos malditos de Santander, el Cabo Machichaco y el Rodamundo. Las circunstancias de ambos barcos se parecen también en que llegaron en medio de una calamidad de peste, aunque en el caso del Rodamundo estaríamos hablando de un problema sanitario mayúsculo, como nunca antes se había visto en este puerto.
La epidemia de peste que trajo a los muelles de Santander el Rodamundo fue tan dura que se sacaron, desde entonces hasta hoy, las reliquias de todos los santos y empezando por las cabezas de San Emeterio y San Celedonio y el brazo de San Germán.

La explosión del Cabo Machichaco y el brote de peste del Rodamundo
Y esta es otra de las circunstancias que tienen en común los dos eventos. Tanto la explosión del Cabo Machichaco como el brote durísimo de peste del Rodamundo hicieron correr ríos de tinta en lo que parecía haber sido el final del mundo, claro está, para esas épocas correspondientes. La explosión del Cabo Machichaco fue inédita en cuanto a catástrofes de tipo civil se refiere y la peste atlántica que empezó en Santander, traída por el Rodamundo, se extendió rápidamente por toda Castilla. Fue una de las mayores epidemias que se hayan vivido en nuestro país.
Las dos epidemias pudieron haber sido anunciadas de alguna manera, pero nadie quiso ver los signos del peligro. Dejando aparte la circunstancia completamente surrealista de que el barco gemelo del Cabo Machichaco, llamado el Cabo Mayor, se empotró literalmente contra las enormes lastras de roca del Cabo Mayor de Santander, pocos años antes de que sucediera la catástrofe de su buque gemelo, hubo otro tipo de avisos mucho más claros de que algo malo iba a suceder en los dos casos.

Un barco que traía a prácticamente toda la tripulación y el pasaje enfermos

Empezando por el Rodamundo, parece casi inexplicable que un barco que traía a prácticamente toda la tripulación y el pasaje enfermos, de una patología grave y contagiosa, fuera autorizado para atracar en el puerto de la ciudad como si fuera un cargamento de personas y mercancías más. La cuarentena que se ha aplicado toda la vida y que consistía, para este tipo de enfermedades tan peligrosas, en nada menos que 40 días de aislamiento para toda la tripulación, no parece que fuera ni siquiera planteada en la villa marinera. Más bien se les dejó desembarcar sin ningún tipo de problema y sin tener en cuenta el enorme problema que traían consigo estos pasajeros que ya llevaban la muerte a cuestas.
En el caso del Cabo Machichaco también hubo avisos claros de que algo muy malo podría pasar, puesto que las autoridades están perfectamente enteradas de que el buque transportaba un cargamento enorme de dinamita. Otra cosa es que debido a las prisas que habían originado los 10 días de retraso que traía el buque para descargar su mercancía, debido a la cuarentena del cólera, se le había permitido atracar fuera del muelle destinado a las mercancías peligrosas, que era donde tenía que haber sido fondeado. Pero el atracarlo en medio de la ciudad y dejar que la gente se acercara a contemplar el incendio de cerca fue un error gravísimo que muchos cientos de personas pagaron con la muerte.


Tenían que haber sido muchísimo más precavidos y haber evacuado barrios enteros alrededor del barco incendiado. De esta manera, se hubieran evitado casi todas las muertes, salvo las del personal que estaba intentando apagar el fuego y que era imprescindible que estuvieran allí.
Barcos malditos que entraron en los muelles de Santander para causar sendos desastres
Como estamos viendo, las epidemias pueden ser catástrofes o ayudar a que se produzcan catástrofes, como ocurrió en el caso del Machichaco. En ambos casos se trata de barcos malditos que entraron en los muelles de Santander para causar sendos desastres y cambiaron la vida de la ciudad y marcaron a los supervivientes para siempre.