Si hay algo que me queda claro después de haber hablado con los impresentables del Ayuntamiento de Piélagos es que no les importa nada las quejas de los usuarios del transporte público en Piélagos. No se puede dar un servicio público tan malo y cuando te viene a decirte las quejas el vecino de turno, encima de todo, vacilarle y tratarle mal y derivarle incluso a las empresas privadas que tienen subcontratadas y que lo hacen bastante mal también todo esto.
Cuando uno gestiona un servicio público tiene que hacerse cargo de absolutamente todo y eso incluye la información que tiene que tener el ciudadano de a pie sobre los servicios públicos y en concreto estamos hablando de los horarios y las paradas del autobús que comunica Santander con diversos municipios de Piélagos.
Horarios desactualizados y desinterés total hacia los usuarios del autobús de Piélagos
La página web del Ayuntamiento ya empieza mal porque te dan horario que está completamente desactualizado y además no les importa nada que esté así ni aunque se lo digas. Y hay quejas por todas partes de vecinos y hasta de mujeres con niños pequeños que han sufrido sus carnes las travesuras del Ayuntamiento de Piélagos y de su empresa subcontratada, llamada Aranda Calderón.
En el Ayuntamiento te remiten a la página web de esa empresa de autobuses, la cual ni existe en estos momentos, ni tienen prisa por ponerla en marcha, porque evidentemente no es una prioridad que el viajero esté informado de los malditos horarios o de dónde están las paradas. La prioridad es seguir como siempre, de chapuza en chapuza, y así es que los de la empresa de Aranda Calderón también te remiten a la página del ayuntamiento que es lo que peor está de todo.
El típico mareo que tanto les gusta en el sector público pero con una empresa privada involucrada en el medio de todo y además engañando a los usuarios en la propia página web del Ayuntamiento de Piélagos.
¿No será mejor que no pongáis los horarios si están mal o es que somos imbéciles?
¿No será mejor que no pongáis los horarios si están mal o es que somos imbéciles? A mí no se me ocurre dejar una información desactualizada en la web de una empresa ni mucho menos de un servicio público porque es bastante lamentable y estás perjudicando a personas que no se lo merecen.
El concejal de turno todavía no me ha contestado después de haberle escrito hace semanas ya y de haber llamado al Ayuntamiento con bastante interés varias veces para hablar con él.
¡Y luego dicen que están para servir a los ciudadanos! Seguro que sí.
Si tienes quejas sobre el Ayuntamiento de Piélagos, por favor, déjamelas el Grupo de Facebook de los vecinos de Piélagos
¿El pasotismo municipal en Cantabria como tónica general «de gobierno»?
El caso de los vecinos de la Arnía, en Santa Cruz de Bezana, es un ejemplo claro de cómo la dejadez institucional y la falta de compromiso político pueden poner en jaque tanto la salud pública como la conservación de un entorno natural de gran valor. Situada en pleno Geoparque Costa Quebrada, esta zona debería ser un referente de cuidado ambiental, pero se ha transformado en lo contrario: un foco de suciedad, abandono y riesgos para quienes allí viven.
Los testimonios recogidos son contundentes. No se trata de un capricho vecinal ni de un conflicto partidista: hablamos de vertidos incontrolados, proliferación de ratas, presencia de bidones de gasoil derramados y acumulación de maquinaria en desuso. Todo ello en un espacio protegido que, lejos de recibir atención, ha caído en la desidia y la permisividad. La situación ha llegado a tal extremo que algunos vecinos relatan haber atrapado por su cuenta más de 20 ratas dentro de sus propias viviendas, un problema de salud pública evidente que debería haber activado protocolos de urgencia por parte del Ayuntamiento.
Si lo denuncias a los medios, menos vamos a hacer
El malestar se agrava con la respuesta institucional. Según los vecinos, en lugar de soluciones han recibido desprecio e incluso amenazas veladas: “Si lo denuncias a los medios, menos vamos a hacer”. Una frase que, de confirmarse, no solo refleja una falta de sensibilidad política, sino también una peligrosa vulneración del deber de cualquier cargo público: atender las quejas ciudadanas con respeto y eficacia.
A todo ello se suma la circulación de vehículos agrícolas sin matrícula ni control, que circulan libremente por caminos y carreteras locales, poniendo en riesgo tanto la seguridad vial como la tranquilidad de la zona. La falta de actuación policial frente a una infracción tan evidente refuerza en los vecinos la sensación de abandono y de impunidad para quienes incumplen la ley.
El marco legal es claro: los propietarios de fincas están obligados a mantenerlas en condiciones de salubridad y seguridad. Y el vertido de hidrocarburos, así como la quema de terreno, son prácticas sancionables por la normativa ambiental. Si esto ocurre, además, dentro de un espacio declarado Geoparque Mundial por la UNESCO, la gravedad se multiplica.
Lo que ocurre en la Arnía no es un simple problema vecinal: es un conflicto social, ambiental y político que refleja el divorcio entre una ciudadanía cargada de razones, que exige lo básico —vivir en un entorno limpio y seguro—, y unas instituciones que, en lugar de garantizar derechos, parecen mirar hacia otro lado. Los vecinos no piden privilegios ni favores; reclaman algo elemental: el cumplimiento de la ley y la protección del medioambiente. Su lucha, respaldada con pruebas y documentación, merece una respuesta inmediata, no silencios ni amenazas.
