El apasionante pasado del pueblo español se encuentra enterrado debajo de campos de cultivo y monte, pero también de aceras y cimientos de edificios. Por ello no es de extrañar que en cuanto se escarba un poquito en la tierra aparezcan vestigios variados de tantas civilizaciones como ha alojado nuestro país.
Si quieres una visita interesante de verdad por los misterios de Madrid, no lo dudes: escríbeme al 623191492 y estaré encantado de ser tu guía por los secretos que casi nadie conoce y que otros guías ni saben ni quieren contar. También soy especialista en contar los misterios de Santander, ciudad en la que me crié y de la cual procede mi familia.
Vestigios de visigodos y árabes bajo las aceras de Madrid
Y uno de los ejemplos más cosmopolitas y sugerentes lo tenemos en la propia capital del reino, bajo los cimientos de Madrid, donde podemos encontrar todo tipo de restos arqueológicos de varias civilizaciones consecutivas. Inclusive un cementerio árabe muy interesante, que nos habla de las distintas etapas de legado andalusí en nuestra capital, que por entonces no dejaba de ser una villa de cierta importancia, con un alcázar imponente que dominaba esa estratégica zona central de la meseta.
Restos de Al Andalus en el Madrid medieval
La muralla del fundador andalusí de Madrid, Mohamed I, es lo que mejor se conserva de todo lo que fue la almudaina o alcazaba, que era la ciudadela fortificada en la que vivían el emir o cadí de la ciudad y su cortejo de fieles y súbditos de más confianza. ¿Sabías que la Almudena proviene de esa palabra específica, almudaina, como se conocía a esta zona desde el periodo de dominación andalusí?
Los vestigios de las defensas de la ciudad es el rastro que más ha permanecido con nosotros a lo largo del tiempo. Los lienzos de la muralla defensiva de la almudaina protegían el espacio que ahora ocupa la Almudena y que se correspondía con la ciudadela fortificada del señor feudal andalusí. Se calcula que más de 30 torres cúbicas reforzaban este recinto, levantado con el mayor cuidado en las técnicas de fortificación del momento con varias capas sucesivas que le daban consistencia a esos muros. La Puerta de la Vega es la más conocida y constituía un espacio estrecho, con pasillos laterales con escaleras también muy estrechos, todo ello con el objeto de poder rechazar mejor a posibles oleadas de atacantes. Albergarse en la seguridad de las murallas tenía un precio para los visitantes: el impuesto o tasa del portazgo, que se cobraba en la misma puerta o portillo por la gente del señor feudal u oficial del rey al mando de la fortaleza.
Esto es el lienzo de la muralla de la Plaza de la Armería:
La sillería de caliza que constituye el revestimiento exterior y principal se colocó sobre un basamento de zócalo de sillería de sílex con refuerzo interior de mampostería y mortero de cal. Las puertas se fortificaban de manera especial por ser los puntos débiles de todo recinto amurallado y estaban pensadas para ser trampas mortales para visitantes no deseados, que serían acribillados desde los distintos puntos de lanzamiento de saetas y aceite hirviendo o piedras.
Por aquel entonces, los habitantes de Madrid no podían imaginar que millones de personas poblarían lo que iba a ser la capital de la toda la Hispanidad, una de las comunidades humanas más diversa, numerosa y extendida de toda la tierra, pero no dejaban de ser una sociedad muy variopinta, que representaba muy bien todas las etnias que convivían en Al Andalus. Juntos, sí, pero no revueltos, ya que había una con desconfianza entre unos y otros bastante pronunciada. De hecho, no vivían en los mismos barrios y había murallas levantadas entre ellos, con auténticos guetos donde vivían separadamente judíos y cristianos: los llamados mozárabes, que eran los descendientes de los indígenas españoles que no se convirtieron al Islam tras la invasión de Tarik en el 711.
Los no musulmanes tenían que pagar unos tributos especiales, como pasaba en los reinos cristianos con los que no compartían esa religión mayoritaria. Se convertían en ciudadanos de segunda a cambio de una tolerancia religiosa que no era gratis y tenían sus propios cementerios, unos y otros, donde nos han legado incluso el testimonio más físico de su paso por el mundo: sus propios cadáveres, enterrados a la manera característica de sus diversas culturas.
Por ejemplo, en el caso de los musulmanes, se entierran los cuerpos mirando a la Meca, pero esto no siempre sucedía con las tumbas medievales que se han encontrado en el centro de Madrid.
Si quieres una visita interesante de verdad por los misterios de Madrid, no lo dudes: escríbeme al 623191492 y estaré encantado de ser tu guía por los secretos que casi nadie conoce y que otros guías ni saben ni quieren contar. También soy especialista en contar los misterios de Santander, ciudad en la que me crié y de la cual procede mi familia.
Distintos estilos funerarios en el cementerio musulmán medieval de Madrid
La razón de esto es la evolución del Islam en Al Andalus, pues al principio de la conquista musulmana no todos los creyentes observaban al pie de la letra las tradiciones islámicas. De hecho, la mayoría de musulmanes que conquistó España eran bastante nuevos en los rezos del Corán: visigodos e hispanorromanos que se convirtieron por conveniencia, o por verdadero fervor, pero también bereberes del norte de África que tampoco eran creyentes antiguos del Islam.
Toda esta gente se fue puliendo con el tiempo, adoptando el árabe y las costumbres coránicas como propias, lo que se ve en la evolución de las tumbas del cementerio árabe medieval de Madrid. Un cementerio que se encuentra debajo de las principales calles del Madrid de los Austrias, que en buena parte está levantado sobre el antiguo caserío medieval andalusí. El problema es que desenterrar todos estos secretos conllevaría la destrucción de las viviendas y locales que se encuentran encima, pero así y todo están saliendo a la luz muchísimos restos de estas épocas tan románticas.
Muchos moriscos se quedaron en Madrid tras la reconquista cristiana
La palabra Madrid viene del árabe, Magerit, y el dominio andalusí sobre esta villa se prolongó por varios siglos hasta que fue retomada por los cristianos a mediados del medievo. Una villa muy importante en el camino hacia la verdadera capital de toda la vida de nuestro país, Toledo, pero la presencia de los moriscos en esta ciudad siguió después de la conquista cristiana. Y al igual que hacían los musulmanes con la mayoría anfitriona, que en su caso eran cristianos, se les propuso continuar en la ciudad a cambio de pagar impuestos especiales o convertirse al cristianismo.
Os adjuntamos algunos mapas interesantes para que os hagáis una idea de cómo era la distribución del cementerio medieval árabe que se encuentra debajo de la zona del Palacio de Oriente y la Plaza Mayor. Éste era el territorio principal a intramuros, pero la mayoría de la población se encontraba más o menos arremolinada en torno a este núcleo fortificado y vivían en granjas que se extendían en la ribera del Manzanares. Los musulmanes de confianza en la Alcazaba o ciudadela fortificada, en la Medina, en torno al Alcázar donde vivía el gobernador, mientras que los mozárabes y musulmanes pobres o burgueses habitaban la ciudad exterior o los burgos y el campo.
Si quieres una visita interesante de verdad por los misterios de Madrid, no lo dudes: escríbeme al 623191492 y estaré encantado de ser tu guía por los secretos que casi nadie conoce y que otros guías ni saben ni quieren contar. También soy especialista en contar los misterios de Santander, ciudad en la que me crié y de la cual procede mi familia.
Ruta por el Madrid Árabe: de la muralla a la Morería en La Latina
El origen de Madrid se remonta al siglo IX, cuando el emir Mohamed I ordenó la construcción de una fortaleza junto al río Manzanares, dando nacimiento a Mayrit, el germen de la actual capital española. Este recorrido histórico explora los vestigios de aquel pasado árabe que aún se conservan en la ciudad, desde la muralla hasta los rincones que evocan la antigua morería en el barrio de La Latina. La construcción de la muralla árabe, que protegía Mayrit, comenzó entre los años 850 y 866, durante el emirato independiente de Córdoba. Refuerzos posteriores realizados por Abderramán III consolidaron esta fortificación, que rodeaba un área de cuatro hectáreas, incluyendo el alcázar y la almudaina (origen del nombre de la patrona de Madrid, que es la Virgen de la Almudena).
Los restos más destacados de la muralla se encuentran en el parque del Emir Mohamed I, junto a la Cuesta de la Vega y cerca de la Catedral de la Almudena. Allí se conserva un tramo de más de 120 metros con torreones de planta cuadrada. Aunque ha sufrido deterioros a lo largo de los siglos, la muralla fue declarada monumento histórico-artístico en 1954, y su rehabilitación está en curso.
Vestigios árabes en las calles de Madrid
En el barrio de La Latina, antiguo núcleo de la morería, aún sobreviven nombres que rememoran el pasado árabe. Entre ellos:
Plaza Puerta de Moros: esta entrada marcaba la conexión con Toledo y estaba próxima al cementerio islámico.
Jardines del Campo del Moro: el lugar donde las tropas almorávides acamparon durante el asedio de la ciudad.
Calles con nombres árabes: la calle de la Mezquita, plaza Minarete, y calle Generalife son ejemplos del legado árabe. En Chamartín, la plaza de Maslama rinde homenaje a Maslama al-Mayriti, matemático y astrónomo andalusí.
La arquitectura mudéjar: herencia de los alarifes árabes
Aunque el estilo mudéjar surgió en la época cristiana, su raíz árabe dejó huella en varios edificios históricos:
Iglesia de San Pedro El Viejo: Destaca su torre mudéjar del siglo XIV, con ladrillos y arcos de herradura.
Iglesia de San Nicolás de los Servitas: Conserva una torre mudéjar del siglo XII, la estructura más antigua de Madrid tras la desaparición de la iglesia medieval de Santa María de la Almudena.
Ermita de Santa María la Antigua (Carabanchel): Construida en el siglo XIII, es el templo mudéjar más antiguo de Madrid.
La Casa de los Lujanes: arte mudéjar civil que merece la pena ir a ver. Este edificio del siglo XV, situado en la plaza de la Villa, es el ejemplo más antiguo de arquitectura civil en Madrid. Su torre, con arcos de herradura, recuerda la influencia de los alarifes musulmanes. Además, alberga una portada con un arco de herradura apuntado, pieza única en la ciudad.
Madrid, única capital europea con origen y nombre árabe, guarda en sus calles y monumentos los ecos de una historia que se remonta más de mil años atrás. Desde los restos de su muralla hasta las torres mudéjares y las calles de la morería, recorrer estos vestigios es viajar al corazón del pasado de la ciudad.
¿Sabías que la calle de Leganitos, con su pendiente, proviene de la cuenca de uno de los muchos arroyos que jalonaban esta vega con altozanos? Se trataba del arroyo Leganitos, situado a las afueras del Madrid medieval.