Antes de nada, quisiéramos agradecer a la maravillosa página de Patrimonio del Colegio Oficial de Arquitectos de Cantabria por la información, las fotos y la inspiración de estas bellezas silenciosas que a veces pasan desapercibidas a nuestro alrededor o, mejor dicho, ven cómo pasamos sin mirarlas. Un gran error y ahora vamos a darnos cuenta.
Estructuras de hormigón en Santander que han hecho historia
Vamos a ver algunos ejemplos portentosos de esta magia que desprenden los edificios cuando están concebidos y ejecutados con ingenio y corazón.
Comentamos esto con Sergio Bedia, gerente de una gestoría en Santander.
Estas cosas son muy nostálgicas, pues estamos hablando de un tiempo que incluso es anterior al de nuestros padres. Yo tengo cuarenta años y esto es más bien de la época de mis abuelos. Una gran época de progreso que se que le debemos al trabajo de esa dura generación. Todos estos edificios también son un recuerdo de una época de gran esplendor económico que se vio reflejado directamente en la construcción. Es probablemente el periodo de nuestra historia en el que más hemos crecido y Santander fue especialmente afortunada en esos años, aunque luego vino a una crisis industrial muy fuerte que nos afectó muchísimo y, desde entonces, vivimos un mayor declive en comparación con otras provincias que han crecido por encima de nosotros en proporción. En esa época de los años sesenta, sobre todo, el impulso industrial y del sector primario y de servicios era muy fuerte por todas partes en nuestra región. En esta colección de edificios del estilo brutalista estamos viendo ejemplos muy diversos de actividades y sectores económicos, desde concesionarios a mutuas de trabajadores o naves industriales y viviendas. Y todo ello está basado en el auge del hormigón en Cantabria y en toda la España. En todo el mundo, en realidad, puesto que los movimientos arquitectónicos se contagian a una gran rapidez entre los países y territorios y son siempre el reflejo directo del momento económico que se está viviendo en el país. Por ejemplo, la colección de ardecó en las fachadas de Santander resulta muy hermosa a la vista, pero los problemas estructurales son también un reflejo de la carestía que sufrió la generación anterior. El año cuarenta y cinco fue llamado el año del hambre, porque mientras otros países europeos recibían ayuda de los vencedores de la Segunda Guerra Mundial, incluso las potencias derrotadas, lo que nosotros recibimos fue un bloqueo injusto y criminal que pagó el pueblo español con unas privaciones tremendas. Inclusive a nivel de materiales, tan escasos que se notaba y se sigue notando en la construcción de unos edificios
Edificios de hormigón en Santander: la Cooperativa Los Castros (1967)
Obra del arquitecto Ricardo Lorenzo García.
Se trata de dos conjuntos idénticos de residencias de estilo racionalista, donde la función se refleja en la forma a través del orden y la simetría. Se observa una superposición de capas repetidas en las que se destaca y diferencia el remate. Son dos estructuras de gran presencia urbana, abstractas, ortogonales y extremadamente equilibradas en sí mismas: no parece haber exceso ni escasez. Se aprecia una trama básica ortogonal uniforme en la que se destaca un orden estructural absoluto, que se manifiesta externamente a través de líneas verticales que atraviesan los estratos horizontales superpuestos, adquiriendo mayor prominencia en la planta superior.
La expresividad de sus fachadas se intensifica en las terrazas, donde se destacan los contrastes entre luces y sombras. Las plantas de las viviendas, altamente funcionales y adaptadas a las necesidades de la época, son perfectamente simétricas con respecto al eje este-oeste, aunque no lo son en relación al eje norte-sur, detalle que se ve «disimulado» por la robustez de los volúmenes repetidos.
En la actualidad, los edificios mantienen su racionalidad y solidez, aunque el cerramiento de las terrazas en cualquier orientación ha provocado la pérdida de la profundidad y el marcado contraste entre los planos de las primeras y segundas terrazas. En tiempos recientes, la fachada ha sido restaurada, de forma que luce como nueva otra vez y se recupera su esplendor inicial.
Impermeabilización de fachadas en Santander
Cubiertas y fachadas Barruso
Dirección: Urb. la Marina I, 39110 Soto de la Marina, Cantabria.
Teléfono: 656 33 28 27.
En la foto: ¿te acuerdas del Pryca, actual centro comercial de Carrefour en Peñacastillo?
Materiales de hormigón en Santander: la cooperativa de viviendas de la Avenida Maura (1969)
Obra del arquitecto Luis Gonzalo Carrión Hernández.
Si las miras con perspectiva, parece un conjunto aberrante que desafía los límites de lo real para adentrarse en una fantasía en que los edificios se mueven y hasta hacen muecas. Acojonante.
El bloque de cuarenta viviendas diseñado por el arquitecto Luis Gonzalo Carrión Hernández, en la Avenida de Maura de Santander, es un ejemplo notable de la arquitectura residencial de la región, con su proyecto datando del año 1969. Este edificio se destaca dentro de un entorno dominado por bloques de viviendas colectivas, mostrando una estética distintiva y contemporánea en contraste con la arquitectura más ecléctica típica de la zona.
Estructuras para edificios de hormigón en Cantabria
En la foto, el Centro de Alto Rendimiento de Vela de Santander.
Estructuras de hormigón para casas en Santander
Una característica destacada de este edificio son sus líneas puras y geometría en planta quebrada, lograda mediante el desplazamiento de cada unidad de vivienda para maximizar la superficie de la fachada. La fachada sur se distingue por la presencia de grandes jardineras continuas, que contribuyen a crear un efecto visual interesante con juegos de luces y sombras. Por otro lado, la fachada norte presenta una composición diferente, con elementos entrantes y salientes de orientación principalmente vertical. La distribución interna se organiza alrededor de tres núcleos verticales de hormigón, lo que permite evitar la necesidad de patios interiores. Los apartamentos, de diversos tamaños y forma rectangular, destacan por sus amplias superficies acristaladas en los salones, así como por los corredores de la planta baja que conectan los diferentes núcleos de comunicación desde el acceso principal.
Además, el diseño incluye una rampa circular de acceso para vehículos que ocupa poco espacio en planta y permite superar el desnivel existente de manera eficiente. En resumen, este bloque de cuarenta viviendas se distingue por su diseño innovador, funcionalidad y atención al detalle, lo que lo convierte en una obra representativa del arquitecto y un punto destacado en el paisaje urbano de Santander.
Impermeabilización de fachadas en Santander
Cubiertas y fachadas Barruso
Dirección: Urb. la Marina I, 39110 Soto de la Marina, Cantabria.
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En la foto: el Edificio Simago, donde hoy se localiza el conocido Carrefour en el centro, y que antes de Simago fue Champion.
Estructuras de hormigón en Santander: la Cooperativa Montemar (1979)
Obra del arquitecto Fernando Cuerno Cabrero.
La Cooperativa Montemar llevó a cabo la construcción de 170 viviendas y garajes para sus miembros, principalmente profesores estatales de E.G.B., en un terreno propiedad de la «Unión Cervecera Española». El proyecto, liderado por el arquitecto Fernando Cuerno Cabrero, se caracterizó por su enfoque innovador en la distribución del espacio y la urbanización del área. El diseño comprendió la construcción de cinco bloques de once plantas sobre rasante y tres bajo rasante, lo que permitió liberar grandes áreas de terreno para la urbanización. Se crearon zonas ajardinadas, espacios para personas mayores y áreas de juego infantiles, destacando el compromiso del proyecto con la calidad de vida de los residentes.
Los bloques se organizaron en tres volúmenes, elevados sobre pilotes sobre un zócalo orientado al sur. Estos volúmenes se disponen alrededor de un amplio espacio central, promoviendo la interacción y relación entre los vecinos. Para satisfacer las necesidades de los miembros de la cooperativa, se incluyeron tres plantas de sótano que conectan todos los bloques y albergan garajes individuales y trasteros. Estos sótanos se acceden a través de una calle interior privada con iluminación natural, proporcionada por grandes lucernarios que también contribuyen a la estética y la geometría del proyecto.
Cada bloque de viviendas es único en planta y alzado, con una variedad de tamaños y distribuciones que van desde los 105m² hasta los 150m², ofreciendo una amplia gama de opciones a los residentes. Esta diversidad resulta en un conjunto arquitectónico vibrante y dinámico, con una fachada que juega con entrantes y salientes para maximizar la entrada de luz natural y la exposición al sol. Las fachadas están compuestas por paneles prefabricados de hormigón, resaltando el color de las carpinterías de madera y la vegetación de las jardineras, lo que contribuye a la estética general del conjunto.
El proyecto de la Cooperativa Montemar, diseñado por Fernando Cuerno Cabrero, destaca por su innovación en la distribución del espacio, la calidad de vida ofrecida a los residentes y la atención al detalle en la urbanización y el diseño arquitectónico.
Fachadas de hormigón en Santander: el complejo residencial y religioso de Santa Gema
Obra del arquitecto Ricardo Lorenzo García.
Sobre áreas previamente conquistadas al océano y en medio de campos de cultivo, construcciones con techos de teja y almacenes industriales, desde los primeros años del siglo XX, los Padres Pasionistas fomentaban, desde su antiquísimo convento, actividades de educación, cultura y religión en el antiguo Barrio de Maliaño en Santander. El barrio estaba en crecimiento y en los años 60, la orden religiosa decidió erigir un nuevo complejo religioso. La responsabilidad de esta tarea recayó en Ricardo Lorenzo. El desafío era resolver un edificio en una parcela que daba a tres calles y aunque se encontraba en un entorno deteriorado, los bocetos del proyecto insinuaban una presencia urbana sólida, así como una imagen fresca y contemporánea.
Cálculo de estructuras para edificios en Cantabria
En ese momento, el arquitecto ya había abrazado el estilo organicista y brutalista, adoptando la curva como una expresión artística y empleando el ladrillo como su principal recurso para la forma. Los frentes del edificio mantenían la disposición horizontal estratificada y las secuencias de aberturas racionalistas de su época anterior, pero se llenaban de juegos entre lo macizo y lo vacío, así como de pliegues y envolturas dinámicas que parecían extenderse hasta el infinito sin caer en la monotonía. En este caso particular, el resultado formal fue un único edificio que integraba una gran diversidad de espacios interiores apilados: iglesia, residencia, aulas, entre otros. El exterior mostraba una secuencia armoniosa de aberturas domésticas, terrazas y ábsides curvos.
En términos de distribución, la ocupación del volumen de la parcela era desigual; mientras que la iglesia ocupaba toda la parcela, las aulas y la residencia se ubicaban en los frentes norte y oeste, más relacionados con el entorno urbano, dejando inteligentemente un patio abierto hacia el sureste para aprovechar la luz solar en las habitaciones y ofrecer un entorno más tranquilo. Asimismo, se permitía la existencia de un huerto en la azotea de la iglesia. La iglesia, con el eje litúrgico en el lado corto, presentaba un esquema de anfiteatro a doble altura en forma de abanico, maximizando el aprovechamiento vertical de la parcela y superponiéndose al salón de actos inferior. El proyecto llevaba consigo fuertes cargas simbólicas: por un lado, la simbología religiosa representada en elementos como el cilindro y la escalera de la esquina que parecían apuntar hacia el cielo; y por otro lado, la influencia marítima, presente en elementos como las celosías que asemejaban costillas de un barco, o la marquesina de entrada que claramente recordaba la sección transversal del casco de un navío.
Aunque gran parte del enfoque proyectual de Ricardo Lorenzo estaba en la forma exterior del edificio, el diseño también se extendía al mobiliario, destacando bancos y confesionarios de madera, así como los revestimientos interiores de ladrillo, los cuales conferían distinción, plasticidad y elegancia al espacio.
Impermeabilización de cubiertas en Santander
Cubiertas y fachadas Barruso
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En la foto: la Estación de Cercanías de Santander.
Materiales de hormigón en Santander: la Sede de la Mutua Montañesa (1969)
Obra de los arquitectos Emilio Mª de la Torriente Castro y Ángel Hernández Morales.
El proyecto consistió en la construcción de un complejo sanitario destinado a la atención, hospitalización y rehabilitación de personas afectadas por accidentes laborales. La parcela, de 25.330 m2, presenta una pendiente pronunciada de norte a sur y se sitúa en un altozano cercano al borde marítimo. Un vial de trazado curvo rodea gran parte de la parcela, separándola mediante una zona verde del promontorio rocoso que bordea la costa. Esto proporciona unas vistas magníficas al Cantábrico y a las playas del Sardinero. Por tanto, disfruta de espléndidas vistas al Cantábrico y a las playas del Sardinero que forman parte del encanto del lugar.
En este entorno privilegiado, los arquitectos desarrollaron el proyecto de manera ingeniosa. Orientaron la mayoría de las dependencias hacia el sur y las vistas, curvando la planta para ampliar el campo visual y adaptarse a la geometría del terreno. Los diferentes cuerpos se distribuyeron paralelamente, creando espacios interiores ajardinados de alta calidad ambiental, mientras que los niveles se ajustaban a la pendiente del terreno. Además, el número de plantas aumentaba desde dos o tres al sur hasta cuatro en la fachada norte.
Hormigón para para edificios en Cantabria
El resultado es un edificio muy orgánico, perfectamente integrado en su entorno, con la vegetación circundante contribuyendo a su armonía. Visitarlo es una experiencia sumamente agradable. Inicialmente, el edificio se revistió con losetas de gres y se diseñaron grandes jardineras corridas que realzaban su integración ambiental y protegían las carpinterías del sol y la lluvia. Es destacable el generoso tamaño de los espacios comunes, como los vestíbulos y distribuidores, que le otorgan distinción, así como el diseño en doble altura del gimnasio y el salón de actos, que aún se conservan en su estado original.
A lo largo de casi medio siglo, el edificio ha sido objeto de actualizaciones y adaptaciones a nuevas necesidades, incorporando materiales e instalaciones modernas, pero en general ha mantenido su acertada configuración inicial. Recientemente, se reemplazó la fachada por una de aluminio ventilada en color acero corten, que oculta las jardineras existentes.
Aunque no se ha podido confirmar, parece ser que recibió un accésit en el Premio Nacional de Arquitectura de 1973.
Impermeabilización de fachadas en Santander
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En la foto: ¿te acuerdas de los almacenes Ribalaygua?
Materiales de hormigón para infraestructuras en Cantabria: la Estación Marítima de Santander (1971)
Obra del arquitecto Ricardo Lorenzo García.
La Estación Marítima de Santander, diseñada por Ricardo Lorenzo García en 1971, es un edificio emblemático que juega un papel crucial en la relación entre la ciudad y su puerto. Su ubicación estratégica cerca del lugar donde ocurrió la explosión del barco Machichaco y la antigua Estación de la Costa le confiere una importancia histórica significativa. El diseño expresionista y la calidad arquitectónica hacen que sea uno de los edificios más reconocibles de la ciudad. El uso del ladrillo en lugar del gres blanco y gresite, característicos de su etapa racionalista anterior, demuestra una evolución hacia una estética más realista y orgánica. Las formas curvas del edificio evocan las olas del mar y se combinan con elementos escultóricos y referencias al mundo naval, como el mástil de señales, otorgándole una identidad única.
La distribución espacial y funcional del edificio es fluida y abierta, invitando a los visitantes a explorar sus interiores y disfrutar de vistas panorámicas desde su cubierta transitable. La influencia de la arquitectura japonesa se hace evidente en la relación armoniosa entre el espacio interior y exterior, así como en la composición asimétrica y el equilibrio del diseño. A lo largo de los años, la Estación Marítima ha sido objeto de diversas reparaciones y modificaciones que han mantenido su esencia original mientras mejoraban su funcionalidad y accesibilidad. La intervención más reciente en 2016 se centró en labores de reparación y mantenimiento en las fachadas y cubiertas, asegurando que el edificio continúe siendo un punto destacado en el horizonte de Santander.
La céntrica Estación Marítima es un edificio singular que fusiona historia, función y diseño arquitectónico excepcional, consolidándose como uno de los emblemas de la ciudad de Santander.
Por otra parte, el edificio auxiliar de control de acceso de la Estación Marítima se destaca por su estilo neobarroco, que se aparta de los principios racionalistas en favor de una estética más simbólica y singular, con influencias de la arquitectura japonesa.
Construido en ladrillo caravista rojo y aparejado a sardinel, su forma recuerda al famoso dibujo de la sección áurea, lo que le confiere una gran elegancia. Originalmente, este edificio estaba adyacente a la puerta de acceso rodado a la estación marítima, consistente en dos casetas a ambos lados de una cubierta rectangular de entramado metálico. Sin embargo, esta puerta de acceso ha desaparecido en la actualidad.
En términos de conservación, el edificio auxiliar actualmente se utiliza para servicios públicos, almacenamiento y oficina, así como para albergar instalaciones eléctricas. Es probable que haya sufrido reformas en su interior, y se han agregado elementos como placas informativas, rejas en las ventanas y cajas eléctricas. Los ladrillos no están en buen estado y las excavaciones cercanas podrían dañar el edificio.
Para mejorar su conservación, se proponen medidas como la supresión de carteles o su sustitución por otros más acordes con la arquitectura, la eliminación o integración de las rejas blancas, y un tratamiento de mantenimiento similar al del edificio principal para preservar su integridad estética. Es importante valorar este edificio auxiliar como parte integral del conjunto arquitectónico y asegurar su adecuada conservación.
Impermeabilización de edificios en Santander
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En la foto: el Edificio Administrativo del Puerto de Santander (años 70 y autor desconocido).
Naves hormigón en Santander: el concesionario de Renault en la Avenida de Parayas (1967)
Obra del arquitecto Ricardo Lorenzo García.
Este funcional edificio, ubicado en una parcela irregular en los terrenos de la antigua marisma que une Santander con Nueva Montaña, representa una de las primeras incursiones de Ricardo Lorenzo en las corrientes organicistas, que buscaban revisar los principios racionalistas y funcionalistas del movimiento moderno. Este cambio marcó un primer cambio estilístico en su trayectoria. Comenzó a seguir corrientes expresionistas tanto a nivel nacional (Oiza) como internacional (Scharoun).
Aunque sigue manteniendo una disposición horizontal de los volúmenes apilados, estos se vuelven más orgánicos y brutalistas. A partir de entonces, comenzó a emplear el ladrillo por su capacidad expresiva y su flexibilidad para generar nuevas formas. Asimismo, desechó la idea del muro único y continuo para suavizar las formas, introduciendo el uso de curvas mixtilíneas.
Se destacan especialmente la solución volumétrica de la esquina, los grandes volúmenes cilíndricos repetidos y las elegantes y altas cristaleras de esta nave «escaparate». Sin embargo, una reforma realizada en la fachada en los años 90 ha provocado la pérdida de la expresividad del material y los contrastes volumétricos que siempre han caracterizado su presencia.
Estructuras de hormigón para residencias en Santander: el Colegio de los Agustinos (1973)
Obra de los arquitectos Ricardo Lorenzo García y Juan José Resines del Castillo.
El complejo escolar encargado a los arquitectos Ricardo Lorenzo García y José Resines del Castillo por la comunidad de los Padres Agustinos en Santander representó un proyecto ambicioso que abarcó la construcción de instalaciones educativas, una iglesia y una residencia para los padres agustinos en una zona donde no existía ninguna Unidad Escolar previa. El diseño se basó en la optimización del terreno disponible, con una construcción lineal en dirección Este-Oeste para maximizar la longitud de la fachada sur, alrededor de 150 metros, hacia la cual se abren la mayoría de las dependencias. El complejo se divide en tres cuerpos de edificación claramente definidos, escalonados en planta hacia el sur para garantizar que las zonas de trabajo y las dependencias principales tengan una exposición favorable al sol.
Las aulas se ubicaron en el ala oeste, organizadas por edades y evitando la mezcla de locales de distintas áreas. El centro del complejo alberga dependencias dedicadas a actividades comunes, como la cafetería, comedor, sala de padres, etc., con acceso fácil desde todas las áreas. Para garantizar una buena iluminación en estos espacios, se proyectaron patios interiores que crean un ambiente agradable y fresco. En la zona este se encuentran los despachos, la residencia de la comunidad y la capilla, que constituye una unidad arquitectónica en sí misma. La capilla se divide en un espacio de culto para el uso diario y un espacio más grande, separado con mamparas, que funciona como teatro. Estas áreas combinadas forman una capilla de tamaño adecuado para atender las necesidades de la comunidad residencial.
El proyecto se apartó del neoclasicismo y regionalismo predominante de la época y adoptó las teorías del Movimiento Moderno. Se destacaron elementos como la horizontalidad como esquema básico de composición, la cubierta plana, la utilización expresiva del ladrillo caravista, y la flexibilidad para las nuevas formas, entre otros aspectos. El complejo escolar diseñado por Lorenzo García y Resines del Castillo representó una innovación arquitectónica significativa en Santander, abrazando los principios del Movimiento Moderno y proporcionando instalaciones educativas de calidad para la comunidad de los Padres Agustinos.
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En la foto: el Edificio de Aduanas de Santander (1932 y estilo ecléctico).
Edificios y fachadas de Santander que ya no están o nunca existieron
Es una lástima que estas obras de arte de toda la vida hayan pasado a la Historia o ni siquiera hayan visto la luz desde el plano, como en el caso del proyecto de viviendas en la ladera de la Calle Reina Victoria de Santander. Vamos a ver algunas de ellas.
La desaparecida cafetería Lago en Santander (1958)
Obra del arquitecto Ricardo Lorenzo García.
Imagínate tomarte una copa o un café en esta maravilla de lugar. ¿Por qué siempre se van los mejores? En cuanto a la desaparición o falta de mantenimiento de fachadas en Santander, así como de los interiores, contamos con demasiados ejemplos que nadie con sentido común y sensibilidad puede entender.
La obra del arquitecto Ricardo Lorenzo, especialmente sus primeros trabajos como interiorista en la década de 1950, dejó una marca significativa en el paisaje urbano de Santander. Entre sus obras más destacadas se encuentra la cafetería Lago, junto con las cafeterías Arenal, Lealtad y la sede del Colegio de Arquitectos. Estos proyectos establecieron las premisas estilísticas que Lorenzo desarrolló a lo largo de su carrera y sirvieron como referencia en una ciudad con una baja capacidad para absorber las nuevas tendencias europeas de la época.
La cafetería Lago, en particular, fue emblemática y pionera en su diseño. Influenciada por las tendencias de los años 50, se concibió bajo la idea de un diseño «total y único». La utilización del color, el diseño de biombos, la decoración de pavimentos, el mobiliario y la iluminación contribuyeron a crear un espacio interior singular y novedoso para la época. Lorenzo demostró su habilidad para organizar los espacios de manera fluida y dinámica, utilizando recursos clásicos del Movimiento Moderno, como tabiques curvos y una barra convexa. Además, dedicó un esfuerzo considerable al diseño de las fachadas, aprovechando los accesos por diferentes calles para desplegar diferentes argumentos proyectuales y crear fachadas únicas y destacables.
Sin embargo, lamentablemente, la cafetería Lago ha desaparecido por completo en la actualidad. No queda nada de la obra original de Lorenzo, salvo algunos ritmos de los intercolumnios establecidos por la estructura vertical. Es una pérdida significativa en el patrimonio arquitectónico de Santander, otra más, pero su influencia perdura en la memoria de aquellos que apreciaron su singularidad y originalidad en su momento.
Impermeabilización de cubiertas en Santander
Cubiertas y fachadas Barruso
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En la foto: ¿te acuerdas del centro comercial y cafetería Lainz?
Proyecto de viviendas de hormigón en Santander: el nunca realizado proyecto de Reina Victoria
Proyecto no realizado de Alejandro de la Sota.
Una de las mayores tragedias de la Arquitectura son los hermosos y funcionales proyectos que nunca llegaron a realizarse. Que ni siquiera tuvieron la oportunidad de enfrentarse al desafío del tiempo y la brutal piqueta municipal de esta capital, tan ingrata con el arte.
El proyecto del bloque de viviendas en la Avenida de La Reina Victoria, diseñado por Alejandro de la Sota, representa un hito importante en la arquitectura de Santander, a pesar de no haberse construido. Este proyecto ofrecía una solución innovadora para la implantación de edificios en la ladera, estableciendo una tipología que podría haber servido como referencia para futuros desarrollos urbanos en la ciudad.
El diseño propuesto por De la Sota incluía un cuerpo de dos plantas con locales comerciales en el frente de la Avenida, lo que habría contribuido a dinamizar la actividad en esa área. En perpendicular a este cuerpo, se trazaba una escalera lineal que seguía la topografía del terreno y permitía el acceso a diferentes niveles donde se ubicarían las viviendas en triplex, organizadas alrededor de un patio central. Este proyecto no sólo habría proporcionado una solución arquitectónica innovadora, sino que también habría contribuido a cambiar la percepción sobre la construcción en laderas, mostrando que es posible realizar desarrollos de alta calidad que respeten el entorno natural y se integren armoniosamente en el paisaje urbano.
Lamentablemente, la falta de acuerdo entre los promotores y las autoridades impidió la realización de este proyecto, privando a Santander de la oportunidad de contar con una obra destacada de la arquitectura contemporánea y de establecer un nuevo estándar para el desarrollo urbano en la ciudad.
Impermeabilización de edificios en Santander
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En la foto: el Pabellón Auxiliar de la Autoridad Portuaria de Santander (primera mitad del siglo XX y estilo regionalista).
El antiguo aeropuerto de Santander que fue (el de ahora está muy reformado desde entonces)
El antiguo Museo Marítimo del Cantábrico, hoy completamente modernizado
Este histórico edificio brutalista de Santander ha sido reformado por completo, en tiempos recientes. Inclusive su cafetería, con vistas insuperables de la Bahía.
Mantenimiento de fachadas en Santander
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En la foto: la mole de la manzana de Pasionistas, un símbolo del estilo brutalista en Santander.
¿Derribo o mantenimiento de naves industriales en Santander? El caso de las naves de Gamazo
La nave más grande, que data de 1950, originalmente albergaba talleres metalúrgicos de la Junta del Puerto. En 1882 se erigió una nave provisional, extendida en 16 metros en 1938. Para 1950, la parte original estaba en ruinas y sus dimensiones eran insuficientes, por lo que se demolió la parte más antigua y se construyó una nave más grande unida a la sección de 1938. Se llevaban a cabo labores de explotación, dragado, señalización y reparación de grúas. Para acomodar nuevos locales de almacenamiento y oficinas, se construyó otra nave más pequeña junto al taller mecánico. Se buscó una solución de máxima economía, utilizando material recuperado de derribos de estructuras adyacentes y bloques de acopios existentes para la construcción de muelles.
En cuanto a su conservación, las naves se encuentran en mal estado desde hace tiempo. En 1995, durante la construcción del CEAR de Vela, se restauraron exteriormente y se adaptaron para su nuevo uso como almacén de botes y embarcaciones. Sin embargo, su estado interior sigue siendo casi ruinoso. En este sentido, se proponen medidas de consolidación estructural y rehabilitación integral si se desea mantenerlas. No obstante, está previsto el derribo de estas naves, el próximo año, debido a la reordenación del Frente Marítimo de Santander.
Estructuras de hormigón en Cantabria que han hecho historia
Tampoco nos olvidemos de la amplia colección de maravillas arquitectónicas de hormigón que hay por toda Cantabria, también fuera de la capital.
Estructuras de hormigón para chalets en Cantabria: la Casa Pérez Pando (1971)
Obra del arquitecto Fernando Obregon Ansorena.
La «Casa Pérez Pando», diseñada por el arquitecto Fernando Obregón Ansorena en 1971, se erige en el encantador entorno residencial de Solares, un barrio caracterizado por sus viviendas unifamiliares y espacios ajardinados que se extienden a lo largo de la calle que conecta la carretera nacional N-634 con el restaurado edificio del Ayuntamiento de Medio Cudeyo. En aquel período, Obregón Ansorena, influido por corrientes como la escuela madrileña, exploraba en sus diseños residenciales la libertad de la planta y su integración con los espacios exteriores. Para ello, abordaba la complejidad de la relación entre la planta moderna y la cubierta mediante una fragmentación volumétrica y el empleo de cubiertas a un agua.
Estructuras de hormigón para casas en Cantabria
La «Casa Pérez Pando», asentada en una parcela regular y soleada, se eleva sobre un zócalo de hormigón que da forma a las jardineras y resuelve las diferencias de cota del terreno. Con un juego de volúmenes sugerentes y un cuidado constructivo marcado por el uso de ladrillo, se logra una resolución elegante y compleja para un programa habitacional generoso.
El diseño se desarrolla principalmente en planta baja, con un amplio espacio de salón-comedor, una cocina con área de office y un dormitorio de servicio, además de dos dormitorios y tres baños. Una mínima parte del programa se despliega en la planta superior, donde se encuentran un salón y el dormitorio principal con su baño. Las estancias se fragmentan, creando una trama ortogonal que sugiere la presencia de diagonales que dinamizan los espacios y volúmenes, manteniendo un equilibrio armonioso que refleja la riqueza y complejidad del interior.
Estructuras para casas de hormigón en Cantabria
En la foto, el chalet de Pérez Pando en Solares.
Estructuras para casas de hormigón en Cantabria: la «Casa Wunchs», en Mogro (1978)
Obra del arquitecto Fernando Obregon Ansorena.
La «Casa Wunchs», una obra del arquitecto Fernando Obregón Ansorena, cuyo proyecto se remonta al año 1978, se sitúa en la localidad de Mogro, cercana al acceso al campo de golf «Abra del Pas», en una zona donde el arquitecto construyó varias viviendas unifamiliares más, algunas de las cuales ya no existen en la actualidad. Esta vivienda fue diseñada para el que era su aparejador en aquel entonces, Miguel Ángel Wunchs.
En ese período, Obregón Ansorena, que aportaba propuestas cercanas a la escuela madrileña, exploraba la libertad de la planta residencial y su relación con los espacios exteriores. Trataba de resolver la difícil interacción entre la planta moderna y la cubierta mediante una fragmentación volumétrica y el empleo de cubiertas a un agua. En el caso de la «Casa Wunchs», situada en una parcela soleada en lo alto de una colina, con una pendiente pronunciada y vistas al cauce de la ría del Pas, se optó por un esquema en forma de ele para diferenciar las áreas de día y de noche del programa de vivienda.
Esta disposición, con un eje diagonal marcado por los accesos, crea un espacio exterior protegido de vistas y vientos, mientras que los dos cuerpos se cubren con cubiertas diferenciadas a un agua, dejando un área plana en la rótula de la planta como solárium. El zócalo de hormigón resuelve las diferencias de cota existentes, mientras que los juegos volumétricos y el cuidado constructivo de las fábricas de ladrillo, característicos del autor y evocadores de las experiencias arquitectónicas holandesas de entreguerras, hacen de esta vivienda uno de los mejores ejemplos de arquitectura doméstica en la región.
Estructuras para casas de hormigón en Cantabria
En la foto, el chalet de la Casa Wunchs en Mogro.
Viviendas de la Electra de Viesgo en el Desfiladero de la Hermida (1961)
Obra del arquitecto: Ignacio Álvarez Castelao.
En 1960, la empresa Electra de Viesgo decidió construir 18 viviendas en La Hermida para el personal que trabajaba en la Central de Urdón. El proyecto incluía 16 viviendas para obreros, 2 para directivos y una pequeña residencia para operarios eventuales. El arquitecto se enfrentó a un desafío significativo: introducir una intervención típicamente urbana en una pequeña comunidad rural que apenas duplicaba su población. Sin embargo, abordó la tarea con determinación y audacia, despojándose de cualquier atadura a las características de las edificaciones existentes y proponiendo un desarrollo nuevo con materiales y diseño contemporáneos.
Estructuras de hormigón para edificios en Cantabria
Las viviendas para los directivos se diseñaron en primer plano con estructuras de hormigón visto, revestimientos de loseta cerámica, dos balcones con barandillas y frontones de madera. Por otro lado, las viviendas para los obreros se organizaron en bloques yuxtapuestos de dos, tres y cuatro plantas, con fachadas de ladrillo hueco pintado en blanco. Ambos conjuntos se apoyan en pilares de hormigón visto, con cubiertas de chapa lacada de escasa pendiente. Para adaptarse a la pendiente del terreno, los bloques se escalonaron cada media planta, creando plataformas delimitadas por muros de mampostería caliza de alta calidad y escaleras voladas. La disposición de los bloques permite que cada tramo de escalera común distribuya a una vivienda, y se destaca el diseño de huecos horizontales sobre los verticales, aportando un aire de modernidad. La combinación de espacios porticados con tratamiento destacado del hormigón visto y los espacios libres entre edificios añade interés al conjunto. Sin embargo, se señala una discrepancia entre los planos originales y lo finalmente construido, ya que los bloques destinados a los trabajadores tienen una planta menos de lo previsto.
Cuando la central se automatizó y ya no requirió personal, la empresa ofreció las viviendas a bajo precio. Algunos las adquirieron, pero aproximadamente la mitad sigue hoy en venta, debido a lo apartada de esta ubicación, situada en mitad de un desfiladero.
Rehabilitación de fachada y cubierta en una casa antigua en Cantabria: la Torre de Don Borja en Santillana
Reforma de los arquitectos Eduardo Fernández-Abascal Teira y Luis Castillo Arenal.
La Torre de Don Borja es un tesoro arquitectónico con una rica historia que se remonta al siglo XV, cuando fue construida como residencia para Don Francisco de Borja Barreda, miembro de la familia Barreda. A lo largo de los siglos, pasó por varias manos, incluida la familia Güel, que la ofreció como residencia de verano a los Borbones. Más tarde, fue adquirida por la Fundación Santillana, que llevó a cabo una importante rehabilitación en 1981, recibiendo el prestigioso premio de la Organización Internacional Europa Nostra.
La rehabilitación tuvo como objetivo unificar y dar funcionalidad a la estructura, que había experimentado numerosas reformas y añadidos a lo largo del tiempo. Se buscó que el patio fuera el elemento central que articulase los espacios, y se adquirió un edificio contiguo para albergar funciones adicionales que no cabían en el edificio original. Este nuevo edificio albergó una sala de exposiciones, un salón de actos y una biblioteca, entre otros espacios. En la planta baja se encuentran los espacios de recepción, sala de exposiciones, seminario, almacén y oficinas, con acceso desde el patio. Se instaló una escalera principal para acceder a la galería del patio en la primera planta, donde se encuentran el salón de actos, el segundo seminario, las salas nobles y la biblioteca. Se añadió una segunda escalera para conectar la sala de exposiciones con el salón de actos en el edificio contiguo. En la planta segunda, la escalera principal se desplaza hacia el norte, dando acceso a la zona de galería y patio cubierto por un lucernario.
La rehabilitación también incluyó cambios en los materiales, como el reemplazo de la madera por hierro en la estructura de la cubierta. Se introdujeron nuevos materiales en el lucernario que cubre el patio y en distintos espacios del edificio original, creando un diálogo entre lo existente y lo contemporáneo. Se intentó preservar la esencia de las estancias originales, conservando el mobiliario en la medida de lo posible e introduciendo obras de arte cedidas por artistas.
La Torre de Don Borja es un ejemplo destacado de la conservación del patrimonio histórico a través de una cuidadosa rehabilitación que ha permitido adaptar el edificio a las necesidades actuales sin perder su carácter y encanto originales.
Hormigón para reformas: la capilla de Nuestra Señora del Carmen en Mataporquera (1957)
Obra atribuida a Ramón Lavín del Noval.
Fijaos cómo se integra esta maravilla en una pendiente tan pronunciada y en el entorno industrial de Mataporquera.
La reparación de la ermita fue el pretexto para ampliarla incorporando estructuras de hormigón armado que garantizasen un fácil mantenimiento. La geometría del solar, muy forzada para planear una ampliación, es un triángulo muy agudo definido por dos calles a diferente cota y una medianería. La implantación fue sencilla: una sola nave con ocho cuerpos, el acceso en el vértice y el altar apoyado en el muro medianero. Los cuerpos se ensanchan con el solar y se cubren a dos aguadas, de manera que las cumbres van escalonándose mientras permiten penetrar la luz. Interiormente, a la vez que se avanza hacia el altar, la iglesia gana en anchura y en altura. Para evitar apoyos interiores, las dos aguadas se resuelven con faldones apoyados en cerchas de hormigón armado y directriz quebrada que cargan en los machones de fachada que van resolviendo los recrecidos entre cada cuerpo de nave.
Los elementos estructurales se convierten en el cierre de fachada en los tramos de testero visibles al elevarse el tejado; por los huecos de estas cerchas entra la luz al templo. En el caso de los dos últimos cuerpos que se igualan en altura la cercha central se manifiesta en el interior; y en el muro medianero la cercha mantiene los huecos de entrada de luz, pero se aumenta su canto para formar el cargadero y la embocadura del presbiterio.
La única luz natural que se introduce al templo lo hace por los huecos de las cerchas de cubierta; esta y la presencia evidente de esta estructura caracterizan el interior de la capilla de Mataporquera. Los muros limpios, la presencia de la piedra reutilizada de la antigua ermita en los muros transversales como si fuesen contrafuertes, la renuncia a cualquier referencia de estilo y la inmediatez de la solución constructiva, confieren a este espacio un carácter industrial. El exterior muestra las contradicciones del momento, con una fachada de ladrillo caravista donde destaca una desproporcionada cruz blanca perforada en el centro para colocar la campana. Quizá para evidenciar el uso se colocó un pináculo de hormigón rematando cada uno de los machones transversales de piedra.
Según el doctorado de Luis Alberto Alonso Ortiz «No está documentada la autoría del proyecto conservándose los planos de obra sin firmar. Se atribuye la obra al arquitecto Ramón Lavín del Noval, pudiendo haberse proyectado por los servicios técnicos de las empresas locales, Cementos ALFA, UNQUINESA y Ferrocarriles de La Robla, cuyos directivos fueron miembros de la comisión para la reforma de la capilla, aportando además dinero, materiales y mano de obra. Podrían ser soluciones estructurales habituales de sus naves».
Estructuras para edificios de hormigón en Cantabria
En la foto, grupo de casas de estilo Art Decó en Torrelavega.
Materiales de hormigón en Cantabria: el lavadero en Udías Pumalverde
Obra del arquitecto Ángel Hernández Morales.
La obra de Hernández Morales como arquitecto de la Diputación de Cantabria nos ofrece un valioso ejemplo de paisajismo integrado con la arquitectura, adaptándose a los diversos contextos y tipologías de la geografía cántabra de manera sutil pero efectiva.
Los lavaderos diseñados por Morales destacan por su vocación urbanística, sirviendo como punto de encuentro y referencia para las comunidades locales, donde las personas solían relacionarse socialmente mientras realizaban sus labores domésticas. Estos lavaderos se caracterizan por su forma exenta y rotunda, con un espacio exterior sin delimitar ni edificar, lo que les confiere un aspecto altamente expresivo.
La planta de los lavaderos se basa en figuras geométricas simples, con un juego entre la rotundidad de la estructura y su apariencia exterior irregular. La fachada misma se convierte en la estructura, cerrándose al norte y dejando una abertura al sur como acceso, con ventanales que permiten ver el entorno. Los aleros protegen del clima, mientras que la carpintería de hormigón y vidrio sigue un estilo minimalista.
A pesar de los desperfectos que puedan haber sufrido con el tiempo, la esencia original de estos lavaderos se ha mantenido en gran medida. Sin embargo, con el desarrollo industrial y económico, muchos de estos edificios han caído en desuso o han desaparecido por completo. El espacio exterior, que antes permanecía abierto, ahora a menudo está delimitado por nuevas construcciones, perdiendo así parte de su carácter original.
En cuanto a los refugios construidos a finales de los años 50 a lo largo de las carreteras de acceso a zonas montañosas, su diseño simple y funcional los hacía ideales para dar cobijo a los transeúntes. Sin embargo, con los nuevos trazados viarios, muchos de estos refugios han desaparecido, y los que aún se mantienen en pie a menudo han sido olvidados y descuidados.
Fijaos en la foto con todos esos coches clásicos: son tan antiguos que parece que el tiempo se ha detenido en este lugar.
También incluimos fotos de otros lavaderos modernos maravillosos en Cantabria.