Hoy hablaremos de la limpieza de pisos en Santander y los misterios de la puerta más estrecha de la ciudad. Dos conceptos que están muy relacionados, como veremos. En pleno centro de Santander, a pocos metros del Paseo de Pereda (por su parte trasera), se encuentra un pequeño detalle arquitectónico que pasa desapercibido para la mayoría de los transeúntes. Se trata de una puerta de dimensiones inusuales, tan angosta que apenas permite el paso de una persona. Aunque a simple vista pueda parecer una rareza sin mayor trascendencia, su historia está estrechamente ligada a uno de los momentos más difíciles que vivió la ciudad.

ATTENTUS – Limpieza de pisos en Santander
C/ Emilio Pino, 4 Entlo. Derecha
39002 Santander, Cantabria
942 302 678
Lunes – Viernes
9:30 – 14:30 / 16:30 – 19:30
Testigo de la reconstrucción de Santander tras el incendio de 1941
El origen de esta peculiar puerta se remonta a la reconstrucción de Santander tras el devastador incendio de 1941. En aquellos días de escasez y esfuerzo colectivo, marcados por la tremenda desgracia ocurrida, los vecinos de un edificio afectado decidieron ceder parte del espacio de su portal para habilitar un pequeño local en la planta baja. De esa decisión nació esta puerta de una sola hoja, con la mitad del tamaño habitual, como testimonio de la solidaridad que marcó aquella época.
Su diseño sencillo es un reflejo de cómo la ciudad supo sobreponerse a la adversidad con ingenio y cooperación. Más que un simple acceso, es una huella de la memoria urbana y de la forma en que la arquitectura conserva fragmentos de la historia. La solidaridad y también la estratificación de la sociedad en clases sociales distintas son conceptos que se ven representados en esta puerta tan curiosa.
Un acceso secundario, pero con significado
Además de su contexto histórico, esta puerta también cumple una función social. Su ubicación en la parte trasera del edificio recuerda la antigua costumbre de las casas señoriales del siglo XIX, que solían contar con dos accesos: uno principal para los propietarios y otro más discreto para el servicio.
A pesar del paso del tiempo y los cambios en la organización urbana, esta puerta se ha mantenido en uso. En días de viento fuerte, su tamaño reducido ofrece una entrada alternativa más protegida que la principal. Sin embargo, atravesarla requiere cierta destreza, pues su estrechez apenas deja espacio para maniobrar. Recuerda un poco al pasaje del Evangelio que se refiere a una puerta estrecha, cuando sus discípulos preguntan a Jesús: “Señor, ¿son pocos los que se salvan?”.
Jesús no le responde directamente, sino que les dice que se esfuercen por entrar por la puerta angosta (estrecha). Les invita a reflexionar y dice que lo importante no es el número, si serán muchos o pocos, sino acertar con el buen camino, que es el que lleva a la puerta que da acceso a la salvación. Una puerta muy estrecha por el gran número de sacrificios que tendremos que realizar para ser buenos.
Evangelio (Lc 13,22-30):
Y recorría ciudades y aldeas enseñando, mientras caminaba hacia Jerusalén. Y uno le dijo:
— Señor, ¿son pocos los que se salvan?
Él les contestó:
— Esforzaos para entrar por la puerta angosta, porque muchos, os digo, intentarán entrar y no podrán. Una vez que el dueño de la casa haya entrado y haya cerrado la puerta, os quedaréis fuera y empezaréis a golpear la puerta, diciendo: «Señor, ábrenos». Y os responderá: «No sé de dónde sois». Entonces empezaréis a decir: «Hemos comido y hemos bebido contigo, y has enseñado en nuestras plazas». Y os dirá: «No sé de dónde sois; apartaos de mí todos los servidores de la iniquidad». Allí habrá llanto y rechinar de dientes, cuando veáis a Abrahán y a Isaac y a Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios, mientras que vosotros sois arrojados fuera. Y vendrán de oriente y de occidente y del norte y del sur y se pondrán a la mesa en el Reino de Dios. Pues hay últimos que serán primeros, y primeros que serán últimos.
Un símbolo de la historia cotidiana de Santander
Lejos de ser un monumento reconocido o una atracción turística señalizada, esta pequeña puerta es un recordatorio de cómo las decisiones colectivas moldean el entorno urbano. Representa la memoria viva de una época de reconstrucción y solidaridad, en la que cada detalle arquitectónico tenía una razón de ser. En una ciudad que avanza con paso firme hacia la modernidad, esta puerta sigue en pie, silenciosa pero llena de significado. Sólo hace falta detenerse un momento y observar con atención para descubrir las historias que se esconden en los rincones más inesperados.