¿Cuál es la realidad histórica de la película de La Misión? La película La Misión (1986), dirigida por Roland Joffé, combina elementos de ficción y hechos históricos para relatar la historia de las misiones jesuitas en Sudamérica durante el siglo XVIII. Estas misiones, conocidas como reducciones, fueron comunidades establecidas por los jesuitas en regiones de lo que hoy son Paraguay, Brasil y Argentina. Su propósito era evangelizar y proteger a los pueblos indígenas, particularmente a los guaraníes, frente a la explotación de los colonizadores. Sin embargo, el Tratado de Madrid de 1750, que redefinió las fronteras entre los imperios español y portugués, entregó territorios controlados por España a Portugal, donde la esclavización de indígenas era permitida. Este contexto provocó tensiones entre los jesuitas, las potencias coloniales y la Iglesia Católica.
El personaje del Padre Gabriel estaría inspirado en el verdadero jesuita y compositor
En la cinta se incluyen diversas localizaciones de Argentina, como la provincia de Misiones (precisamente). El personaje del Padre Gabriel estaría inspirado en el verdadero sacerdote jesuita y compositor de música barroca, Domenico Zipoli, quien llegó a estas tierras a evangelizar en las misiones jesuitas. En concreto, en las tierras de Córdoba, Argentina, en el siglo XVIII.
El padre Gabriel (interpretado por Jeremy Irons) encarna a los líderes espirituales jesuitas que buscaban proteger a los guaraníes mediante la resistencia pacífica, mientras que Rodrigo Mendoza (Robert De Niro) es un personaje ficticio que representa a un traficante de esclavos en búsqueda de redención, quien termina defendiendo la causa indígena. La película dramatiza la relación entre los jesuitas y los guaraníes, incluyendo un enfrentamiento armado entre los indígenas y los colonizadores. Aunque no se basa en un evento específico, este conflicto refleja las luchas que ocurrieron en la región debido a los intereses coloniales.
Si bien la película captura la esencia de las misiones jesuitas y la explotación sufrida por los guaraníes, también toma licencias creativas. Presenta a los jesuitas de manera idealizada, destacando su heroísmo y compromiso desinteresado con los indígenas. Asimismo, ofrece una visión romántica de los guaraníes, mostrándolos como una sociedad idílica y pacífica. Aunque estos elementos simplifican la complejidad histórica, refuerzan el mensaje emocional del filme en cuanto a la misión de San Carlos se refiere.
Un aspecto destacado de La Misión es la banda sonora de Ennio Morricone, que intensifica la espiritualidad y la profundidad del relato. Aunque no todo lo que muestra la película es históricamente exacto, ofrece una poderosa reflexión sobre el colonialismo, el papel de la religión y las injusticias sufridas por los pueblos indígenas. A través de esta narrativa, se logra mantener viva la memoria de un capítulo significativo y trágico de la historia de América Latina.
Las características de la sociedad mestiza e indígena y criolla de la América
Pero vamos a ver algunos de los principales rasgos históricos verdaderos y humanos de esta gran obra maestra del cine de todos los tiempos.
Sorprende el realismo de la escenografía y de las características propias de la sociedad mestiza e indígena y criolla de la América colonizada por los españoles desde hacía ya casi tres siglos. La ciudad de Asunción en Paraguay es representada tal y como eran estas localidades llamadas de estilo colonial, aunque en realidad terminaron siendo verdaderas provincias y capitales de provincias en los famosos virreinatos españoles en América.
La importancia de la religión y de la Iglesia como tal aparece también muy bien representada y tan dividida como pueda estarlo hoy en dos realidades que conviven y a la vez se enfrentan entre sí.
Por un lado, está la icónica representación de los misioneros jesuitas, que representan a los misioneros de todos los tiempos en su lucha por lograr la conversión de personas que nunca han tenido ningún contacto previo con el Evangelio y la fe católica. Esto produce martirios cuando uno de estos misioneros es arrojado río abajo hasta las cataratas por los indígenas guaraníes, que no se ven en principio convencidos por la conversión cristiana.
Sin embargo, el tesón y el sacrificio de estos primeros misioneros de lo que ahora llaman equivocadamente Latinoamérica y que en realidad es Hispanoamérica, en todo caso, fructifica en una misión muy prometedora en una zona virgen de la jungla que ya está en el punto de mira de españoles y portugueses.
Las leyes españolas protegieron a los indios desde el principio con el Derecho en la mano, pero los tratados que se firmaban en Europa repartían las fronteras entre los dominios brasileños de los portugueses y el sur del subcontinente sudamericano donde los españoles realizaban la defensa del territorio frente a nuestros hermanos lusos y sus aliados británicos. En uno de estos momentos, las misiones jesuitas se encuentran en plena zona de fricción y abandonados a su suerte cuando los portugueses toman el control oficial de esta zona de lo que ahora es Paraguay, pero en la frontera con Argentina y Brasil.
Sacrificarían a esta misión para que los Reyes de España y Portugal no tomen represalias
La Iglesia oficial del Vaticano se ve obligada de alguna manera a sacrificar a esta misión de vanguardia para que los Reyes de España y Portugal no tomen represalias contra los jesuitas por interponerse en su camino. Al igual que hace hoy el Vaticano, por desgracia, durante la Iglesia se pone de parte de la oficialidad de los estados y quieren convencernos de que los gobernantes hacen las cosas por el bien común, aunque no sea así. Es el reino de Dios el que tiene que prevalecer por encima de todo y sus misiones son los brotes verdes de una cosecha que tiene que ser de almas y no de recursos naturales ni esclavos.
En contraste con esta posición materialista y beligerante, en el mal sentido de la palabra, los misioneros jesuitas se rebelan contra este oficialismo y este abandono de unos cristianos nuevos que estaban siendo precisamente evangelizados en esos momentos.
También entre sus misioneros surge la duda sobre qué postura tomarán frente al abuso de los estados y la complicidad de la propia Iglesia oficial. Igual que pasa hoy en día con regímenes tan brutales y totalitarios como el del partido maoísta chino. Unos están por la labor de seguir hasta el final con el ejemplo de la resistencia hasta el martirio y otros creen que ha llegado el momento de resistirse de otra manera más humana y responder a esa violencia con más violencia, justificándose en la defensa propia como argumento.
El personaje de Robert De Niro en la misión es de lo más interesante, pues representa esa ruptura con la obediencia a la Iglesia e incluso con los métodos no violentos de nuestro Señor Jesucristo, que sí representa el personaje de Jeremy Irons. Un antiguo mercenario español que es convertido a la fe después de haber pasado una gran crisis personal y que se entrega a la tarea de organizar la defensa de la misión con su experiencia en la guerra.
El personaje interpretado por Robert De Niro encabeza una descubierta o encamisada
En la película vemos una magnífica representación de cómo funcionaba cualquier ejército europeo de por entonces y en concreto el portugués, en este caso, con soldados originarios de Europa o criollos que llevan su uniforme y armas de fuego y espadas y cañones, pero que también van acompañados por un fuerte contingente de mercenarios indígenas que son de tribus parecidas a las de esos hermanos indígenas a los que van a atacar en la misión guaraní. Es decir: la conquista y la pacificación y cualquier abuso que ejerciera cualquier estado o criollo en América tuvo siempre el apoyo de al menos una parte de la población indígena, tal y como podemos ver en estas regiones finales de guerra en la película de La Misión.
Las tácticas de guerrilla de la época, en las que los españoles fuimos los grandes maestros de todo el mundo, están también muy bien presentadas en la escena en la que Rodrigo, el personaje interpretado por Robert De Niro, encabeza una descubierta o encamisada en la que él mismo y unos cuantos indios consiguen robar armamento a los portugueses e incluso matan a uno de los soldados que se había despertado de pronto. Ese momento es muy representativo de toda la historia de esta película, pues se contempla la expresión de un reconvertido Rodrigo que se espanta de sí mismo al volver a derramar sangre después de haber tomado los hábitos y haber cambiado de vida.
El Señor Cabeza representa, por su parte, a esa aristocracia criolla, muchas veces mestizada, que asumieron el poder verdadero en cada lugar de América y de los cuales dependían muchas cosas. Eran ellos los que muchas veces protagonizaban los peores abusos contra lo que ellos consideraban una servidumbre de la que podían disponer alegremente. Y siempre estaban dispuestos a aumentar sus tierras y criados a costa de cualquier vecino y en concreto de los indios, razón por la cual los indígenas apoyaron a España en masa cuando tantos terratenientes criollos como Simón Bolívar entre otros se dedicaron a la tarea de separar a España de América y viceversa.
Rodrigo Mendoza, el mercenario interpretado por Robert De Niro
Los cambios a nivel religioso que se están produciendo en Europa y que influyen muchísimo en la sociedad civil de entonces son otra de las grandes preocupaciones de la jefatura de la Iglesia, tal y como se razona en los constantes planteamientos del representante del Papa en esta zona. Un personaje controvertido en la película que se ve obligado a ceder ante las presiones de los estados y más en concreto de Portugal, nación en que se ve apoyada en sus pretensiones por los terratenientes criollos españoles de esta región, que son los que impulsan de verdad la represión de los jesuitas y de los guaraníes para doblegarles a las leyes del país luso y poder aprovecharse de la situación.
De hecho, cuando este nuncio del Papa visita la misión de San Carlos, comenta con el Padre Gabriel, interpretado por Jeremy Irons, que la solidaridad existente en la comunidad guaraní de la misión le recuerda a los planteamientos de los revolucionarios socialistas europeos. Sin embargo, el padre Gabriel le contesta que eran planteamientos que ya llevaron a cabo los primeros cristianos en sus primeras comunidades. El sometimiento de los jesuitas a los reinos europeos fue uno de los grandes conflictos globales de este primer imperio global que fue España, junto a nuestra hermana Portugal, con la cual nos repartimos el nuevo mundo conocido y el globo terráqueo en general. Las decisiones que se tomaban en Europa afectaban a América y viceversa y esto creaba grandes tensiones que tenían como víctimas inocentes, en este caso, a los misioneros y los indígenas a los que trataban de ayudar.
La película plantea varios dilemas morales y en especial en todo lo que respeta al converso Rodrigo Mendoza, el mercenario interpretado por Robert De Niro, ya que son varios los conflictos espirituales que tiene este hombre a lo largo de la trama. Ya de antes se había planteado que el personaje que encarna ayer era mi Irons se estaba jugando el pellejo al ir a evangelizar a unos indígenas que habían matado a su predecesor, al cual él envió primero por delante. Pero Rodrigo Mendoza se va a encontrar, primero, con la encrucijada de tener que denunciar las mentiras de los criollos españoles y portugueses que querían apropiarse de esa zona de las misiones. Debido a sus intentos de desenmascarar la verdad este hombre va a ser obligado a pedir perdón por sus verídicas acusaciones. Y luego se produce la verdadera encrucijada cuando se ve obligado a tomar otra vez la espada para defender a los indígenas cuando había prometido en sus votos no volver a derramar sangre nunca más.
La conquista de América también se hizo con la colaboración de muchas tribus locales
Estamos hablando de la misma época que podemos ver en otro gran film de este momento histórico apasionante del siglo XVIII y que es El último mohicano. Estamos hablando del mismo periodo de la Historia, pero en Sudamérica y no en la frontera entre Estados Unidos y Canadá. Y de nuevo vemos las tensiones entre los grandes reinos europeos del momento, en este caso España y Portugal, que no siempre hemos tenido una relación fraternal y amistosa debido a la interferencia británica en Portugal desde la Edad Media. Es otra gran película para entender que la conquista de América también se hizo con la colaboración de muchas tribus locales que decidieron unirse al caballo ganador de los europeos y no resistirse a lo que ahora se llama el mainstream o corriente principal. Los indios formaban la gran mayoría de la población americana de ese momento y los indígenas fueron los verdaderos protagonistas, bajo la dirección de los europeos, de la conquista de su propio continente. Todo lo contrario a lo que presenta el mito que enfrenta a dos etnias muy dispares sin que haya colaboraciones locales de por medio.