Hay una nueva ruta que vamos a poner en valor, como se dice ahora, para conocer bien la capital de España y es la ruta de los elefantes de Madrid. Una ruta tan novedosa que no tengo constancia de que a nadie más se le haya ocurrido antes nada parecido.
Los museos de los elefantes prehistóricos de Madrid
Especial atención merecen el Museo de Arqueología de Alcalá y también el Museo de San Isidro de Madrid en la evolución de los elefantes madrileños, que eligieron este hábitat de la zona central de España para vivir y crecer tanto en tamaño como en las poderosas defensas que son sus dientes incisivos.
Para conocer la ruta de los elefantes prehistóricos en Madrid acudir a Miguel (623191492).
En el Museo de San Isidro podremos ver un ejemplar de elefante antiguo con unas defensas especialmente enormes. Casi todos estos hallazgos se han encontrado en el curso de trabajos de mantenimiento o de construcción, inclusive cementerio improvisado de elefante en el cual se tiene constancia de que nuestros antepasados se dieron un banquete a costa del coloso cárnico. Pues bien, estaríamos hablando de un ejemplar encontrado en un arenero por la zona de Arganda del Rey.
En el Museo de Ciencias Naturales de Madrid podremos ver bastantes restos de elefantes prehistóricos hallados en la Península, además de otros huesos y explicaciones de los animales que los acompañaron en su época.
Alcalá de Henares es mucho más que Cervantes o el pasado romano de Compluto y en el Museo Arqueológico de Alcalá podemos contemplar la mejor colección de restos del Mioceno de Madrid, adonde van a parar todos los hallazgos del Cerro de Batallones y otros yacimientos paleontológicos de la zona.
En la foto podemos ver un ejemplar de uno de esos presuntos antepasados de los elefantes actuales (o parientes de los antepasados): el Gomphotherium Angustidens, que fue tan típico de Madrid y ha aparecido por varios lugares.
La naturaleza terminó eligiéndolos para su extinción
Los elefantes forman parte del ecosistema madrileño con mucha más intensidad incluso que los osos y se merecen un homenaje por haber elegido nuestra capital como uno de sus lugares preferentes a la hora de elegir sus hábitats. Durante prácticamente toda la evolución del elefante ha habido ejemplares de esta apasionante especie en constante mejora y en constante extinción. Lamentablemente, como dice el personaje de Malcom en la película de Jurassic Park, la naturaleza terminó eligiéndolos para su extinción, y todo ello después de un envidiable proceso de adaptación al medio en el que pasaron por distintas etapas tanto a nivel de corpulencia como de tener más o menos pelo o incluso con una disposición muy diferente de sus famosos incisivos, llamados popularmente colmillos de elefante. Por desgracia para ellos, llegado el momento cumbre, la adaptación al medio cambiante de la Península Ibérica y de toda Europa no fue más posible y les tocó extinguirse, tal vez ayudados por los seres humanos primitivos que por entonces poblaban nuestro continente.
Guía de Historia Natural de Madrid y de Historia humana (Miguel, 623191492).
En la actualidad, solamente dos especies de grandes elefantes perviven con sus diferentes subespecies en el continente africano y en el asiático. Ellos son los únicos representantes de una larga estirpe de experimentos que terminaron muchas veces en un callejón sin salida del que sólo la paleontología les ha podido sacar. Muchas veces fue el hallazgo fortuito de trabajadores de mantenimiento que se encontraron con una cosa que sabían que era completamente inusual y los huesos de elefantes son especialmente inusuales por el tamaño de esos fémures o dientes gigantescos que popularmente se llaman colmillos, pero que en realidad son sus incisivos.
Tráfico lento en Cibeles en 1950 debido al paso de una manada de elefantes de un circo. Son animales bastante inteligentes, pese a su aspecto tosco, y en especial los asiáticos, que son los únicos que se pueden domesticar.
Que Madrid sea rico en la Historia Natural y humana no es algo casual
El hecho de que Madrid sea rico en la Historia Natural y humana no es algo casual, sino que es el resultado lógico de la abundancia de agua que hace de esta zona un lugar especialmente rico para la vida. Cuando los elefantes acudieron aquí lo hacían por la misma razón por la que los madrileños medievales buscaron en Madrid su mejor refugio y se fortificaron en su cerro principal. Para asegurarse el suministro de agua en todo momento.
Un error muy frecuente es pensar que la evolución es un concepto lineal y en un plazo o plazos limitados de tiempo. Ni muchísimo menos ha sido así nunca. La evolución es un laberinto de especies que a veces van a ningún sitio mientras que otras consiguen llegar a realmente a sobrevivir con mejoras que les permiten adaptarse a medios que van cambiando sin parar. Esto es especialmente confuso en casos como el de los elefantes o los grandes felinos, ya que hay caminos que definitivamente no van a ninguna parte y cuesta entender cuáles son realmente los antepasados de los modernos tigres o elefantes y cuáles son las especies que constituyen auténticos laberintos sin salida. Y estamos hablando de periodos de millones de años, que en el caso de los elefantes han visto sucesivas estirpes de estos grandes animales que se han destacado por su corpulencia, sus poderosas defensas dentales, su gran longevidad y su capacidad de adaptarse a entornos cálidos o helados, en el caso de los mamuts lanudos. También la extensión de su nariz o trompa es otro factor adaptativo importantísimo que les ha permitido defenderse y también manipular ramas y desarrollar una inteligencia poco común en los animales. Son realmente unos colosos extraordinarios y poco conocidos, pero mucho más cuando estamos hablando de estirpes que se han terminado para siempre.
Los elefantes prehistóricos pigmeos que había en la isla de Flores o Sicilia
Si hay un animal que verdaderamente es el rey de la selva, tanto en el continente africano como en Asia, es el elefante. Uno de los animales más perfeccionados que pueda haber y definitivamente de los más poderosos sino el que más de los que pisan la tierra firme. Estamos hablando de un animal fuerte y grande de porosidad que apenas cuenta con depredadores naturales por su corpulencia, pero además es un ser muy inteligente que utiliza la trompa de en forma muy parecida a como usamos nosotros las manos.
El elefante ha llegado hasta nosotros pasando por un camino muy largo de evolución que ha tenido muchos caminos sin salida. Especies que simplemente han desaparecido y continentes enteros en los que pisaron estos colosos y que han quedado sin elefantes para siempre, o al menos por el momento, mientras que en los continentes africanos y asiático sí han podido sobrevivir las versiones más actuales de estos animales increíbles. Las sorpresas que arrojan los elefantes son enormes y mucho más cuando observamos su evolución y las curiosidades que muestran estas estirpes de colosos, que además no siempre fueron tan grandes en todas sus versiones.
Los elefantes prehistóricos que había en la isla de Flores, por ejemplo, eran del tamaño de vacas, aunque a los hombres de Flores que vivían por allí les debía resultar bastante complicado cazarlos, ya que también ellos eran unos pigmeos dentro de la evolución humana. Cabe destacar que los buitres de pico largo que ya se extinguieron hace tiempo en esa zona eran mucho más altos que esos elefantes enanos, que a su vez eran depredados por una especie gigante de dragón de Komodo.
En Sicilia se encontraron elefantes todavía más pequeños. Y esto no puede sorprendernos cuando estamos hablando de islas, ya que los recursos alimenticios son más escasos y producen este tipo de raquitismo para que las especies puedan sobrevivir. Aun así, ninguna de estas dos especies de elefantes prehistóricos pigmeos llegó hasta nuestros días.
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Los elefantes han tenido que adaptarse al clima y no siempre han sido animales de tipo tropical
Los elefantes han tenido que adaptarse al clima y no siempre han sido animales de tipo tropical. Las glaciaciones hicieron que estos colosos se cubrieran de mantos de lanas muy densos y son los mamuts que conocemos hoy en día, pero en realidad hay otros tipos de mamuts sin tanta cobertura lanuda. El árbol genealógico de los elefantes es largo y complejo y todavía está por completarse en todos sus misterios, siendo Madrid un lugar especial para la investigación de la evolución de los elefantes.
Los elefantes prehistóricos de Madrid cubren una parte muy importante de la evolución
Los elefantes prehistóricos de Madrid cubren una parte muy importante de la evolución de estos gigantes. En las más antiguas especies que se han descubierto en la región estamos hablando de más de 15 millones de años atrás y de unos ejemplares realmente arcaicos, mucho más pequeños que los actuales y con proporciones diferentes. Basta con ver el arcaico elefante primitivo que tenemos expuesto en la estación de Metro de Carpetana para darnos cuenta de que no es precisamente un elefante actual o un mamut, más o menos actual, puesno es precisamente grande. Se trata de otra especie más en vías de evolucionar hacia los colosos más proporcionados que son hoy en día los elefantes. Por otro lado, los ejemplares hallados en manada en la zona de Vallecas parecen indicarnos ciertos problemas de adaptación, a lo mejor a un medio que se volvió de repente árido, ya que este grupo de animales murieron en masa y de repente, según dicen los expertos.
Hallazgo de un cementerio de elefantes primitivos en Vallecas
Durante las obras del nuevo centro logístico de bomberos en el polígono de La Atayuela, en el distrito de Villa de Vallecas (Madrid), se descubrió un cementerio de elefantes primitivos que data de más de cinco millones de años. Este hallazgo ha revelado restos fósiles de ocho ejemplares parcialmente completos de la especie Gomphotherium Angustidens, un pariente lejano de los elefantes modernos que fue especialmente frecuente en los paisajes madrileños de hace más de 10 millones de años.
Los restos incluyen mandíbulas, colmillos, fémures, húmeros y caderas completas. Los Gomphotherium Angustidens eran mamíferos herbívoros de gran tamaño, alcanzando hasta cinco metros de longitud, tres metros de altura y un peso aproximado de 2,5 toneladas. Estos animales poseían cuatro colmillos: dos superiores curvados hacia abajo y dos inferiores más cortos. Además, tenían una trompa más corta que los elefantes actuales. El cementerio descubierto es un registro excepcional del Mioceno inferior y medio (hace entre 16 y cinco millones de años), cuando esta especie habitaba Europa, la península arábiga y el noroeste de África.
Un refugio para la manada de Gomphotherium Angustidens en Vallecas
Se cree que este lugar fue un refugio para la manada de Gomphotherium Angustidens en Vallecas, durante un periodo de aridez y descenso de temperaturas hace 14 millones de años. La existencia de alimento y agua atrajo a los animales, pero las condiciones adversas acabaron con parte de la manada. Una posterior riada cubrió los restos, preservándolos para su fosilización. La excavación, dirigida por Alessandro Giusto y Jorge Morín, se llevó a cabo entre marzo y agosto en un área de 800 metros cuadrados. Los fósiles recuperados ya han sido depositados en el Museo Arqueológico Regional de la Comunidad de Madrid, en Alcalá de Henares, y algunos ejemplares se encuentran en estudio en el Museo Nacional de Ciencias Naturales.
Este hallazgo enriquece el patrimonio arqueológico de Madrid y también aporta información crucial sobre la biodiversidad y las condiciones climáticas del Mioceno. Aunque restos de Gomphotherium Angustidens ya se habían encontrado en otros lugares de Madrid, como Somosaguas y Carpetana, este descubrimiento en Vallecas representa uno de los yacimientos más completos y mejor conservados. Además, su estudio contribuirá a comprender mejor el ecosistema en el que vivieron estos elefantes primitivos, mucho antes de la aparición de los primeros homínidos en Europa.
El descubrimiento en la estación de Metro Carpetana se originó durante las obras de remodelación llevadas a cabo por Metro de Madrid y la empresa Sacyr. A una profundidad de 10 metros bajo el nivel de la vía, se identificó un primer yacimiento arqueológico. Sin embargo, la «sorpresa» llegó al excavar otros 10 metros más, donde se encontró un segundo yacimiento con restos fósiles, principalmente de mastodontes, carnívoros y microvertebrados. Destaca la notable diversidad de flora y fauna encontrada. Entre los hallazgos sobresalen mandíbulas de caballos primitivos (Anchitherium), restos de mastodontes (Gomphotherium angustidens), rinocerontes, rumiantes (como cérvidos y bóvidos), tortugas gigantes y otros restos de carnívoros, que suelen ser menos comunes en los registros fósiles.
Entre los carnívoros identificados se incluyen varias piezas de una especie de lobo (Hemycion sansaniensis), denominado popularmente «oso lobo» debido a su apariencia similar a grandes lobos, con un tamaño comparable al de un tigre. Estos animales eran carroñeros y cazaban en manada, persiguiendo antílopes y gacelas. Asimismo, se han hallado numerosos restos (mandíbulas y caninos) de anficiónidos (Amphycion giganteus), considerados los mayores carnívoros del Mioceno Medio, con un peso estimado de unos 300 kilos. Este depredador y carroñero tenía una morfología intermedia entre un oso y un perro, ocupando el ápice de la pirámide trófica de la época en la región de Madrid.
La extinción de los gonfoterios en Afro-Eurasia se ha supuesto generalmente como resultado de la expansión de los Elephantidae y el Stegodon. La morfología de los molares de los elefántidos era más eficiente que la de los gonfoterios para consumir pasto, que se volvió más abundante durante los períodos del Plioceno y el Pleistoceno. En el sur de América del Norte, América Central y América del Sur, los gonfoterios no se extinguieron hasta poco después de la llegada de los humanos a las Américas, hace aproximadamente 12,000 años, como parte de las extinciones de megafauna del Pleistoceno tardío que afectaron a la mayoría de los grandes mamíferos en las Américas. Huesos de los últimos géneros de gonfoterios, Cuvieronius y Notiomastodon, fechados poco antes de su extinción, se han encontrado asociados con artefactos humanos, lo que sugiere que la caza pudo haber desempeñado un papel en su desaparición.
Tengamos en cuenta que los elefantes prehistóricos muertos en Vallecas no alcanzaban prácticamente ni la mitad de peso que puede tener hoy en día un elefante actual. Es un largo camino evolutivo que va en paralelo con el de los homínidos y sus antepasados primates y que en cierto momento hace que nos encontremos, representando los elefantes una fuente de comida a la vez que de peligros. Y es que estamos hablando de animales que además de ser muy poderosos físicamente tienen una inteligencia tan especial que llegan incluso a defender a sus congéneres muertos de los carroñeros, como se ha comprobado en grabaciones para documentales, incluso con un extraño ritual que consiste en poner luego todos la trompa encima del animal muerto que formaba parte de su manada.
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Los homínidos consumían elefantes en Granada hace 1,2 millones de años
Una reciente investigación ha revelado que los homínidos que habitaban la península ibérica hace 1,2 millones de años consumieron carne de elefante Mammuthus meridionalis. Este hallazgo se basa en marcas de corte encontradas en restos óseos procedentes del yacimiento Fuente Nueva 3, en Orce (Granada). El estudio, publicado en Quaternary Science Reviews, fue realizado por un equipo de investigadores de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), la Universidad de Granada (UGR), la Universidad de Jaén, la Universidad de La Laguna, entre otras instituciones.
Pruebas directas: marcas de corte y análisis tafonómicos
Las marcas de corte en los huesos de este elefante son las evidencias más antiguas de este tipo conocidas hasta ahora en Europa. Estos hallazgos confirman que los humanos no solo tuvieron acceso al animal, sino que lo aprovecharon como recurso alimenticio. Según José Yravedra, catedrático de Prehistoria y Arqueología de la UCM, estas marcas son pruebas directas que permiten descartar especulaciones sobre el consumo humano del elefante.
En investigaciones previas de 2013 ya se había documentado el hallazgo de un elefante en semiconexión anatómica junto a restos de herramientas líticas y coprolitos de Pachycrocuta brevirostris, una especie de hiena extinta. Sin embargo, el presente estudio va un paso más allá al usar técnicas avanzadas como análisis tafonómicos y modelos de inteligencia artificial para corroborar el consumo humano de este mamut.
Tigres dientes de sable y marcas de depredadores
Además de las marcas de corte humanas, los huesos presentan marcas de dientes atribuibles a tigres dientes de sable mediante análisis tridimensionales combinados con inteligencia artificial. Este método permitió clasificar con alta probabilidad las marcas dejadas por estos grandes felinos, que, al igual que los humanos, aprovecharon el cadáver del animal. Contrariamente a lo que se pensaba, no se encontraron evidencias de actividad de hienas en el elefante, desmintiendo la creencia tradicional de que Pachycrocuta interactuó con este ejemplar.
Marcas de corte sobre esqueletos de Palaeoloxodon antiquus de Neumark-Nord. Crédito: S. Gaudzinski-Windheuser et al (2023).
Una elefanta que murió de causas naturales
El esqueleto encontrado corresponde a una elefanta que murió de causas naturales a los 50-60 años. Aunque su cuerpo está casi completo, faltan las extremidades y la cabeza. Estudios micromorfológicos realizados en los sedimentos asociados revelan que el animal falleció en un entorno cubierto por agua, lo que favoreció la excepcional conservación de sus restos. «La micromorfología ha demostrado que la proboscídea murió en un ambiente acuático, lo que permitió que el esqueleto se conservara en excelente estado», explica Juan Manuel Jiménez Arenas, investigador de la UGR. Esta circunstancia también sugiere que tanto los homínidos como los tigres dientes de sable tuvieron acceso temprano al cadáver antes de que quedara sumergido.
El estudio de este yacimiento no solo arroja luz sobre los hábitos alimenticios de los primeros pobladores de Europa, sino que también ofrece pistas sobre las interacciones entre humanos y grandes carnívoros. «Estos resultados son clave para continuar desentrañando los misterios de las vidas de las poblaciones humanas del pasado», concluye Yravedra.
«Miguelito», el elefante antiguo de Áridos 2 que fue devorado por humanos
Los yacimientos de Áridos en Arganda del Rey son testimonio crucial del pasado prehistórico de la región de Madrid, revelando un capítulo fascinante sobre los primeros habitantes de la península ibérica. Estos yacimientos, excavados entre 1971 y 1976, representan algunos de los hallazgos más significativos del Paleolítico inferior en Europa, situados cronológicamente hace más de 400,000 años. Ubicados cerca del Soto de las Juntas y la Laguna del Campillo, en la confluencia de los ríos Manzanares y Jarama, estos sitios fueron descubiertos durante las actividades extractivas de la empresa Áridos SA. El primer hallazgo en Áridos 1 incluyó los restos de un elefante antiguo (Palaeoloxodon Antiquus), junto con una industria lítica rica en herramientas de piedra y una notable acumulación de microfauna. Posteriormente, en Áridos 2, se encontraron los restos de otro elefante, esta vez un macho mayor, preservado en conexión anatómica.
Homo Heidelbergensis y la industria lítica
Los yacimientos proporcionan evidencia directa de la presencia de Homo heidelbergensis en la región. Estos humanos primitivos utilizaron herramientas de la industria Achelense (modo técnico 2), caracterizada por bifaces y utensilios fabricados en sílex y cuarcita. Las herramientas sirvieron para descuartizar animales y acceder a recursos alimenticios esenciales. Lo que distingue a Áridos 1 y 2 es la condición in situ de los hallazgos. Los sedimentos depositados por una crecida del río Jarama encapsularon los restos, preservando un «instantáneo» del pasado. Este entorno permitió analizar las interacciones entre humanos y su entorno, incluido el uso de fuego en Áridos 2, donde los heidelbergensis probablemente carroñaron al elefante.
El descubrimiento de marcas de corte en los huesos de «Miguelito», el elefante de Áridos 2, confirma la intervención humana en su despiece. Esto refuta la idea de que los homínidos de esa época dependieran exclusivamente de presas menores y destaca su capacidad para aprovechar recursos compartidos con grandes carnívoros.
Los restos de Áridos 2, junto con otros hallazgos del yacimiento, se conservan en el Museo Arqueológico Regional de Alcalá de Henares, donde se presentaron al público en 2002 en la exposición «Bifaces y elefantes. Los primeros habitantes de Madrid». Estos yacimientos no solo arrojan luz sobre la vida prehistórica en Madrid, sino que también consolidan la región como un punto clave en el estudio de la evolución humana.
Cuando el «Elefante de Orcasitas» dominaba el Manzanares
Hace miles de años, el río Manzanares ofrecía un ecosistema muy distinto al actual. Este entorno, habitado por especies homínidas anteriores a la nuestra, era dominado por imponentes paquidermos, como el «Elefante de Orcasitas», cuyos restos fueron descubiertos casualmente en 1959. En el kilómetro 7 de la carretera de Andalucía, unos obreros que trabajaban en un arenero encontraron un cráneo casi completo de Elephas (Palaeoloxodon) Antiquus, un elefante prehistórico que habitó Europa hace unos 350,000 años. La pieza incluía sus características defensas rectas en perfecto estado. Este ejemplar, considerablemente mayor que los elefantes actuales, alcanzaba los cinco metros de altura y pesaba entre seis y siete toneladas.
Guía de Historia Natural de Madrid y de Historia humana (Miguel, 623191492).
El Elephas Antiquus sería cazado en las riberas del Manzanares
El descubrimiento tuvo tal relevancia que, apenas horas después, el alcalde José María Finat y el ministro de Vivienda, José Luis Arrese, visitaron el lugar. Se llegó a plantear la idea de crear un museo al aire libre en el sitio del hallazgo, una propuesta pionera para la época. Sin embargo, finalmente el cráneo fue trasladado al Instituto Arqueológico Municipal y, posteriormente, al Museo de San Isidro, donde permanece desde el año 2000. El Elephas Antiquus reinó en las riberas del Manzanares hasta su extinción durante las últimas glaciaciones cuaternarias, cuando no pudo adaptarse al cambio climático. Según Joaquín Panera, del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), la ribera del Manzanares constituye un registro arqueológico de gran riqueza y singularidad en Europa.
La biodiversidad y la condición de corredor ecológico de esta área la convirtieron en un lugar frecuentado tanto por elefantes como por grupos humanos, probablemente neandertales o Homo heidelbergensis. Los restos encontrados, incluyendo huesos y herramientas líticas, muestran que los homínidos aprovecharon los recursos que ofrecían estos animales, aunque parece que el consumo de elefantes era principalmente carroñero.
Elefantes de Madrid: aliados de los primeros humanos
Para los paleoecólogos, los elefantes son especies clave en los ecosistemas debido a su influencia en la búsqueda de recursos como agua, vegetación y minerales, información que pudo ser valiosa para los cazadores-recolectores. Aunque no se sabe con certeza si los homínidos del Manzanares cazaban elefantes regularmente, hay pruebas de que estos animales eran una fuente importante de nutrientes. A pesar de su relevancia, el «Elefante de Orcasitas» no se ha convertido en un símbolo emblemático de Madrid. Según Panera, otorgar mayor visibilidad a este hallazgo ayudaría a reconocer la ribera del Manzanares como un lugar de valor único, merecedor de ser declarado Patrimonio de la Humanidad.
La fascinación por estos gigantes prehistóricos no es nueva: su impacto cultural y científico fue inmediato tras su descubrimiento, consolidándose como una de las piezas más destacadas de la arqueología ibérica. Sin embargo, el paso del tiempo ha opacado su protagonismo, dejando pendiente el desafío de reivindicar su lugar en la memoria histórica y cultural de la ciudad.
En esta imagen vemos un león cavernario que está permitiendo que seres humanos primitivos se le acerquen demasiado sin que parezca que va a defenderse o atacarlos de alguna manera. Esto sólo podría ser posible en la actualidad o en el mundo prehistórico si estuviéramos hablando de un ejemplar de león muy enfermo que no fuera capaz de hacer el más mínimo planteamiento de gran depredador.
No es fácil hacerse a la idea de todos los yacimientos que hay con elefantes prehistóricos por todo Madrid ni mucho menos lo es aclararse con tal variedad de especies y en el curso de tantas estirpes y generaciones a lo largo de millones de años de evolución y extinciones. Hasta los que somos más frikis de estos nos podemos perder fácilmente en ese laberinto que se interna en la verdadera noche de los tiempos. Por eso recomendamos muchísimo a la gente que no dejen pasar esta oportunidad de conocer la evolución de los animales actuales y también del ser humano a través de esta ruta de los elefantes prehistóricos en Madrid que será explicada por quien le ha dedicado muchos años a todo esto y conoce bien los yacimientos y los museos y las historias relacionadas con todo este tema.