La unión de todas las policías de Europa lo calificó como el mayor misterio policial del viejo continente y no es para menos. Porque el caso del niño de Somosierra lo tiene todo: un accidente brutal de camiones sin supervivientes en el cual desaparece, sin dejar rastro en el mundo, una criatura de diez años de la que no se ha vuelto a saber nada. Como si se lo hubiera tragado la tierra.
Una de las historias estrella del famoso programa de desapariciones Quién sabe dónde
Fue una de las historias estrella del famoso programa de desapariciones Quién sabe dónde, dirigido por Sáenz de Buruaga y Paco Lobatón. un programa que fue muy novedoso en su época por la temática del programa y el formato, pionero en España y que ayudó a sensibilizar a la población en un problema gravísimo como son las desapariciones no explicadas.
El caso del niño de Somosierra es paradigmático de este tipo de desapariciones. Una historia que es a la vez misteriosa, inquietante y desesperante en especial para la familia, que siguen buscando al niño después de muchísimos años de no tener ninguna noticia. un niño que hoy tendría casi cincuenta años, pues era un niño en el año ochenta y seis, año en el que desapareció misteriosamente del camión en el que viajaba junto a sus padres.
Se trata de un caso sobre el que han corrido ríos de tinta se ha especulado como con casi ningún otro. Todo tipo de teorías que, sin embargo, no acaban de explicar con pruebas lo que pudo haber pasado, pero nosotros hoy traemos la posible solución de manos de uno de los mayores expertos en el tema y que investigó el caso personalmente Juan Rada es un famoso periodista del suceso que fue director del mítico periódico El Caso, legendario también en su ámbito de investigación de sucesos. Pero vamos a contar, en primer lugar, lo que es seguro y todos sabemos.
El camión del padre del niño de Somosierra: ¿portaba una ilegal carga de droga?
Corría el mes de junio de 1986 cuando un transportista viajaba junto a su mujer y su hijo de diez años desde Cartagena hasta Bilbao. Y lo hacían en el camión de transporte en el que trabajaba este señor, concretamente llevando un cargamento de ácido sulfúrico con el que había de atravesar prácticamente toda la Península Ibérica. Un trayecto muy largo y una mercancía demasiado peligrosa como para que fuera normal plantearse el viaje junto a su familia, pero no es una práctica tan fuera de lo común incluso hoy en día. Tengamos en cuenta, para empezar, que se trata de un empleo muy sacrificado en el que trabajar muchas horas fuera de casa y en el cual ocurren muchos accidentes. En especial, en esa época, cuando había menos medidas de seguridad y más trayectos por carreteras de toda la vida, ya que todavía no estaba muy desarrollada la red de autopistas de la que disfrutamos hoy.
Según todas las evidencias que tenemos, en línea con lo que contaba Juan De Rada, tenemos la tesis más probable de que el camión del padre del niño de Somosierra portaba su ilegal carga de droga con el conocimiento expreso del transportista. Por aquel entonces, mucha droga entraba por los puertos del Sur y Levante y se consumía en grandes cantidades en el norte de España, así como en otros puntos de Europa, por lo que ese viaje era uno de tantos que se hacían para mover hachís o heroína y otras mercancías perseguidas. De hecho, buceando en la prensa histórica hemos encontrado una noticia muy interesante que recuerda mucho a este caso, pues se trata de un camión idéntico al accidentado en Somosierra y que cargaba un gran alijo de hachís. Un camión Volvo que fue interceptado, procedente de Marruecos y con destino a Alemania, aunque hacía varias paradas por el camino. Por ejemplo, en Salamanca.
¿El niño de Somosierra en poder del narcotráfico?
También hemos encontrado muchas noticias que hacen referencia al problema enorme de la droga en Burgos, como lugar de paso y también distribución de las drogas en toda la zona norte. Y el accidente en el que desapareció el niño de Somosierra se produjo en esa ruta importante para este comercio, ilícito y trasnacional.
Y las cosas sucederían de esta manera: el padre estaba agobiado por las deudas y los traficantes, como han seguido haciendo por generaciones, se acercaron a él para utilizar su enorme camión como transporte de un gran cargamento de droga. Sería una operación puntual, tal vez, que le permitiría arreglar su maltrecha economía de humilde transportista.
Incluso es posible que una de las condiciones para el transporte fuera llevar consigo a su familia, para asegurarse los traficantes de que no hacía ninguna tontería. Tengamos en cuenta que se manejaban cantidades millonarias con un cargamento grande de estas sustancias, por lo que sería una posible tentación para una persona trabajadora y humilde que podría realizar su descarga en cualquier sitio, siempre al volante de su camión.
Un control de drogas la Guardia Civil se encontraría a poca distancia del convoy
Ya cerca de su presunto destino en Bilbao, aunque esta ciudad era el destino oficial de la carga del ácido sulfúrico y no sabemos si de la droga, que se pudo haber repartido por más lugares, es cuando podría haber sido abordado en el puerto de Somosierra. En ese paraje podrían haber obligado al transportista a cambiar su ruta o haberse asegurado de que iba a pasar a través de un control de drogas de la Guardia Civil que se encontraba a poca distancia del convoy. Y en este caso, siempre según la lógica de que más coches acompañarían el cargamento, podrían haber arrancado de los brazos de sus padres al pequeño, incluso amenazándolos con armas.
Esto explicaría también que apareciera del niño únicamente una playera en el camión, posible testimonio de un forcejeo en el que el transportista tenía todas las de perder.
¿Por qué desapareció el niño de Somosierra?
La propia abuela materna del muchacho explicaba que su yerno podría haber hecho cualquier cosa en el mundo salvo permitir que se llevarán a su hijo, pues antes que eso aceptaría la muerte a tiros, pero, ¿qué pasaría si estuvieran apuntando a su mujer y a su hijo con las pistolas? La cosa ahí cambiaría bastante.
Una vez vez sin el niño, sin pistolas de por medio, el padre pudo emprender una alocada persecución en la que no podía ganar, pues el coche lanzadera sería mucho más veloz y fácilmente podrían estarlo perdiendo de vista en la bruma de la mañana. Estaba amaneciendo y había tráfico de camiones en la bajada del puerto de Somosierra, con un control de la Guardia Civil por delante que explicaría también las prisas de los delincuentes.
Pero bueno, volviendo al niño, el lector se estará preguntando a estas alturas el porqué de su desaparición si no tenía nada que ver con el tema de unos traficantes de droga que estaban utilizando a su padre como mula. Pero la respuesta es tan simple como terrible: una vez vieran el accidente los traficantes, como es lógico, aceptarían que su misión había fracasado y que la Guardia Civil se iba a presentar de inmediato y se iban a quedar sin heroína, teniendo siempre en cuenta que policías corruptos no recuperasen el alijo de alguna manera.
¿Un testigo incomodísimo de un transporte de droga?
En cualquier caso, la misión había terminado y había alguien que sobraba: un niño no tan pequeño como para no suponer una amenaza para ellos, como testigo incomodísimo de un transporte de droga que había terminado en la muerte de un matrimonio de trabajadores. Era demasiado riesgo y los delincuentes no son amigos de jugar al azar si pueden solucionarlo de otra manera.
Sería entonces cuando, según la tesis de Juan Rada, pero también de muchas otras personas que han reflexionado e investigado el caso, los traficantes se liberarían del niño por las bravas y lo enterrarían en cualquier sitio. Esto explicaría también el silencio que ha pervivido desde entonces en torno a una desaparición angustiosa para la familia y que no tiene pinta de resolverse jamás.
La ley del mundo del hampa es clara y tajante: el silencio es lo más fundamental para evitar los graves problemas que acarrea el crimen organizado para sus actores. No les tiembla la mano a la hora de librarse de cualquier obstáculo que se pueda presentar en su camino.
Una tesis que explicaría el porqué el niño no se encontraba en la cabina del camión
Esta tesis también explicaría la aparición de una furgoneta extraña, apenas ocurrido el accidente. Una pareja que afirmaron venir para ayudar y una mujer que se identificó como sanitaria, que desaparecieron rápidamente del lugar del suceso. En este sentido, bien pudiera ser que parte de los traficantes que acompañaban al convoy parasen a recoger algo entre los restos del camión, con mayor o menor fortuna, pero sin duda con mucha prisa por largarse de allí.
Todo esto no es ninguna conjetura al azar, sin ninguna base. Lo que habría que preguntarse, más bien, es por qué la policía tardó tanto en encontrar restos de heroína en un camión quéñe debería haber sido más investigado desde el principio. O por qué se negaron a investigar llamadas amenazantes que recibía la familia del niño desaparecido en Somosierra, durante mucho tiempo, acosándoles para que dejasen de insistir con el asunto. Son arandelas del caso que parecen indicar la existencia de una trama más que organizada, al estilo de las mafias locales y transnacionales que funcionaban y persisten en España en el mundo de la droga.
La realidad es que todas las demás explicaciones posibles del suceso dejan preguntas sin aclarar, empezando por el extraño comportamiento al volante del padre de la criatura. Parando cuando sube el puerto y acelerando como un loco al bajarlo. Y, sobre todo, es una tesis que explica el porqué el niño no se encontraba en la cabina del camión, vivo o muerto, que sería lo más probable cuando sus padres fallecieron en acto.
El jefe de la Guardia Civil a cargo de la investigación fue luego condenado por recibir dinero de la droga
Hay muchas teorías sin ninguna base, pero se comprobó científicamente que el ácido sulfúrico de la bañera del camión no pudo haber hecho desaparecer al niño sin dejar ningún rastro de ningún tipo. También parece improbable que alguien se lo llevara para transportarlo a un hospital y que nunca se supiera más del tema. Más que nada porque todo eso tampoco explica el extraño comportamiento del camión justo antes del accidente, subiendo y bajando el puerto de la manera más extraña.
También hay que decir que el jefe de la Guardia Civil encargado de la investigación fue luego condenado por recibir dinero del mundo de la droga al que debía combatir. Por lo tanto, son bastante las evidencias en este sentido, ya que todos sabemos que los dineros calientes del narcotráfico pueden corromper a cualquiera: desde los políticos a la policía y no digamos a cualquier transportista humilde que se busca la vida en un mundo complicadísimo, lleno de deudas y problemas.