A lo largo de los últimos años, el trazado ferroviario conocido como el Directo ha sido víctima de una lenta decadencia que, lejos de mejorar, se ha visto salpicada por accidentes, desprendimientos y demoliciones. Desde 2009 se han registrado al menos cinco descarrilamientos, dos de ellos en trenes de pasajeros y tres en convoyes de mercancías. A ello se suma la demolición de varias estaciones en la provincia de Burgos, lo que ha contribuido al progresivo desmantelamiento de una línea que, en su día, fue vital para las conexiones ferroviarias de la zona. Es por esto y más casos de los que hablaremos que se impone una necesaria y urgente política de derribos en Burgos en general.
Problemas de limpieza vial en Burgos para mejorar el tráfico ferroviario de la provincia
Todos sabemos que el tránsito ferroviario en la provincia de Burgos es complicado y, de hecho, el descubrimiento de las cuevas de Atapuerca se debió a unas obras en la zona para meter la trinchera del tren por allí. El primer accidente grave ocurrió el 6 de febrero de 2009, cuando un Talgo que cubría la ruta Madrid-Aranda-Burgos se salió de las vías justo al llegar a la estación de Aranda. Aunque el susto fue considerable, no hubo que lamentar víctimas ni daños graves. Sin embargo, tan solo un año después, el 21 de febrero de 2010, la situación se volvió más crítica: un desprendimiento de rocas entre Fontioso y Bahabón de Esgueva provocó un nuevo descarrilamiento. El maquinista y uno de los pasajeros resultaron heridos leves, pero el daño estructural a la línea fue severo y el servicio ferroviario fue cancelado poco tiempo después.
Tras aquel incidente, comenzó una etapa especialmente surrealista para los viajeros: los billetes seguían vendiéndose como trayectos ferroviarios, pero los usuarios eran transportados en taxi o autobús. La desconexión con la realidad era evidente, y el deterioro de la infraestructura se volvió cada vez más difícil de ignorar.
El transporte de mercancías también ha sufrido. Tres trenes bobineros han descarrilado en los últimos años. En agosto de 2018, ocho vagones se salieron de las vías, dejando las bobinas de acero para empresas arandinas varadas en plena vía, con las traviesas literalmente suspendidas en el aire. Las bobinas tuvieron que ser trasladadas finalmente por carretera. Los otros dos accidentes se produjeron en 2023: uno en abril, entre Sarracín y Cogollos, que dejó la línea inoperativa durante diez días; y otro en octubre, a pocos metros de la desaparecida estación de Oquillas.
Derribos de edificios en Burgos: cuando es preciso tirar lo viejo
Paralelamente, se han demolido varias estaciones que alguna vez formaron parte del recorrido del Directo. Entre ellas, se encuentran las de Gumiel de Izán (2018), Bahabón de Esgueva (2019), Lerma (2021), Villamayor de los Montes, Cogollos y Sarracín. El abandono de estas infraestructuras ha ido borrando la presencia física de una línea ya maltratada en sus últimos años de funcionamiento. A estos problemas se suman los desprendimientos recientes de grandes rocas en zonas como Miraflores de la Sierra o Bustarviejo. Según la Plataforma por el Directo, estas incidencias son consecuencia directa de la falta de mantenimiento. De hecho, un informe de la empresa Icyfsa advierte de que una de las grietas en el túnel de Somosierra supera ya los 140 metros.
Pese al desolador panorama, en diciembre surgieron algunos indicios de esperanza. El Ayuntamiento de Aranda y Adif alcanzaron un acuerdo para mantener las dos vías del Montecillo y mejorar el acceso al polígono industrial mediante el ramal ferroviario. Además, el festival Sonorama ha manifestado su intención de fletar un tren especial durante los días del evento. También la operadora Medway ha mostrado interés en explotar el trazado del Directo. Aunque la situación sigue siendo crítica, la reivindicación por su recuperación continúa más viva que nunca.

La reubicación de la gente de los poblados tras los derribos en Burgos de infraviviendas
El Ayuntamiento de Burgos se prepara para poner fin al que ha sido, durante décadas, el único poblado chabolista de toda Castilla y León. El asentamiento conocido como El Encuentro, ubicado en las afueras de la ciudad, será desmantelado de forma definitiva este próximo verano, según ha confirmado la alcaldesa Cristina Ayala. Actualmente, solo permanecen en el lugar 18 personas distribuidas en seis familias, cuya reubicación ya está en marcha.
La operación de realojo se encuentra en una fase avanzada. El consistorio está ultimando la adquisición de siete viviendas que servirán para ofrecer una alternativa digna a los vecinos del poblado. Según el gerente de Servicios Sociales, Álvaro Varona, el proceso está pendiente únicamente de la “valoración” final de las ofertas para la compra de los inmuebles. Una vez completado este trámite, se podrá proceder al traslado. En paralelo, el Ayuntamiento ha comenzado a derribar algunas de las casas prefabricadas que habían quedado deshabitadas tras los primeros realojos. Este lunes, una excavadora eliminó varias estructuras, generando malestar entre los residentes que aún permanecen en el asentamiento. El patriarca del poblado expresó directamente a la alcaldesa su preocupación por el aumento de escombros y residuos, que empeoran unas condiciones de vida ya precarias.
La perspectiva de una ciudad sin poblados chabolistas
Cristina Ayala ha reconocido la situación, pero insiste en que el objetivo es acelerar el proceso para acabar cuanto antes con este foco de marginalidad y convertir la zona en un entorno limpio y seguro. La alcaldesa defendió la iniciativa como una apuesta por la “convivencia alternativa” en condiciones más dignas, asegurando que las familias serán realojadas en los próximos meses.

Además del realojo, se avecina una operación de limpieza a gran escala. La acumulación de residuos y basuras en el área es considerable, y no solo afecta a quienes viven en el poblado. También ha generado quejas por parte de vecinos de zonas cercanas, que tienen dificultades para acceder a sus propiedades debido al estado del terreno. El coste de la limpieza aún no ha sido definido, como tampoco el futuro uso del solar una vez se complete el desmantelamiento. Con este paso, el Ayuntamiento de Burgos pretende cerrar un capítulo marcado por la exclusión social, ofreciendo a sus habitantes una nueva oportunidad de integración en el tejido urbano. Ahora queda por ver si los plazos previstos se cumplen y si el nuevo modelo de realojo logra consolidarse sin generar nuevas tensiones.
Campaña de derribos en Burgos para sanear el urbanismo de la provincia
El histórico Mercado Norte de Burgos, con más de medio siglo de vida, afronta sus últimos días. La demolición del edificio comenzó sin incidentes esta semana desde la plaza Hortelanos, despertando gran expectación entre los vecinos. Desde primera hora, muchos ciudadanos se acercaron para presenciar cómo una enorme máquina comenzaba a desmantelar la estructura, derribando con facilidad los muros y haciendo añicos los cristales del antiguo mercado.
La empresa encargada de los trabajos, la navarra Erri Berri, ha decidido acelerar el proceso incorporando una segunda máquina, lo que está imprimiendo mayor velocidad a la demolición. A medida que avanza la jornada, la maquinaria no solo ha derribado ya parte de la fachada trasera, próxima a la avenida del Cid, sino que ha ganado terreno hacia el interior del edificio. Los operarios, además de manejar la maquinaria pesada, se encargan de separar los residuos metálicos del resto de los escombros para facilitar el reciclaje.
Empresas de demoliciones en Burgos
El impacto visual es notable. Elementos como las farolas adosadas, que parecían insignificantes, se han mostrado imponentes al caer al suelo, evidenciando la fuerza de la maquinaria. Muchos de los que se han acercado a la plaza reconocen el simbolismo de este momento, ya que el mercado ha formado parte del paisaje y la vida comercial de la ciudad durante 57 años. Aunque inicialmente el plazo previsto para completar la demolición era de 20 días, la rapidez de los primeros trabajos hace pensar que podrían acortarse. La intención es concluir el derribo antes de Semana Santa y, posteriormente, iniciar el desescombro del solar con la mirada puesta en dejar el terreno completamente limpio para mediados de junio.
Durante las próximas semanas, la plaza Hortelanos será un punto de interés tanto para curiosos como para quienes han vivido de cerca la historia del Mercado Norte. El desmantelamiento de este icónico edificio marca el fin de una etapa y el inicio de una transformación urbana que aún está por definirse.