Siempre nos han fascinado estos edificios sin una utilidad pública clara más allá del esoterismo, en esos tiempos en que eran importantes para la religión ya hace mucho que pasaron. Y, sin embargo, siguen ejerciendo las pirámides un gran influjo sobre las gentes, pues nos causa admiración y asombro contemplarlas, pero se trata de un símbolo que sigue siendo importante también desde el punto de vista religioso para una minoría de gente poderosa. Incluso para personajes tan alejados del estereotipo político y religioso de la casa dirigente actual como fueron Franco o Lenin, siendo el primero de los dos un auténtico fan de las pirámides. Un estadista con visión faraónica que por muy poco no construye la mayor pirámide jamás proyectada en Europa, si bien no es fácil saber de dónde viene esta obsesión en el poder por estos edificios tan enigmáticos y hermosos.
¿Es cierto que Franco quiso levantar una pirámide en el Valle de los Caídos?
Se ha especulado mucho sobre si Franco era o no masón, pero si nos vamos a los hechos indiscutibles hay una realidad muy esotérica en la que vivía este señor desde que vino al mundo. Para empezar, su madre era una especie de meiga gallega, mientras que su padre y hermanos eran todos masones. Se dice que más tarde él mismo entraría en contacto con esta misteriosa secta, en sus tiempos de aventuras militares en África, pero hay otro hecho indiscutible en su vida que poca gente conoce y que es muy significativo. Y que tiene que ver con el Valle de los Caídos.
Todos sabemos que el Valle de los Caídos está formado por una cruz enorme que corona un monasterio. Un templo en el que se ha enterrado a mucha gente que murió en la Guerra Civil. Sin embargo, no tanta gente sabe que ése no era el proyecto inicial de lo que se iba a hacer ahí, pues al poco de empezar la guerra acudió un arquitecto para ver al Generalísimo y ofrecerle su proyecto para lo que iba a ser un gran mausoleo para los caídos. Una gran tumba dedicada a lo que ya era un conflicto sangriento y brutal. Y este proyecto era una pirámide inmensa con una especie de columbarios que se abrían al exterior. Y a Franco le gustó mucho el proyecto, pero le dijo al arquitecto que una pirámide no podía ser porque el pueblo español no lo iba a entender. ¿A qué se estaba refiriendo? Lógicamente, estaba hablando de igual a igual con otro iniciado en algo esotérico que el pueblo español, en su inmensa mayoría, no alcanzaría a comprender. Algo demasiado parecido a lo que hacen los masones y siempre con símbolos comunes como son las pirámides.
¿M de Mussolini o de Masonería?
La conclusión que podemos sacar de esta conversación y este proyecto descartado es que, si por Franco hubiera sido, claro que se hubiera hecho una pirámide en el Valle de los Caídos en lugar de una cruz, pero el pueblo español de entonces era muy devoto y cristiano. Luego estaba cantado que tenía que ser un símbolo de esta religión y no otra cosa.
Pero hay más. Porque al final Franco sí se salió con la suya y consiguió construir una pirámide que serviría de cementerio a combatientes de su ejército. Eso sí, estamos hablando de un monumento de unas proporciones mucho más pequeñas, pero se trata de una de las pocas pirámides que existen en Europa y es de las más grandes. se trata del monumento de los italianos en Corconte, cerca de la divisoria entre las provincias de Burgos y Santander, donde además se abren al exterior unas grandes puertas coronadas por la letra M en versión gigante. ¿M de Mussolini o de Masonería? Los soldados enterrados en su interior eran todos italianos y por eso existe la duda.
Por lo tanto, tenemos incluso al más poderoso lista de Europa Occidental en los últimos tiempos, símbolo de la reserva espiritual y cristiana de Europa, entregado a un proyecto de construir pirámides que no tiene nada que ver con el cristianismo. Y de ahí hacia lo más esotérico tenemos todo el recorrido que queráis, pues las pirámides están de moda y muchísimos los ejemplos de su construcción por todas partes y por parte de gente con dinero y poder. La pirámide con un ojo en la cima es un símbolo reconocidísimo de lo que se conoce como los Iluminati y aparece en los billetes de dólar desde tiempos remotos. Un logo recurrente que muchos han querido ver en todo lo que es la cultura y la arquitectura modernas y vamos a dar varios ejemplos de esto. Sin ir más lejos, la sede de los Testigos de Jehová en Dinamarca es uno de los ejemplos más bizarros el descaro con que estos símbolos se propagan por todas partes.
Europa carece de pirámides antiguas. La otra pirámide en el continente la encontramos en Holanda, en Austerlitz, campo de batalla mítico de Napoleón. Tiene más de un siglo más que la pirámide española que acabamos de mencionar en Burgos y su construcción se remonta a 1804, cuando los soldados de Napoleón la levantaron en homenaje a la espectacular Pirámide de Giza. En realidad, hay otros ejemplos muy variados y curiosos, como el panteón de la familia del periodista Hermann Tersch o el zigurat del mauseoleo de Lenin en Moscú. Pero hay otros ejemplos aún más misteriosos que poca gente conoce.
Las pirámides están por todas partes, pero no precisamente en Europa
Y se trata de un símbolo esotérico que no tiene mucho de cristiano, la verdad, por lo que cabe preguntarse intencionalidad de los que han construido eso así.
Hace no mucho, el gran comediante de Hollywood, Jim Carrey, realizaba una performance bastante divertida en televisión con un presentador también bastante conocido en la que manifestaban ignorantes de lo que significaba el símbolo de las pirámides. Incluso introduciendo en esta forma geométrica una parte de la cara como es la lengua. Sin embargo, dicha performance parecía organizada de antemano, tal vez para desacreditar a los que hablamos de estas cosas porque existen. Porque todo el lenguaje que se haya creado en el universo está para algo y ha sido creado por y para alguien.
Las pirámides están por todas partes, pero no precisamente en Europa, donde son escasas, si bien esta obsesión por el simbolismo parece haber calado más hondo en estos últimos tiempos. Por esto es significativa esta pirámide de la montaña burgalesa, que recientemente pretendían echar abajo, como si los edificios tuvieran la culpa de lo que hacen los hombres. Pero los edificios son simplemente eso: testigos de la Historia. En este caso, de la Historia más brutal y sangrienta, en una hora decisiva para el futuro de nuestro país, pues se levantó justo después de la crucial batalla de Santander, en las montañas palentina y burgalesa. Pero mi teoría es que toda la polémica para demoler esa pirámide podría ser una distracción, pues de verdad que me extrañaría que acabasen con un zigurat que es para ellos el equivalente de una mezquita para los musulmanes o una iglesia para los cristianos.
Una verdadera pirámide en proporciones humildes, pero que es muy significativa de esas ocultas intenciones esotéricas de Franco de construir una enorme pirámide en el Valle de los Caídos. Una decisión que hubiera cambiado la más que probable demolición de la Cruz gigante que corona el Valle, puesto que el poder constituido no hubiera NUNCA atacado una pirámide. ¿Cómo iban a destruir los gobernantes del mundo su propia iglesia? Pues nada menos es para ellos una pirámide. Y la historia de las pirámides en España no acaba aquí.
El zigurat del 11M en el Retiro de Madrid
Tras los sangrientos atentados del 11M se construyeron, muy cerca de la estación de Atocha, dos monumentos muy significativos de la masacre. El más curioso de todos es un jardín llamado El Bosque de los Ausentes, con el icónico árbol de la vida en el trazado de sus callecitas y un auténtico zigurat presidiendo todo el sencillo laberinto. Un zigurat no es otra cosa que una pirámide mesopotámica, con un ciprés por cada una de las víctimas mortales contabilizadas en un significativo (cabalístico) número inicial de 191 que luego se transformó en 192: tampoco pasa nada, ya que el dos se puede multiplicar por uno y al final te siguen saliendo dos números 1.
También se levantó un extravagante monumento a las víctimas del 11-M en la propia estación de Atocha: una especie de vaso lechoso que parece ser que brilla en la oscuridad y que forma, al ser unido con el zigurat del Bosque de los Ausentes y la estatua del Ángel Caído, un triángulo isósceles perfecto. Un triángulo que tiene en su cabecera un ojo ilimitado al infinito universo: el Real Observatorio de Madrid.
¿Puede todo esto ser casualidad o estamos hablando de un lenguaje simbólico oculto, o más bien desconocido por la mayoría, pero que responde a las creencias esotéricas de los que mandan? No todo pueden ser casualidades.
La pirámide siempre ha estado presente en la Historia de la civilización humana
Más bien parece que una tradición esotérica muy antigua ha ido pasando de generación en generación, aunque es dudoso que dicho testigo pudiera pasar a los modernos masones desde las más antiguas civilizaciones. Pero antes de ellos sí era obvio que había una auténtica y profunda devoción por el tema piramidal.
La verdad es que es curioso que la pirámide siempre ha estado presente en la Historia de la civilización humana y el asunto no empezó precisamente en Egipto, sino en la Mesopotamia que hemos nombrado antes. Esas pirámides escalonadas que todavía hoy se pueden visitar, en las ruinas de lo que fueron esas civilizaciones primeras de la Humanidad, situadas en lo que hoy es Irak o Irán. No mucho más tarde se repetiría la historia en el antiguo Egipto, pero es que tenemos pirámides en Camboya y luego en toda la zona central de América. Una fijación con tener una escalera hacia el cielo que a menudo iba regada con la sangre de las víctimas propiciatorias, ya que todas estas civilizaciones tenían en común los más refinados sacrificios humanos a los dioses. Una versión muy gore del clásico del Led Zeppelin: Stairway to heaven.
Siguiendo con formas geométricas extrañas que se ven desde arriba tenemos el ejemplo más claro de España de que algo muy esotérico está teniendo lugar. La sede de los Nuevos Ministerios en Madrid es un clarísimo símbolo comunista, la hoz y el martillo, pero hay quien afirma que también el asilo de la calle Herrera Oria de Santander recuerda muchísimo al cartabón y la escuadra de la Masonería. Y es que hay formas geométricas que es muy complicado que puedan coincidir por casualidad sin que haya una mano concreta que las dibuje adrede sobre un plano.
El dialecto secreto de los canteros de Trasmiera en Cantabria
Precisamente nos hemos referido ya a un grupo concreto de personas, los denominados masones, que presumen de ser los canteros que en la Edad Media hicieron de arquitectos asombrosos al levantar enormes obras públicas como las catedrales. Estas personas eran profesionales que constituían un gremio ambulante, no atado a ningún señor feudal y con un nivel cultural y de formación muy elevado. Incluso poseían jergas propias como era la Pantoja, el dialecto secreto de los canteros de Trasmiera en Cantabria. Pero eran gremios que se movían mucho y se mantenían en contacto entre sí por todas partes, compartiendo conocimientos y hasta ideas políticas que intentaban mantener en secreto frente a los no iniciados en su oficio. Y algo así debía ocurrir con los mayas y la astrología, por ejemplo, como hoy en día la élite también intenta y consigue aislar a sus herederos de la masa y diferenciarles con un mayor nivel cultural y profesional. ¿Consiguieron finalmente los freemasons o constructores antiguos o canteros derrocar, a base de paciencia y tejer una eficaz red de contactos, a la dominante casta sacerdotal de la Iglesia Católica y a la nobleza?
Los canteros construían en todas partes los templos o pirámides, pero a menudo era la casta teocrática o sacerdotal la que tomaba todas las decisiones importantes. En especial, en las culturas precolombinas, que son reconocidas por este modus operandi de matar a sus víctimas en rituales de sangre. Y en todos estos sacrificios ritos siempre se repetía el mismo procedimiento: la casta superior sacerdotal elegía a las víctimas y las desguazaba enfrente de todo el mundo, pero nunca eran los hijos de ellos los que sufrían esta barbarie. Más bien eran gente del pueblo, del común, pero más frecuentemente los enemigos derrotados y capturados en el campo de batalla. Y los incas no actuaban de modo distinto por carecer de pirámides como altar de sacrificio, pues mataban tanto o más que los mayas y hasta enterraban vivas a puras niñas en frías cumbres de los Andes. Incluso obligando a los líderes enemigos o sometidos a efectuar ellos mismos estos ritos, como compromiso de lealtad, igual que hoy en día tantos títeres políticos del mundo parecen haberle vendido sus almas a no se sabe quién.
¿Tendrá algo que ver este modus operandi de toda la vida con la obsesión de la élite por volver a las andadas y encimas, cosa curiosa, recalcarnos sus no ocultas intenciones con continuas referencias a pirámides y civilizaciones como las mencionadas? ¿Estamos, pues, ante una voluntad firme y entusiasta de repetir estos barbáricos rituales de sacrificio humano en nuestros días?
La incorporación a la sociedad organizada del ritual y el asesinato que implican los sacrificios humanos
La ciudad sumeria de Uruk es la población humana civilizada más antigua habitada en el mundo, que tuvo una animada vida entre 6.000 y 4.000 años antes de Cristo. Desde sus puertas majestuosas se lanzó la primera carta escrita a todas partes de la tierra y de aquí salió la primera obra épica literaria de la Historia, que es el reconocido Épico de Gilgamesh, del cual se derivó el nombre de Irak (Uruk). De Uruk tenemos noticias sobre avances tecnológicos y culturales increíbles: la primera domesticación de aves de corral y el inicio del sistema de riego, las primeras escuelas de Agricultura y Arquitectura y las primeras escrituras en las letras cuneiformes sumerias en tabletas de arcilla. Pero en todas estas culturas tenemos también, desde el principio de la Civilización, la incorporación a la sociedad organizada del ritual y el asesinato que implican los sacrificios humanos. Es decir: dejamos las cuevas y la selva, la vida nómada de la caza y la recolección y todo ese atraso, pero el sacrificio humano se sigue produciendo y la sociedad se sigue retrotrayendo al mundo de la pirámide y a ese esoterismo tan antiguo. A una tradición que se pierde en la noche de los tiempos.
En todos estos sacrificios rituales siempre se repetía el mismo procedimiento: la casta superior sacerdotal elegía a las víctimas y las desguazaba enfrente de todo el mundo, pero nunca eran los hijos de ellos los que sufrían esta barbarie. Más bien eran gente del pueblo, del común, pero más frecuentemente los enemigos derrotados y capturados en el campo de batalla. Y los incas no actuaban de modo distinto por carecer de pirámides como altar de sacrificio, pues mataban tanto o más que los incas y hasta enterraban vivas a puras niñas en frías cumbres de los Andes. Y parece una forma de actuar que a los que mandan les debe resultar demasiado interesante si observamos la simbología que tanto nos imponen, relacionada con las pirámides y los sacrificios, que nos rodea por todas partes. La idealización exagerada del desarrollo y hasta la bondad en todos los aspectos de civilizaciones que eran fascinantes, pero también las más esclavistas, clasistas y militaristas que ha habido en la Historia, sacrificando a los seres humanos como si fueran poco menos que conejos.
¿Estamos, pues, ante una voluntad firme y entusiasta de repetir estos barbáricos rituales de sacrificio humano en nuestros días?
Por de pronto, las pirámides que se asociaban con estas culturas tan sabias, pero a la vez tan crueles, forman cada vez más parte del paisaje cultural que tenemos a nuestro alrededor. La pirámide no sólo es una escalera hacia el cielo, que permite una mejor comunicación con los astros o los dioses: es también un recordatorio para todo el mundo de que son unos pocos los que están en la cima, pero una gran masa a los que están ahí abajo mirando. Recibiendo y acatando órdenes. Salpicándose con la sangre de los sacrificios rituales que realizan los más poderosos. Entrando en pasiva y necesaria complicidad con los de arriba, que son los que mandan.
Hay mucha gente de América que se ofende cuando les recuerdas que las idealizadas civilizaciones precolombinas hacían sacrificios humanos de forma constante y masiva, pero es que es la realidad histórica y, además, es algo que se ha practicado en todo el mundo. Porque también en Europa y todo el Viejo Mundo se ha practicado el sacrificio humano para agradar a los dioses y hasta el canibalismo en fechas ya antediluvianas, como en todas las generaciones que pasaron por Atapuerca, pero la diferencia es que en América lo seguían realizando y de forma, podríamos decir, industrial. Es decir: la diferencia es que en pocos lugares del mundo se habrá practicado el sacrificio humano y el canibalismo de la forma tan bestial y masiva como se llevaba a cabo en lo que hoy son los países de América. En especial, parece mentira, cuanto más civilizada era la cultura en cuestión, como ocurría en el caso de mayas o aztecas, más se daban estos sacrificios.
Y los incas tampoco eran unos inocentes que nunca mataron a nadie, sino que empleaban también de forma cotidiana y como forma de gobierno el sacrificio ritual no sólo de prisioneros de guerra: también de los propios hijos de los caciques sometidos a su imperio, cuya lealtad probaban entregando sus propios vástagos para ser enterrados en la nieve de los Andes entre otras barbaridades. Y la victoria a sangrienta en el campo de batalla de Atahualpa sobre Huéscar, su hermanastro, que decidió la guerra civil en el Perú de antes de la llegada de los españoles, vino salteada por masacres muy brutales de los contrarios vencidos y sus familias.
¿Qué otra cosa son Alcácer o los feminicidios sistemáticos de Ciudad Juárez que una forma de sellar pactos en la élite?
Estos crímenes de pacto siguen un cruel pero efectivo esquema que se ha reproducido en muchas culturas diferentes y civilizaciones en todo el mundo hasta nuestros días. Pues, ¿qué otra cosa son Alcácer o los feminicidios sistemáticos de Ciudad Juárez que una forma de sellar pactos en la élite? Pactosque no pueden llevar a cabo en una notaría ni hacer públicos, pero ellos encuentran la manera de hacer cosas raras y ultrajantes y luego dejar que el misterio, ese qué habrá pasado aquí, deje un recuerdo amargo y tremendo que les ayude a tenerse, dentro de las filas del poder, unos a otros cogidos por sus partes. Y como tales pactos se firman con la sangre de los pobres, de los verdaderos sometidos a todo, pues no importa, porque a nadie le interesan los hijos de los esclavos. Ni siquiera los propios esclavos, que ven como están utilizando al vecino de enfrente o a su familia. Con votar y participar de alguna manera, en su insignificante papel de comparsas, ya se quedan contentos y ya está. Como cuando la mayoría de la población precolombina se quedaba a los pies de la pirámide mirando cómo mataban a otros y se salpicaban con la sangre de esos pobres desgraciados. Así funcionan las cosas y siempre han funcionado.
Por tanto, no es sólo la élite reducida y decidida la que quiere y consigue llegar a pactos entre ellos, que se resuelven con estos tratos oscuros que paga el pueblo, sino que también el propio pueblo es culpable de su propia desdicha. Porque antes que reaccionar se quedan mirando y comentando cómo se puede tener tan mala suerte de acabar en la cima de esas pirámides como víctima. de hecho, todavía no he conocido a nadie capaz de justificar la barbarie de esos sacrificios humanos de la manera que de verdad sería creíble y coherente: ofreciéndose como voluntarios para ser ellos mismos sacrificados y que les arranquen el corazón estando vivos y todas esas burradas. Antes bien se quedan en lo idílico de las cosas, como la gente que ha justificado de alguna manera el terrorismo de ETA durante décadas, sin darse cuenta de que el mismo Estado que supuestamente era víctima de eso no era otra cosa que uno de los verdaderos entes responsable de toda la masacre y pérdida de libertad consiguientes. De nuevo, como en la era de los mayas, el ocultismo y sadismo de los que mandan se une a la ignorancia pasiva de la masa sometida.
Esos imperios pueden resultarnos fascinantes, porque lo son, pero hay que reconocer que también eran crueles hasta el extremo
Sin embargo, si esa masa ve la oportunidad de cambiar de señor hacia un liderazgo más benigno, con más oportunidades y menos sacrificios (literales) para ellos, no dudarán mucho en oponerse a los antiguos amos y aliarse con los que les parecen más tolerantes. Más benignos. Sólo así se explica la velocidad con la que los españoles pudieron hacerse los dueños de un continente entero en tan poco tiempo: porque los propios subyugados a esos imperios mencionados constituida en la infantería más fiel y entregada en las batallas y vieron a los presuntamente malvados españoles como libertadores. Los verdaderos libertadores de toda esa gente y no los que vinieron después, que además de ser hijos de españoles eran traidores a España y fueron siempre rechazados, en sus países, por la población indígena en general.
El 95% de las tropas de Cortés o Pizarro y otros conquistadores eran gente de allí, de las tribus y pueblos sometidos por esos imperios que pueden resultarnos fascinantes, porque lo son, pero hay que reconocer que también eran crueles hasta el extremo. Y esos indígenas siguieron siendo fieles a España cuando Gran Bretaña y otras naciones enemigas nos hicieron la guerra despiadada, incluso utilizando la subversión de los criollos contra nosotros, pero hubo héroes como el pastuso Agustín Aqualongo que pertenecían a la etnia cien por cien autóctona e indígena. Gente que prefirió morir con las botas puestas antes que renunciar a la protección y la identidad cristiana y universal que les ofrecía la Hispanidad. De hecho, este valiente colombiano se negó a jurar la nueva Constitución de la República y prefirió la muerte antes que renunciar a seguir siendo un ciudadano y soldado de España:
Sus rasgos físicos quedaron reseñados en su ficha militar de la Tercera Compañía de Milicias del Rey: Agualongo era de baja estatura, pues sólo media un metro con cuarenta centímetros; tenía pelo y cejas negras, ojos pardos, nariz regular, poca barba y una mancha como carate debajo de los ojos; era cari abultado, tenía color prieto y bastante abultado el labio superior. Esas características y sus apellidos, de origen español, lo clasificaban como mestizo.
Si tuviese veinte vidas, estaría dispuesto a inmolarlas por la religión católica y por el rey de España
Pero Bolívar no estaba dispuesto a tolerar por mucho más tiempo la rebelión de Aqualongo y sus españoles mestizos de Pasto:
Los pastusos deben ser aniquilados, y sus mujeres e hijos transportados a otra parte, dando aquel país una colonia militar. De otro modo, Colombia se acordará de los pastusos cuando haya el menor alboroto o embarazo, aun cuando sea de aquí a cien años, porque jamás se olvidarán de nuestros estragos, aunque demasiados merecidos (Carta de Simón Bolívar a Francisco de Paula Santander, Potosí, 21 de octubre de 1825).
Según reza la propia Wikipedia, al final, el obstinado héroe no se quiso someter a los nuevos canteros o masones que construyeron las nuevas repúblicas como Colombia:
Se le ofreció respetarle la vida a condición de que jurara fidelidad a la Constitución de la República de Colombia. Su respuesta fue un tajante «¡Nunca!». Entonces fue juzgado y condenado a morir por fusilamiento. Al ser condenado a muerte, pidió y se le concedió la gracia de vestir uniforme de coronel realista. El 13 de julio de 1824, ante el pelotón de fusilamiento exclamó que:
“Si tuviese veinte vidas, estaría dispuesto a inmolarlas por la religión católica y por el rey de España”.
Exigió que no le vendaran, porque quería morir de cara al sol, mirando la muerte de frente. Sus últimos momentos fueron de gran valor, como había sido su vida militar bravía, valerosa y constante, se enfrentó serenamente al pelotón y gritó: «¡Viva el rey!». Agualongo murió sin enterarse que el rey Fernando VII había emitido una cédula real en la que le confería el grado de general de brigada de los Ejércitos del Rey
En Europa también hubo muchos de estos casos de esta barbarie de los sacrificios humanos
Claro está, por el otro lado, gran parte la nobleza indígena de los imperios atacados por España unió filas para rechazar a esos invasores que venían a sustituirles en el mando. Y por supuesto, también, la parte de la nobleza que había quedado fuera del juego del poder, desplazados por sus paisanos, hicieron piña con los españoles contra sus enemigos de toda la vida. El caso más claro es la nobleza fiel a Huáscar que apoyó a Pizarro y Almagro contra su verdadero peor enemigo: Atahualpa. Un rey destronado por los españoles que murió suplicando a Pizarro, con quien había trabado cierta amistad, que por favor librase a sus hijos y mujeres de la venganza que esperaba de los de Huáscar. Y el caudillo extremeño, a quien otros españoles estaban forzando a continuar con la conquista y destrucción del Imperio Inca sin restricciones, le prometió con lágrimas en los ojos que así lo haría. Una promesa que sí cumplió esta vez, después de haber fallado a Atahualpa en conservarle la vida, pero es que ningún cacique de la élite ha tomado decisiones nunca sin contar con el resto de su casta. Si el propio Atahualpa no se hubiera mostrado duro y cruel con la gente de su vencido hermanastro, exterminando a familias enteras por cientos, sus propios generales le hubieran retirado su apoyo y nombrado a otro en su lugar. La humanidad suele ser confundida con debilidad entre los que mandan.
Insisto en que en Europa también hubo muchos de estos casos de esta barbarie de los sacrificios humanos, aunque de otra manera. Los romanos, por ejemplo, transformaron un antiguo rito funerario etrusco para ricos, como eran los juegos de gladiadores, en un espectáculo masivo que se repetía por todo el mundo. Sin embargo, la mayoría de las veces se perdonaba la vida del vencido para que pudiera volver a pelear, aunque se contarían por cientos o miles los que morirían cada año en todo el Imperio Romano, ya fuera por las heridas recibidas en el combate o por el veredicto del público.
Dad gracias a los dioses inmortales, pues estáis enseñando a ser cruel a quien no puede aprenderlo
Pero en Europa hubo voces críticas en abundancia como la de Séneca, que reprochaba al público de estos juegos gladiatorios su crueldad. Cosa que dudo mucho que sucediera en la totalmente estratificada sociedad de castas que existía en cualquier imperio de América del Sur o Central o México. Por de pronto, no tenemos constancia de la existencia de ningún Séneca en América, que defendiera los derechos humanos de los esclavos e incluso renegase de los juegos de gladiadores:
El hombre, lo más sagrado para el hombre, es aquí sacrificado por deporte y diversión.
Unos comentarios demasiado humanistas que no gustarían mucho en una sociedad acostumbrada a la violencia como factor político y social. Una sociedad de castas en la que se podía hacer cualquier cosa con los esclavos y donde imperaba la ley del talión del ojo por ojo y diente por diente.
Pero, ¿qué te crees tú? ¿Es que no ves que ése o el otro han matado hombres?
Así se cuestionaba Séneca a sí mismo, como si él público estuviera realmente hablando con él en la grada, pero no se dejaba convencer ante semejantes argumentos.
Y es que vosotros, ¿no veis que el reflejo del mal realizado al otro siempre vuelve sobre uno mismo? Dad gracias a los dioses inmortales, pues estáis enseñando a ser cruel a quien no puede aprenderlo.
Así les respondía Séneca, en estos diálogos inventados, lo que tal vez tuvo alguna repercusión de cara al momento en que fue condenado por el emperador Nerón y obligado a cometer suicidio cuando el filósofo cordobés había sido su profesor.
Los propios soldados de las legiones sacrificaron a prisioneros en momentos de pánico
Y antes que los romanos se civilizaran, ellos mismos y otros pueblos asimilados por su imperio llevaron a cabo sacrificios humanos para obtener un trato de favor de los dioses. Los lusitanos, por ejemplo, que vivían en el actual territorio de portugueses y los españoles de las provincias leonesas y Extremadura. Estas gentes, de las cuales fue Viriato el más conocido, mataban a los prisioneros y adivinaban el futuro según como caía el muerto. Y los cántabros también realizaban sacrificios con los prisioneros para ganarse el favor de su dios de la guerra. Pero no eran casos aislados.
Los propios soldados de las legiones sacrificaron a prisioneros en momentos de pánico para tener más suerte de cara a la batalla. Pero la diferencia con las culturas precolombinas sigue siendo en modo industrial en que estas barbaridades se realizaban, llegando a emprender guerras con el único objetivo de apresar vivos a los enemigos y poder sacrificarlos. Algo que nunca sucedió en otras culturas del Viejo Mundo como las europeas, en las cuales se solía esclavizar al enemigo o someterlo de alguna manera antes que matarlo.