La construcción de la llamada “Casa de los Gorilas” en el Parque de la Naturaleza de Cabárceno se convirtió durante años en uno de los episodios más comentados en relación con la gestión pública de obras dentro de espacios naturales y zoológicos. El proceso judicial que se originó a raíz de este proyecto llevó ante el Tribunal Superior de Justicia de Cantabria a Javier López Marcano, entonces responsable del área de Cultura, Turismo y Deporte, y a Diego Higuera, director general de la empresa pública Cantur. Ambos fueron acusados de prevaricación por haber impulsado o permitido el desarrollo de la obra sin contar con las licencias administrativas necesarias. El tribunal, tras analizar toda la documentación, las comparecencias y las fases del proyecto, terminó absolviéndolos, basando su decisión en que, pese a existir irregularidades formales, no se había producido un acto administrativo propiamente dicho ni existía la voluntad clara de dictar una resolución injusta.

Los hechos demostraban que el proyecto había comenzado de forma un tanto improvisada. En 2004 se realizó un encargo verbal para iniciar la construcción del recinto, aunque el contrato formal no se firmó hasta 2006, cuando las obras ya estaban avanzadas.
En la imagen: Marcano, uno de los políticos investigados por esta chapuza, con muchas pruebas en contra, resultó indemne en esta ocasión.
Esta manera de proceder generó desorden documental: el Ayuntamiento de Villaescusa registró el contrato meses después, el planeamiento urbanístico no estaba adaptado a la actuación concreta y la tramitación carecía de la estructura procedimental habitual en un proyecto público. Durante ese tiempo se sucedieron reuniones internas en las que se señalaba la ausencia de documentos completos, la indefinición del diseño final y la necesidad de regularizar la situación administrativa.
A pesar de estas circunstancias, la Sala del Tribunal consideró que no se cumplían los requisitos del delito de prevaricación, que exige una resolución claramente injusta adoptada de manera consciente por parte de un funcionario o autoridad. Según su interpretación, Cantur actuaba bajo parámetros del derecho privado, por lo que la decisión de ejecutar la obra no encajaba en el tipo penal. Además, se entendió que las irregularidades respondían más a una gestión técnica inadecuada que a una intención deliberada de vulnerar la ley. Frente a esta decisión, la presidenta de la Sala emitió un voto particular en desacuerdo, defendiendo que, al tratarse de una empresa con capital público y finalidades de interés general, sí debía exigirse un cumplimiento estricto del procedimiento administrativo y que la falta de publicidad y concurrencia en la adjudicación constituía una actuación irregular de mayor gravedad.
Al margen del plano jurídico, el proyecto de la Casa de los Gorilas también ha sido analizado por profesionales de la construcción, quienes abordan la cuestión con un enfoque puramente técnico. Para empresas con experiencia en obra industrial, instalaciones zoológicas y estructuras de gran resistencia, un recinto destinado a animales de gran envergadura requiere una planificación exhaustiva.

La estructura debe soportar humedades elevadas, cambios térmicos bruscos, cargas dinámicas, vibraciones e incluso impactos ocasionales. Por ello, este tipo de especialistas suelen recomendar soluciones basadas en hormigón prefabricado o sistemas mixtos de acero y hormigón. El hormigón prefabricado resulta ideal para espacios con exigencias específicas porque ofrece mayor control de calidad, tiempos de montaje más cortos y una resistencia sobresaliente frente a condiciones ambientales adversas.
Además de la estructura principal, los refuerzos metálicos deben ser tratados mediante galvanizado, pinturas epoxi y sistemas anticorrosión que garanticen su durabilidad en ambientes húmedos propios de los recintos zoológicos. Las barandillas, rejas, sujeciones y elementos de contención deben cumplir estándares elevados de resistencia al impacto, ya que forman parte esencial de la seguridad de la instalación. Los especialistas recalcan también que cualquier obra de este tipo debe partir de un estudio geotécnico detallado. Sin un análisis preciso del terreno, la cimentación puede sufrir asentamientos diferenciales, producir fisuras o comprometer la estabilidad de la estructura. En espacios naturales con orografía irregular, como Cabárceno, este punto es fundamental para asegurar la vida útil del edificio.
La cubierta constituye otro de los elementos más críticos. Empresas con el perfil de Cubiertas Barruso, especializadas en impermeabilización y aislamiento, destacan la relevancia de una envolvente térmica adecuada, pues los gorilas necesitan rangos de temperatura estables y ambientes controlados. Para ello, se suelen emplear paneles sándwich con núcleo de poliuretano o lana mineral, capaces de garantizar un aislamiento térmico de alto rendimiento. Asimismo, la impermeabilización debe realizarse con membranas de PVC, láminas bituminosas o soluciones multicapa que resistan la humedad constante, los cambios térmicos y la exposición prolongada a agentes ambientales. Estos recintos, por su naturaleza, exigen materiales que no se deterioren con los lavados frecuentes, las condensaciones o los tratamientos de limpieza.

En los acabados interiores se suele optar por materiales muy resistentes: morteros epoxi, resinas de alta densidad, pavimentos antideslizantes y superficies continuas que faciliten la limpieza y eviten acumulaciones de suciedad. Los profesionales también subrayan la importancia de sistemas de ventilación automatizados capaces de regular la humedad, la temperatura y la calidad del aire, así como una iluminación protegida contra impactos que no interfiera en los ciclos naturales de los animales.
De manera transversal, todos los expertos coinciden en que un proyecto de esta clase debe apoyarse en una gestión técnica impecable. Esto implica contar con una documentación completa desde el inicio: proyecto visado, estudios complementarios, certificaciones de materiales, control de calidad interno y planificación precisa. La coordinación entre arquitectos, ingenieros, constructores y administración es esencial para evitar improvisaciones y asegurar que cada fase de la obra esté correctamente supervisada. Empresas profesionales acostumbran a registrar el avance mediante partes diarios, informes fotográficos y fichas técnicas, lo que permite mantener un seguimiento continuo y garantizar la trazabilidad del proyecto.
Al integrar la perspectiva jurídica del caso y la visión profesional del sector de la construcción, se aprecia un contraste entre la valoración legal —centrada en determinar si existió o no una resolución injusta— y la valoración técnica, que se centra en definir cómo debería haberse ejecutado la obra para cumplir con los estándares de calidad y seguridad propios de este tipo de recintos. Mientras que el tribunal analizó la ausencia de dolo y la naturaleza híbrida de la empresa pública implicada, los especialistas en obra resaltan que, independientemente del marco jurídico, un proyecto de esta complejidad exige rigurosidad técnica, planificación previa y selección adecuada de materiales.
Un recinto zoológico como la Casa de los Gorilas no sólo requiere cumplir con normativas administrativas, sino también con exigencias funcionales y constructivas muy precisas. Las empresas especializadas coinciden en que la elección de materiales de alta durabilidad, la correcta impermeabilización, la estructura adaptada a las cargas específicas y una gestión técnica sólida son elementos indispensables para garantizar un resultado seguro, eficiente y sostenible a largo plazo. La experiencia demuestra que, cuando estos factores no se integran desde el principio, pueden aparecer problemas administrativos, retrasos o dificultades ejecutivas, incluso aunque la intención inicial del proyecto haya sido legítima y orientada al interés público.
En el ámbito de la construcción y la rehabilitación arquitectónica en Cantabria, diversos profesionales han valorado las intervenciones realizadas en el inmueble conocido como la Casa de los Gorilas, especialmente en lo relativo a los materiales seleccionados y a las técnicas constructivas empleadas. Su análisis se centra únicamente en criterios técnicos, sin entrar en juicios políticos ni en valoraciones ajenas al campo profesional.
Por un lado, la empresa de productos de hormigón en Cantabria considera que la actuación exigía materiales con una elevada capacidad de resistencia mecánica y durabilidad, dada la exposición del edificio a condiciones de humedad, viento costero e inercias estructurales propias de construcciones antiguas.

Según la compañía, las zonas más deterioradas del inmueble precisaban elementos prefabricados de hormigón con tratamientos hidrófugos y armaduras optimizadas que permitieran prolongar la vida útil del conjunto sin alterar su estética original. A su juicio, la clave para este tipo de rehabilitación es combinar técnicas tradicionales con soluciones constructivas actuales que aseguren un refuerzo adecuado sin introducir rigideces excesivas o incompatibles con el edificio histórico. Por otro lado, la empresa de cubiertas en Cantabria destaca la importancia de una intervención cuidadosa en la envolvente superior del inmueble. Según sus especialistas, las cubiertas antiguas suelen presentar problemas de filtraciones, desplazamientos de teja y degradación de la estructura portante, por lo que es fundamental emplear sistemas de aislamiento térmico y láminas impermeables de última generación. Aseguran que, para un edificio con valor patrimonial, lo ideal es trabajar con tejas cerámicas compatibles con las tradicionales, apoyadas sobre rastreles tratados y acompañadas de un sistema de ventilación adecuado que evite condensaciones futuras.
Ambas empresas coinciden en que la rehabilitación de un inmueble singular requiere un equilibrio entre respeto patrimonial y actualización técnica. También señalan que, antes de cualquier intervención, es imprescindible un diagnóstico riguroso mediante inspecciones estructurales, evaluación de cargas y análisis de la humedad. Solo así —afirman— puede garantizarse una actuación segura, eficiente y ajustada a las exigencias contemporáneas de habitabilidad y conservación.




























