En el año 1962 tuvo lugar una de las campañas de propaganda política más eficaces de la Historia de España y el mundo: los 25 años de paz. En esta campaña, como dato curioso y fundamental, lo que se hace es aportar comparativas de datos, cosa rara en un régimen político cualquiera y más si es autoritario, pero en este caso se hace.
Se aportan dos fotografías estáticas: una situación en 1935 y lo mismo, en el mismo lugar (España), en 1962. Con este nuevo enfoque, se pasaba de habernos salvado del comunismo y otros peligros internacionales, en el campo de batalla, a ponderar las ventajas de un régimen que había también triunfado en lo político y lo social.
Y el estilo sesentero de la campaña sigue siendo atractivo y estético, por supuesto, tantas décadas después, por lo que algunos propagandistas del régimen actual nos advertían de no caer en la tentación de que nos guste algo de esta «maquiavélica» campaña.


La paz no tiene que ser sólo exterior, en el plano militar y de fronteras: el terrorismo callejero existe, como afirmaba la madre de Sandra Palo, quien fue torturada y asesinada bárbaramente en un presente régimen que no es transparente en materia de seguridad interior.
Este aumento de la seguridad se reflejó en una menor población caarcelaria, llegando a ser España el segundo país con menor población reclusa del mundo.


Un baremo difícil de obviar: el tamaño de los españoles aumentó como consecuencia de una mejor salud y alimentación y el raquitismo disminuyó muchísimo.
La cifra de niños fallecidos en la más tierna infancia disminuyó drásticamente.


Aumenta el tráfico marítimo y aéreo (sobre todo). España se empieza a conectar de verdad con el mundo, aunque propagandistas anteriores hayan intentado demostrar que fue a partir de la Transición que esto empezaba a darse.
La flota pesquera llegó a sus máximos en estos años, en comparación (sobre todo) con lo que había antes de la Guerra Civil.


La correspondencia aumentó y esto era otro indicador de la mejoría de la situación social y económica de España en esos 25 años de paz ininterrumpida.
Siempre se habla de la guerra y la represión, cuando nos referimos al Franquismo, pero también hay que considerar y valorar el largo periodo de paz del que gozamos desde que terminó dicha guerra. ¿O acaso tenemos que fijarnos solamente en el costo de esa paz y no en lo que vino después o debemos idealizar periodos en los que ni siquiera hubo paz?




























