Los polígonos industriales son el motor económico de cualquier país industrializado y donde realmente se crean negocios y empleo a gran escala. Como nos dice Carlos Osma, de una empresa de limpieza de polígonos industriales en Cantabria, en una zona como Valderredible no se puede crear apenas empleo porque no hay dónde poner una nave. No existe polígono industrial y, por tanto, todos los servicios asociados toda esa fuente de empleo y riqueza que son los polígonos se va a otra parte y la zona se queda empobrecida y vacía. Fijaos hasta qué punto es importante, también desde la perspectiva social, la diferencia entre que exista un polígono o no exista.
Por los polígonos industriales pasa la vida en todas sus manifestaciones y, desgraciadamente, también la actividad criminal, que encuentra en estas zonas de extrarradio lugares concretos en los que anidar y desenvolverse. Incluso para la venta de distintas mercancías ilícitas, pero también para vivir ellos mismos y hasta realizar ajustes de cuentas sangrientos. Y esto sería el lado oscuro de toda zona con actividad económica donde se descuida la vigilancia y se implanta este tipo de plagas poligoneras.
En esta nueva serie de artículos vamos a comentar algunas de las historias poligoneras más significativas en este contraste entre la gente de bien y trabajadora que se desempeña en los polígonos, en trabajos que son útiles para los demás y sin hacer nada malo, y los delincuentes y gente de mal vivir que se dedican a hacerlas de todos los colores mientras los responsables políticos pasan de todo o incluso colaboran con estas situaciones.
Constantes crímenes en el asentamiento chabolista de Son Banya
Cómo va eso empezamos fuerte con el asentamiento chabolista de Son Banya, junto al aeropuerto de Mallorca. Un pudridero humano en todos los aspectos que las autoridades han creado y dejado a su libre albedrío, en una de las zonas más dinámicas de toda España, en un ejemplo arquetípico de cómo funciona este mundo de los famosos colectivos protegidos y el hampa:
- Un montón de gente viviendo en unas condiciones infrahumanas de puertas para afuera, aunque no tanto en el interior de sus chabolas. Plagas de ratas, contenedores colmados y chatarra y mugre por todas partes.
- Luz y otros suministros gratuitos por cuenta del contribuyente: es decir, por cuenta de los gilipollas de siempre. Y casas gratis siempre, por supuesto, como recompensa por haber ocupado terreno ilegal para realizar todo tipo de actividades ilegales.
- La mayor concentración de trabajo ilegal, pues por aquí no viene Hacienda ni la Seguridad Social a recaudar nada y todo lo que se saca en negro, para estos privilegiados del sistema, en negro se queda.
- La mayor concentración de fracasos escolares del país, que tenemos que pagar los demás contribuyentes a precio de oro, en otro ejemplo más de lo que nos cuesta a los trabajadores que cotizamos la integración de ciertas personas.
- Y lo más importante: puntos de venta de droga y de todo tipo de historias ilegales por todas partes. Todo ello mientras la vecindad de los camellos, que tiene que soportar el trajín de gente toxicómana que entra y sale del poblado, no se quejan en ningún momento salvo cuando viene una cámara de televisión y les enfoca y encima te dicen que son víctimas y que lo que pasa ahí pasa en el resto de Palma de Mallorca o de Madrid o del sitio que sea. Hace falta tener la cara dura.
Y esto último, parece mentira, con un ejemplo brutal de lo que no sucedía ni siquiera en tiempos de la esclavitud del faraón. Porque esta narcogentuza se dedica también a explotar laboralmente, por decirlo de alguna manera, a los toxicómanos más tirados que les sirven de chivatos cuando llega la policía o para cualquier otra tarea. Todo a cambio de una papelina de droga y a lo mejor alguna colleja si no se comportan como los amos del cotarro exigen. Inclusive con agresiones sexuales que la Policía conoce y a veces con asesinatos, pero al parecer nadie puede hacer nada. Es como si a las autoridades les interesase tener ese pozo de escoria y degradación en el que hay demasiadas víctimas como para ignorar lo que está pasando.
Estos asentamientos chabolistas también quieren ser peligrosos
Pero estos asentamientos chabolistas no se conforman con concentrar las penurias que puede haber en un país desarrollado cuando el Estado es cómplice de esta degradación y fomenta esta discriminación absurda entre trabajadores e inadaptados que no se quieren adaptar nunca. Porque estos asentamientos chabolistas también quieren ser peligrosos y lo son, como decimos, y se producen ajustes de cuentas muy brutales con bastante regularidad. Otra cosa es que salga en los periódicos, por supuesto, ya que el interés general se centra en casos en los que la víctima del suceso es una persona normal. No un toxicómano u otro miembro del mundo o submundo del hampa. Mientras las cosas se arreglen entre ellos, así lo parece, no hay ningún problema.
Pero vamos a establecer aquí una jerarquía hola dos chabolistas de la droga para que la gente entienda mejor cómo funciona esto.
- En la cúspide de la pirámide social de los poblados de la droga estarían los clanes familiares que gestionan este sucio negocio.
- Luego estaría toda una organización a su alrededor bastante sofisticada la que hay abogados, consejeros económicos que les ayudan a blanquear sus negros beneficios y otro tipo de personas cualificadas que forman parte del capo regime. Tampoco podemos olvidarnos de que hay policías y políticos corruptos que ayudan siempre que pueden a estas organizaciones a cambio de dinero.
- A continuación, vendría la categoría laboral de los sicarios. Soldados del clan de la droga que se movilizan cuando sus jefes necesitan emplear la máxima violencia, casi siempre por cuestiones relacionadas con sus negocios, aunque en ocasiones también pueden ser empleados para asuntos personales que a menudo también van relacionados con ese mundo criminal al que pertenecen todos éstos.
- Después de éstos, estarían los machacas. Personas de confianza de clan que gestionan en el negocio en primera persona y en primer lugar, ocupando sé de qué la venta sirve a cabo y avisando a sus superiores cuando se produce alguna novedad importante.
- Y, por último, a una distancia abismal de todos los demás, puesto que no son reconocidos ni como personas, estarían los propios toxicómanos que hacen las veces de clientes y de currantes, en ocasiones, en las tareas auxiliares que les van encargando los machacas.
Dos narcos chinos asesinados en Son Banya en 2001
En la víspera de Reyes del año 2001, una tragedia sacudió el poblado de Son Banya: dos individuos de origen chino, implicados en el narcotráfico, se adentraron en sus calles con la intención de comercializar tres kilogramos de cocaína con los clanes gitanos. Sin embargo, su visita terminó en tragedia cuando fueron brutalmente asesinados a tiros y sus cuerpos fueron posteriormente incinerados para ocultar evidencias. Este doble homicidio conmocionó a la ciudad de Palma hace ya 22 años.
La tarde había caído y, en la noche del 6 de enero, los servicios locales de Palma recibieron una llamada de alerta sobre un incendio en una caseta abandonada cerca del poblado gitano. Habitualmente, los habitantes de Son Banya solían provocar tales incidentes, por lo que la respuesta inicial fue catalogada como rutinaria. Sin embargo, la llegada de los bomberos reveló una macabra escena: rastros de sangre conducían hasta el lugar del fuego. Lo que inicialmente se pensó que era el sacrificio de un animal, pronto reveló ser mucho más oscuro. Dos cuerpos carbonizados yacían en la caseta incendiada.
La investigación del doble asesinato recayó en Martín Cuervo, jefe del Grupo de Homicidios de la Policía Nacional, quien procedió a precintar la escena del crimen. Cerca del lugar, se encontró un vehículo BMW que se relacionaba con las víctimas, quienes minutos antes habían llegado al poblado. Se trataba de dos individuos asiáticos con conexiones en el submundo del crimen organizado, portadores de una bolsa conteniendo tres kilos de cocaína de alta calidad. Sin embargo, su propósito de comerciar con la droga se truncó de forma trágica a manos de individuos identificados como ‘El Pancho’, su pareja, y ‘El Jeromo’.
Los dos individuos de origen chino fueron acorralados en Son Banya, sin darles oportunidad de reacción, y recibieron disparos a quemarropa en la cabeza, utilizando una pistola de calibre reducido. Posteriormente, sus cuerpos fueron sacados del poblado y llevados a una caseta cercana, donde fueron incinerados con gasolina con la intención de eliminar cualquier rastro. El fuego se propagó rápidamente por el resto de la estructura, dejándola completamente destrozada. En respuesta a estos hechos, la mafia china ofreció una recompensa por los responsables, lo que llevó a la policía a intensificar sus esfuerzos para evitar un conflicto mayor entre sicarios asiáticos y clanes gitanos.
Con el tiempo, los cómplices y autores materiales del doble crimen fueron arrestados, tanto en Palma como en Madrid, adonde algunos habían huido. Los tres principales sospechosos fueron sometidos a juicio por un jurado popular, que los declaró culpables. Sin embargo, la historia no terminó ahí. Dos meses después, en el área de Son Gotleu, fue encontrado sin vida Ángel, un menor que había sido tiroteado y asesinado. Aquella noche de sábado, el joven había salido con su novia y amigos, visitando la Fira del Ram. Posteriormente, acompañó a su pareja a su domicilio, ubicado cerca de Son Gotleu, y esa fue la última vez que se le vio con vida. Resultó ser hijo de ‘La Balbina’ y sobrino de ‘El Jeromo’, uno de los implicados en el doble homicidio de los individuos chinos.