Se trata de un auténtico clásico que lleva muy bien su cuarto de siglo de vida, por su gran jugabilidad y las distintas alternativas de juego que presenta: no hay ni mucho menos una única manera de ganar ni una civilización perfecta, por lo que las distintas posibilidades y unidades presentes dan para más de una discusión en los foros.
Como historiador que soy, la dinámica del juego me recuerda más a un escenario tipo Primera Guerra Mundial o Guerra de Secesión americana, por el tipo de batallas y la importancia de la economía industrial que tiene que haber detrás. Se puede ganar mediante la guerra relámpago, la de desgaste, o incluso mediante emboscadas y otras estratagemas sorpresivas.
Al principio, no hagas tropas: céntrate en la economía
En un escenario de, pongamos, límite de población de 250 unidades, en ningún caso haría menos aldeanos que la mitad de ese número, porque se trata de producir grandes cantidades de tropas y en el menor tiempo posible.
Como es lógico, para conseguir este objetivo tenemos que pasar una fase de escasa producción de tropas, priorizando siempre la economía. Conseguir el mayor volumen posible de aldeanos, para ir acumulando los niveles de recursos económicos que vamos a necesitar para ganar la partida. También hay que invertir mucho en desarrollar las tecnologías, sobre todo las económicas, para que los aldeanos trabajen más rápido, y construir cuanto antes un mercado.
Pasa de fase cuanto antes: Edad Feudal, de los Castillos e Imperial
Pasar de edad cuanto antes nos irá dando acceso a master enología si más edificios que vamos a necesitar cuanto antes. En concreto, es muy importante que construyas varios centros urbanos, que te ayudarán a potenciar tu economía, sobre todo porque podrás crear aldeanos más rápido.
También son un seguro de vida en caso de que el enemigo consiga destruirte el centro urbano principal, con el que comenzaste la partida, y nosotros te recomendamos que distribuye los centros urbanos de forma estratégica, aunque también pueden unirse para hacer fuerza en caso de un ataque enemigo. Porque también es muy importante que los aldeanos que trabajen en una zona determinada tengan acceso rápido a guarecerse en estos centros urbanos o castillos o torres.
Construye muchos cuarteles juntos, como si fueran fábricas de soldados
Las batallas de este juego son tremendas. Grandes ejércitos quedan reducidos un montón de cadáveres en escasos minutos o incluso segundos, en función de la potencia del enemigo.
Es por ello que tenemos que estar preparados para fabricar, en plan industrial, una gran cantidad de tropas con el menor esfuerzo y en el menor tiempo posible. De esto va a depender que podamos sobrevivir en este juego, por lo que elige una superficie amplía para situar tus cuarteles.
Y sitúalos juntos, para una más fácil y rápida producción de unidades en masa, a poder ser, no muy lejos del frente. Cuando estás jugando en un cierto nivel de dificultad, si no eres capaz de producir muchas unidades en muy poco tiempo estarás muerto.
Lo más práctico es colocar los cuarteles todos juntos, por un lado, no muy lejos las caballerizas, y lo mismo con las galerías de tiro y las fábricas de arietes, catapultas y cañones.
Protege los puntos estratégicos con castillos y murallas
Sobre todo, que no sea fácil llegar a tus aldeanos y a los centros urbanos, donde está la base de tu economía. Son tan vitales como los del enemigo, por lo que te interesa proteger los tuyos y amenazar los del contrario.
Si sabemos jugar bien, para atacar a nuestros aldeanos será necesario el empleo de máquinas de asedio. En especial, de arietes, camiones y lanza piedras. Pero esta maquinaria es tan dañina contra edificios y murallas como débil frente a los ataques que pueden recibir, por lo que deben ir protegidos pon una masa de infantería, arqueros y caballería.
Debes considerar siempre la gran variedad de ataques que se pueden reutilizar en este juego. Desde rápidos ataques de caballería a demoledoras lluvias de proyectiles y pasando por lentas, pero mortíferas masas de infantería. Y muchas veces, porque no, vendrán con todo a la vez, por lo que conviene siempre estar preparados para contrarrestar cualquier tipo de fuerza enemiga.
Prepara tu defensa mientras planeas tu ataque
Desarrolla tú economía a la par que tú defensa si quieres asegurarte de que tu estancia en la partida será más o menos larga. Pero tampoco pierdas de vista que se trata de atacar a tu enemigo tarde o temprano, por lo que conviene bastante tener preparado un creciente ejército poner que pasar también a la ofensiva. Y no dejar de desarrollar el armamento en la herrería y en otros lugares, como el castillo o la universidad.
Una masa de infantería o caballería apoyada por un cierto número de unidades de proyectiles, para descartar el enemigo mientras las unidades de choque pelean, suele ser la receta favorita de los estrategas del AoE 2. Y no te olvides de acompañar te de armas de asedio, pues de lo contrario podrías retrasar un ataque en el cual te vas a encontrar con murallas, castillos y otros obstáculos de cierta dureza, como torres o centros urbanos.
Coloca castillos en los sitios estratégicos
Las murallas y los castillos no pueden evitar eternamente el avance enemigo, pero sí pueden ayudar muchísimo en la defensa, por lo que es muy importante construirlos cuanto antes en los sitios por donde el enemigo pueda acudir. O para cerrarle el paso por esos puntos de peligro o que sean más delicados para tu economía.
Ataca antes de que tu enemigo te ataca a ti o espérate para desgastar lo y contraatacar
Son las dos opciones que hay, a grandes rasgos, en este juego de estrategia y en todos. Se puede optar por ser quien toma la iniciativa realizar una incursión rápida, cuanto antes, al más puro estilo guerra relámpago.
Esto tiene la ventaja de que podemos sorprender a nuestro adversario cuando todavía no está preparado para defenderse, lo que tiene una doble ventaja. Por un lado, le daremos un daño económico que sea tal vez irreparable y por otro, mientras intenta defenderse en su territorio, no podrá prestar atención a su propio desarrollo. Son las ventajas de jugar fuera en la guerra.
Ten siempre a mano uno o dos monjes y varios aldeanos
Todos hemos oído en las películas esa famosa frase: ¡necesito un médico! Y es que en la guerra se producen muchos heridos, a menudo graves, pero en el age of empires 2 no es necesario llevarlos a ningún hospital. Bastará con tener a nuestro alcance uno o varios monjes, capaces de curar cuanto antes los daños recibidos por nuestras tropas.
De la misma manera, lleva siempre con tus fuerzas algunos aldeanos, pues sirven para reparar las máquinas de asedio y también para construir cosas que puedas necesitar por el camino, mientras te diriges a destruir algún objetivo del enemigo.
Esto vale tanto para atacar como para defender, pues los aldeanos pueden servir para reparar las fortificaciones e incluso para cerrarle el paso al enemigo con nuevas vallas o muros.
Guarda siempre un remanente de piedra
Los ataques del enemigo se suelen concentrar en murallas y castillos, así como centros urbanos, por lo que conviene tener siempre en reserva una buena cantidad de piedra.
De lo contrario, cuando queramos comprarla en el mercado o recibirla de un aliado, ya podría ser tarde. Y no hay nada más doloroso que ver cómo tus aldeanos se quedan impotentes ante ese muro o Castillo herido, que no pueden reparar.
Defiende tu comercio con los aliados y ataca el del contrario
El comercio es la sangre de la economía de este juego. Cuando se acaba el oro de las minas, lo que suele suceder antes de la primera hora de juego, la única manera que tenemos de conseguir el preciado oro es mediante las carretas. Y con oro podemos comprar cualquier otro recurso que necesitemos durante la partida, lo que nos da una idea de lo importante que es invertir en carretas y evitar que nos las destruyan.
De la misma manera, si consigues penetrar en territorio enemigo y localizar sus rutas comerciales, no lo dudes: destruye cuanto antes el mayor número posible de carretas enemigas. De esta manera, pondrás en compromiso su capacidad de aguante económico.
Construye unidades baratas para que sirvan de carne de cañón
Hay determinadas unidades en el juego que no cuestan oro, por lo que resulta interesante producirlas en gran número, como si fuera una especie de spam militar. Estas unidades son las siguientes:
Lanceros. Tienen varios desarrollos hasta llegar a alabarderos y, además de ser específicas contra la caballería, cuando están bien desarrollados son una unidad bastante potente y, sobre todo, barata de producir. Constrúyelos como carne de cañón para contrarrestar ataques de caballería, hacer bulto ante las unidades enemigas y causar grandes daños cuando atacan en grandes cantidades.
Guerrilleros. La mayoría de civilizaciones tiene un desarrollo hasta guerrilleros de élite, que merece la pena ordenar cuanto antes. En cualquier caso, se trata de una unidad de proyectiles que, como en el caso de los lanceros, tiene una gran efectividad cuando se utilizan en masas importantes. Todos sabemos que la cantidad puede compensar muchísimo la calidad. Además, tienen un largo alcance de tiro.
Caballería ligera. Como en los dos casos anteriores, no cuestan oro, pero tampoco madera. El problema que tienen es que consumen rápidamente los recursos de alimento, por lo que tendrás que hacer muchas granjas si quieres producir muchas unidades de éstas. Cuando se desarrollan al máximo, muestran una gran capacidad de combate, que sumada a su velocidad los convierten en guerreros temibles.
Espadachines. Aunque tienen un costo de oro, además de en alimento, no es muy elevado y sin embargo son unidades muy fuertes, capaces de pelear en bastante igualdad con las unidades de élite del juego, sobre todo en su último desarrollo de campeones. Cuando se crean en grandes cantidades, si dispones del oro necesario, verás que no se les pone nada por delante. Son de las unidades más completas y a la vez más baratas del juego.
Cuando convenga, construye varios perímetros de defensa
Una buena defensa es el mejor ataque. Y de poco te sirve desarrollar tu economía o tu ejército si a continuación, por dejar desprotegida tu retaguardia, el enemigo consigue entrar en tu ciudad y causar grandes daños, que siempre son difíciles de reparar.
Muchos jugadores, incluso veteranos, lanzan sus ataques sin esperar que pueden fracasar o que incluso, cuando han superado una línea de murallas, pueden encontrarse nuevos obstáculos de este tipo. Esto puede tener grandes consecuencias, porque puede dar lugar a contraataques.
Si estamos defendiendo, en primer lugar, nos puede permitir ganar tiempo o parar en seco al adversario que avanza. Porque cualquier obstáculo que interpongamos en su camino retrasará el avance de cualquier fuerza y nos permitirá causarle bajas si, al aproximarse a nuestros castillos o unidades de alcance, reciben una primera granizada de proyectiles.
Ten a mano, también, fuerzas de infantería o caballería para completar la posible masacre. Y si éstas sobreviven, y ves que el ataque del enemigo afloja, podrás avanzar tras sus pasos y causarle daños en su retaguardia.