Meredith había muerto en un río de sangre sin saber que sobre ella y sus circunstancias, por desgracia, iban a derramarse auténticos ríos de tinta, aunque en un comienzo nadie podría imaginar hasta dónde llegaría el tema. Ni siquiera después de verse que la manifestación que denunciaba la violencia contra las mujeres en Perugia, a propósito de Meredith, fue un auténtico baño de multitudes en que toda la comunidad estudiantil se hizo presente. Eso sí, con la ausencia remarcable de Amanda y Raffaele, que se excusaron con el creíble argumento de que se encontraban sobrepasados con lo ocurrido. Y con muchísimas horas de esa semana dedicadas a comparecer ante la Policía, incluso de noche, pero la familia de la fallecida se vio muy arropada por una comunidad que sentía lo ocurrido en carne propia. Porque a perusinos y estudiantes por igual les había dolido lo ocurrido y lo expresaban, aunque lo más emocionante de todo fue el instante en que el alma de Meredith se hizo presente en el funeral y les dio gracias a todos por sus lágrimas. Un momento muy especial que arrancó más de un llanto contenido, mientras que un inmenso aplauso tronaba el no menos contenido espacio de la iglesia.
Por su parte, en Comisaría, los ánimos no estaban para emotividades: la presión que tenían encima continuaba igual que el primer día y buscaban como locos cualquier atisbo de culpabilidad para perseverar por alguna línea de actuación: la que ya tenían desde el principio.
Noticia de última hora, dijo un compañero de Homicidios: vengo de darme una vuelta por el funeral y esos dos no se han presentado. Definitivamente, no es un punto a favor de la inocencia de la pareja de moda.
Ésos dos van juntos hasta a cagar y nunca mejor dicho, opinó otra, con una clara referencia a las heces que se encontró Amanda en el baño cuando hizo aparición en la casa. ¿Quién te dice que justo se fueron a separar para cometer semejante fechoría? Pero, ¿no visteis cómo se presentó esta personajilla ayer, por su propia iniciativa, cuando llamamos a capítulo a su noviete? Es todo de lo más sospechoso.
Todo con ellos lo es. Y a mí no deja de parecerme curioso que la Policía ya estuviera por el lugar de los hechos cuando esos dos aparecieron, comentaba Napoleoni, la inspectora jefe de Homicidios en esa Comisaría. La yanqui y su novio, digo. ¿Qué mejor coartada que ésa para que quede claro que tú no has llegado antes que nadie al escenario del crimen?
Era la Policía Postal y por un tema de robo de móviles, recordó Canessa. Y fueron los vecinos los que llamaron, además, después de encontrárselos en su jardín. No creo que eso sea un indicio de nada.
Pero sigue siendo curioso, insistió Napoleoni, aunque las cosas raras no terminaban ahí.
Pues hablando de los vecinos, dijo otro colega, no os olvidéis del detalle de la bomba. Porque esos vecinos de la casa de las chicas reportaron, en la misma mañana de autos, un aviso de bomba en su casa.
¿Cómo dices?
Lo que oyes, Canessa: alguien llamó y les dijo que su baño iba a estallar. Que había una bomba en su baño.
Pero, ¿será posible? ¡Eso no puede ser casualidad, clamó Napoleoni! Algo que sorprendió aún más a Canessa, porque se suponía que esa enchufada tenía que tener todos los datos disponibles muy presentes, como Jefa de la Brigada de Homicidios. Pero, ¿cómo iba a descubrir nada nuevo si ni siquiera tenía en cuenta lo que sí se sabía? Sin pensarlo dos veces, Canessa decidió desahogarse y plantear a su equipo lo que de verdad le parecía importante: esas putas prisas de sus compañeros y jefa que no podía compartir, puesto que las prisas nunca son buenas y menos en un asunto de tanta trascendencia.
Lo malo es que no estallara una bomba de verdad, en algún baño de ese barrio, para que pudiéramos echarle la culpa de todo a Bin Laden. Mamma mía! Hay muchas prisas por encontrar al que ha hecho esto y sólo faltaría que una bomba facilitase las cosas.
El coro de risas resultante, del que no participó Napoleoni, sorprendió al Fiscal plenipotenciario, que no se entretuvo en preguntarles por sus respectivos fines de semana. Por otro lado, tampoco le habían tenido tan lejos, puesto que todos ellos habían estado más tiempo en la Comisaría que con sus familias. El crimen había arruinado por entero su puente de Todos los Santos, pero se encontraban tan presionados por el ambiente ominoso del caso que no les importó pasar más tiempo con sus compañeros.
Señores: le he estado dando vueltas al asunto todo este “finde”, como dicen mis hijas, y creo de veras que hemos pasado por alto una posible alternativa para el móvil y para todo lo sucedido: la posibilidad de que los autores, porque estoy convencido de que han sido varias personas, hayan podido llevar a cabo una especie de crimen ritual. Y antes de que empecemos con los chistes, porque puede sonar surrealista esto que voy a decir, quiero poner de manifiesto las evidencias que en mi opinión señalan esta hipótesis:
- El hecho de que el crimen se cometiera en la noche de Halloween, precisamente, como les gusta llamarlo ahora, podría no ser casual.
- Y las extrañas circunstancias en que todo esto se ha desarrollado, con una ventana abierta y la víctima mostrando un pie descalzo, como si las antiguas brujas de la tradición hubieran reaparecido.
Brujas que en su tiempo fueron interrogadas por la Iglesia, en la Edad Media, y confesaban cosas como éstas… Fijaos, les pidió, mientras extraía un librito de su cartera de documentos y leía con aire solemne: “saldremos del bosque a por vosotros un jueves por la noche… Volaremos por el aire y entraremos por las ventanas, sin dejar rastro, para tomar vuestros cuerpos en una orgía…” ¿Qué os parece? Pensemos que la casa de la Vía della Pérgola se encontraba junto al bosque, justo a las puertas de la antigua Perugia. Y parece obvio que alguien entró por la ventana, sin dejar rastro, o lo dejó así para darlo entender de este modo, como las brujas… ¿Y todo para realizar una orgía?
A Canessa le costó un triunfo contener la risa, ¿cómo evitarlo? Le hacía muchísima gracia la pinta del Fiscal, el típico señor mayor con sobrepeso y medio calvo, con sus gafitas de abuelito cebolleta, pero al escucharle largar ese discurso friki con ese rictus tan serio… Mamma mía! Casi tuvo que salirse de la sala, era increíble, pero sus compañeros parecían dispuestos a reírle todas las gracias al buen señor. Como si aquello fuera una empresa familiar o algo así y él el dueño omnipotente, al que hay que aguantarle todas las gilipolleces del mundo por ser vos quien sois.
Pero, vamos a ver, comentaría luego el inspector, a sus compañeros, en una de tantas ausencias del tipo. ¿Estamos hablando de los porros que se han podido fumar esos dos, la parejita, mientras follaban en su casa tranquilamente, y no le hacemos una prueba de drogas al Fiscal?
No pocos de ellos se descojonaron de la risa, como él, pero Napoleoni no se cansaba de hacerle la rosca a su Fiscal. En su presencia y también en los corrillos, por lo que Canessa empezaba a considerar la idea definitiva de no fiarse de ella para absolutamente nada.
Tampoco me parece tanta locura lo de que exista un componente ritual, razonó Napoleoni. Después de todo, esa americana es una auténtica guarra a la que le gusta montarse tríos. Y, ¿qué pasa? ¿Es que no hemos visto todos esas publicaciones, tan bizarras, en sus redes sociales de chiflada? ¿Lo de llamarse nazi a ella misma o su conversación grabada con un amigo al que le pregunta, entre risas, si no recuerda el nombre de la chica a la que violó? No sé vosotros, pero yo sí pienso que esta chiquilla está un poco bastante perturbada y es capaz de hacer cualquier cosa.
Ah, ¿sí? Tienes razón, reconoció Canessa, con su sorna habitual en estos casos. Yo a su edad, como tú seguramente, me dedicaba a rezar el rosario con mi madre y nunca probé el alcohol. ¿Es que no has visto lo que publican a diario los chavales en esas redes?
¡Venga, Canessa! ¡No me jodas! ¡Ella misma ha reconocido que esa noche se estuvo drogando con su noviete! ¡Y a saber lo que les dio por hacer luego! Porque ese muchacho no deja de ser un pan sin sal, un friki con acné que a lo mejor no le da el rollo sexual duro que ella necesita, así que, mira: ¿por qué no buscarlo en otro lado y con su jefe? Todos sabemos lo que les gusta hacer a estas yanquis cuando salen de casa para ir a correrse una juerga al extranjero.
Un jefe de la gringa que, por supuesto, era negro, para completar la película porno y que no faltase de nada en la historieta que se estaba montando. ¡Hasta ahí habían llegado! ¡No se encontraba al dueño de las huellas de sangre, que había por toda la casa, pero se echaba la culpa del crimen a unas brujas del bosque! ¡Literal! Y las pruebas de que la orgía había tenido lugar se buscaban en el Facebook, porque estaba clarísimo que la tipa era una guarra, pero no se había analizado aún el semen encontrado en la cama de Meredith. O en todo caso no se encontraba al dueño, claro, pero así de bizarra era la línea de investigación por la que apostaban el Fiscal y el núcleo duro de esa Comisaría, en cuanto a Homicidios se refería, aunque prácticamente todos los inspectores en el equipo estaban de alguna forma involucrados.
Señores: tendrán que disculparme. Tengo algunos compromisos relativos al caso, les dijo el Fiscal, ya de vuelta, mientras recogía a toda prisa sus papeles y los metía en su maletín, pero no se fue sin antes enunciar de nuevo sus pautas de a priori: perseveremos en las líneas de investigación ya planteadas, siempre con el sexo como móvil principal, dado que no se llevaron absolutamente nada de la casa. Sólo unos móviles que luego tiraron por ahí cerca, cosa curiosa, cuando nadie hace eso después de matar a una persona. Y el puro enmascaramiento de la escena del crimen, con la intención de hacernos pensar en ese móvil falso del robo, sólo me puede sugerir la cercanía de los autores a la víctima. Porque es probable que fueran varios, por qué no, tanto por las diferentes armas utilizadas como por el hecho de que falten heridas defensivas en los brazos de Meredith. O la situación no explicada de que unos testigos vieran correr a un señor negro a esas horas, en las cercanías de la casa: el dueño del pub donde trabaja la yanqui es del Congo y se mensajeó con esta chica antes del asesinato, siendo el último mensaje de él lo que ya sabemos: “nos vemos luego”. Y a continuación de esto, tanto Amanda como su novio apagaron los móviles. ¡Ah! Y, por último, pero tal vez no sea el dato menos importante de todos: ese piadoso gesto de tapar el cadáver con un edredón que, a mí, no sé a ustedes, me sugiere la presencia en la situación de una mujer. Y, más probablemente, una mujer que conocía a la víctima. ¡Hasta pronto!
El Fiscal se marchó y los agentes se disponían a continuar con sus gestiones, tal vez después de un segundo café, pero Manzini volvió sobre sus pasos para recordarles una vez más su hipótesis más surrealista:
Y no se tomen a risa la posibilidad del crimen ritual, por favor: es un móvil que coincide con todas estas pautas que ya están objetivamente planteadas en el caso. ¡Hasta luego!
Esa noche, debido al follón que tenían organizado en Comisaría, Canessa salió del trabajo bastante más tarde de lo habitual. Y sumido en sus pensamientos emprendió el camino de vuelta a su casa, solitaria como un cementerio desde que su mujer se fue con los niños.
En estos días es cuando más se echa de menos volver a casa y que haya alguien, joder, aunque sea llorando o gritando, se dijo, al rememorar esos días de agobio como padre de familia. ¿Quién me iba a decir que terminaría extrañando todo aquello, con lo que me gusta la tranquilidad?
Ya habían pasado algunos años desde aquello y no se resignaba a su nueva realidad. Que aunque tampoco le faltaban las aficiones ni las amistades, al final, su círculo íntimo estaba formado por gente de su edad que sí tenían familias funcionales. Y a ciertas horas tardías no podía contar con ellos para dar esos paseos solitarios por la ciudad, a veces también por el monte cercano, mientras meditaba sobre aspectos del trabajo.
A ver si dejas ya esos paseos nocturnos, le había dicho un compañero. ¡Todo el día investigando a la peor gentuza de la zona y luego te vas tú solo por el campo! Y a unas horas en las que no hay nadie por ahí.
Bueno. Me voy buscar a las brujas de Manzini, le había dicho esa tarde. Según él, esas señoras viven por el bosque. ¡Voy a ver si me encuentro con una y me cuenta lo que pasó aquella noche en la Vía della Pérgola!
Y la verdad es que sustos no faltaban en sus caminatas. Esa misma tarde, por ejemplo, cuando ya el sol había muerto en el horizonte, un ruido imprevisto le hizo echar mano a la pistola, pero era un jabalí que pasó como un rayo ante él.
¡Ya te vale, cabrón! Bien podías contarme tú algo, qué te cuesta, que siempre sois los primeros en encontrar los cadáveres por el monte.
Indiferente a sus ruegos, el peludo vecino siguió su camino, claro, dado que debía de trabajar para la mafia. No como las lechuzas, que son las auténticas guardianas del bosque y las brujas blancas de verdad. Pero el jabalí era el animal totémico de toda Umbría y Toscana y uno de los más comunes en Europa, claro estaba, junto a la variopinta fauna de indeseables que gestionaban los negocios del hampa: chorizos varios, chuloputas, traficantes de todo lo habido y por haber, sicarios por contrato… En todas partes cocían habas.
Pero ahora tenemos a toda Europa y al mundo pendientes de una chica asesinada. Una simple chica como tantas son violadas y degolladas cada día. Y, ¿por qué? ¿Por qué ella sí y otras no? Como dice mi amigo Agustín, esto es el sinsentido de la vida…
La verdad era que Canessa deseaba volver al 100% con ese caso que tenía entre manos, justo antes del de Meredith, pero el Fiscal no les dejaba centrarse en nada que no fuera el gran evento del año. Mala suerte para Ludmila. Canessa ni siquiera había tenido tiempo para consultar con tiempo la base de datos de personas desaparecidas. Sólo había podido ojear un poco los avisos más recientes, aunque si algo estaba claro era que esa chica había estado viva al principio de esa semana. Esa semana tan especial.