El deporte más antiguo del mundo
Esto es una pregunta del Trivial que nos podemos meter en la cabeza desde ya: la lucha es el deporte más antiguo del mundo, por la sencilla razón de que siempre se ha practicado. Desde nuestros más remotos orígenes.
Nunca hemos dejado de luchar. En muchos casos, no tanto por realizar violencia sobre otros como por mantenernos en forma para la vida. La vida dura de nuestros antepasados, pero también la nuestra, porque los deportes de lucha nos aportan una gran seguridad en nosotros mismos y una filosofía de vida distinta.
Entrenamiento de lucha en Santander
Como gimnasio galardonado por una importante Federación española, por su trayectoria en el entrenamiento de lucha en Santander, hoy queremos echar una mirada atrás y ver un poco de dónde vienen estos deportes. Porque no todo se inventó en el lejano Japón.
Resulta que también aquí, al igual que en el Lejano Oriente, hemos desarrollado deportes autóctonos de lucha. Y esto es así en toda Europa, siendo más conocido la lucha bretona, pero también la grecorromana. Y aún quedan muchas reminiscencias actuales de lo que un día fueron estos deportes de lucha populares europeos: la lucha canaria o leonesa son otros dos ejemplos reconocidos de nuestro país.
Y no tan lejos de Europa tenemos el ejemplo de la lucha senegalesa, en otra demostración de que en todas las culturas ha habido deportes de lucha. De hecho, la capoeira viene precisamente de la lucha autóctona africana, que esclavos negros llevaron al Brasil hace muchos años.
Gimnasio de artes marciales en Santander
Casi todos estos deportes tienen en común que se basan en proyecciones. En desequilibrar al adversario y hacerle caer. Sin embargo, en el pasado, también existían cortes de lucha que nos pueden recordar a los más actuales Muay Thai o kick boxing. Era lo que se conocía como el pancracio, estos luchadores llamados pancreatistas. Y en realidad se trataba de un deporte bastante brutal, porque apenas existían protecciones, para empezar, en las manos. Por lo tanto, podemos imaginarnos los daños que producían los golpes en los luchadores. Y los escritores de la época dejaron buena cuenta de ello: narices, huesos y orejas rotas eran el balance habitual de estos encuentros.
Un campeón de lucha olímpico de la antigüedad
De hecho, un poeta se refería así a un campeón de lucha olímpico de la antigüedad:
Cuando Ulises volvió a su casa, nadie lo reconoció salvo su perro, pero en tu caso ni tu perro va a ser capaz después de tantas horas de sopapos. Mira cómo te han dejado.
También tenemos uno de los más bellos ejemplos de epitafios romanos dedicados a luchadores. Se trata de la tumba de un luchador mallorquín del alto imperio romano qué fue enterrado en la parte oriental de Mallorca, en la actual Pollensa.
A los dioses manes de Cornelio Ático, del valiente oficio del pancracio (los dioses manes eran los espíritus de los antepasados).
Engañado por el hado inicuo, aquí reposa el infeliz.
Acostumbraba endurecer sus miembros en continuas palestras y con frecuencia complació al pueblo con el noble arte de su profesion.
Tú que fuiste creado de la fértil tierra para después ser quemado, a fuego y humo, ya no eres nada sino lo que dejó el fuego.
Sus huesos y cenizas reposan bajo el amparo de esta piedra.
El juramento del aluche o la lucha tradicional europea
En todas estas culturas, desde la más remota antigüedad, valores como el honor han adornado estos deportes y este arte marcial. Y el juramento del aluche montañés o castellano es una muestra de ello.
En castellano:
Juro luchar con toda lealtad,
Sin traición y sin brutalidad,
Para mi honor y el de mi país.
Como muestra de sinceridad,
Y para seguir la costumbre de mis antepasados,
A mi contrario tiendo mi mano y mi mejilla
En bretón:
M’hen tou da c’houren gant lealded,
Hep trubarderez na taol fall ebet,
Evit ma enor hahini ma bro.
E testeni eus ma gwiriegez,
Hag evit heul kiz vad ma zud koz,
Kinnig a ran d’am c’henvreur ma dorn ha ma jod.
Esperamos que este artículo haya sido de vuestro interés y hayáis aprendido muchas cosas sobre el pasado de las artes marciales, que es común a toda la Humanidad.