No sabemos nada de ella. Sólo lo que sus huesos y sus dientes perfectos, todos ellos conservados, nos han revelado tras un letargo de mil años que la arqueología ha interrumpido para siempre. La conservación de esta dentadura perfecta en Santander tiene la peculiaridad de que se trata de una persona de hace mil años.
Un cráneo medieval con todos los dientes alineados en Santander
Un cráneo medieval que llama la atención por estar tan bien conservado a pesar de los siglos y que perteneció a una chica de entre vientre y treinta años. Una persona de la época entre el Cid Campeador y las Navas de Tolosa que fue enterrada en la necrópolis medieval de lo que entonces era una abadía fortificada y hoy es la Catedral de Santander.
No sabemos mucho de esta muchacha más allá de su pertenencia a la clase más privilegiada de la sociedad santanderina medieval. Una «pija» santanderina de la Edad Media, como se diría en el actual argot callejero, lo que tal vez explicaría la perfecta conservación de su cadáver. Y es que la gente bien de la Edad Media se enterraba en sarcófagos de piedra, con todo el mimo que el dinero podía comprar, lo más cerca posible del altar de una iglesia como era la abadía de Santander. Un cementerio medieval que ahora está saliendo a la luz y no sólo con huesos de personas, sino también de enormes ballenas que fueron procesadas aquí después de cazarlas en alta mar.
El cráneo de una mujer joven de la Edad Media en Santander
A partir del cráneo y la perfecta dentadura de esta chica podemos hacernos una idea muy aproximada de cómo era ese rostro gracias a la tecnología. La verdad es que no sería muy diferente de las chicas montañosas actuales con antepasados de esta región, pues mil años no es nada para la genética en términos generales. Lo que sí sería muy diferente era su modus vivendi, probablemente más parecido al que podamos encontrar en un país del tercer mundo de la actualidad. En especial podemos decir que, al tratarse de una mujer, libertades individuales se encontrarían muy mermadas por las normas que imponía el honor familiar de la época. Para empezar, no era habitual que una mujer pudiera decidir con quién se casaba, aunque al ser de una noble familia podría tener un modo de vida más privilegiado que el del común de los mortales.
Un hallazgo de la Edad Media excepcional por la conservación de esta dentadura en Santander
Tal vez sus manos no estaban llenas de callos de cargar cestos de pescado o trabajar la tierra, pero en cualquier caso vivió en una época muy marcada por una economía de subsistencia que al final afectaba bastante a todos. Con un sentido de lo espiritual mucho más acentuado que en la sociedad actual, sin embargo, la religiosidad les ayudaba a sobrellevar una época difícil y una vida corta como fue la de esta chica. No era habitual que nadie llegase a una edad mucho más avanzada en un tiempo en el que muchísimos niños morían a temprana edad.
Un mundo violento en el que la Catedral de Santander era el principal refugio de Santander
También existía el peligro constante de la violencia habitual de la Edad Media a la que Santander estaba muy expuesta, sobre todo, por los ataques por mar. Y mucho antes de la llegada de los vikingos a las costas de Europa Occidental y de España, de cuyo Norte fueron rechazados tras una buena paliza, otros piratas nórdicos arribaron a nuestras playas. Es el caso, por ejemplo, de una flota de unos cuatrocientos guerreros hérulos, procedentes de lo que hoy es Holanda, que saquearon la ciudad en un ataque de sorpresa por mar y se llevaron prisionera a una gran parte de la población. Cautivos que en su mayoría serían mujeres y niños, los cuales nunca más volvieron a ver a sus familias, pues fueron llevados en secuestro por mar a la patria de estos piratas.
Debido a este tipo de problemas de seguridad se fortificó el islote de Somorrostro donde hoy se asienta la Catedral de Santander, en primer lugar, como un castillo donde luego se fundó una abadía. Por lo tanto, lo más probable es que la gente rica no sólo se enterrarse aquí, sino que vivieran también en las cercanías para estar a buen recaudo y (además) muy cerca del sagrario de la Abadía.
Una sonrisa medieval que ya no se apagará nunca: Yllana de Santander
Desde ahora, Yllana ya no será más olvidada, con el nombre postizo que sus descubridores le han asignado y que proviene de las escasas fuentes de información de las que disponemos en esta necrópolis medieval de la Catedral de Santander.
En el prçoximo artículo comentaremos más este tema con los dentistas de Santander de la clínica Mantecón.