Todos sabemos lo que pasa con los porteros y el mundo de la noche. Es un poco lo mismo que pasa con la policía, que están ahí para protegernos, pero a la hora de la verdad nadie va a protegerles a ellos.
La problemática de los porteros de discoteca en Santander y en todas partes
Después de tantos problemas como ha habido en este aspecto, incluso con víctimas mortales, las instituciones todavía no se han puesto al día en el tema de regular de forma integral la protección de las personas en los lugares de marcha. Y se deja de lado la importancia del portero en todos los aspectos, para empezar, en la propia forma de contratación y de trabajar.
¿Cómo es posible que en un trabajo tan delicado haya contrataciones en negro o por horarios mínimos, que no son reales? ¿Cómo es posible que cuando haya un problema y se produzcan sucesos violentos, en las puertas de estos locales de noche, los porteros sean considerados como si fueran miembros del hampa? ¿Que no se les permita ni siquiera el derecho a defenderse cuando todos conocemos demasiado bien la clase de gentuza que pulula por las calles en esas horas de fiesta?
La solución no puede ser que no haya porteros
Y la solución no puede ser que no haya porteros, digo yo, pues entonces nadie querría salir de fiesta jamás. No para exponerse mucho más a agresiones y robos y cualquier cosa. Por desgracia, si hay gente que se atreve a enfrentarse a porteros que saben defenderse bien, imaginémonos lo que pueden hacernos a los demás.
Yo creo que el verdadero problema está en el alcohol y en las drogas, presentes en un alto porcentaje de los problemas que viven los porteros y personal de seguridad. Y también en el aumento de pandillas organizadas de delincuentes jóvenes.
Un portero de Santander de origen camerunés: Dúplex
Un portero de Santander de origen camerunés, Dúplex, campeón de boxeo, nos contaba hace poco sus impresiones en la puerta de una discoteca.
La gente joven tiene la sangre muy caliente y luego lo quieren pagar con el primero que les dice que no, pero yo no puedo dejarles pasar en un estado de alcohol o drogas peligroso. Y a veces me ha pasado que me han querido retar a pelear con ellos, pero yo tampoco puedo hacer eso porque sí. Y se lo planteo con la mayor sinceridad: no vas a poder seguir mis movimientos, has fumado mucha droga y te vas a cansar a los cinco segundos. Por favor, vete a tu casa y déjame tranquilo. ¿No ves que puedo hacerte daño y no quiero?
Álex, profesor de Defensa Personal en Santander
También hay lobos solitarios que a veces siembran el terror, como nos cuenta Álex, profesor de Defensa Personal en Santander.
Hace unos años se presentó en el local que yo vigilaba un tipo que tenía problemas con su tarjeta de crédito. Aunque yo no tenía la culpa de nada y trate de ayudarle, para que pudiera ir al cajero más próximo, esta persona decidió enfrentarse a mí de forma muy violenta. De hecho, me agredió sin previo aviso, por lo que tuve que darle algunos golpes en respuesta.
Yo me tuve que defender y me encerré en el local mientras él seguía buscando bronca afuera, porque podía escuchar el ruido de la calle. Incluso estuvo persiguiendo a otro compañero mío, también portero y de bastante edad, que suele ir revestido de un chaleco antipinchazos y de una cota de malla.
Esto parece la Edad Media.
Tal cual. Lo persiguió por la zona de Puerto chico hasta dejarle sin resuello, con dos cuchillos de cortar limones en las manos que había robado en un bar. Afortunadamente, a él le salvó en el último momento que este personaje se dio cuenta de que se estaba equivocando de portero, por lo que volvió a mi local armado con los cuchillos.
Un profesor experto en defensa personal en Santander
Ahora parece 28 días o cualquier película de zombies.
Pero mucho más con lo que viene a continuación. Resulta que tuve que emplearme a fondo para defenderme otra vez, pero el tío estaba tan pasado de todo que ni se enteraba del dolor. Por lo tanto, volví a encerrarme en el local y este agresor se dedicó a golpear la puerta y trataba de apuñalarme por debajo de la misma. Yo le tiraba botellas y vasos y lo que pillaba, sobre sus manos con los puñales, momento en el cual llegó la policía y le dio el alto con las pistolas. Pero él todavía se encaró a ellos antes de entregarse.
Yo podía demostrar que me había intentado apuñalar, que él tenía un testigo falso al que había amenazado y que había destrozado la puerta del local para intentar matarme. Sin embargo, como su parte de lesiones era muy superior al mío, perdí el juicio y tuve que pagar con multas y cárcel.
¿Te sentiste apoyado por la empresa que te contrataba como portero?
Para nada. Todo lo contrario. Al final, llegó a decirme que si el otro no pagaba la puerta me la iba a reclamar a mí. Cuando fue el otro el que rompió la puerta y causó todo el desmadre. Y he tenido que ir a la cárcel seis meses por esto y pagar un dinero que no me sobra. Ahora estoy pendiente de recurrirlo todo, ya que hay evidencias de que este sujeto forzó un testimonio a base de amenazas.
¿Qué nos puedes decir de tu condena?
Pues que es una experiencia muy negativa para cualquiera, pero más si estás condenado por trabajar y defenderte. Yo intenté centrarme en mi tema de las artes marciales y la defensa personal, pero por poco no me apuñalan allí dentro en una pelea de otros. Al final, te quedas con la sensación de que es un trabajo que no merece la pena, puesto que hasta un delincuente que es sorprendido por la policía con los cuchillos en la mano pasa por víctima, mientras que los porteros tenemos todo que perder.
¿Qué nos puedes decir sobre tus técnicas para desarmar a un agresor?
Pues puedo decir que, desgraciadamente, están probadas en la calle. Que son técnicas que funcionan porque tienen en cuenta el comportamiento real de una persona que esgrime un arma, ya sea blanca o de fuego. O una porra o algo así, porque los objetos contundentes también pueden ser mortales y a veces nos olvidamos de ellos. Pero en mi sistema de defensa personal en Santander tengo en cuenta todas las posibles situaciones. Incluso las que puedas pensar que no tienen solución, pero es que no siempre podemos salir corriendo.
Lo bueno que tenemos los hombres bajitos como yo o las mujeres o cualquier persona que pueda parecer que se encuentra en inferioridad es que el agresor va a venir de frente. Se va a confiar. Y eso es un punto a favor nuestro, claro que sí, porque nos permite desarrollar mejor nuestro juego de defensa.
¿Cómo podemos defendernos de alguien que te ataca con un cuchillo?
Definitivamente, no es una tarea fácil, porque con un arma blanca sólo necesitas llegar para que haga daño. No es como con un golpe, que tiene que ser fuerte y bien dirigido. Y tampoco hay una receta mágica, porque depende de la situación y siempre hay que tener en cuenta que si podemos huir eso es lo mejor. Aunque solo sea para coger un arma más larga que nos permita repeler la agresión, como por ejemplo un palo. Y da igual si nos ataca con un cuchillo o una katana o algo así, porque el objetivo nuestro siempre tiene que ser el mismo: golpear su mano para desarmarlo.
Sin embargo, puedo decir por experiencia que no siempre que ataquemos la mano vamos a conseguir resultados, porque a veces son gente muy fuerte o van muy colocados y resisten muy bien el dolor.
¿Cuál sería el consejo universal que darías a la gente, estén o no entrenando?
Pues que entrenen y, si entrenan, que entrenen más. Y que presten también atención a lo que puedan ser los detalles callejeros, que es lo que nosotros enseñamos aquí: cómo repeler agresiones reales o, al menos, salir de las mismas para contarlo. Nuestro curso de defensa personal en Santander funciona para esto: para estar preparados y evitar que los sustos se conviertan en disgustos, simplemente porque lo vemos venir y tenemos recursos y rapidez para reaccionar.
Muy bien, Álex. Muchas gracias por tus consejos y experiencias y hasta pronto.
Muchas gracias a vosotros y a los lectores. Espero que lo que os he contado sirva de algo: todo indica que las cosas se van a ir poniendo peor en cuanto a violencia en la calle se refiere y es bueno que estemos preparados y le demos esa preparación a nuestros hijos.