Un barrio entero condenado al derribo en Santander
«El Cabildo de Arriba» es una de las partes del casco antiguo de la ciudad, conocida por sus estrechas calles (una de ellas empedrada) y sus antiguas casas de pescadores, que están en ruinas en su mayoría. Es un lugar pintoresco que debería ser turístico, ya que conserva mucho del encanto tradicional de la región, pero la especulación de algunos lo mantiene en la ruina para acabar de dar un zarpazo inmobiliario en la mejor zona de la ciudad. Y ahí están las cuatro ruinas que quedan en pie pendientes del derribo y la demolición en Santander, en la mejor parte de toda la población.
La antigua Tabacalera de Santander es un emblemático edificio situado en el antiguo barrio de los pescadores, en la Calle Alta. Reconstruido a principios del siglo XIX, a partir de un convento, fue utilizado como fábrica de tabaco hasta que cesó su actividad en la década de 1990. Desde entonces, el edificio ha pasado por diferentes etapas y ha sido objeto de debate sobre su futuro uso.
El Convento de Santa Cruz, fundado en 1656 por doña Magdalena de Oquendo para albergar a monjas clarisas en Santander, tiene una historia fascinante. El arquitecto fray Lorenzo de Jorganes fue el responsable de su construcción original. Después de la desamortización de 1835, el convento fue reutilizado como fábrica de tabacos en 1838. Esta conversión implicó importantes modificaciones en la estructura original para adaptarla a su nueva función. Parte del templo se utilizó como taller de producción, demostrando la versatilidad arquitectónica del lugar.
Durante finales del siglo XIX, la fábrica de tabacos empleaba alrededor de 1.200 operarias que producían cigarros y cigarrillos de forma manual. Además, la introducción de una máquina de vapor de 25 caballos evidencia la modernización tecnológica que experimentó la industria tabacalera en esa época. En reconocimiento a su importancia histórica y arquitectónica, el conjunto fue declarado Bien de Interés Cultural en 1982. Esta distinción asegura la protección y preservación del patrimonio cultural y arquitectónico del convento y la fábrica de tabacos para las generaciones futuras.
Derribos en Santander que se han quedado en el limbo y que son un peligro
El abandono de muchos edificios históricos se extiende por toda la ciudad, condenando a muchos de estos edificios a un lento y a veces peligroso proceso de derribo en Santander.
Una calle entera quedó cercenada para siempre tras varias desgracias con el fuego: la calle Méndez Núñez de Santander sufrió la explosión del Cabo Machichaco, por la parte del muelle, en 1893, y luego el incendio iniciado en la Calle Cádiz en 1951: una desgracia a cada lado de una calle maldita y ahora la calle en la que nació la casi Nobel por dos veces, Concha Espina, es la mitad de larga de lo que fue.