«Existen fotos: Cristina Cifuentes practica vudú»
‘Maldiciones’ y un ‘misterio inquietante’ sacuden a la expresidenta de Madrid, o la última revelación de la ‘mafia’ del PP. Estamos en abril de 2018. Después de 35 días bajo presión debido a sus estudios, Cristina Cifuentes presenta su dimisión. Sin embargo, no lo hace por el polémico máster que nunca cursó, sino por un incidente en 2011, cuando fue sorprendida robando dos botes de crema facial en un supermercado. Cifuentes fue descubierta por una cajera de Eroski, frente a la Asamblea, y obligada a vaciar su bolso en presencia de un guardia de seguridad, lo que resultó en el pago de los productos.
Este incidente fue grabado y el video se mantuvo oculto durante siete años. Durante ese tiempo, los enemigos internos de Cifuentes en el Partido Popular elaboraron informes y dossiers en su contra. «Todos saben que he sido espiada», afirmó Cifuentes en la rueda de prensa donde anunció su dimisión. Esta vez, todos los partidos políticos, sin excepción, creyeron en las palabras de la presidenta del PP madrileño. «Lo grave no es solo el robo en un supermercado, que lo es, sino que lo hayan ocultado durante tanto tiempo y permitido que esta persona fuera delegada del Gobierno en Madrid y presidenta de la Comunidad, para filtrar la información ahora y forzar su dimisión», comentaron desde el PSOE. Por su parte, Albert Rivera calificó el incidente como un «bochornoso juego sucio», mientras que desde Podemos tachaban al Partido Popular de ‘mafia’, capaz de filtrar un vídeo en el momento oportuno para hundir a Cifuentes.
El 2 de mayo de 2016. La denominada «guerra sucia del PP» es una trama que se extiende en el tiempo. Como ejemplo, un artículo publicado dos años antes, en el Día de la Comunidad de Madrid de 2016, ya informaba sobre el «espionaje en el seno del PP madrileño con Cifuentes como objetivo». Según este medio, «Cifuentes fue objeto de seguimientos y un control exhaustivo de su vida (…) Dicho espionaje habría sido orquestado por adversarios políticos de su propia formación (…) Actividades canalizadas a través de un conocido despacho de abogados de la capital, con la intención de desacreditar a Cifuentes y acabar con su carrera política». Sin embargo, la supuesta cleptomanía de Cifuentes no es el único episodio oscuro que circula sobre la presidenta del PP madrileño. Además de la leyenda del Eroski, surgieron otros episodios relacionados con colegios mayores y un máster fantasma. Pero también un inquietante y punzante misterio relacionado con un objeto guardado en su despacho en la calle Miguel Ángel, que podría confirmar que las maldiciones, a veces, se vuelven contra quien las lanza», escribió Esteban Urreiztieta, periodista de investigación de ‘El Mundo’.
¿A qué maldiciones y misterio se refiere el exsocio de Eduardo Inda durante su tiempo en Unidad Editorial? La respuesta se encuentra una vez más en la hemeroteca.
Jueves, 7 de abril de 2016. «Existen fotos», informaba este periódico en la primavera de hace dos años, con un título contundente: «Cristina Cifuentes hace vudú… y no es broma». «Se dice que la dirigente del PP tiene muñecos con fotos de sus ‘menos amigos’ en sus rostros, que la acompañan allá donde va: es su forma de protegerse», afirmaba el artículo, asegurando que, como en todos los casos de espionaje dentro del Partido Popular, existen pruebas al respecto. «Un medio de comunicación nacional tiene esas pruebas. Aunque no las ha publicado por razones desconocidas, hay suficiente gente que las ha visto. Son la prueba de una peculiaridad más de Cristina Cifuentes».
Las brujas de Chávez: el uso del espiritismo por el líder venezolano
Una investigación revela la fascinación del fallecido presidente de Venezuela por videntes, sesiones de espiritismo y rituales de santería cubana.
El miércoles 13 de abril de 2016, Rocío Galván informa sobre el inquietante vínculo de Hugo Chávez con la santería. Según la investigación, Chávez, desde joven, se obsesionó con lo esotérico. En 1987, una vidente llamada Cristina le predijo que antes de cumplir 60 años se enfermaría gravemente y moriría, lo que marcó profundamente al futuro líder bolivariano.
Cristina, hermana de Herma Marksman (amante de Chávez durante más de una década), también le vaticinó que sería presidente de Venezuela, pero que primero sería encarcelado, lo que Chávez interpretó como una señal de su destino. Chávez se sumergió en el ocultismo, utilizando desde amuletos y la ouija hasta la santería cubana. Mantuvo una relación cercana con el espíritu de su bisabuelo ‘Maisanta’ y llegó a intentar ingresar en una logia masónica. La relación de Chávez con los muertos fue constante: en reuniones dejaba una silla vacía para Simón Bolívar y durante las sesiones de espiritismo en la cárcel, afirmaba ser poseído por su bisabuelo.
El periodista David Placer documenta estas revelaciones en su libro Los brujos de Chávez, presentando pruebas como una carta inédita que Chávez envió a Cristina Marksman. Placer sostiene que Chávez utilizó la brujería no sólo para su protección personal, sino para controlar Venezuela y manipular al pueblo. La santería, traída desde Cuba con la influencia de Fidel Castro, transformó la política venezolana, introduciendo a santeros en diversas instituciones del Estado. Placer también revela que en el Palacio Presidencial de Miraflores se realizaban rituales de espiritismo, a los que asistían altos jerarcas del chavismo. Las fotografías del salón, con objetos como una cabeza de caimán y velones, evidencian la seriedad con la que estos rituales se llevaban a cabo.
La fascinación de Chávez por lo oculto fue tan profunda que, según Placer, hasta en sus últimos días, cuando el cáncer lo debilitaba, el líder intentó volver a sus raíces católicas, pidiendo a Cristo en televisión que le prolongara la vida. A pesar de su muerte, Chávez sigue siendo venerado por una parte del pueblo, con algunos afirmando incluso que han visto su espíritu. El capítulo final de la investigación de Placer plantea una inquietante pregunta: ¿Está Venezuela embrujada? Algunas brujas venezolanas intentan deshacer el hechizo que creen aún perdura, convencidas de que la batalla final contra el chavismo es más espiritual que política.
«Papa Doc» gobernó Haití desde 1957 hasta su muerte
François Duvalier, conocido como «Papa Doc», gobernó Haití desde 1957 hasta su muerte en 1971, dejando un legado de terror, superstición y pobreza que marcó profundamente la historia del país. Duvalier, que comenzó su carrera como médico y ganó la simpatía de los pobres luchando contra enfermedades como el tifus y la malaria, se convirtió en presidente tras unas elecciones en 1957. Inicialmente, su gobierno mostró moderación, pero pronto Duvalier empezó a consolidar su poder a través de la represión y el uso de la religión vudú. Se proclamó presidente vitalicio en 1964 y gobernó con mano de hierro, apoyado por su temida milicia, los «tontons macoutes», responsables de miles de asesinatos.
Papa Doc utilizó el vudú para reforzar su autoridad
Papa Doc utilizó el vudú para reforzar su autoridad, presentándose como una figura casi divina. Creó un culto a la personalidad y gobernó mediante el miedo, eliminando a opositores y castigando a quienes lo desafiaban. La brutalidad de su régimen se extendió a todos los niveles de la sociedad, y su paranoia llevó a la creación de un Estado donde la tortura y la ejecución eran comunes. La represión no solo se limitó a los enemigos políticos; Duvalier también purgó a sus propios aliados cuando sospechaba de su lealtad. El régimen vivió en una constante tensión con el vecino dominicano, Rafael Trujillo, otro dictador brutal, lo que alimentó los temores de invasión.
Baby Doc mantuvo las tácticas represivas de su padre
Duvalier murió en 1971, y su hijo, Jean-Claude «Baby Doc» Duvalier, lo sucedió, perpetuando la dictadura durante otros 15 años. A pesar de su juventud, Baby Doc mantuvo las tácticas represivas de su padre, pero la creciente oposición interna y la falta de apoyo externo lo obligaron a exiliarse en 1986. El impacto del régimen de Papa Doc fue devastador para Haití, sumiéndolo en una pobreza extrema y dejando cicatrices profundas en su tejido social y político que todavía se sienten hoy en día.