En 1994, el American Star, también conocido como el «hijo del Titanic», quedó varado permanentemente en las costas de Fuerteventura, marcando este año el trigésimo aniversario de ese evento. Este lujoso crucero, que había navegado durante décadas, tenía planes de transformarse en un hotel flotante en Tailandia. Sin embargo, la fuerza implacable del mar impidió que continuara su viaje, sellando así su destino en las aguas de la isla canaria. En una narración reveladora este viernes, Jorge, uno de los primeros residentes de Fuerteventura en explorar el barco, comparte sus vivencias. Durante siete años, Jorge recorrió el American Star, una experiencia que, aunque muchos describen como adictiva, estaba marcada por peligros evidentes que cobraron la vida de seis personas a lo largo del tiempo. A pesar de que el American Star desapareció gradualmente bajo el impacto de las olas, numerosas viviendas y establecimientos en toda Fuerteventura conservan reliquias rescatadas del buque. La huella de esta emblemática embarcación perdura en la memoria de aquellos que vivieron y exploraron sus confines a lo largo de los años.