Cuando un grupo de yanquis se pone a hacer el idiota con una caja de cerillas y abundante material inflamable es hora de coger unas palomitas y ponerse a disfrutar del espectáculo. La anécdota pudo haber terminado en tragedia, ya que la explosión fue más potente de lo que imaginaban y uno de ellos acabó ardiendo y costó bastante esfuerzo apagar las llamas de su ropa.

Empecemos por el principio. Los retrasados se juntaron en una playa con abundante material inflamable y procedieron a su ignición, produciéndose una explosión muy potente de la que emanaron llamas. Uno de estos incautos por poco no lo cuenta y tuvo que dar bastantes vueltas sobre sí mismo por la playa mientras sus colegas le tiraban encima arena para apagar el fuego.