Grandes obras con hormigón en Cantabria y en el mundo
¡Un auténtico desafío a la lógica arquitectónica! El edificio Los Ficus, situado en Tenerife, España, es una obra verdaderamente sorprendente: un complejo residencial que sostiene una carretera sobre sus cimientos. Construido en los años 70, este edificio es único, ya que no solo alberga viviendas para múltiples familias, sino que también soporta una carretera que desciende hacia la costa.
El diseño del edificio responde a la necesidad de maximizar el uso del espacio en una zona montañosa, donde el terreno disponible era limitado y presentaba grandes dificultades para la construcción. Los ingenieros concibieron una solución audaz: elevar la carretera por encima del edificio, lo que permite a los residentes disfrutar de sus hogares sin renunciar a la conectividad vial. Este proyecto es un ejemplo fascinante de cómo la arquitectura puede adaptarse a los retos geográficos, desarrollando soluciones innovadoras y funcionales que integran la vida urbana y la infraestructura de transporte de manera única.
Vista aérea del barrio de Canillas. Un ejemplo de la masificación positiva del hormigón en España y, concretamente, en Madrid.
Deterioro de un edificio de hormigón en Cuba por falta de mantenimiento
En la calle San Rafael y Águila estaba un gran comercio llamado “Fin de Siglo” esta tienda de departamentos fue fundada en 1897, debido a su éxito fue agrandada y modernizanda paulatinamente. Con la llegada del castrismo fue expropiada y empezó su lenta destrucción. Si quiere ver como se ve hoy mire la foto en los comentarios.
¿Adivinas qué calle de Santander es ésta?
La avenida de Los Castros. Un ejemplo de aplicación masiva del hormigón en Cantabria para construir locales, edificios de viviendas y hasta una gran universidad.
Construyendo el Edificio Telefónica con todas las garantías de seguridad que se practicaban en 1928. En la imagen, podemos apreciar cómo se levantaba este icónico rascacielos en la Gran Vía de Madrid, marcando un hito en la historia de la arquitectura española como uno de los primeros edificios de gran altura en Europa. Al fondo, se distingue el Palacio de la Prensa, ya terminado, pero aún sin la presencia del Edificio Capitol, que se construiría unos años después. Esta escena captura un momento clave en la transformación urbana de Madrid, donde modernidad y tradición convivían en pleno desarrollo.
Construcción de las Galerías Preciados de Madrid en 1950. Archivo Francisco Romero.
Aparcamiento subterráneo de hormigón en Madrid, en la Plaza Mayor, en 1968
La construcción de un aparcamiento subterráneo de hormigón en Madrid, en la emblemática Plaza Mayor en 1968 generó una gran polémica. Para muchos, esta obra representaba una amenaza para el subsuelo histórico de la ciudad. Sin embargo, la iniciativa también tuvo su lado positivo, ya que permitió retirar muchos vehículos de las calles, especialmente aquellos pertenecientes a los residentes de la zona, cuyas edificaciones carecían de garajes debido a su antigüedad.
Es un claro ejemplo de cómo una medida puede tener efectos opuestos según la perspectiva: lo que beneficia a unos, puede ser perjudicial para otros.
El misterioso rascacielos-búnker de Nueva York a prueba de ataques nucleares
En el número 33 de Thomas Street se erige una construcción de 169 metros de altura y 29 pisos, diseñada por el arquitecto John Carl Warnecke. Este rascacielos de estilo brutalista, que rompe con la estética tradicional de Nueva York, se alza como una fortaleza moderna, diseñada para ser autosuficiente energéticamente. La singular forma del edificio responde a su propósito: está construido para resistir ataques nucleares y cuenta con reservas de comida, agua y combustible suficientes para mantener a 1.500 personas durante dos semanas. Su apariencia de fortaleza no es meramente estética, sino fundamental para su función; por ello, no tiene ventanas.
El uso exacto de este búnker sigue siendo un enigma, aunque ha dado lugar a muchas especulaciones. Conocido como “Proyecto X”, este diseño de 1969 fue concebido por el mismo arquitecto que diseñó el mausoleo de Kennedy. Completado en 1974, este coloso de hormigón albergó la sede de AT&T, una de las compañías de telecomunicaciones más grandes de Estados Unidos.
Sin embargo, en 1994, el New York Times sugirió que el edificio era una base de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) y que “podría formar parte de una gigantesca red mundial de inteligencia, que recibe un promedio de 175 millones de llamadas telefónicas al día”. Según el informe, el programa de la agencia también controlaba las comunicaciones de las Naciones Unidas, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y decenas de países.
A día de hoy, se cree que el edificio sigue siendo un centro de datos de la compañía de telecomunicaciones, además de albergar un centro de investigación en ciberseguridad que comparte espacio con Verizon, una empresa que guarda su equipo en las instalaciones. Aunque el edificio carece de ventanas, dispone de grandes respiraderos para renovar el aire y un sistema de iluminación que le permitió resistir catástrofes como el huracán Sandy, que dejó sin suministro a gran parte de la ciudad sin afectar su operatividad.
Apuestas sobre un rascacielos que se iba a caer en Nueva York
Completado en 1903, el Edificio Fuller, conocido popularmente como el «Flatiron», fue objeto de apuestas entre los neoyorquinos que especulaban sobre la distancia a la que llegarían sus escombros si el viento lo derribara. Sin embargo, más de un siglo después, el Flatiron sigue en pie, siendo una joya arquitectónica que continúa asombrando a quienes lo contemplan.
Situado en la confluencia de la calle 23 y la Quinta Avenida de Nueva York, este icónico edificio de 22 pisos tiene una planta triangular, que recuerda a la proa de un navío. Con sus 285 pies (86 metros con 86 cm) de altura, su extremo redondeado mide apenas 2 metros de ancho.
El Flatiron es uno de los rascacielos más antiguos de la ciudad y ha sido designado como un hito de Nueva York y un monumento histórico nacional. Aún hoy, caminar junto a él puede provocar una sensación de asombro similar a la que experimentaron los transeúntes a principios del siglo XX.
En la Feria Mundial de Nueva York de 1939, se presentó el icónico pabellón «Futurama» de General Motors, diseñado por Norman Bel Geddes. Este pabellón ofrecía una visión futurista de una ciudad, con elegantes rascacielos y autopistas automatizadas. El modelo a escala, meticulosamente detallado, cautivó a millones de visitantes al mostrar ideas innovadoras sobre urbanismo y transporte. Fotógrafo desconocido, 1939.
Esta imagen muestra el refuerzo de acero en la base de una turbina eólica. Para terminar la estructura, se añadirán entre 600 y 800 metros cúbicos de hormigón, con un peso total de casi 2000 toneladas. Una vez que el aerogenerador sea desmantelado, esta base permanecerá enterrada en el suelo para siempre. A pesar de lo que afirmen algunos defensores, según muchos, este tipo de energía no es ni tan limpia ni respetuosa con el medio ambiente como la venden.
Construcción y tallado de la Estatua de la Libertad en 1878
¡Qué interesante imagen! La fotografía muestra un momento histórico fascinante: la construcción y tallado de la Estatua de la Libertad en 1878. Esta icónica estatua fue ensamblada por piezas en Francia antes de ser regalada a Estados Unidos como símbolo de amistad entre las dos naciones.
El escultor Frédéric Auguste Bartholdi fue el encargado de diseñar la estatua, un proyecto que asumió tras quedar en segundo lugar en un concurso para realizar el Ángel de la Victoria para la Plaza 2 de Mayo en Lima. La estructura interna de la estatua fue diseñada por Gustave Eiffel, el mismo ingeniero que luego crearía la famosa Torre Eiffel.
Sin duda, es un momento increíble de la historia capturado en una fotografía, que nos recuerda la colaboración internacional y el arte monumental de esa época. ¡Una imagen que conecta dos culturas y que ha dejado una huella indeleble en el mundo!
Kowloon, conocida como la Ciudad Amurallada de Kowloon, fue uno de los asentamientos más densamente poblados del mundo, ubicado en Hong Kong. Este lugar era un enclave único, caracterizado por su crecimiento descontrolado y su notable falta de regulación gubernamental. A continuación, te explico cómo esta ciudad logró albergar a tantas personas en tan poco espacio y lo que la hizo tan especial:
Kowloon se desarrolló de manera vertical debido a la escasez de espacio. Los edificios alcanzaban hasta 14 pisos, construidos tan cerca unos de otros que parecía una única estructura monolítica. Los habitantes aprovecharon cada centímetro disponible, construyendo de manera informal y a menudo sin la intervención de arquitectos o ingenieros. Durante mucho tiempo, la ciudad operó prácticamente sin la presencia de autoridades externas. Ni la policía ni otros funcionarios gubernamentales se atrevían a ingresar, lo que llevó a que la comunidad se autogobernara. Las leyes y normas eran establecidas por los propios residentes, lo que creó una estructura social única y autosuficiente. Los edificios estaban interconectados a través de balcones, escaleras y pasillos extremadamente estrechos, a veces de solo un metro de ancho. Esta red laberíntica permitía a los residentes moverse por toda la ciudad sin necesidad de bajar a la calle. El resultado fue un entorno completamente autosuficiente, con negocios, tiendas, y servicios básicos como clínicas y escuelas, todo dentro del mismo complejo.
Debido a la cercanía de los edificios, la luz solar apenas penetraba en las calles y en los niveles inferiores. La iluminación artificial era la norma, y las condiciones de ventilación eran limitadas, lo que contribuyó a un ambiente sombrío pero funcional para sus habitantes. Kowloon tenía su propio sistema de suministro de agua y electricidad, aunque de manera irregular y a menudo improvisada. Las tuberías y cables eléctricos se enredaban en un caos visual, pero funcionaban gracias a la inventiva de los residentes. Pese a las condiciones de vida precarias, la comunidad de Kowloon era conocida por su fuerte sentido de pertenencia y cooperación. Los residentes desarrollaron una vida vibrante y dinámica dentro de sus propios términos, demostrando una notable capacidad para adaptarse a las circunstancias extremas.
Kowloon fue demolida en 1993, pero sigue siendo un ejemplo fascinante de cómo una comunidad puede desarrollarse y prosperar bajo condiciones completamente atípicas, convirtiéndose en una leyenda urbana y en un ícono de la resiliencia humana.
Oso polar en la Casa de Fieras del Retiro en 1960.