Casi todo lo que os vamos a contar ahora tiene que ver con oficios peligrosos de la Historia que han sido reales, aunque vamos a empezar con uno un poco más dudoso (esperemos). Es un artículo que patrocina una empresa de limpieza de cristales en Torrelavega y se nos ocurrió por los riesgos innecesarios en los que incurre mucha gente a la hora de no contratar a este tipo de equipos de profesionales, expertos cualificados en trabajos verticales.
Empresa de limpieza de cristales en Torrelavega: tenemos un trabajo peligroso
Si para nosotros es peligroso subirnos a una fachada o asomarnos a una ventana, piénsalo: para una persona común, sin los medios ni la experiencia necesarios, es muchísimo más arriesgado.
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Los emparedados sepultados en la construcción del Estadio Azteca
La construcción del Estadio Azteca comenzó en agosto de 1962 con la colocación de la primera piedra y concluyó en 1966. Aunque su nombre oficial, desde 1997, es «Estadio Guillermo Cañedo» en honor a un ejecutivo clave en su creación, para la mayoría de los mexicanos sigue siendo simplemente el Estadio Azteca. Los arquitectos Pedro Ramírez Vázquez y Rafael Mijares Alcérreca fueron los responsables de diseñar este icónico coloso.
Lo que no tanta gente sabe es que alrededor del Estadio Azteca, sin embargo, circula una sombría leyenda urbana. Según esta historia, durante su construcción, varios albañiles habrían sido emparedados, es decir, sepultados bajo el cemento del colado de la estructura. Se dice que esta práctica, vinculada a antiguas tradiciones de la región, tenía como fin darle mayor solidez a la edificación. La creencia popular sostiene que, para asegurar que grandes construcciones soportaran el paso del tiempo, se realizaban ritos mágicos que involucraban el sacrificio de personas. Estos sacrificios, ofrecidos como ofrendas, se realizaban en obras masivas como puentes, presas y grandes edificios, todo ello en un intento por garantizar la durabilidad de las estructuras.
La temeridad de algunos operarios de trabajos verticales de limpieza en Torrelavega ha causado revuelo en las redes sociales. Las imágenes divulgadas por ‘Torrelavega se mueve’ han sido descritas como “surrealistas” debido a la falta absoluta de medidas de seguridad. En el vídeo, se observa a un operario realizando labores en el tejado de un edificio de cuatro plantas sin utilizar ningún equipo de protección, todo ello mientras su compañero lo sostiene por los pies. Y las reacciones de la gente que ha visto el video no se han hecho esperar: muchos usuarios han expresado su preocupación e incluso han instado a tomar acciones legales a unas autoridades que, sin embargo, poco caso hacen en general a este aspecto de la seguridad laboral. Comentarios como “qué locura” y “así suceden los accidentes” se han repetido en numerosas ocasiones. Otros usuarios de las redes, asombrados por las imágenes, han bromeado diciendo: “Eso es tener una confianza extrema y al 100% en un compañero”.
Falta de mantenimiento de fachadas en Torrelavega
En ocasiones, la falta de mantenimiento de fachadas en Torrelavega ha podido conducir a ciertas situaciones indeseables como la que ocurrió en este octubre de 2024. La caída de escombros desde la cornisa de un edificio obligó a cerrar al tráfico uno de los carriles de la Avenida Menéndez Pelayo, en el centro de Torrelavega. El incidente generó gran expectación entre los transeúntes y requirió la intervención de la Policía Local y los Bomberos. Los agentes se encargaron de regular el tráfico, mientras que los bomberos utilizaron una autoescala para verificar que no había riesgo de nuevos desprendimientos. Esta medida temporal afectó tanto a la calzada como a la acera, impactando en la parada de taxis y en varios comercios de la zona.
Surrealista: Dos palentinos quedan atrapados en su coche en una playa de Cantabria y les rescatan los héroes del 112.
Un acto imprudente llevó a una pareja de Palencia a requerir la intervención del 112 tras dejar su vehículo varado en la playa de Oyambre, frente a un conocido bar local. Una pareja de Palencia protagonizó en la tarde de ayer una situación que rayó lo surrealista en la playa de Oyambre, donde su coche terminó encallado en la orilla mientras realizaban maniobras imprudentes cerca del agua. El incidente culminó con un rescate llevado a cabo por el 112 del Parque de Valdáliga y atrajo la atención de turistas y locales. Los acontecimientos comenzaron cuando el vehículo, conducido por la pareja, comenzó a realizar trompos en la arena. La diversión se tornó en preocupación cuando el coche quedó atrapado en la orilla, incapaz de salir por sus propios medios. Ante la imposibilidad de recuperar el automóvil, los propietarios decidieron retirarse al bar El Pájaro Amarillo, dejando el vehículo a merced de la marea.
Alertados por otros veraneantes, los bomberos del 112 llegaron rápidamente al lugar. «Nuestros equipos tuvieron que vestirse con neoprenos y entrar al agua para colocar eslingas al coche», explicaron desde el 112 de Cantabria. Con la ayuda de un vehículo pesado facilitado por un colaborador local, lograron extraer el coche sin que se registraran heridos. El suceso no sólo movilizó a los servicios de emergencia, sino que también captó la atención de los presentes, muchos de los cuales no dudaron en capturar el momento con sus cámaras y compartirlo en redes sociales. «Es una mezcla de incredulidad y preocupación lo que sentimos al ver estas acciones que ponen en riesgo no solo a los implicados, sino a todos en la playa», comentó un testigo. «La playa no es un lugar para probar límites con un vehículo», afirmó un portavoz de la Policía Local, quien recalcó que este tipo de comportamientos pueden acarrear consecuencias legales y financieras para los involucrados. La pareja, una vez rescatado su vehículo, ahora enfrenta posibles sanciones por sus acciones, mientras que la comunidad de Oyambre y los servicios de emergencia continúan promoviendo la prudencia y el respeto por el entorno natural y sus visitantes.
Hormigón en Cantabria: productos para todo tipo de promociones
Algunos rumores cuentan que, en ocasiones, eran los mismos obreros quienes conspiraban para que algún compañero, sin familia ni conocidos cercanos, fuera la víctima. En un momento de descuido, lo enviaban a buscar herramientas o a reparar algún detalle y luego vaciaban el cemento sobre él, dejándolo enterrado bajo toneladas de material. Creían que, de esta manera, el alma de la víctima se convertiría en una especie de guardián, protegiendo la construcción.
Aunque no existen pruebas que respalden esta leyenda, la historia ha perdurado con fuerza entre la gente. A pesar de su carácter fantasioso, algunos insisten en que estas prácticas eran comunes en tiempos antiguos y que, durante la construcción del Estadio Azteca, se reportaron numerosas desapariciones en la Ciudad de México, lo que alimentó aún más el mito. En todo caso, no es probable que dichos sacrificios se realizaran usando a los propios trabajadores, sino que sería más lógico que alguien hubiera llevado hasta allí a personas ajenas a la situación y, a poder ser, serían unas personas por las que nadie preguntaría y menos aún en dicha obra. Un relato que forma parte del folclore urbano en torno a una de las estructuras más emblemáticas del país.
Imagínate estar haciendo tus cosas en el baño y que te caiga un rayo encima. Esto son cosas que pasan y, de hecho, muchas personas mueren cada año por impactos de rayos que los destrozan. Una chica de Isla reportó una situación en que el rayo cayó tan cerca de ella que su móvil quedó inutilizado, luego no pensemos que estas cosas no ocurren también en Cantabria como ocurren en todas partes.
A mediados del siglo XIX, la industrialización provocó que muchas personas comenzaran a trabajar en fábricas y nuevas empresas. Antes de este cambio, la mayoría de la población se dedicaba a labores en el ámbito rural, como artesanos o dueños de pequeños negocios, con horarios flexibles que dependían de señales naturales como el canto del gallo, el repique de las campanas o la salida del sol. Con la industrialización, surgió la necesidad de cumplir horarios estrictos, que ya no coincidían con los ritmos naturales. Esto dio lugar a la aparición de una profesión curiosa en algunas ciudades: los «despertadores humanos», conocidos en inglés como «knocker-ups». Estos individuos se encargaban de recorrer las calles al amanecer, golpeando puertas y ventanas con varas o palos para asegurar que los trabajadores despertaran a tiempo para sus turnos en las fábricas. El rol de los «knocker-ups» fue clave en la transición hacia una economía industrial, garantizando que la nueva fuerza laboral respetara los estrictos horarios que imponía la Revolución Industrial. Aunque hoy en día es visto como una rareza del pasado, estos despertadores fueron esenciales para el funcionamiento de la economía en su tiempo.
Mina de oro inhumana en Brasil
La primera vez que vi la mina me quedé sin palabras. Se me erizó la piel: 52.000 hombres trabajando sin una sola máquina en un pozo de 200 metros de profundidad. La mitad cargaba pesados sacos de tierra por precarias escaleras de madera, mientras el resto descendía por las resbaladizas laderas de barro, hundiéndose en el abismo.
Esta imagen es parte de la serie que Sebastião Salgado capturó en 1986, cuando documentó la mina de oro en Brasil. Miles de hombres llegaban desde las zonas rurales del norte y nordeste del país, impulsados por la esperanza de encontrar una pepita de oro que cambiara sus vidas. Día tras día, multitudes de hombres, más parecidos a hormigas que a seres humanos, subían y bajaban las frágiles escaleras de la cantera, una y otra vez, cargando sacos de barro de 60 kilos en busca del más mínimo rastro de oro.
La fotografía, tomada desde una posición estratégica, evoca una visión del Infierno de Dante. Muestra un enjambre de cuerpos cubiertos de lodo, teñidos de ocre y oxidados por los minerales, inmersos en el incesante sonido de picos y palas, cuyo eco sordo subía desde el vasto cráter. Hoy en día, la mina de Serra Pelada ha desaparecido. El cráter ha sido abandonado, y donde una vez hubo un bullicioso enjambre humano, gracias a Dios, ahora “solamente” yace un pequeño lago contaminado en el fondo de la inmensa cantera.
Sebastião Salgado (1944), «Mina de oro, Serra Pelada, Brasil», foto tomada en 1986.
¿Te imaginas ser repartidor de Uber Eats in Bulgaria y encontrarte con un operativo contra la mafia del Este?
Seguramente todos hemos oído eso de que antiguamente los niños corríamos más peligros que ahora y no pasaba nada. Esto es una imagen de unos niños en Nueva York en los años 40.
El balconing lleva practicándose por parte de temerarios británicos desde hace muchísimos años.
¿Cuántas ventanas se podrían limpiar aquí?
El 4 de noviembre de 1940, en medio de la devastación del Blitz de Londres durante la Segunda Guerra Mundial, se fotografió a una novia saliendo de su hogar recientemente bombardeado para casarse. La imagen captura la resiliencia y determinación de los londinenses durante la guerra, mientras la vida continuaba a pesar de la constante amenaza de ataques aéreos y destrucción. En el fondo, los daños a su hogar sirven como un recordatorio impactante de las dificultades que enfrentaban las personas; sin embargo, la novia, vestida con su traje de boda, simboliza la esperanza, el amor y la persistencia de la normalidad incluso en los tiempos más oscuros.
Gente buscando en un vertedero de basura en Madrid
En 1930, el fotógrafo Alfonso capturó una imagen sobrecogedora de gente buscando en un vertedero de basura en Madrid, en el barrio de Tetuán de las Victorias. La fotografía nos muestra un grupo de personas pobres rebuscando entre enormes montañas de basura, restos descartados por los traperos tras su proceso de clasificación. Estas personas, desesperadas por sobrevivir, buscaban entre los desechos cualquier objeto que pudiera serles útil.
La imagen es un testimonio impactante de la miseria y las duras condiciones de vida que se vivían en las zonas más desfavorecidas de Madrid durante esa época. Alfonso inmortalizó no solo la precariedad, sino también la resistencia de quienes luchaban por salir adelante en medio de la desesperanza, ofreciendo un retrato crudo de la desigualdad social de esos tiempos.
Sergei Krikalev, «el último ciudadano soviético», fue abandonado en el espacio
Sergei Krikalev, conocido como «el último ciudadano soviético», vivió una odisea sin precedentes al quedar en el espacio mientras la Unión Soviética se desintegraba. En mayo de 1991, Krikalev partió en una misión rutinaria a la estación espacial MIR, pero lo que inicialmente serían cinco meses en órbita se convirtió en una estadía de 312 días llenos de incertidumbre. Mientras él orbitaba la Tierra, su país enfrentaba una crisis política y económica que culminó en su colapso total en diciembre de ese mismo año.
Aislado en la MIR, Krikalev fue testigo del desmoronamiento de la URSS, pero con escasa información sobre los eventos en la Tierra. Pese a las promesas de un reemplazo, la inestabilidad del país y la falta de recursos hicieron que permaneciera en el espacio mucho más tiempo del previsto. Su cuerpo y mente fueron sometidos a condiciones extremas, enfrentando los desafíos físicos y psicológicos de estar en el espacio durante tanto tiempo. Cuando Krikalev finalmente regresó, en marzo de 1992, el país que lo había enviado al espacio ya no existía. A pesar de la dura experiencia, continuó con su carrera como cosmonauta y fue parte de la primera tripulación de la Estación Espacial Internacional (ISS), destacando su compromiso con la exploración espacial y su lugar en la historia como un símbolo de resiliencia.
No sólo trabajar puede tener sus riesgos: hacer el cabestro con el coche puede ser muchísimo más peligroso y, sobre todo, no tiene sentido para nadie.
Un hombre fue arrestado por la Policía Local de Santander, en 2016, acusado de conducir bajo los efectos del alcohol y triplicar el límite legal de alcoholemia. El incidente ocurrió a las 3:15 a.m. en la calle La Gloria de La Albericia, cuando el vehículo del detenido se desvió de su carril, impactando contra tres autos estacionados y la fachada de un comercio, ocasionando daños materiales considerables. Tras el accidente, quiso zafarse de la situación con la complicidad de los ocupantes de un segundo coche que venía detrás y a los que pidió por favor que le ayudasen a salir indemne de la situación. Todo quedó grabado por esos otros conductores que venían grabando este rally ilegal. Al final, la policía realizó la prueba de alcoholemia al conductor, cuyo resultado arrojó más del triple del nivel de ingesta permitido.
Trabajar en Pompeya en el año 79 de nuestra Era no era el plan mejor que uno se puede imaginar. El mejor ejemplo es este esqueleto de un hombre romano, que fue aplastado por una losa de piedra voladora durante la erupción del Monte Vesubio hace casi 2,000 años, fue descubierto en mayo de 2018. Se cree que este hombre era residente de Pompeya, una ciudad que quedó prácticamente congelada en el tiempo cuando fue enterrada bajo 19.7 pies (6 metros) de ceniza volcánica, resultado de una violenta erupción que liberó flujos piroclásticos rápidos de gases calientes y escombros volcánicos.
El feroz asalto del volcán no comenzó hasta el segundo día de la erupción, lo que permitió a la mayoría de los residentes evacuar con los valiosos que pudieron llevar. Esto ayuda a explicar por qué solo se han encontrado 1,150 cuerpos de un estimado de 30,000 habitantes en el lugar. La piedra de 300 kg que descansa sobre el pecho y la cabeza del hombre se cree que es parte de una puerta de piedra, lanzada al aire por la fuerza de la rápida corriente de ceniza volcánica y gases sobrecalentados mientras se precipitaban por la ladera de la montaña. Si esta es realmente la forma en que murió, lo consideraría uno de los afortunados; los restantes residentes perecieron debido al intenso calor de la erupción. Muchos fueron literalmente cocinados donde estaban y posteriormente enterrados en ceniza durante casi dos mil años. Los arqueólogos descubrieron que los cuerpos en descomposición dejaron vacíos en la ceniza, que utilizaron como moldes para crear réplicas de yeso que capturan los últimos momentos escalofriantes de estas almas de Pompeya. Puedes ver estos moldes y más visitando el sitio del Patrimonio Mundial de la UNESCO establecido para proteger esta área, ubicada justo afuera de Nápoles, Italia.
¿Te imaginas ser farero en las épocas en que había que serlo y no existía la electrónica?
El 21 de diciembre de 1989, el fotógrafo francés Jean Guichard capturó una imagen icónica del faro La Jument en plena tormenta, desde un helicóptero. En ese preciso instante, uno de los fareros, Théodore Malgorne, estuvo a punto de ser arrastrado por una ola colosal mientras se encontraba frente a la puerta del faro. Por fortuna, logró entrar justo a tiempo para ponerse a salvo. Este faro, ubicado en la isla de Ouessant, cerca de la costa noroeste de Francia, fue automatizado en el verano de 1990. Finalmente, los últimos guardianes abandonaron La Jument el 26 de julio de 1991, marcando el fin de una era de fareros en esa remota localización.
Monumento a Colón en Barcelona en 1888.
La imagen muestra la finalización de la construcción de este icónico monumento, que fue inaugurado el 1 de junio de ese año. Se erigió en la confluencia de las Ramblas y el Paseo de Colón como símbolo de la Exposición Universal de Barcelona. En el diseño original de Gaietà Buïgas, la estatua no levantaba el brazo, sino que sostenía un estandarte con la mano izquierda mientras apoyaba la derecha sobre el pecho. Sin embargo, la versión de Atché, más equilibrada, terminó prevaleciendo. Aunque comúnmente se cree que la figura señala hacia América, en realidad no es así. América se encuentra en dirección opuesta. El imponente dedo, de 50 centímetros, apunta simplemente hacia el mar. Algunos afirman que en realidad señala hacia Génova, la ciudad natal de Colón, aunque otros defienden que era catalán. Los cálculos precisos indican que el dedo está orientado (a 180º Sur) hacia la isla de Mallorca.
Una trabajadora de un zoológico en China se juega la vida para impedir que un oso panda macho abandone el recinto y ponga en peligro a más gente. La verdad es que es toda una heroicidad teniendo en cuenta que los osos panda no dejan de ser animales depredadores con una fuerza descomunal y capaces de matar a una persona con relativa facilidad. Afortunadamente, la trabajadora pudo bloquear el paso del animal y también salir más o menos indemne del ataque.