La guerra civil en Madrid fue especialmente dura por varios motivos
La guerra civil en Madrid fue especialmente dura por varios motivos. De nuevo nos encontramos aquí con una clara intencionalidad política de exacerbar el sufrimiento de unas regiones frente a otras, pero la propia capital de España fue tal vez el sitio más castigado de toda nuestra geografía. Y es que se daban varias circunstancias aquí que hacían de Madrid un escenario especialmente virulento.
En primer lugar, la existencia de grandes contingentes de obreros y de cárceles importantes, así como de un nutrido personal de Fuerzas de Orden Público, que en gran parte se pusieron del lado del Gobierno del Frente Popular. Unas fuerzas heterogéneas que se caracterizaron por su forma de actuar, no muy civilizada por lo general, y con permiso para hacer todo tipo de barbaridades contra los prisioneros y la población civil. Cualquiera podía ser su enemigo y esto degeneró en una serie de matanzas importantes, las cuales fueron aparentemente huérfanas de autoría intelectual, ya que personajes como Carrillo se negaron a asumir jamás ninguna responsabilidad en los hechos.
En segundo lugar, al ser Madrid frente de combate y de primera importancia, por varias razones, durante toda la guerra, aquí se produjeron las mayores destrucciones de toda la contienda y mayor número de víctimas militares y civiles, que en ninguna otra parte se pudieron igualar.
El General Miaja, verdadera cabeza pensante y ejecutor de la defensa de Madrid
En tercer lugar, y relacionado con lo anterior, los más hábiles jefes militares del Frente Popular estuvieron sirviendo en esta zona, lo que facilitó que se alargarse la guerra en este sector hasta casi el mismísimo último día. El llamado aprendiz de río, el Manzanares, fue sin duda el mayor aliado de la Junta de Defensa de Madrid, que consiguió que gran parte de la ciudad permaneciera en poder del Gobierno hasta casi el último día de guerra. Aquí tendríamos que mencionar sobre todo a un gran estratega como fue el General Miaja, verdadera cabeza pensante y ejecutor de la defensa de Madrid. Jefe militar de una junta de Defensa de Madrid que consiguió además que la ciudad no quedase rodeada del todo en ningún momento, lo que hubiera significado la obligación de capitular para los defensores.
En cuarto lugar, también muy importante, Madrid es una de las capitales del mundo más características por su ubicación en el centro mismo del país, eje central de todos los caminos y en especial en esa época. Por lo tanto, controlar la capital significaba una ventaja logística importantísima, pero la verdad es que ninguno de los dos bandos pudo controlar nunca del todo la capital ni sus alrededores, lo que también contribuyó a un ambiente de masacre continuada y grandes batallas.
En quinto lugar, porque siempre nos olvidamos de las víctimas civiles, se encuentra el hecho de que la capital albergaba una población enorme para la época. Una población civil que, a pesar de los constantes e inútiles intentos del Gobierno de distribuirla, por otros sitios de España, se concentraba en un número enorme y difícil de atender y alimentar. Una población civil que era objeto constante de bombardeos o que se vio inmersa en los combates y el fuego cruzado.
En este sentido, no fue menos importante la cacería de brujas que tuvo lugar y que el Gobierno frentepopulista llevó a cabo contra cualquiera que mostrase el menor síntoma de ser un enemigo de ellos. Y aunque la masacre de Paracuellos es muy paradigmática hubo muchas más. Muchísimos crímenes más anónimos que constituyen un auténtico sumatorio de asesinatos, violaciones y torturas y robos.
En sexto lugar, debido a la importancia estratégica y política de Madrid, era fundamental para ambos bandos el mantener o conquistar respectivamente la capital de la nación. La propia prensa gubernamental y una gran mayoría de medios y personajes influyentes del mundo convirtieron el mito del Madrid republicano en ni más ni menos que eso: un mito sin parangón en la Historia reciente de España y del mundo.
Las fuerzas del Ejército de África consiguieron penetrar en el perímetro urbano de Madrid
Por lo tanto, y aquí es donde viene el séptimo aspecto a comentar, las mejores fuerzas de uno y otro bando se dieron cita aquí para librar las mayores batallas, tanto en campo abierto como en las propias calles de la ciudad. Las fuerzas del Ejército de África, que consiguieron penetrar en el perímetro urbano de Madrid, constantes enfrentamientos con las mejores tropas gubernamentales. Y fueron trasladados aquí algunos de los contingentes de tropas más selectos de todo el mundo, empezando por las mejores unidades de infantería y artillería y hasta de tanques, un arma bastante novedosa para la época que empezaba a despuntar de verdad en los campos de batalla.
Por todo lo dicho, Madrid fue el auténtico epicentro de toda la Guerra Civil en todos los aspectos. El mito del No pasarán fue una cantinela que se extendió a toda la Península Ibérica y al mundo, en esa lucha internacional para aplastar al movimiento fascista, aunque la realidad fue que el propio gobierno del Frente Popular huyó y por la carretera de Valencia para buscar refugio fuera de la ciudad atacada.
Uno de los escenarios más dantescos de la guerra civil en Madrid fue la Ciudad Universitaria, por donde penetró el ejército de África hasta estrellarse en determinadas facultades que se convirtieron en fortines de uno y otro bando. Un frente de batalla constante en el que hubo auténtica lucha de cuerpo a cuerpo y calle por calle y con muchos muertos en toda esta zona que comunica con el Parque del Oeste, pero que al final se extendía en una zona mucho más amplia que dio lugar a batallas dantescas como la de Brunete.
Intentos variados de aislar la capital se convirtieron en batallas encarnizadas como las que tuvieron lugar en la carretera de La Coruña, en esta zona de la que estamos hablando, o las batallas del Jarama y Guadalajara. En partes técnicos en los cuales el balance final fue siempre contrario a los frentepopulistas, aunque la propaganda oficial del gobierno se empeñó en convertir estos empates o derrotas en victorias.
Cómo se efectuaban los asaltos en la Guerra Civil
Algunos de los artículos son especialmente ilustrativos de cómo se efectuaban los asaltos en la Guerra Civil y cómo se entablaban las batallas con los medios que tenían por entonces. La infantería era la protagonista absoluta con el apoyo importantísimo de la artillería y la creciente participación de una aviación de guerra que cada vez obtenía mayores resultados. Por otra parte, los humildes tanques de entonces empezaban a ser cada vez más visibles en los campos de batalla y en esto sí que la ventaja del bando gubernamental comunista era innegable, ya que los carros de combate soviéticos eran mucho mejores que los que podrían traer a España los italianos y los alemanes. En estos dos últimos casos, los sencillos Panzer 1 o Fiat Ansaldo eran tanquetas con ametralladoras tan simples que no serían llamados tanques hoy en día. Sin embargo, la poderosa figura de los soviéticos T-26, sin duda el carro más emblemático de la Guerra Civil Española, debía de ser imponente cuando deambulaban por las carreteras y campos en apoyo de la infantería. Tan buenos eran estos carros que a menudo eran robados por los propios nacionales, que los incorporaron cada vez en números mayores a sus propias unidades de tanques. Los duelos de tanques debían ser por entonces bastante escasos y la forma más habitual de combatir contra estos carros blindados era mediante emboscadas que la infantería de uno u otro bando intentaba contra ellos para inutilizarlos o incluso apoderarse de ellos.
Los dos bandos se culparon de la destrucción humana y material de Madrid
Los dos bandos se culparon respectivamente de la destrucción humana y material de Madrid, así como del resto del país. Especialmente interesante es la valoración que los dos ejércitos y los dos gobiernos ofrecen sobre el hecho de haber convertido la final universitaria en un campo de batalla brutal. Y ningún edificio sobrevivió a los cañonazos y bombardeos y disparos, pero la propaganda de los dos bandos encontró siempre un culpable en el otro.
En un artículo muy interesante, la prensa del bando popular hacía gala de su republicanismo atacando no sólo a los del otro bando nacional contra los que peleaban, sino yéndose más atrás en el tiempo para culpar a Alfonso XIII y su corte de haber retrasado muchísimo los trabajos de construcción de la Ciudad Universitaria. Todo ello para que al final, según su versión de los hechos, llegasen ahora los bárbaros fascistas al terminar de romperlo todo y convertir los edificios que quedasen en pie en cuarteles y conventos. Por su parte, la prensa nacional culpaba al bando gubernamental de Madrid (o más bien de Valencia, dado que el Gobierno había huido hacia allí). Acusaciones que se concretaban más en el caso de una poderosa mina que estalló destruyendo el principal edificio del Hospital Clínico, que era uno de los más modernos de España en ese momento sino el que más. Una mina que fue excavada y estallada por las fuerzas del el Ejército Popular.
Las víctimas anónimas de los combates en la Ciudad Universitaria de Madrid
Entre las muchas víctimas anónimas de los combates en la Ciudad Universitaria de Madrid vamos a contar aquí algunos casos que habrán caído ya en el olvido hasta de sus familias.
Uno de ellos que fue el cabo voluntario de artillería y estudiante de medicina y odontología, don José Gómez Pérez Zamora, originario de Tenerife. Este joven murió en los primeros combates en la Ciudad Universitaria de Madrid y fue muy homenajeado en la prensa nacional de las Islas Canarias.
Por otro lado, el drama de los desaparecidos en las guerras y que sigue siendo motivo de grandes disgustos para las familias y los amigos. Tal fue el caso de una mujer que estaba buscando desesperadamente a su marido, herido en la Ciudad Universitaria y evacuado cuando servía en las fuerzas del Frente Popular gubernamental. Este hombre se llamaba Antonio Mínguez López, originario de la Alhóndiga, y su esposa Magdalena Garrido lo buscaba incluso con anuncios oficiales en la prensa. El propio alcalde de la Alhóndiga se ofrecía a servir como contacto para las personas que tuvieran alguna información sobre el paradero de este señor.
¡No pasarán! Pero es que tampoco ellos querían pasar a ningún sitio
Todo ello en los primeros y confusos meses de combate en la capital de España. Cuando los nacionales no renunciaban de ninguna manera a detenerse en su avance espectacular desde el Estrecho de Gibraltar y sus contrarios tampoco cejaban en su empeño de detenerlos a todo trance, aunque siempre sin un propósito claro de avanzar ellos mismos e iniciar una contraofensiva seria. Tengamos en cuenta que ninguna de las supuestas ofensivas que realiza el Frente Popular contra sus contrarios nacionales tiene otro objetivo que distraer fuerzas de otros frentes atacando por un nuevo lugar: filosofía de avance y ofensiva constante nacionales contrastaba mucho con esa actitud mucho más limitada de sus enemigos, resumida en su conocido eslogan: ¡No pasarán! Pero es que tampoco ellos querían pasar a ningún sitio.
El profesionalismo de los mandos nacionales y su dirección militar desde la cúspide les impulsaba a ser más ambiciosos y más realistas en el sentido de que acabar cuanto antes la batalla y la guerra era la forma más práctica de asegurarse la victoria y la supervivencia. Por el contrario, la politiquería que reinaba en el bando contrario producía muchos más problemas que soluciones y dilataba siempre las decisiones más trascendentales, produciendo un resultado desastroso a corto y largo plazo. La dirección política puramente dicha nunca podrá compararse con la militar a la hora de resolver problemas y mucho menos en un problema tan serio como una guerra. Lo hemos visto recientemente en el caso de la riada de Valencia: como los inútiles políticos en general eran incapaces siquiera de dejar que las Fuerzas Armadas se ocuparan de un asunto que podían haber resuelto en mucho menos tiempo y con muchas más garantías de éxito. Y es que estamos reviviendo ese fracaso constante que suponía una mala dirección política en la guerra civil por parte del Frente Popular.
Las arengas patrióticas son bastante contagiosas
Las arengas patrióticas son bastante contagiosas cuando estamos hablando de comandantes experimentados que aluden a las más profundas motivaciones del ser humano: el patriotismo, la lucha por la justicia y otros ideales que son constantes en las publicaciones de uno y otro bando. Todo ello mientras se dedican todo tipo de acusaciones e insultos contra el otro bando por ser los mayores criminales de guerra, tiranos y hasta estúpidos por seguir a la peor gentuza posible. Llama la atención que las mismas acusaciones se repiten en unos y otros, aunque cambiando el problema de fondo en cuanto a los verdaderos autores y jefes últimos de todo lo que hace el enemigo. Por ejemplo: en el caso de los nacionales, todo obedecía a una conspiración judeomasónica que había permitido que el marxismo se extendiera desde Rusia hasta la inestable España. Para los del Frente Popular, la mezcolanza de lo más rancio de la monarquía borbónica de Alfonso XIII se había unido al militarismo racista del Fascio. Y unos y otros se acusaban mutuamente de ser marionetas de potencias extranjeras que les estaban manipulando para atacar a España de alguna manera.
Prensa nacional: “La ola comunista-jud** ya ahoga a los mismos rojos”
Veamos el cariz de acusaciones que hacían los nacionales contra sus contrarios del Frente Popular en la prensa, inclusive haciendo referencia a la propia prensa enemiga, como en este curioso artículo que creo que merece la pena leer.
Moloch ya tiene encendida la pira y en ella se inmolan las víctimas. Primero, Madrid, luego Barcelona, ahora Valencia y después toda la España en poder de los rojos va a ser sacrificada hasta que lleguemos nosotros a libertarlas. Llamamos la atención de los extranjeros, de los españoles y de los propios rojos, a los que de cualquier modo pueda llegar esta noticia, que es la siguiente: “El Diluvio”, periódico de Barcelona, en su número del 5 de diciembre, tomándolo del periódico valenciano “La Correspondencia de Valencia” del día 2 de diciembre de 1936, inserta un artículo cuyo título es “Hay que restablecer el orden».
La propia prensa gubernamental se quejaba de la repetición de hechos criminales
En él, se dice:
“Hay que restablecer el orden».
“Un día, es un significado socialista, el otro día un republicano y ayer, al día siguiente y en los sucesivos hombres de no importa que ideologías, los que caen sacrificados no sabemos por qué hordas feroces. La repetición de estos hechos criminales ha llegado al extremo de que se podría confeccionar una estadística aterradora. No nos sorprendería que se aprovechase, para nuestro descrédito, dándola a la publicidad en los periódicos con que los facciosos cuentan en los países que les han prestado y siguen prestándoles su apoyo.
Este espectáculo vergonzoso ha llegado a crear un estado de opinión que no es fácil prever a dónde pueda llevarnos. Se habrá de terminar, de una vez y radicalmente, utilizando el poder público, y con la energía necesaria todos los resortes de que dispone. No le faltará el apoyo ciudadano llegado el momento, porque la reacción se ha producido. Procuremos que no se manifieste en forma violenta actuando por cuenta propia. Se ha de imponer el principio de la autoridad, pese a quien pese. Todo menos tolerar el imperio del crimen, del asesinato alevoso sin otra finalidad que el beneficio de los que los realizan. Son los delincuentes vulgares, sin control ni aval de nadie, que aprovechan el momento para dar rienda suelta a sus instintos feroces y saciar sus apetitos robando a mansalva».
Moloch: la divinidad ante la cual los niños son despedazados y después quemados
A esto, nosotros decimos: Es que se está desarrollando el plan estratégico masónico-jud**-comunista-soviético. Es que quieren destrozar al mundo. Es que su favorito es el Dios Moloch, el del libro de Isaías, Can. 57, la divinidad ante la cual los niños son despedazados y después quemados, cuando no son quemados vivos incluso por sus propios padres. Y tras los niños, los demás seres, hombres su credo.
Moloch ya se siente revivir entre los rojos. Pero, en este momento, las víctimas que por él se inmolan son los niños y mujeres y los hombres españoles, y como ya no basta con los españoles acusados de fascistas, ahora se aplica el castigo bíblico a las culpas de los que, sin pensar en España, se entregaron a los comunistas jud**s.
La fórmula inventada es que les van a dar a cada uno lo que necesite y que cada uno ofrecerá lo que pueda trabajar. Naturalmente, todos los infelices captados con el disfraz fútil de la fórmula mirífica decían: ¿Para qué? Como la pobre portera de Madrid: “Señora: con el comunismo que vendrá, como yo sólo sirvo para ser portera, seguiré de portera; pero como me van a dar todo lo que yo necesite, habitaré el piso bajo para no subir arriba; me barrerán la escalera, me hará la comida una criada, iremos todos los días al cine, veranearemos en una fábrica y tendremos un automóvil pequeñito para darnos un paseo por Recoletos por las tardes».
Los primeros que Moloch tiene derecho a tragar en sus entrañas hirvientes
Y así, como esa portera desgraciada, han caído tantos y tantos. Para nosotros, los jefes, los líderes, los intelectuales, no citamos nombres para no hacerles ese honor, esos son los únicos y los primeros que Moloch tiene derecho a tragar en sus entrañas hirvientes, entrañas infernales. En Barcelona ya están cayendo separatistas, la ‘Generalitat”. Luego, caerán los anarquistas y luego todos, hasta que por las calles ya no pasen más que los asiáticos. Todos los demás los habrá tragado Moloch.
En Valencia ya se quejan: pronto lanzarán gritos de angustia y de dolor desesperado. El que no tenga valor para alzarse, el que esté por completo acobardado, que espere a que nosotros lleguemos. Nosotros apagaremos, si es preciso con nuestra propia sangre convertida en bálsamo, las iras del Moloch jud**.
Tened esa esperanza — hasta los rojos — que España va a salvaros y que es cierto lo que dice el articulista, que para evitar este terror no faltará el apoyo ciudadano, llegado el momento, porque la reacción se ha producido. Decimos a los valencianos: Adelante. Y si vienen a nosotros, así en muy pocos días estará ya terminado.
Lo que en España está pasando — y lo decimos al mundo entero — es que la España que llaman fascista está ya liberada, como lo estarán pronto todas las regiones de España, hasta los propios rojos españoles, para que sirva de lección al mundo.
Credo legionario: sufrimiento es sufrir y dureza es resistir
El 10 de diciembre de 1936, una emisora salmantina radió lo siguiente que vamos a contar ahora. El General Millán Astray pronunció la siguiente alocución:
El espíritu legionario es de sufrimiento y de dureza. El legionario no se quejará ni de fatigas ni de dolor ni de hambre ni de sed. Hará todos los trabajos, cavará, arrastrará cañones y carros, estará destacado, hará convoyes, trabajará en lo que le manden.
Sólo en la campaña de Marruecos, de doce mil legionarios, nueve mil bajas
Credo legionario. Sufrimiento es sufrir y dureza es resistir. No voy a entrar en el análisis de lo que es fatiga, dolor, hambre y sueño. Tampoco en lo que ordena el Código Legionario de que hará toda clase de trabajo y trabajará en lo que le manden. Mas lo que lleva fundamentalmente es el espíritu de renunciamiento, es el de sufrimiento. Renunciar a goces fáciles de la vida, renunciar al brillo personal, a la libertad y a la disposición de muestra persona para ser en todo momento lo que queramos, dentro de lo que al hombre sea posible. Para el legionario, sóIo es posible lo que está comprendido dentro de su obligación militar y el cumplimiento de su credo en cada caso. Renunciar a la riqueza. No la riqueza del opulento, sino al buen sueldo, el ascenso en la carrera, que al mismo tiempo que aumenta el neldo aumenta el poder y el mando. los legionarios, después de 16 años de constantes combates, después de haber participado en todos los combates de la campaña de Marruecos, han tenido, sólo en la campaña de Marruecos, de doce mil legionarios, nueve mil bajas. O sea, que de todos los legionarios que entraron en combate en Marruecos, sólo nueve mil alcanzaron el honor de ser toreados por las balas. El legionario que lleva mejor carrera, después de 16 años en la Legión, es tan sólo capitán legionario. Eso es renunciamiento total, esto es espíritu de sufrimiento y de dureza. Por esto, la Legión es inmortal. Por eso, la Legión es tan grande. Por eso, la legión rusa (soviética) la teme y se esfuerzan los rojos en crear así, con su brigada internacional, una Legión como la nuestra: eso es imposible.
Frente de Madrid en 1936: legionarios impacientes por lanzarse al asalto
La Legión es una religión de hombres que, al traspasar los umbrales de la puerta gloriosa de la Legión, renunciaron a todo y sólo tuvieron como norma de conducta el credo legionario que han cumplido, cumplen y cumplirán. El espíritu de la muerte. Es que a la Legión no vienen ni vinieron engañados. La Legión, en su clarín, bien claro dice: “Legionarios a luchar, legionarios a morir”. No dice más. No dice a cobrar cinco duros diarios ni a ascender, a gozar, y tener buenos empleos. No. Sólo dice: “Legionarios a luchar, legionarios a morir”. Así, el que no muere, porque todos mueren para bien de la Patria, ése todavía cree que está en deuda.
¿Sabéis lo que dicen esos que están en el frente de Madrid, en contacto con el enemigo día y noche? Pues dicen esos legionarios que están impacientes por lanzarse al asalto. En la Legión no se dicen bravatas. La Legión no es la mesa del café ni la tertulia plácida y tranquila, en donde el valiente de café amenaza al cielo y a la tierra con el puño. En la Legión eso se dice de pie y con la granada en la mano. En la Legión, cuando el mando pregunta cómo está la Legión, el día antes del combate, el Jefe siempre responde con las palabras del ritual legionario: “En el campo lo veremos mañana”. Y siempre cumple.
En la Legión, cuando se piden voluntarios para morir en la empresa, cuando la muerte es segura, todos jamás dejaron al Jefe que terminase su ruego, pues al ver en el ademán cuál era la demanda, la Legión ha contestado y contesta avanzando. Habed — no puedo deciros más — que hubo un servicio en el que el mando necesitaba cien hombres, cien legionarios dispuestos precisamente a morir, ya que la empresa permitía tal vez el llegar, pero el volver era cosa imposible. La Legión contestó como siempre: Todos. En la Legión, ya he dicho, que no se dicen bravatas estériles. La dureza es ésta: el dolor, el hambre, la sed, la fatiga, sin enojarse y sin tan siquiera decir nada, encogiéndose de hombros y riendo. Eso es dureza. La Legión tiene su pelotón de castigo.
“Yo también me siento capaz de ser legionario”
El mayor castigo al legionario es quitarle el fusil y mandarle así, sin fusil, a la línea le combate. Lleva pala y pico para cavar, para cavar las trincheras si es preciso, para cavar las fosas de sus propios compañeros, para cavar la fosa del enemigo vencido y muerto. Pero cuando el combate así lo exige, el mando da la orden y pelotón de castigo deja las palas y los picos y toma los fusiles y se lanza sobre el enemigo. Allá va el pelotón de castigo. Y, sabedlo: cuando el pelotón de castigo entra en fuego es que el fuego es muy duro. Sabed que los castigados en ese pelotón figuran por sus bajas, llenando muchas hojas del libro de oro de los que fueron legionarios y ya están en el cielo.
Españoles: No hay nada más triste que el admirador constante, que forma círculo para aplaudir, sin ser capaz de romper el círculo de admiradores, dar un paso adelante y decir: “Yo también me siento capaz de ser legionario”. Y para ser legionario, se puede serlo de dos maneras: la primera, la más honrosa, es alistarse en la Legión. Pero el que no pueda por razones naturales, se puede sentir legionario, puede tener el espíritu de la Legión. Para ello, basta que cumpla el credo legionario en todo momento, que sea bravo, que sea buen compañero, que acuda a la voz de la Legión, que sepa sufrir, que acuda siempre al peligro, que acuda al fuego, que sea disciplinado, que obedezca hasta morir la orden que se le dio, que pida combatir sin tregua ni descanso, que sea para él el mayor orgullo que la bandera de la Legión esté empapada de su sangre.
El morir en el combate es un honor
El morir en el combate es un honor. Cuando se le va acabando el aliento, cuando el cuerpo va quedando frío, cuando se acerca la muerte que para el soldado es el ángel de su guarda, que viene con alas de oro envuelto en túnica blanca y perfumada, que se le pone sobre su cabeza y le corona de laurel, le coge en sus brazos amorosos y, en vuelo tranquilo y plácido, le lleva a la gloria a lanzar su último suspiro:
Es para decir: VIVA LA LEGION y VIVA ESPAÑA.
Los bombardeos sobre el Madrid de la Guerra Civil
El tema de los bombardeos sobre el Madrid de la Guerra Civil siempre ha sido muy polémico y desde principios se realizaron grandes ataques como no se habían hecho hasta ahora en la historia, pero la defensa aérea del gobierno comunista también tenía sus capacidades y de hecho realizaban derribos y se enfrentaban a esos raids aéreos con bastante solvencia, por lo general. También se utilizaron tácticas por parte de uno y otro bando para aprovechar sus ventajas aéreas. Por ejemplo, leemos en la prensa nacional que sus fuerzas habían constatado que a veces el enemigo permitía el avance de sus tropas hasta ocupar posiciones sin apenas resistencia, pero esto no era más que una trampa para luego acudir con su poder aéreo y bombardear esas posiciones y causar bajas. Por lo tanto, el bando nacional aprendió a sincronizar mejor sus avances por tierra con su propia aviación, para no caer en esas trampas y ser atacados con impunidad por parte de los aviones enemigos.
Los combates aéreos sobre Madrid se desarrollaban constantemente y las tropas en tierra a menudo observaban los duelos y hacían apuestas sobre el resultado. Es falso que la superioridad aérea estuviera siempre de parte de los nacionales, a lo mejor sí en el personal, pero los pilotos del bando popular tenían por lo general mejores aparatos y en mayor cantidad. También es curiosa la facilidad con la que se reclutaban pilotos en una época en la que no hacía falta manejar tanta tecnología y se ve en un artículo de prensa que los legionarios veteranos tendrán prioridad para acceder a esas plazas de pilotos de combate.