La guerra civil en Madrid fue especialmente dura por varios motivos
La guerra civil en Madrid fue especialmente dura por varios motivos. De nuevo nos encontramos aquí con una clara intencionalidad política de exacerbar el sufrimiento de unas regiones frente a otras, pero la propia capital de España fue tal vez el sitio más castigado de toda nuestra geografía. Y es que se daban varias circunstancias aquí que hacían de Madrid un escenario especialmente virulento.
En primer lugar, la existencia de grandes contingentes de obreros y de cárceles importantes, así como de un nutrido personal de Fuerzas de Orden Público, que en gran parte se pusieron del lado del Gobierno del Frente Popular. Unas fuerzas heterogéneas que se caracterizaron por su forma de actuar, no muy civilizada por lo general, y con permiso para hacer todo tipo de barbaridades contra los prisioneros y la población civil. Cualquiera podía ser su enemigo y esto degeneró en una serie de matanzas importantes, las cuales fueron aparentemente huérfanas de autoría intelectual, ya que personajes como Carrillo se negaron a asumir jamás ninguna responsabilidad en los hechos.
En segundo lugar, al ser Madrid frente de combate y de primera importancia, por varias razones, durante toda la guerra, aquí se produjeron las mayores destrucciones de toda la contienda y mayor número de víctimas militares y civiles, que en ninguna otra parte se pudieron igualar.
El General Miaja, verdadera cabeza pensante y ejecutor de la defensa de Madrid
En tercer lugar, y relacionado con lo anterior, los más hábiles jefes militares del Frente Popular estuvieron sirviendo en esta zona, lo que facilitó que se alargarse la guerra en este sector hasta casi el mismísimo último día. El llamado aprendiz de río, el Manzanares, fue sin duda el mayor aliado de la Junta de Defensa de Madrid, que consiguió que gran parte de la ciudad permaneciera en poder del Gobierno hasta casi el último día de guerra. Aquí tendríamos que mencionar sobre todo a un gran estratega como fue el General Miaja, verdadera cabeza pensante y ejecutor de la defensa de Madrid. Jefe militar de una junta de Defensa de Madrid que consiguió además que la ciudad no quedase rodeada del todo en ningún momento, lo que hubiera significado la obligación de capitular para los defensores.
En cuarto lugar, también muy importante, Madrid es una de las capitales del mundo más características por su ubicación en el centro mismo del país, eje central de todos los caminos y en especial en esa época. Por lo tanto, controlar la capital significaba una ventaja logística importantísima, pero la verdad es que ninguno de los dos bandos pudo controlar nunca del todo la capital ni sus alrededores, lo que también contribuyó a un ambiente de masacre continuada y grandes batallas.
En quinto lugar, porque siempre nos olvidamos de las víctimas civiles, se encuentra el hecho de que la capital albergaba una población enorme para la época. Una población civil que, a pesar de los constantes e inútiles intentos del Gobierno de distribuirla, por otros sitios de España, se concentraba en un número enorme y difícil de atender y alimentar. Una población civil que era objeto constante de bombardeos o que se vio inmersa en los combates y el fuego cruzado.
En este sentido, no fue menos importante la cacería de brujas que tuvo lugar y que el Gobierno frentepopulista llevó a cabo contra cualquiera que mostrase el menor síntoma de ser un enemigo de ellos. Y aunque la masacre de Paracuellos es muy paradigmática hubo muchas más. Muchísimos crímenes más anónimos que constituyen un auténtico sumatorio de asesinatos, violaciones y torturas y robos.
En sexto lugar, debido a la importancia estratégica y política de Madrid, era fundamental para ambos bandos el mantener o conquistar respectivamente la capital de la nación. La propia prensa gubernamental y una gran mayoría de medios y personajes influyentes del mundo convirtieron el mito del Madrid republicano en ni más ni menos que eso: un mito sin parangón en la Historia reciente de España y del mundo.
Las fuerzas del Ejército de África consiguieron penetrar en el perímetro urbano de Madrid
Por lo tanto, y aquí es donde viene el séptimo aspecto a comentar, las mejores fuerzas de uno y otro bando se dieron cita aquí para librar las mayores batallas, tanto en campo abierto como en las propias calles de la ciudad. Las fuerzas del Ejército de África, que consiguieron penetrar en el perímetro urbano de Madrid, constantes enfrentamientos con las mejores tropas gubernamentales. Y fueron trasladados aquí algunos de los contingentes de tropas más selectos de todo el mundo, empezando por las mejores unidades de infantería y artillería y hasta de tanques, un arma bastante novedosa para la época que empezaba a despuntar de verdad en los campos de batalla.
Por todo lo dicho, Madrid fue el auténtico epicentro de toda la Guerra Civil en todos los aspectos. El mito del No pasarán fue una cantinela que se extendió a toda la Península Ibérica y al mundo, en esa lucha internacional para aplastar al movimiento fascista, aunque la realidad fue que el propio gobierno del Frente Popular huyó y por la carretera de Valencia para buscar refugio fuera de la ciudad atacada.
Uno de los escenarios más dantescos de la guerra civil en Madrid fue la Ciudad Universitaria, por donde penetró el ejército de África hasta estrellarse en determinadas facultades que se convirtieron en fortines de uno y otro bando. Un frente de batalla constante en el que hubo auténtica lucha de cuerpo a cuerpo y calle por calle y con muchos muertos en toda esta zona que comunica con el Parque del Oeste, pero que al final se extendía en una zona mucho más amplia que dio lugar a batallas dantescas como la de Brunete.
Intentos variados de aislar la capital se convirtieron en batallas encarnizadas como las que tuvieron lugar en la carretera de La Coruña, en esta zona de la que estamos hablando, o las batallas del Jarama y Guadalajara. En partes técnicos en los cuales el balance final fue siempre contrario a los frentepopulistas, aunque la propaganda oficial del gobierno se empeñó en convertir estos empates o derrotas en victorias.