Nuestro trabajo se realiza, a menudo, en alturas considerables y colgándonos de arneses para acceder a fachadas y ventanales. Por esto valoramos más de lo normal lo que es un trabajo peligroso y, sobre todo, la capacidad de poder realizarlo en las condiciones que son necesarias. Porque lo contrario es jugarse la vida de forma temeraria y desgraciadamente, en nuestro oficio, hemos visto y oído cosas que no son de lógica a la hora de realizar trabajos verticales de limpieza en Santander, por ejemplo. Porque no es una tarea que la pueda realizar cualquiera y de cualquier modo.
Trabajos verticales de limpieza en Santander
Como especialistas en trabajos de limpieza verticales en Santander y en toda la provincia, donde realizamos todo tipo de labores de mantenimiento, conocemos bien la peligrosidad de trabajar en ciertos ámbitos profesionales y más aún si no tenemos todo lo que necesitamos para desempeñar nuestra labor. Ahora vamos a ver algunos de los trabajos más peligrosos y desagradables que pueda haber y que ha habido en la historia de la Humanidad.
Limpiar un coche no debería ser, en circunstancias normales, ningún drama para una empresa o profesional especializados, pero las circunstancias que os vamos a contar a continuación son surrealistas. El conocido mecánico y youtuber Gaitán explica un caso desesperado de un conductor que tuvo la mala suerte de empotrarse contra un caballo que, al morir en el impacto, dejó regadas sus entrañas por todo el interior del habitáculo del coche. El vehículo fue a parar a un taller especializado donde no han podido todavía iniciar las reparaciones desde hace más de seis meses porque no hay quien se atreva a limpiar eso. Imagínate el asco tremendo que tiene que ser aspirar una bocanada de semejante aroma nauseabundo de las vísceras y la sangre del caballo por toda la tapicería y por todas partes. El conductor se encuentra desesperado y ni Tesla ni el seguro ni nadie le da una solución para un problema que tenía que haber empezado con una limpieza contundente y rápida, porque estas cosas van a más y ahora a ver quién le quita el olor a ese coche. Gran problema para ese pobre propietario del vehículo, aunque puede sentirse afortunado de haber salido ileso de un accidente tan grave, porque muchos no viven para contarlo o sufren graves consecuencias después de haber arrollado un animal de ese tamaño.
Los trabajos en el mundo de las reformas y la construcción son peligrosos de por sí, pero seguramente la electricidad tiene un plus de riesgo porque la electricidad mata más que ninguna otra instalación en la que podamos estar trabajando. Pero si encima de todo trabajamos sin estar sujetos o sin las debidas medidas de protección y encima, como podemos ver en la foto, se trata de un tendido eléctrico público tercermundista, pues las probabilidades de que nos pueda pasar algo son muy elevadas.
El trabajo de construcción es siempre peligroso, por muchas medidas de protección que se tomen, aunque aquí vemos a un operario que aparentemente no está trabajando con el casco puesto. Al venirse abajo la estructura sobre la que estaba trabajando, este hombre logra asirse en el último momento a una viga que lo sustenta mientras todo lo demás se viene abajo.
Un aficionado al parkour se pega la torta de su vida al realizar una maniobra peligrosa en lo que parece el recinto de un zoológico. Al realizar un salto mortal al vacío antes de agarrarse a la tapia del otro lado termina impactando contra esa tapia y cayendo luego al foso lleno de agua. Afortunadamente, este joven tan temerario no salió malherido, pues en un primer momento daba toda la impresión de que se había golpeado en plena cara y que la cosa podía ser grave.
Un conductor de autobús peruano arriesga al pasaje por una carretera que no debería estar abierta y se la juega a su habilidad sobre el mismo borde de una rodada con desprendimientos. Las imágenes son ilógicas y el peligro que han corrido todos es inasumible.
También podemos reflexionar con este otro caso de unos operarios de aire acondicionado que casi se matan trabajando. La estructura sobre la que estaban operando se vino abajo y sufrieron una aparatosa caída. ¿No tiene más lógica jugarse el tipo trabajando y, eso sí, siguiendo todas las normas de seguridad, que haciendo cabriolas en el aire para nada, como en el caso de los aficionados al parkour extremo?
Por mucha prisa que tengas, incluso porque llegas tarde al trabajo, nada te justifica nunca para ponerte en peligro a ti mismo y al os demás. En este video vemos que un verdadero tarado con ganas de emociones fuertes intenta pasar entre dos coches en un puente y acaba cayendo del puente después de un aparatoso accidente en el que con toda probabilidad pierde la vida. Esto es lo que ocurre cuando la gente se piensa que son los únicos que pueden circular por la carretera y los demás tenemos que apartarnos o rezar para que no nos golpeen. Afortunadamente, en este caso, no los inocentes, sino el propio imprudente, que al entrar en colisión se convirtió en una especie de pelota de fútbol entre los otros dos turismos y acabó rompiendo las protecciones del puente por encima del quitamiedos y precipitándose al vacío.
El trabajo de pescador es muy sacrificado y hasta peligroso, pero imagínate lo que tiene que ser encontrar tu barco en medio de este increíble racimo de cayucos en el puerto de Mauritania. A ver quién es el guapo que encuentra el suyo en medio de semejante caos que, sin embargo, parece bastante organizado. Seguramente allí no pidan tanto papeleo y tanto dinero por un ataque como en Santander. De ser así, qué suerte tienen.
Hace tiempo que ya no se ven tantos hombres anuncios por la Puerta del Sol y otros lugares de mucho tránsito, pero realmente me parece que es una práctica que denigra al trabajador muchísimo porque lo convierte en una especie de cartel andante. Más curiosa todavía es esta modalidad de hace muchos años, en la cual ni siquiera se ve a la persona que lleva el anuncio literalmente puesto como si fuera una escafandra.
Más peligroso que desembarcar en Normandía
En esta cápsula tenía que meterse el operador de ametralladoras de un bombardero gringo en la Segunda Guerra Mundial. Podía girar sobre sí mismo para enfrentarse a las escuadrillas o aviones aislados que atacaban constantemente a estas verdaderas bandadas de bombarderos asesinos en una lucha sin cuartel. Muy a menudo, como ha salido ilustrado en alguna película, dichos bombarderos volvían a casa hechos una auténtica ruina, con gran parte de su fuselaje perdido por el fuego antiaéreo o aéreo de los alemanes y sus aliados. Imagínate estar ahí metido, en ese espacio tan reducido, teniendo que sobrevolar durante horas un territorio hostil en el que en cualquier momento pueden pegarle un pepinazo a tu avión o rellenarte de plomo o hacerte caer al abismo desde esa altura.
En las fotos, soldados de la I GM blindados: no siempre sus armaduras podían parar todas las balas.
Los infiltrados en organizaciones clandestinas siempre han estado entre los campeones de jugarse la vida y ser temerarios. Nairac fue un soldado británico que se infiltró en el IRA en los tiempos más duros y se vino arriba demasiado, en una noche de fiesta con los locales, hasta ser reconocido como un outsider y juzgado y ejecutado en el acto por esos insurgentes. Los agentes que trabajan en territorio enemigo se exponen a cada minuto a que les pase cualquier cosa.
También había otro trabajo peligrosísimo: formar parte de los convoyes de suministro y refuerzos gringos que iban hacia Gran Bretaña y otros lugares, cruzando un Atlántico plagado de la amenaza de los submarinos alemanes que los cazaban. Por otra parte, ser submarinista alemán era también, por lo tanto, igualmente peligroso, ya que eran muy perseguidos por los aliados por los daños que provocaban. En las fotos, un submarino alemán de la I GM hundido en las costas de Inglaterra y un buque británico atacado y hundido por submarinos alemanes en la II GM.
Los serenos también podían tener pistolas, según la peligrosidad de la zona
Uno de los trabajos más peligrosos y más necesarios, para su retorno en estos tiempos, ante la creciente inseguridad ciudadana, es el oficio de sereno. Los que hemos tenido abuelos que recordaban esas épocas no tan lejanas sabemos muy bien que estos señores se encargaban de dar una protección muy local y muy cercana barrios que vigilaban. Armados con un chuzo y provistos de una lámpara, constituían lo que hoy en día serían guardias de seguridad privada, pero de barrio. En ocasiones, los serenos también podían tener pistolas, según la peligrosidad de la zona, y de hecho se vieron involucrados en varios tiroteos y enfrentamientos que les hacían jugarse la vida. Afortunadamente, había un buen ambiente de compañeros en una profesión que era difícil por la peligrosidad de los merodeadores y criminales de la época.
Si volvieran a funcionar, los serenos podrían aliviar la carga de trabajo de la Policía y ayudarles a resolver los delitos e impedirlos, como antiguamente. Por cierto: cada día más, la labor policial es de extremo peligro y a diario, en cada servicio, se juegan la vida por todos nosotros.
Regentar o proteger un lugar de juego ilegal de cartas
Un trabajo muy peligroso de estas épocas pasadas, más complicado que el de sereno, era regentar o proteger un lugar de juego ilegal de cartas. La peligrosidad del personal que frecuentaba estos garitos era enorme y no se podía llamar a la policía si pasaba cualquier cosa, ya que por definición era ilegal el propio juego que estaban ofreciendo a los clientes en este tipo de antros o clubs sociales de alto nivel. A todo el mundo le gustaba jugar y los juegos de naipes ilegales constituían para casi todos la mayor diversión y la actividad más emocionante junto al sexo, que también se ofrecía como la mercancía más lucrativa para saciar los más bajos instintos animales del personal. Es por ello que los distintos clubes se dotaban de una seguridad privada que muchas veces estaba formada por lo mejorcito de cada casa. Porque había que tener leones en la puerta para evitar que los leones pudieran pasar y liarla.
Esta actividad era tan peligrosa que muchas veces sólo se podía ejercer si uno estaba dispuesto a ejercer la misma violencia criminal que los propios criminales que podían aventurarse en los garitos para extorsionarlos. Esto ocurrió con mucha claridad cuando se presentó en Santander un mafioso cubano llamado Diego Martín Veloz, en la foto, el cual consiguió intimidar desde un principio a todo el mundo y cobrar el barato, como se decía entonces a este tipo de extorsiones a los garitos de juego.
Dos guardianes andaluces del Casino del Sardinero, apodados los Cívicos
En uno de estos encontronazos, el mafioso cubano esquivó para siempre a dos guardianes andaluces del Casino del Sardinero, apodados los Cívicos, consiguiendo que la sociedad de propietarios le pagara a él una cuota y expulsaran a esos ya no tan útiles protectores. En otro de los encuentros, con otro gran felino de su talla, como era Teodosio Ruiz González, los dos acabaron a tiros dentro de un garito y el resultado fue de dos muertos en el centro de Santander. La batalla campal fue tan violenta que hubo gente que saltó a la calle por las ventanas, aunque afortunadamente se encontraban en un club situado en un primer piso. los contendientes se llamaron unos a otros cobardes y uno de ellos, Teodosio Ruiz González, alias el Piloto, les gritaba a esos pobres hombres:
¿A dónde van los valientes, tirándose por las ventanas?
Así trabajaban nuestros antepasados: sin sujetarse y paseándose por vigas suspendidas de rascacielos y demás…
En la entrada al dique seco de este barco han esperado hasta el último momento, los trabajadores del muelle, para ponerse a cubierto mientras esta mole flotante venía hacia ellos. Aunque en principio puede parecer un accidente, porque ves el coloso venir a toda leche hacia el muelle, la realidad es que se trata de una entrada en dique seco para efectuar mantenimientos.
El comportamiento imprudente y temerario de tantos trabajadores de tiempos pasados
Trabajar en la construcción siempre es jugarse la vida, porque no hay nada más peligroso que un entorno de trabajo en el que existe tanta maquinaria y alturas diferentes y huecos por los que caerse y demás. Sin embargo, algunas fotos que vemos sobre el comportamiento imprudente y temerario de tantos trabajadores de tiempos pasados, en especial en edificios tan altos como los rascacielos, nos hacen plantearnos si no habremos mejorado algo desde esos tiempos de inconsciencia y falta de medios y de conocimiento. Hoy en día, un homenaje absurdo a esos tiempos de falta de recursos y de información, la generación más nihilista de la historia nos concede momentos de auténtica falta de cerebro cuando algunos de ellos se juegan la vida por una foto o un vídeo saltando de un edificio a otro y tonterías así. Cualquiera que aplauda esos comportamientos es tan cómplice de estas debilidades como el temerario suicida que las lleva a cabo.
En la foto, la primera zona de rascacielos de España, en la Plaza de España y con el Edificio España al fondo y la Torre Madrid en construcción.
Otro de los empleos más peligrosos que ha habido en la historia de la Humanidad ha sido ejercer de abogado de Sadam Hussein. Hasta tres abogados suyos fueron acribillados antes del juicio y todo para que, al cliente menos deseado por todos los letrados del Universo, lo colgasen al fin en la horca.
Vamos a probar los chalecos salvavidas tirándonos al Támesis y a ver qué pasa…
Cazadores de osos en Siberia en el siglo XIX: no debía ser peligroso ni nada cazar osos en esos tiempos.
Cinco presidentes del Gobierno fueron asesinados de diversas maneras
Ser presidente de España fue, durante cien años, otro oficio temerario en el que nada menos que cinco presidentes del Gobierno fueron asesinados de diversas maneras. Y hubo más intentos que se extendieron también a jefes del Estado como Alfonso XIII o Franco. Algo tiene el Gobierno de España que atrae los disparos y las bombas cuando quien ejerce el poder mantiene la más mínima discrepancia con los que mandan en el mundo. Y estamos hablando de estadistas muy diferentes, pero que tenían un criterio propio y lo ejercían, lo que les costó la vida o un riesgo serio de perderla al ponerse a tiro de los que tienen la capacidad de contratar sicarios para ese tipo de trabajo de alto nivel. Tampoco es una cosa exclusiva de España lo de que maten a los presidentes, pues en Estados Unidos se han cargado a varios en otros países también lo han intentado o lo han conseguido, pero la repetición obsesiva en el caso español, con tantos éxitos conseguidos, nos lleva a pensar que algo tiene nuestro país que lo hace diferente también en esto. ¿Tal vez sea nuestra influencia sobre toda la Hispanidad?
En la foto, el asesinato del presidente Eduardo Dato, en 1921, en la Puerta de Alcalá de Madrid.
La mafia policial del joyero Venero de Santander
Ser delincuente y recibir soplos de la Policía para pegar distintos palos en bancos y joyerías se convirtió, en una época de nuestro país, en una fuente de golpes exitosos para estos criminales, pero también supuso la muerte para un gran número de ellos. Y es que la mafia policial del joyero Venero de Santander, como se terminó llamando a este entramado corrupto policial y delincuencial, que operaba a nivel nacional, utilizaba a estos delincuentes como mano de obra descalificada para realizar los atracos mientras los jefes superiores de la Policía se ocupaban de limpiar la zona de posibles interferencias policiales. Los botines eran cuantiosos porque bien situados como el joyero venero les informaban a los mandos policiales corruptos de cuándo y dónde estarían los mejores botines, por lo que el plan era perfecto y se conseguían unos excelentes resultados económicos en cada palo que pegaban. Sin embargo, el miedo a que esos delincuentes acabaran traicionando a sus controladores policiales, por ahí con el botín y a lo mejor también con el cuento de lo que había pasado, suponía para los autores intelectuales de esta trama la obligación de acabar con los atracadores que ellos controlaban en un momento dado.
En el caso de esta mafia del joyero Venero en Santander, aunque el joyero no era más que un confidente que se asustó y fue a declarar a la Policía, extrajeron a tiempo al proxeneta de la Calle San Pedro después de que matase a una chica inocente a escasos metros del ayuntamiento y delante de todo el mundo.
Al tercer golpe que pegaba, tal o cual delincuente, era abatido sin piedad por la policía que, para entonces, sí que aparecía en tromba y con las armas en ristre. Y no se les daba el alto a los cacos, que caían fulminados bajo los disparos de tiradores expertos de la Policía que recibieron por estos muertos y estas operaciones espectaculares unos grandes ascensos y premios. No obstante, el premio mayor era el botín que dichos cacos conseguían acumular hasta el día en que eran fulminados a tiros. Esta mafia de joyero Venero operó durante muchísimo tiempo sin que nadie se atreviera a denunciarlos o se diera cuenta siquiera de lo que estaba pasando. De hecho, el famoso primer desaparecido de la democracia, el Nani, es el más reconocido caco que resultó abatido por estos policías mafiosos y cuyo cadáver todavía ha aparecido.
Una conductora de camión salva la vida por poco cuando un turismo provoca un accidente que deja su cabina en suspensión tras haber roto protecciones laterales del puente por el que circulaba. Afortunadamente, la caja del camión se ve atrapada por los tirantes de sujeción del puente. Un golpe de fortuna, tras el aparatoso accidente, pues esa voluminosa caja tira de la cabina y la cabeza tractora del camión impidiendo que se precipite sobre el agua.
En la foto vemos al no menos valiente rescatista, que salva a esta mujer trabajadora de una situación que en realidad ya había sido estabilizada por los bomberos, sujetando el camión con cables desde atrás.
El mantenimiento de los aviones es algo que se realiza constantemente por parte de personal muy cualificado a los que les debemos nuestra seguridad en cada vuelo. Y parte de ese claustrofóbico trabajo consiste en introducirse en el propio ala del avión y revisar que todo está correctamente, inclusive los depósitos de fuel allí localizados. No es un lugar fácil para acceder y por eso tiene mucho mérito que haya personas que se sacrifican cada día para realizar este difícil trabajo.