Un santanderino curioso, Mauricio, ha estado recopilando datos sobre crímenes impactantes en la ciudad de Santander en esa época apasionante que coincide con el culmen socioeconómico de nuestra ciudad, precisamente en la época del Machichaco. Una de las asistentes se preguntaba por qué tantos crímenes en una ciudad tan pequeña y provinciana, pero es que estamos hablando de muchos años de estudio de estos sucesos y además en una ciudad portuaria que tenía mucha actividad y que era mucho más importante en el mundo de lo que es hoy.
Guías turísticos en Santander con historias reales de crímenes
En el corazón de esta capital, algunos guías turísticos ofrecen rutas nocturnas del misterio en Santander donde los visitantes recorren lugares históricos envueltos en leyendas de crímenes y tragedias. Estas rutas suelen incluir el casco antiguo y la Catedral de Santander, que es un lugar cargado de historia donde se dice que han ocurrido sucesos extraños e inexplicables. Los guías narran crímenes sin resolver de siglos pasados y episodios de oscuras rivalidades que alguna vez sacudieron la ciudad. Este recorrido invita a los participantes a sumergirse en el misterio y la intriga, y es ideal para quienes disfrutan de las historias paranormales o el lado menos conocido de la ciudad. Historias de marineros que nunca regresaron de sus jornadas y leyendas sobre personas que se aventuraron en determinados barrios y nunca fueron vistas con vida nuevamente.
Santander tiene una historia rica en eventos trágicos y crímenes pasionales. Durante el recorrido por sus callejones y tabernas, podemos compartir relatos de episodios oscuros que implican a marineros y pescadores, quienes a menudo llevaban una vida dura y peligrosa. En las narraciones se entrelazan historias reales de peleas, traiciones y disputas mortales, que en su tiempo llenaron de horror a la comunidad. Es un recorrido que muestra la vida cotidiana del barrio en épocas anteriores y que permite entender cómo la dureza de las circunstancias podía llevar a estos desenlaces fatales. Algunos de los palacetes antiguos de Santander, situados en las zonas residenciales más exclusivas de toda la vida, también están rodeados de historias de misterio. Estos tours narran leyendas urbanas de Santander sobre viejas familias santanderinas involucradas en crímenes y escándalos. Estas historias revelan aspectos poco conocidos sobre la vida de la aristocracia de la época, así como secretos familiares, envidias y traiciones que llevaron a enfrentamientos y, en algunos casos, a trágicos desenlaces. Este recorrido es ideal para quienes disfrutan de las intrigas y el misterio que encierran estas antiguas mansiones.
Una madre que entró en depresión porque no sabía nada de su hijo perdido
Uno de los crímenes más impactantes tiene que ver con el asesinato de dos bebés y su madre en pleno centro de Santander. El padre de familia había venido a la ciudad para examinarse para el escalafón de la Marina Mercante y se encontraba alojado en un hotel por la zona de vinos de Santander, pero al regresar a casa después de un recado se encontró con que no le abrían y le pareció raro, especialmente cuando se oían ruidos dentro del alojamiento. Con la ayuda de un vecino pudo acceder a la vivienda por el patio y se encontró la escena dantesca de dos bebés y su madre muertos, por mano de ella misma, que no podía soportar el no tener noticias de su hijo mayor, el cual se encontraba viviendo con otra familia en otra localidad de España. Curiosamente, aunque ella le daba por muerto, justamente ese día llegó una carta en la que ese hijo al que echaba en falta y del que no sabía nada le aseguraba que estaba perfectamente. Y es que el problema de esos tiempos es que tampoco había una gran abundancia de psicólogos ni psiquiatras ni se le daba tanta importancia como hoy en día a esos estados de ansiedad y depresión que a veces son difíciles de reprimir.
¿Sabías que el trazado circular de la antigua plaza de toros de Santander sigue existiendo?
Justo al lado del escenario de este crimen se encuentra una zona de bares con la calle que fue del bar Zeppelin, que aún tiene un trazado curvo al que puede que no le demos importancia pero que viene de que aquí se encontraba la antigua plaza de toros de Santander. La que hubo antes de que se estrenara a finales del siglo XIX la que aún hoy conocemos, en el barrio de Cuatro Caminos. Y no muy lejos de aquí, en las cercanías de lo que ahora es la biblioteca de Puerto Chico, dos fogoneros de la antigua fábrica de gas de lo que ahora es la cuesta del gas la emprendieron a tiros entre ellos mismos en un duelo a muerte que acabó con uno de ellos muerto. El superviviente estuvo a punto de borrarse la tapa de los sesos después de ver a su compañero y enemigo caído frente a él, tal vez por la pena consiguiente de cárcel que le iba a caer, pero un pariente acudió rápidamente a quitarle la pistola y evitar ese fatal desenlace.
Los raqueros eran delincuentes juveniles y potenciales víctimas de la trata homosexual
También se habló en esta quedada urbana por Santander sobre las aventuras de los raqueros, un relato dulcificado al máximo por la historiografía oficial, como yo también opino que fue y que ha sido siempre. Una historia de huérfanos, chicos descontrolados que se convertían en pandilleros y delincuentes y que eran protagonistas de muchísimos robos y persecuciones por la ciudad. Eran también inquilinos habituales de la cárcel de Santander, que el famoso poeta José del Río Sanz definía como una universidad de delincuentes, ya que juntaban a verdaderos veteranos del crimen y meretrices con chicos y chicas muy jóvenes que apenas habían hecho algún hurto o cosa parecida.
Una situación lamentable que yo quiero añadir de mi propia cosecha es que es muy probable que la trata de blancos o de chicos jóvenes para la prostitución masculina se nutriera de esas filas desheredadas de los famosos raqueros, que al igual que las chicas que eran víctimas de la trata se convertían en el objetivo del depravado de negocio de la trata de chicos jóvenes. Una situación lamentable que puso de manifiesto mi antepasado Teodosio Ruiz González, protagonista de mi libro de Los cuatro naufragios del capitán. Un valiente y adelantado a su época que denunció públicamente la corrupción municipal y policial en torno a la trata de blancas y también en torno a esta prostitución masculina homosexual que exigía de esos chiquillos y que acababa muy mal para ellos, evidentemente, por las graves enfermedades de transmisión sexual que eran típicas y que siguen siendo lo del negocio horrible y tabú de la prostitución homosexual masculina.
Como nota positiva de estos delincuentes juveniles hay que decir también que varios de ellos se hicieron célebres y fueron condecorados por haber ayudado a muchas víctimas de la explosión del Machichaco a los que fueron a rescatar en una trainera. Un hecho glorioso para ellos que no impidió que siguieran ejerciendo una carrera criminal que muchas veces no terminaba nunca. ¿Será el tema de los raqueros una constante en la historia de Santander hasta enlazar con los famosos kies santanderinos de los años 80 o 90?
Agentes de policía que eran reclutados entre los peores delincuentes y canallas
Curiosamente, por aquellos días, tal vez por la propia dinámica de la corrupción policial y política de esos momentos, los agentes de policía eran reclutados entre este tipo de delincuentes juveniles, que con la edad llegaban a ser muy experimentados. Unos personajes veteranos de la delincuencia y de la violencia a los que les daban uniforme y una placa y que lógicamente convertían los cuerpos de seguridad ciudadana de España en una componenda corrupta en la que se explotaba directamente la trata de blancas y de blancos, además del juego y hasta los robos en negocios y domicilios.
En ese ambiente de inseguridad y de vicio total que se cebaba en una ciudad portuaria tan importante como Santander no era raro que se produjeran los famosos crímenes del juego en nuestras calles. Esos crímenes del juego consistían en todo tipo de estafas y atracos a los usuarios de las timbas ilegales, una de las cuales terminaban con el ingenuo a desplumar asesinado. Así nos relataba Mauricio, este experto en crímenes de Santander, cómo un acaudalado visitante palentino llegó a Santander y perdió absolutamente todo su dinero jugando a las cartas. También perdió hasta el reloj y salió muy cabreado de la zona de juegos ilegales, pero de alguna forma le convencieron para volver y le dijeron que le iban a enseñar a jugar mejor y a colocarse al lado del crupier. El palentino siguió estos amables consejos y terminó ganando más dinero del que había perdido primero, pero la última jugada le salió carísima porque terminó flotando en las aguas de Puerto Chico. Una curiosidad es que pudo encontrarse su cadáver gracias a que tenía una pierna más larga que la otra y le habían corregido este defecto con una prótesis de corcho que ayudó a este cadáver a flotar mejor. Eso sí, como se puede imaginar el lector, del dinero nunca más se supo.
Asesinatos pasionales a puñalada limpia en Santander
También hubo un acaudalado ciudadano de Santander que se dedicaba a los negocios de la pesca y que era muy odiado en esos ambientes porque quería monopolizar ese gremio de los pescaderos, pero además abusaba bastante de su situación económica y cometió el mortal error de meterse con la mujer del marino equivocado. Un hombre herido en su honor que reaccionó con la máxima violencia y la apuñaló delante de todo el mundo en la calle Bonifaz, precisamente el mismo día en que este acaudalado santanderino había ido a arreglar el panteón de su familia en ciego. ¡Qué poco imaginaba el pobre hombre que pronto estaría allí metido con junto a sus antepasados!
Este especialista en crímenes de Santander, Mauricio, nos cuenta que todas las calles de Santander tienen sangre en sus aceras que se ha secado hace mucho tiempo, pero asegura que hay muchas historias por contar todavía. Y una de las más curiosas que contó el otro día era que el actual emplazamiento de la zona vieja del Ayuntamiento de Santander era un cementerio que se encontraba junto a la iglesia conventual de los franciscanos, sita en la zona nueva del Ayuntamiento, y que en ese camposanto salían los muertos de sus tumbas cada vez que la marea los empujaba para arriba. ¡Imagínate la gracia que les tenía que hacer a los supersticiosos santanderinos de la época ver en directo ese tipo de Poltergeist!
Estos tours, ideales para los interesados en el misterio y la historia, permiten conocer Santander desde una perspectiva diferente, mezclando la historia real con relatos de crímenes que han quedado en la memoria popular.