Una historia real sobre el Santander de la época del Machichaco
Una de las novedades literarias de Santander para este año (Los cuatro naufragios del Capitán), disponible firmado en info@ponteaclick.com o en el 623191492), es un libro que resume muy bien cómo ha sido el tiempo de máxima gloria para Santander, tanto en el plano económico como cultural. El Santander de la época de los indianos, los barcos de vapor y los raqueros, cuya romántica estampa esconde también algún secreto oscuro. Otro misterio oculto que Miguel de Cervera ha querido sacar también del baúl de los recuerdos.
Estamos ante una época esplendor en todos los aspectos para Santander, para España y para el mundo, también para América, por mucho que se quiera relacionar el siglo XIX con una época de decadencia total para la Hispanidad. Tal decadencia es un mito y no es cierto, nos dice Miguel de Cervera. Fue, de hecho, la época de las grandes migraciones europeas hacia América, con los hispanos como protagonistas de esta gran aventura humana, desde Florida hasta Argentina, aunque por desgracia sólo conocemos a los más afortunados de esta epopeya. Los que volvieron llenos de dinero y se hicieron una mansión, en su pueblo, con palmeras en la puerta.
Si quieres una visita interesante de verdad por los misterios de Santander y Cantabria, no lo dudes: escríbeme al 623191492 y estaré encantado de ser tu guía por los secretos que casi nadie conoce y que otros guías ni saben ni quieren contar. También soy especialista en contar los misterios de Santander, ciudad en la que me crié y de la cual procede mi familia.
Pero nunca se ha hablado tanto a los que les fue mal, como a las víctimas de la trata de blancas, que eran mujeres tan pobres como hoy, pero de origen tan europeo como que eran en gran parte españolas. Y también había “trata de blancos”, por desgracia, que no era otra cosa que la trata de menores con fines de explotación laboral y, sobre todo, sexual. Pero todo esto no sale en las novelas de Pereda, que nos han mostrado una cara más amable de todo este mundo de los raqueros y la gente del puerto, aunque creo que se olvidaron de todas estas víctimas anónimas. Y también de los héroes anónimos, como fue el protagonista de este relato, Teodosio Ruiz González, uno de los pocos que realmente se preocupó de esta pobre gente.
El Santander de los vapores, de las novelas de Pereda y de Galdós
Es una época que gira, en efecto, en torno a la figura de dos grandes de las letras santanderinas, Pereda y Menéndez Pelayo, que serían tres si sumamos al canario Galdós. Ese otro gran autor que se consideraba otro habitante más de nuestro puerto. Y luego estaban otras figuras a nivel regional como Pick o José Estrañí, pues Santander por entonces estaba de moda y eclosionó en todos los aspectos posibles, pero todo giraba en torno a la animada vida del puerto. Unos muelles que eran la última escala del viaje de dos semanas para recorrer el litoral de Cuba, Puerto Rico o México, a dónde iban tantos chavales del norte de España que soñaban con volver ricos. Y entre eso y el folklore de los pescadores o los soldados, puesto que Santander era una de las principales bases militares españolas, nuestros muelles se convirtieron en un escenario muy pintoresco donde pasaban muchas aventuras.
Una de las novedades literarias de Santander para este año (Los cuatro naufragios del Capitán), disponible firmado en info@ponteaclick.com o en el 623191492)
En mi relato, que es 100% real, cuento cómo Galdós se lamentaba de que la juventud española se fuera a América y perdiéramos toda esa mano de obra que era “lo mejor de la raza”, aunque también se alegraba por los países receptores de una migración tan positiva. Tan injustamente tratada por la Historia, esa leyenda negra oficial, que nos vende siempre una colonización española basada en violaciones, robos y asesinatos, como si hubieran sido las hordas de Atila, pero tengo que decir que esta gente no tiene ni puñetera idea de Historia. Eso jamás fue así. Los españoles fueron a América como si fueran al valle de al lado, a mezclarse con los naturales de allí en todos los aspectos y crear pueblos nuevos. Y venían en su mayoría a trabajar, al igual que hacen tantos emigrantes que vienen hoy a nuestros países europeos de acogida, padeciendo las mismas o peores dificultades que sufren los migrantes actuales.
El amor en tiempos de la sífilis en Santander, Cuba o México
De hecho, Miguel de Cervera ha investigado en la prensa de la época los verdaderos problemas de nuestros antepasados, no tan diferentes de los actuales.
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Por desgracia, sufrían pandemias tremendas como el cólera o la mal llamada gripe española, aunque en mi opinión los gestionaban todo mucho mejor que hoy en día. No hacía falta cerrar nada ni encerrar a nadie en su casa, como se ha hecho recientemente, sino que la vida seguía a pesar de estas enfermedades y de otra mucho peor, qué trato en un capítulo llamado el amor en tiempos de la sífilis. Una enfermedad sexual que sigue existiendo, pero que entonces era equivalente al SIDA actual y además sin tratamiento posible.
Y se convertía en un verdadero azote, en medio de esas grandes migraciones trasatlánticas, aunque había personal más expuesto al contagio: los marinos o las personas que ejercen la prostitución constituyen aún el caldo de cultivo ideal para la sífilis. Y mi antepasado, Teodosio Ruiz, un Capitán real de la Marina Mercante de Santander, siendo él mismo atacado por una grave enfermedad contagiosa de su época, se hacía también eco de las personas que estaban expuestas a éstos y otros peligros. Y denunció con mucho valor la trata de blancas y la de blancos, que era la prostitución homosexual de los “chaperos” de entonces, y que estaban abocados a las mayores miserias y el abandono total de la sociedad y la propia Administración. ¿Serían los raqueros parte de las víctimas de esta horrible mafia de trata? Desgraciadamente, pienso que sí, igual que pasa con tantos menas hoy en día.
Los cuatro naufragios del Capitán: los tiempos de enorme relación entre Cuba y Santander
El autor se ha visto influenciado desde pequeño por las historias que oyó contar en su casa, sobre las aventuras de los indianos, que eran esos migrantes españoles que volvían a la Madre Patria después de haber pasado vicisitudes por los puertos más lejanos como el Callao, Veracruz, San Juan de Puerto Rico o La Habana. Pero él tenía muy claro qué aventura en concreto le llamaba más la atención y quería investigar con más ganas.
Sin duda alguna, la que me traigo entre manos con este libro de Los cuatro naufragios del Capitán: la historia real del capitán de la Marina Mercante, Teodosio Ruiz González, hermano de mi tatarabuela y uno de los personajes con más leyenda de la época del Machichaco. Pero una leyenda real. De hecho, el poeta Pick consideraba a este antepasado mío como el hombre más bravo y valiente que hubiera habido nunca en la historia de Santander a juzgar por el pueblo. Y sus aventuras en La Habana o el propio Santander, que se convirtió también en un puerto muy peligroso, dan fe de que era un hombre con un valor extraordinario. Un marino aquejado de muchos vicios y problemas, porque no era ni mucho menos un hombre perfecto, pero de un corazón noble y valiente. Y que se enfrentó a la peor mafia que podía haber en España por aquellas épocas: una red de chorizos profesionales, proxenetas, policías corruptos y políticos que se beneficiaban de todo esto. De esto va el libro, más que nada, y casi no he tenido que poner nada de mi cosecha, porque sale todo en la prensa de la época. Hasta los barcos en que sirvió desde jovencito, las peleas taberneras de las que fue protagonista y hasta una cruzada personal contra el crimen organizado y la corrupción en Santander.
Sobre el título del libro, Los cuatro naufragios del Capitán, el autor nos explica que se debe a naufragios simbólicos en la vida real del protagonista. Cuatro grandes tragedias que marcaron su vida, a saber: el Desastre del Machichaco, la Guerra de Cuba, Puerto Rico y Filipinas contra EE.UU, una gravísima enfermedad que contrajo en los puertos y, por último, el naufragio violentísimo en que terminó su vida de lobo marino y héroe popular.