Nos puede pasar a cualquiera de nosotros: más distraído porque miras el móvil o el GPS y te llevas por delante a un motorista o a un peatón o le pegas a otro coche y te cargas a alguien o le dejas con secuelas para toda la vida. Y ya está. Tu vida cambia a partir de entonces, porque ya para siempre serás el causante del dolor inmenso de una familia y de un entorno que quedarán devastados para toda la eternidad, mientras que esa vida o esas heridas que has causado también quedarán para siempre. Todo ello por no ser consciente de que al volante tenemos una responsabilidad mayor que simplemente no oír bebidos o drogados o haciendo el idiota. Pero ya sabemos todos que vivimos en un país en el que ser y responsable es favorecido por las propias leyes y las instituciones, lo que repercute directamente en la indefensión total de la víctima, que queda a merced de una legislación demasiado bondadosa con el irresponsable. Y esto sin hablar de los criminales que han causado verdaderas tragedias, simplemente porque se la estaban pasando bien en su tiempo libre, como recientemente ocurrió en el accidente mortal causado por una carrera ilegal en la calle Castelar, en Santander, que se llevó la vida del hermano jovencísimo de un amigo mío.
Cómo reclamar un accidente de tráfico en Santander
Alberto Bedia, abogado de Santander especializado en accidentes, nos cuenta que la perspectiva de los letrados que defienden a estas víctimas a menudo es de desafío: no es fácil conseguir el mejor resultado posible en términos de justicia y de reparación, pero, ¿qué reparación posible puede haber para esas familias detrozadas?
También hablamos con Rebeca Fernández Zorrilla, de la Asociación Luz y Amor, sobre todo esto. Sobre la facilidad con la que una vida se puede ir de repente, por una imprudencia en el tráfico, aunque muchas veces es más que una imprudencia lo que está pasando cuando hablamos de drogas o alcohol o incluso de carreras ilegales.
Yo perdí a mi hijo hace dos años porque una persona estuvo mirando el GPS con el coche y se llevó por delante la moto en la que iba mi único hijo. No hay palabras para describir lo que siente una persona que pierde a un hijo, pues se va con él más que toda tu vida, pero también quiero mandar un mensaje de esperanza a esas familias: hay vida después de estas tragedias absolutas y en nuestra asociación luz y amor estamos intentando y consiguiendo que muchos familiares que quedan heridos por una situación de este tipo reciban el apoyo y el cariño que necesitan.
El accidente de Corbán o el accidente de Castelar de Bret Elorza
Hay casos más sangrantes que otros. Por ejemplo, hemos tenido unos cuantos accidentes en Santander muy traumáticos, que no se explican sin una conducta que es más que temeraria por parte de algunos idiotas que se piensan que pueden hacer lo que les dé la gana al volante de sus vehículos. No hace falta ir drogado o haciendo el idiota por la carretera como pasó con los homicidas respectivos de las dos chiquillas del accidente de Corbán o el accidente de Castelar de Bret Elorza: los accidentes ocurren por muchas causas y es muy importante que los podamos prevenir, pero es que hay veces en que realmente estos causantes de las tragedias van borrachos y drogados.
Rebeca Fernández Zorrilla ha fundado una asociación en Santander que intenta ayudar a las víctimas a conseguir cosas importantes dentro del abismo que ya suponen, de por sí, estas situaciones tan terribles:
Uno de los principales dramas de todo esto, a la hora de pasar el duelo, es que los familiares de las víctimas y las propias víctimas que, aunque hayan fallecido, merecen justicia igual que si siguieran entre nosotros, no tengamos una reparación digamos jurídica ante un hecho que muchas veces no es culpa del que muere o queda malherido. Hay responsabilidad detrás por parte de personas que tendrían que haber cumplido normas básicas de circulación y no lo han hecho, pero a la hora de la verdad te encuentras con unas sentencias que no son para nada reparadoras para las víctimas. Y esto no ayuda a cerrar un duelo que necesariamente tenemos que pasar las víctimas de los accidentes de tráfico y otras situaciones injustas de la vida. Antes que eso, lo que se consigue al final es que revivir un dolor innecesario y permanecer en la rabia de que realmente no vas a recibir ninguna justicia por lo que ha pasado. En el caso de mi hijo, la presunta reparación legal para una persona que causó el accidente por una imprudencia al volante es de risa. Le ha salido prácticamente gratis un incumplimiento muy grave de las normas de circulación que ha resultado en la muerte de un chico adolescente. Y en el duelo de por vida de los que le amábamos. Y te quedas con la sensación de que realmente no se ha hecho justicia y no se va a hacer nunca, pues ni siquiera cuando ocurre en accidentes más dolosos te da la sensación de que se haya hecho ninguna justicia.
El caso del accidente de la rotonda de Corbán
En el caso del accidente de la rotonda de Corbán en el que murieron dos chiquillas, en el año 2020, el homicida estuvo en la calle desde el primer momento y no ha pagado prácticamente ninguna condena ni nada por haber entrado en una rotonda a una velocidad brutal y sin controlar el vehículo en ningún momento. Afortunadamente, tanto él como su pareja salieron ilesos, pero las dos chicas quedaron destrozadas y una murió al cabo de semanas de agonía.
Hablamos con Alberto Bedia, abogado en Santander experto en accidentes de tráfico, que llevó la representación de una de estas pobres víctimas.
Las situaciones que tenemos que vivir con frecuencia como letrados no son fáciles de asimilar. Te encuentras con casos muy complicados en los que hay una gran emotividad en la que te implicas también, necesariamente, como fue este caso del escandaloso accidente de la rotonda de Corbán. Incluso te encuentras también con otros palos en las ruedas, podríamos decir, cuando a veces los informes policiales y otras cuestiones que necesitas para hacer tu trabajo se retrasan más de la cuenta. Pero al final te encuentras siempre con el mismo problema que es el denominador común de todas estas situaciones y que es la limitación en cuanto a lo que las leyes te permiten exigir a este tipo de personas irresponsables daños gravísimos en las propiedades y en las personas de los demás. Se hace lo que se puede y obviamente compensa siempre el esfuerzo de estar representado por un abogado desde el principio, pero claro que todos estamos de acuerdo en que las leyes tienen que ser más duras con los irresponsables que provocan estas situaciones y en que las drogas y el alcohol no sean un eximente de nada. Es que no tiene sentido.
Rebeca Fernández comenta esto con la amargura de quien ha perdido a un hijo en un accidente, aunque en su caso no hubo drogas ni alcohol de por medio.
Pero si lo ha habido en el caso del atropello de Corbán, en Santander, porque se le puede llamar así, ya que ha sido un atropello en todos los sentidos lo de estas pobres chicas. Y también lo hubo en el caso del atropello literal de la motocicleta en la que una chiquilla joven que venía de trabajar fue arrastrada por muchos metros por un conductor ebrio que salía de un club de alterne. Esto sucedió hace 20 años y seguimos en las mismas, con muy poca responsabilidad por parte de los irresponsables y con eximentes como el ir pasado de todo. También se ha visto en el caso de los dos impresentables que estaban haciendo una carrera ilegal de coches por el centro de Santander, a principios del año dos mil veintitrés, causando la muerte del joven Bret Elorza. Y es una lista que parece no tener final y en la que estos infractores a menudo tienen más situaciones de irresponsabilidad previas, lo que es todavía más inexplicable.
Los culpables de la carrera ilegal de coches por el centro de Santander
El padre de Bret Elorza es abogado también y afirma tajantemente que el caso de su hijo no se ha cerrado todavía. En este asunto de Bret Elorza, a toda la posible irresponsabilidad de los autores de la muerte del chico se une la circunstancia inexplicable de que estaban haciendo una carrera ilegal de coches por el centro de Santander. Es que hace falta ser imbécil para hacer esto y luego, eso sí, iremos a echar una lagrimita al juzgado cuando ya esté todo el daño hecho y haya una familia destrozada. Pero aquí se le ocurre que puedes echar una carrera de coches por Santander y no incurrir en múltiples riesgos. Es que es para matarlos a los dos, porque era un pique entre dos personas, pero al final estamos puntuando a ver quién es el que realmente se sale de la calzada o la lía ya definitivamente. Porque la responsabilidad parece que recae sólo, cosa surrealista, en el corredor que se sale de la calzada y se lleva a un inocente por delante, pero apenas se tiene en cuenta que hay otro imbécil haciendo el imbécil con el coche y haciendo un pique con él. No cabe en cabeza humana.
Entrar en una rotonda a la velocidad que llevaba el personaje que se cargó a las dos chicas de Corbán y pensar que no puedes matar a nadie es mucho pensar o, mejor dicho, pensar muy poco. Pero como nunca pasa nada ni se persigue verdaderamente a estos granujas, de cuyos ciegos al volante o piques dependen las vidas de los demás, pues en 2024 llegaron otros dos aprendices de Carlos Sainz dispuestos a llevarse el título mundial de ser auténticos imbéciles al volante. Y digo esto lógicamente como una ironía, porque ningún conductor normal o piloto profesional se le ocurre demostrar sus habilidades al volante por el centro de una ciudad. Es que hace falta ser idiota. Pero las leyes están hechas para proteger a este tipo de subseres irracionales, además de para suavizar las posibles consecuencias de todos los comportamientos criminales de este país. Hay mucho que hacer todavía y no debemos traernos con debates innecesarios cuando mañana nos puede tocar a nosotros estar en las carnes de estas familias, te han quedado destrozadas para siempre.
Desde este medio queremos solicitar cambios verdaderos para evitar estas situaciones y proteger a las potenciales víctimas. Y vamos a empezar por el escenario de estas trágicas historias, que es Santander.
Es necesario aumentar la plantilla de policías municipales en Santander cuanto antes y no sobrecargar a los actuales efectivos, que tienen verdaderas dificultades para pedirse días libres por la escasez de personal.
Es necesario que los pivotes que puedan causar más muertes innecesarias, como pasó en el caso del hijo de Rebeca Fernández, sean sustituido de inmediato por opciones que no aumenten la peligrosidad vial.
Y ante todo es preciso que haya unas leyes más duras y mayor responsabilidad civil para los de accidentes y que no puedan existir eximentes que favorezcan la impunidad como el lecho de que estar drogado o bebido sea un punto a favor de estos individuos. No puede ser que matar a una persona en España sea tan barato, aunque sea por un accidente entre comillas.