El restaurante El Mástil de Santander tiene especialidad en platos de mar y, en especial, en pescados a la plancha, pero es una excelente opción para cualquier tipo de comensal por su variada carta que incluye todo tipo de entrantes y pinchos y también ensaladas o platos de carne y patatas. Las croquetas son como las que hacía tu abuela cuando eras pequeño. Si quieres probar los mejores pescados a la plancha en Santander con un buen vino y en un ambiente acogedor y tranquilo no tienes mejor opción que venir al Mástil.

📍 Dirección: C. Ataulfo Argenta Músico, 35, 39004 Santander, Cantabria
📞 Teléfono: +34 614 44 64 61
📱 Instagram: @el_mastil_restaurante
Agradezcamos la buena comida, la mesa llena y que nunca falte de nada.
Variedad de platos y pinchos y vinos en Santander
Tenemos rodaballo salvaje casi siempre, machote y bonito cuando es temporada. Pescados frescos a la plancha en Santander que son pescados por aquí.

La experiencia de poder comer en la misma barra es uno de los puntos fuertes del local. Como aperitivo, te pueden servir un pequeño cuenco de marmita marinera de bonito, con un caldo ligeramente picante y muy sabroso, que ya adelanta la línea de cocina casera y riquísima que uno se va a encontrar en este agradable local.

Para los más preocupados por la dieta está la ensalada de perdiz en escabeche, acompañada de naranja, tomate, espárragos a la plancha, lechuga y cebolla encurtida. Un plato fresco y bien equilibrado que te deja reservar espacio en el estómago para cualquiera de los pinchos tan demandados de la carta: por ejemplo, el brioche de carrillera. ¡Qué rico!
Los mejores pinchos de Santander
En el mismo espacio donde antes se encontraba Zissou ha abierto sus puertas El Mástil, un local que rinde homenaje al mar desde su nombre y su propuesta culinaria. Situado en la zona de Peña Herbosa, este restaurante y barra ha apostado por un formato más dinámico, en el que los pinchos creativos y los platos caseros del día son los auténticos protagonistas.

El Mástil ofrece una carta de pinchos que varía con frecuencia, aunque mantiene algunos fijos que ya son referencia:
- Brioche de carrillera.
- Pincho de magreta.
- Pincho de rape.



Uno de los bocados que más te puede llamar la atención es la magreta, un embutido poco habitual en la oferta cántabra, pero muy apreciado en otras regiones. Se elabora con panceta fresca de cerdo adobada con especias, que se enrolla para facilitar su corte y que puede cocinarse a la plancha, frita o al horno. En El Mástil la presentan como un pincho sobre pan tostado, acompañado de alioli y tomate fresco. El resultado es un bocado sencillo, equilibrado y lleno de sabor, que refleja perfectamente la filosofía de la casa: buen producto, cocina honesta y ritmo ágil de barra.

Y en el caso de la carrillera, la carne, tierna y melosa, se deshace al morderla. Y está perfectamente integrada en un pan esponjoso, logrando un contraste de texturas muy agradable.
Además, todos los días elaboran un guiso del día, que puede ser una marmita como la mencionada o platos más contundentes, como unos garbanzos con mejillones, que en otra visita dejaron claro el buen equilibrio entre cocina marinera y recetas de cuchara.
La vida es demasiado corta para no comer esa comida que tanto te gusta.


La buena comida es la poesía que da sabor a la vida.
Un lugar para disfrutar en la mejor terraza para picar en Santander
El Mástil recupera bastante bien el espíritu de la barra como punto de encuentro con otras personas y con los propios trabajadores del lugar, con un ambiente cercano y desenfadado en el que se puede disfrutar tanto de un picoteo rápido como de una comida más completa. Es una opción ideal para quienes buscan sabores tradicionales, pero presentados con un toque personal y actual.
Ya sea para descubrir productos como la magreta, para probar un guiso del día o para dejarse sorprender por la rotación de pinchos, y no digamos por los mejores pescados a la plancha de Santander, este nuevo espacio gastronómico se ha convertido en una parada muy recomendable.
Para ganarte ese corazón, el mejor atajo es empezar por el estómago.

El restaurante tiene barra y comedor y también una terraza para picar en la mejor zona de Santander. El personal es atento y amable y el trato es muy familiar. La cocina es de toda la vida y te ofrece la mejor comida artesana de Santander. Con una carta de vinos excepcional y bastante original que te lleva a probar cosas nuevas con la certeza de que vas a acertar con cualquier elección que hagas.



Y recuerda: el mejor momento del día es cuando te sientas a disfrutar de tu plato favorito.


Breve historia de Puertochico, en Santander
El barrio de Puertochico, en Santander, debe su nombre a la pequeña dársena situada en esta zona de la ciudad. Se trata de un entramado de calles que se articulan en torno a la plaza de Puertochico —oficialmente denominada plaza de Matías Montero— y que abarca tramos de vías tan conocidas como Hernán Cortés, Castelar, Peña Herbosa, Juan de la Cosa, Bonifaz, Casimiro Sainz, Reina Victoria (en su sector más señorial), así como Canalejas y Tetuán. En épocas pasadas, estas calles fueron el corazón de la antigua comunidad marinera santanderina, antes de que esta se trasladara definitivamente al actual Barrio Pesquero.
En los bajos de numerosas viviendas de Peña Herbosa, Bonifaz y Tetuán funcionaban antiguamente bodegas donde se guardaban redes, utensilios de pesca y los tradicionales barriles de raba. Hacia mediados del siglo XIX se impulsó la construcción de nuevos muelles y se promovió el desarrollo urbanístico en Peña Herbosa, acompañado de trabajos de desmonte en las cercanías de Molnedo. Sin embargo, fue la propia dársena la que acabaría dando identidad y nombre a este popular sector urbano.


En 1942 se aprobó el proyecto definitivo para levantar el poblado pesquero de Santander. La elección del lugar recayó en una zona periférica, con escasa conexión con el resto de la ciudad, donde se buscaba reagrupar a la población vinculada a la pesca. De esta manera, se liberaba el área de Puertochico, hacia donde se expandía el crecimiento urbano, que hasta entonces se veía condicionado por la intensa actividad marinera.

Las primeras viviendas del Barrio Pesquero fueron entregadas en 1943 y la adjudicación de nuevos hogares se prolongó hasta 1960. Con la inauguración de la Lonja en 1963 se completó la estructura esencial del nuevo barrio Pesquero, lo que supuso la desaparición definitiva de los barcos dedicados a la pesca en la dársena de Puertochico. Curiosamente, las calles de este barrio pintoresco tienen nombres de personajes de la famosa novela costumbrista santanderina, Sotileza, que trata de las aventuras de unos adolescentes pobres en el siglo XIX.
Nos comentaba un usuario de los grupo de Santander en FB: «Ayer por la tarde, paseando mi mujer y yo por el muelle de Calderón (Paseo Marítimo), vimos a esta pareja de músicos que eran buenos intérpretes musicales. ¡Cómo sonaban! No sé sus nombres».
