Una construcción que fue en otro tiempo, como atestiguan los romanos, típica de toda España, pero que ahora se restringe a una zona muy concreta de la parte noroccidental de la Península Ibérica y con dos tipos muy concretos de hórreos que son el gallego y el asturiano. Sin embargo, en esa retirada paulatina de este anexo, tan importante de la vida campestre española, hay una provincia en la que se nota especialmente ese abandono del hórreo y es Cantabria. Porque de hecho hay no sólo una treintena de hórreos más o menos visibles, en la parte más occidental de la provincia, que también se ha hecho un compendio de los restos que quedan de estas míticas construcciones auxiliares en sitios tan lejanos de Liébana como Zurita. Y si te interesan los hórreos en Cantabria, puedes conocer la casa rural más original de la región: el Hórreo de Hazas de Cesto.
Hórreo de Hazas: la casa rural más original de Cantabria
Lo que no hay por ninguna parte son hórreos en los que puedas quedarte a dormir y puedas hacer tu vida, como es el caso del Hórreo de Hazas, sin duda alguna la casa rural más original de Cantabria y una de las más llamativas de toda España. Una casita muy mona y muy práctica para pasar unos días de relax con tus seres queridos, desconectando de todo y a la vez con unos propietarios muy simpáticos y también muy cerca de ti para ayudarte en todo lo que necesitas. Es un hermoso homenaje para un elemento tan representativo de lo que ha sido la economía agraria del norte de España.
Pero vamos a hacer un pequeño recorrido por algunos de estos hermosos de ejemplos de hórreos cántabros que han sobrevivido al paso del tiempo y que afortunadamente están ahora protegidos como elementos importantísimos de nuestro patrimonio cultural.
Los hórreos en Cantabria son construcciones tradicionales
Los hórreos en Cantabria son construcciones tradicionales utilizadas para almacenar y preservar cereales. Actualmente, el Gobierno de Cantabria ha reconocido 21 de estos hórreos como Bien de Interés Cultural (BIC), aunque también existen otros de reciente construcción, así como vestigios de estructuras que han desaparecido con el tiempo.
Originalmente, los hórreos desempeñaban la función de conservar productos agrícolas, pero con el paso de los siglos su uso ha ido adaptándose a nuevas necesidades. La referencia más antigua a un hórreo en Cantabria se encuentra en el Cartulario del Monasterio de Santo Toribio de Liébana, fechado en el año 831. Durante el siglo XIV, estas edificaciones proliferaron en la región y en muchas ocasiones estaban integradas en las viviendas.
En la foto: el Hórreo en Bores, Vega de Liébana.

Los hórreos en Cantabria en la Alta Edad Media
Aunque en la actualidad los hórreos se encuentran principalmente en la zona occidental de Cantabria, en áreas limítrofes con Asturias, León y Palencia, en el pasado su presencia era mucho más extensa en todo el territorio cántabro. Documentos históricos, como el Catastro de Ensenada, reflejan que solo en el concejo de Espinama existían cerca de 50 hórreos, 29 de los cuales pertenecían a un solo dueño, mientras que los demás eran de propiedad compartida.
Los cartularios de Santo Toribio, Santillana y Santa María del Puerto ofrecen testimonio de la relevancia de los hórreos en Cantabria, en la Alta Edad Media, mencionándolos emplazados junto a casas solariegas. Estos documentos registran su presencia en diversas localidades como Solórzano, Noja, Cabárceno, Polanco y muchas otras. Además, hay referencias que confirman su existencia en San Felices de Buelna en el siglo X, así como en Maliaño en el siglo XVI y en Alceda en el siglo XVII.
Estudios sobre los Hórreos en Cantabria
El primer estudio dedicado exclusivamente a los hórreos cántabros fue realizado en 1945 por Javier González Riancho, quien los clasificó en dos tipos principales: aquellos con planta cuadrada sostenidos sobre cuatro pilares y las paneras, que cuentan con seis. Su investigación destacó la concentración de hórreos en la zona de Liébana, particularmente en localidades como Pido, Cotillo y Villasuso.
En 1949, Alfonso de la Lastra Villa documentó la existencia de varios hórreos en el Valle de Anievas y otras localidades, aunque algunos de ellos fueron destruidos en las décadas siguientes. Investigaciones posteriores han intentado hacer un inventario más exhaustivo de estos elementos arquitectónicos. En 1984, Lozano y Lozano contabilizaron 32 hórreos en la región, pero para 2003 la cifra había descendido a 24. Otros estudios, como los de Vidal Rouco en 2001 y Algorri en 2015, han ofrecido análisis más detallados sobre sus características y distribución.
Hasta la fecha, el único trabajo centrado exclusivamente en el estado de los hórreos de Cantabria es el estudio publicado en 2011 en la revista Kobie. Antropología cultural, donde se analiza su situación hasta el año 2010.
El hórreo más antiguo y singular de España se encuentra en León
En la localidad de Las Bodas, perteneciente al municipio de Boñar (León), se conserva un hórreo considerado el más valioso de España. Desde 2015, tras un cambio de titularidad, este emblemático inmueble es propiedad de la Diputación de León.
Este hórreo posee características únicas: su planta es rectangular, cuenta con una cubierta a dos aguas y presenta cerramientos en las esquinas. En su interior, está revestido con lajas de pizarra, cuenta con un acceso desde una losa de piedra y se sostiene sobre seis pilares troncocónicos de gran tamaño, con sus respectivos tornaratas. La distribución interna consta de tres compartimentos separados por un pasillo central, y sus muros están protegidos con láminas de pizarra selladas con una mezcla de cal y arena, evitando así la pérdida del cereal almacenado.

Un tesoro arquitectónico de la Montaña Oriental
En la provincia de León se conservan cerca de 300 hórreos, pero el de Las Bodas destaca por su excepcionalidad y belleza. Datado en el siglo XVII, es considerado el hórreo de madera más antiguo de España. Aunque no se conoce con exactitud su titularidad en épocas pasadas, en 2015 fue donado a la Diputación de León por Amador y José Cendán, hijos de Eduardo Cendán y Casilda González.
En 2011, la Junta de Castilla y León llevó a cabo una restauración para frenar su deterioro y asegurar su conservación. Como resultado, fue reconocido como Bien de Interés Cultural (BIC), una protección que garantiza su preservación. Este hórreo, ubicado en plena Montaña Oriental, es un ejemplo excepcional del patrimonio arquitectónico leonés. La comarca alberga un centenar de hórreos de distintos estilos, todos ellos reflejo de la historia y las tradiciones de la región.
Listado actual de hórreos en Cantabria
En 2010, un análisis detallado propuso una clasificación de los hórreos en Cantabria basada en cuatro categorías:
- Hórreos antiguos conservados en su ubicación original.
- Hórreos antiguos que han sido trasladados.
- Vestigios o documentación de hórreos antiguos que ya no existen en esas localizaciones.
- Hórreos de nueva construcción.
Asimismo, se identificaron cuatro tipos principales según su estructura: paneras, hórreos con cubierta a cuatro aguas, a dos aguas y aquellos sin pilares o con una estructura parcial.
El listado actual de hórreos en Cantabria se divide en tres grupos:
- Los 21 hórreos declarados BIC.
- Los que aún se mantienen en pie, pero sin esta declaración.
- Aquellos que han desaparecido, pero de los que quedan restos identificables.
Esta clasificación permite comprender mejor la evolución y preservación de este patrimonio arquitectónico, fundamental en la historia rural de Cantabria.
Los hórreos cuentan con protección especial al ser catalogados como Bienes Inventariados
¿Qué es un Hórreo? Los hórreos son construcciones tradicionales utilizadas para almacenar alimentos y protegerlos de la humedad y los animales, asegurando su conservación en óptimas condiciones. Su diseño característico incluye pilares elevados y ranuras en las paredes para facilitar la ventilación. Aunque su función original ha caído en desuso, muchas de estas estructuras se mantienen como parte del patrimonio arquitectónico en el norte de España, con especial presencia en regiones como Galicia, Asturias, Cantabria y León.
En la Sección de Etnografía de Cantabria se está abordando un elemento clave de la arquitectura tradicional y del patrimonio material de la región: los hórreos. Recientemente, se anunció la reconstrucción de un hórreo en Cantabria, en el pueblo de Cotillo, en Anievas, un valle cántabro donde estas construcciones han sido históricamente parte fundamental del patrimonio etnográfico. Actualmente, se contabilizan 21 hórreos en Cantabria, distribuidos en municipios como Camaleño, Pesaguero, Cabezón de Liébana, Camargo y Herrerías, y en localidades como Espinama, Pido, Las Ilces, Potes, Mogrovejo y Cosgaya. Desde 2009, los hórreos cuentan con protección especial al ser catalogados como Bienes Inventariados dentro del Inventario General del Patrimonio Cultural de Cantabria.

La ruta de los hórreos de Cantabria
¿Quieres conocer los hórreos de Cantabria haciendo una ruta estupenda y llena de encanto? Uno de los grandes atractivos de nuestra tierra norteña es el Camino de Santiago y en el caso de Cantabria, además, tenemos algo muy curioso que no mucha gente conoce en toda España. El Camino Lebaniego que conduce desde San Vicente de la Barquera hasta el monasterio de Santo Toribio de Liébana.
Mucha gente se queja de que no tienen tiempo para hacer el camino de Santiago o lo tienen que hacer por partes porque realmente nadie tiene tantas vacaciones seguidas normalmente para hacer un trayecto que es largo. Sin embargo, ahora tenemos una solución para estas personas en un camino corto y hermoso que además recorre algunos de los paisajes más pintorescos de toda Europa. Si trata del Camino Lebaniego.
Una ruta que está experimentando un crecimiento importante tanto en la atención del público general como de los implicados en su sostenimiento y mejora. La verdad es que es un camino mucho más agreste y menos transitado que el de Santiago, pero merece la pena hacerlo alguna vez y además no es difícil por su brevedad. Realmente es posible hacerlo en tres días sin demasiado esfuerzo, aunque hay opciones para hacerlo en más paradas y desde más lejos.