Muchos de vosotros habréis escuchado desde el principio de la historia de Daniel Sancho que hay otro descuartizador español preso en Tailandia por un crimen parecido al que cometió el hijo de Rodolfo Sancho. Sin embargo, la brutal historia que involucra al condenado Sagarra supera todos los límites de la maldad y la crueldad humanas y deja a Daniel Sancho en una hermanita de la caridad, aunque las peores versiones sobre su crimen fueran ciertas. Tengamos en cuenta que la víctima, un joven catalán como sus dos probables asesinos, no solamente fue asesinado y descuartizado, sino que antes de eso fue privado de agua y comida, en una agonía de varios días, mientras estos delincuentes (y seguramente otros, totalmente desconocidos) vaciaban sus cuentas y mandaban mensajes desde su teléfono a la familia. Unos familiares que desde el principio supieron que estaba pasando algo raro y fueron a denunciar su desaparición a los Mozos de Escuadra antes de que se confirmase lo peor.
Lo que no se podían imaginar era el horroroso final de su hijo David Bernat, torturado durante días por unos mafiosos que luego hicieron «desaparecer» su cadáver de forma un poco extraña (hay quien sostiene que su desmembrado cadáver fue dejado en trozos visibles y encontrables para las fuerzas de seguridad con el fin de darle carpetazo cuanto antes. Y para eso necesitas también un tonto útil extranjero (nunca hay tailandeses involucrados en estas historias): un personaje tan poco trabajador y tan amigo del dinero ajeno y con habilidades para conseguirlo que no sólo va a buscar la presa y el botín, para la verdadera mafia que hay detrás de todo esto. Artur Segarra iba a ser también el tonto útil en la macabra historia de un paisano suyo, David Bernat, al que consideraba un tonto con mucho dinero ahorrado que había que extraerle a toda costa.
En la foto podemos ver a Artur Segarra muy feliz, ante la cámara del cajero, siempre sonriente en sus apariciones, mientras sacaba el dinero de su víctima, Bernat, de la que era (supuestamente) amigo íntimo.
Seguramente todos, también, habréis escuchado el consejo familiar y de amigos de no juntarnos con gentuza. Seguramente también habréis escuchado más de una vez, incluso, el consejo extra de no dar demasiada información a nadie en general y mucho menos sobre temas económicos. Pues aquí os va una historia que demuestra a la perfección que esos consejos no eran palabras vanas ni mucho menos.
Esto es ante todo una historia de contrastes entre un joven catalán ejemplar como era David Bernat, un hombre hecho a sí mismo de una familia de clase media de Lérida. Una buena persona que cometió el error gravísimo de elegir amigos entre auténticos delincuentes. Por de pronto, el más famoso, Segarra, fue condenado por todos los hechos, pero hay un tercer catalán en esta película que fue también interrogado por la policía y que consiguió salir indemne de todo esto pese a las serias dudas que pesan sobre su inocencia. Estamos hablando de David Donoso. Los dos eran prófugos de la justicia española con un amplio historial delictivo, aunque en el caso del segundo fugado de la Justicia unía a las estafas una trayectoria de narcotráfico. En el caso de Segarra, las estafas hipotecarias y de préstamos eran la causa por la que tuvo que salir pitando de España para ir a refugiarse al paradisíaco país asiático. Lo que tal vez no podía imaginar en ese momento era que se iba a ver involucrado en una situación muchísimo más grave en la que muchos piensan que no pudo actuar solo.
David Bernat, arriba, en el entramado que conforman los elementos principales de esta historia y donde Pritsana, abajo, es una de las piezas que encajan. Pero esta chica está protegida por el rechazo de la política turística tailandesa a involucrar a sus nacionales en delitos tan graves contra extranjeros y, además, parece evidente que las cloacas del país se sirven de ella para este tipo de operaciones. Por de pronto, no han puesto ni el más mínimo interés en apretarle las tuercas a una chica que sabe mucho de lo ocurrido con Bernat.
En el esquema vemos Bangkok como el eje central del drama y a la víctima, arriba, como única llave hacia el botín de sus ahorros. También vemos el río de Bangkok a la izquierda y a la derecha a Segarra, detenido por la policía, y a la Banda de la Cabeza de Toro (el triángulo de peligro, pero hablaremos de ello después) como el esquema mafioso en el que la bella muchacha tiene su propio papel.
Según Segarra, la tailandesa le pidió el número de su cuenta bancaria en Tailandia antes del crimen y días después le avisó de la llegada de 5 transferencias de dinero procedentes, según la investigación, de David Bernat.
Fuente del esquema: El Confidencial (enorme el artículo de Manuel Solórzano sobre este tema).
Esta historia de maldad absoluta que os viene ahora involucra a dos hombres jóvenes catalanes, que en realidad son más que probablemente tres (al menos), aunque es más que probable que haya también mafiosos tailandeses involucrados que jamás han sido ni siquiera acusados formalmente por nadie por el gravísimo y cruel delito que cometieron contra el consultor leridano David Bernat.
Artur Segarra, el español que cumple cadena perpetua en una cárcel de Tailandia
Es catalán y fue acusado de matar y descuartizar a otro catalán en Tailandia, Bernat, hace ya varios años, aunque muchos son los que no creen que este delincuente español pudiera actuar solo. Y lo peor es que sometieron a la víctima a un suplicio insoportable de varios días antes de sacarle el dinero que querían y ejecutarlo. ¿Pudo hacerlo solo? No parece muy probable, según algunas mentes inquietas, que además se ven influidas por la corrupción que domina las instituciones tailandesas. Máxime si tenemos en cuenta el complicado esquema de crueles torturas y transferencias indetectables que se realizó a cuenta del muerto, a quien machacaron durante 6 días para extraerle todos los fondos posibles. Por esto es que hay un investigador que conoció a Segarra que afirma que no se cree la versión de que todo se aclarase con la detención del famoso descuartizador español en Tailandia: tuvo que tener cómplices y este señor, Joaquín Campos, señala a la mafia local tailandesa como responsables últimos. Un entramado que aportó expertos en delincuencia bancaria, sicarios expertos en torturar y desmembrar y tal vez otros otros profesionales encubiertos por la Policía y la Justicia.
Cronología del caso de Artur Segarra
Apenas llega de Irán se produce el secuestro de David Bernat en Bangkok, en la madrugada del 19 al 20 de enero, que se prolongó con las torturas correspondientes hasta el 26 de enero del 2016.
Tras varios días de torturas, los forenses creen que Bernat murió asfixiado el día 26 de enero. Esa misma noche, Segarra salió presuntamente de su piso cargando un gran paquete en su moto y se dirigió al río Chao Phraya, que atraviesa la capital tailandesa.
A partir del día 30 de enero, en sus aguas empezaron a aparecer los restos de David Bernat, cuyo cuerpo había sido troceado. Días antes, Segarra había presuntamente comprado unas sierras que fueron halladas en su casa.
Parece ser que Segarra fue detenido el domingo 7 en Camboya y trasladado a Tailandia el lunes día 8. En ese lapso de tiempo, Joaquín Campos llega hasta el detenido con un fotógrafo y consigue entrevistar al sospechoso, que lo niega todo y afirma haber sido víctima de una trampa. En los días anteriores, tanto David Donoso como Pritsana Saen Ubon declaran ante la Policía de Tailandia y son dejados libres.
Bella y peligrosa: la novia de Artur Segarra, Pritsana Saen Ubon, declaró en comisaría contra su pareja y, según éste, lo hizo obligada por la Policía de Tailandia, que necesitaban proteger su prestigio como destino turístico y que ya tenían a un culpable único al que culpar de todo. Sin embargo, es imposible que esta chica no sepa más cosas de las que supuestamente le contó a la Policía y que en todo caso se guarda. La muchacha continúa inmersa en el mundo del hampa local bajo la protección de las cloacas tailandesas, a medias entre la prostitución y la venta de drogas.
En este titular de La Vanguardia se lee que la declaración de esta señorita ha sido fundamental. ¡Por supuesto! Con su testimonio surrealista (Artur le dijo que no mirase en un congelador y ella miró, claro) se cerró de golpe todo el caso junto a tres o cuatro evidencias más.
¡Ah! Y esas las cámaras de seguridad tailandesas, que siempre fallan en el momento y lugar estratégicos, pero que sí funcionan para filmar al culpable idóneo y único y extranjero…
Segarra escapó de Cataluña y fue a refugiarse a Tailandia
Este investigador y periodista asegura que hay verdaderos asesinos y torturadores sueltos, además de expertos en hacer desaparecer el dinero en transferencias bancarias delictivas. Personas que han salido impunes como salió Segarra cuando escapó de Cataluña perseguido por los Mozos de Escuadra para ir a refugiarse a Tailandia. Una fuga que tuvo que emprender a toda prisa cuando sus familiares y otros testaferros fueron cayendo uno por uno tras desarticularse su lucrativa red de estafas inmobiliarias y financieras en nuestro país. Pero este vanidoso no dudó ni un momento en confesarle a Joaquín Campos, periodista que se encontraba en Camboya por aquel tiempo, que estaba siendo perseguido por la policía española y que por eso se había exiliado. Con su trágica muerte, el infortunado Bernat pudo propiciar que este malnacido y maleducado de Segarra, que lo es en todos los sentidos porque escribe fatal y además fue educado por un padre delincuente, pudiera continuar adelante con sus estafas por todas partes. A este personaje no le tembló la mano a la hora de estafar a pobres ancianitos y otras personas que tenían problemas de liquidez importantes. Una de sus estafas favoritas era quedarse con las casas de pensionistas pobres de España a cambio de darles una pensión extra que luego nunca llegaba a buen puerto, pues a los pocos meses dejaban de pagar a estas personas.
Éste es el delincuente repugnante al que la justicia tailandesa le está haciendo el enorme favor de apartarlo de la sociedad. Y atención, porque está pensando en volver a España para contarlo todo y forrar siguiendo a programas de televisión donde comentará sus fechorías y también los detalles de las cárceles por las que Daniel Sancho también ha tenido y tendrá que pasar. Y digo también que a lo mejor era Sagarra semejante escoria social (parece ser que también ha sido diagnosticado como bipolar en la prisión) antes de haberse convertido al cristianismo en la cárcel, claro. Cuando tuvo una pausa verdadera en su delictiva vida, que comenzó muy pronto, cuando su padre y lo empezó a involucrar en sus propias estafas inmobiliarias cuando este personaje era todavía muy joven.
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Bernat fue torturado durante seis días para obtener información sobre sus cuentas
El asesinato de David Bernat en Bangkok dejó al descubierto detalles espeluznantes que conmocionaron no solo a la comunidad local, sino también a la española residente en Tailandia. Bernat, un consultor informático que trabajaba en Teherán pero que frecuentaba Bangkok, fue torturado durante seis días, aparentemente para obtener información sobre sus cuentas bancarias, antes de ser brutalmente descuartizado. Esta violencia extrema, junto con la sospecha de que Artur Segarra, un conocido suyo y compañero de salidas nocturnas, fuera el responsable, añadió un matiz de traición que impactó profundamente. Las cámaras de seguridad captaron a Bernat ingresando al apartamento de Segarra, pero sólo Segarra fue visto saliendo, lo que generó sospechas inmediatas. La brutalidad del crimen y la aparente traición por parte de alguien cercano llevaron a muchos a cuestionarse si Segarra podría haber actuado solo. El escritor Joaquín Campos, intrigado por las circunstancias alrededor del caso y la rápida detención de Segarra en Camboya, decidió investigar más a fondo. En su libro «La verdad sobre el caso Segarra,» Joaquín Campos argumenta que es improbable que Segarra haya actuado sin cómplices. Campos, que entrevistó a Segarra en Sihanoukville antes de su extradición a Tailandia, está convencido de que hubo más personas involucradas en el crimen, tanto en la tortura como en la posterior disposición del cadáver de Bernat. De hecho, todo el mundo en Tailandia (los que viven ahí) saben o intuyen que hay mucho más detrás de un asesinato con motivación y (sobre todo) un modus operandi mafioso:
En esta investigación he crecido muchísimo como persona: he entrevistado a putas, confidentes, camellos y a la comunidad española en Tailandia, totalmente aterrorizada y con razón. A mí me han venido confidentes a decirme: a este tío se lo van a cargar en cualquier momento (a Artur Segarra). Porque matar en Tailandia, y en Camboya mucho más, sale muy barato. Por poco dinero te matan.
Campos sostiene que la complejidad técnica de las transferencias bancarias realizadas con las cuentas de Bernat, un proceso que incluía encriptaciones avanzadas, apunta a la intervención de otros individuos con conocimientos que Segarra no poseía. Además, su investigación sugiere que Segarra podría haber utilizado sicarios tailandeses para llevar a cabo la parte más brutal del crimen, como el descuartizamiento, por dinero. El libro de Campos no solo plantea la posibilidad de cómplices no identificados, sino también destaca la falta de voluntad de las autoridades para profundizar en estos ángulos, posiblemente debido a la presión por cerrar el caso rápidamente. Esta perspectiva abre la puerta a más preguntas sobre quiénes exactamente podrían haber ayudado a Segarra y si estos individuos siguen en libertad, sin haber enfrentado las consecuencias de sus acciones.
Segarra ya tenía antecedentes como estafador profesional y había huido de España
La evidencia en el caso del asesinato de David Bernat contra Artur Segarra no solo incluye las retiradas de dinero de las cuentas de la víctima, sino también varios elementos clave que conectan directamente a Segarra con el crimen. A pesar de sus conocimientos limitados sobre encriptación y transferencia bancaria, Segarra logró realizar movimientos financieros complejos para desviar grandes cantidades de dinero de las cuentas de Bernat. Sin embargo, estos procesos fueron ejecutados de manera torpe y plagados de errores, lo que permitió a las autoridades seguir la pista hasta Segarra, quien ya tenía antecedentes como estafador profesional y había huido de España. Entre las pruebas más contundentes que incriminan a Segarra está el hallazgo de restos de ADN de David Bernat en su apartamento, lo cual sugiere que Bernat fue retenido y asesinado allí. Además, las autoridades tailandesas hicieron público un video en el que se ve a Segarra comprando herramientas en una tienda de bricolaje y herramientas, Home Mart. Estas herramientas fueron presumiblemente utilizadas para desmembrar el cadáver de Bernat, lo cual refuerza aún más la teoría de que Segarra jugó un papel central en la ejecución del crimen. Aunque existe consenso general sobre la implicación de Segarra en el asesinato, la posibilidad de que no haya actuado solo sigue siendo un punto de discusión. Las complejidades técnicas de las transacciones financieras y el propio acto del descuartizamiento sugieren que pudo haber contado con la ayuda de cómplices aún no identificados o no investigados a fondo. Esto mantiene el caso en una situación de incertidumbre, con posibles culpables aún libres y partes del crimen sin esclarecer completamente.
Una figura clave en la investigación de Campos es David Donoso, otro español residente en Tailandia, que tenía una relación cercana tanto con la víctima, David Bernat, como con Artur Segarra. Donoso ha negado públicamente cualquier amistad con Segarra, pero testimonios indican que fueron vistos juntos en varias ocasiones poco antes del asesinato. A pesar de las sospechas, Donoso no ha sido formalmente implicado y ha mantenido un perfil bajo, negándose a colaborar plenamente con las indagaciones de Campos y evitando responder a preguntas directas sobre su conexión con el caso.
Hay individuos con información crítica sobre el asesinato de David Bernat que no han sido investigados
Joaquín Campos también señala a la última novia de Segarra, Pridsana, como otra figura que podría tener información relevante. Descrita como una persona cercana a Segarra y envuelta en actividades delictivas menores, Pridsana no ha sido investigada a fondo por las autoridades tailandesas. La investigación sugiere que hay individuos con información crítica sobre el asesinato de David Bernat que no han sido suficientemente investigados por las autoridades. Campos critica la actitud de la policía tailandesa y la diplomacia española, acusándolos de querer cerrar el caso rápidamente sin resolver todas las incógnitas, posiblemente para evitar la mala publicidad que afecta al turismo en Tailandia. Esta falta de exhaustividad en la investigación implica que algunos posibles cómplices del asesinato de Bernat, como David Donoso y otros no identificados, podrían seguir libres.
La última versión de la Policía es que Segarra secuestró a su compatriota con el objetivo de extorsionarlo y robarlo y finalmente lo asesinó, después de que el banco utilizado por Bernat cancelara la mayoría de las transferencias realizadas por internet debido a medidas de seguridad. Segarra y Bernat, quien solía residir en Irán y viajaba con frecuencia a Tailandia, fueron vistos juntos la noche del 19 de enero en un céntrico barrio rojo de la ciudad, y pasada la medianoche llegaron en moto al apartamento del acusado. Entre los días 20 y 26, Segarra mantuvo a Bernat retenido en el edificio, extorsionándolo para obtener acceso a una cuenta corriente en Singapur donde la víctima guardaba sus ahorros, según el relato de la Policía. Representantes del banco confirmaron cinco movimientos por un total de 410.000 baht (unos 11.700 dólares o 11.100 euros) desde la cuenta de Bernat hacia la de Segarra. ¿Y el resto del millón de dólares que Bernat tenía ahorrado?
Segarra ha declarado que desconocía el origen de los fondos recibidos y que huyó el 5 de febrero desde la ciudad de Surin, después de que una mujer tailandesa le advirtiera de que la policía lo buscaba por un asesinato, aunque en ese momento aseguró no saber quién era la víctima. Segarra agregó que su pareja sentimental, Pritsana Saen Ubon, le indicó el camino hacia la frontera con Camboya. Una ruta hacia el destino seguro donde supuestamente lo esperaban unos amigos de ella, pero fue detenido por las autoridades locales tan pronto como llegó a la ciudad de Sihanoukville.
Mientras Artur Segarra cumple su condena con el pincho siempre a mano, por si tiene que defender su vida, persisten serias dudas sobre la posible participación de otros cómplices en el asesinato de David Bernat, que no han sido investigados ni llevados ante la justicia, dejando el caso aún sin resolver.
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Edwin Arrieta ocultó parte de su vida porque en Colombia un católico no podía tener novio
La doble vida secreta de muchas personas, si bien es un derecho de cualquiera mantener a buen recaudo su intimidad, para el investigador Joaquín Campos es una fuente de problemas que se basa en el secretismo.
La vida privada no es más que una lección de la moralidad. Una cosa es que tengas un secreto un día. Lo que no puede ser es que sea la mayoría. Si usted bebe todos los días, se droga todos los días y se va de putas todos los días, eso no es vida privada, usted está ocultando su vida real. Los secretos nunca deben ser tus hábitos. Cuando preguntaba por Edwin Arrieta todo el mundo me decía: “¡Qué dignidad! ¡Qué humor! ¡Qué metódico! Cantaba en el karaoke, tenía 12 empleados en la clínica, llamaba a su familia todas las semanas…” ¿Dónde está el rastro de Sancho? Ocultó esa parte de su vida porque en Colombia, un católico que pagaba a la Iglesia, no podía tener un novio de 29 años, modelo y rubio. Si no la hubiese ocultado no estaría muerto ahora mismo.
Me han tendido una trampa: yo no he matado a nadie
Por su interés periodístico total, debido a las implicaciones que tienen estas palabras de Segarra sobre la mafia que hay detrás de este tema, reproducimos literalmente la entrevista que Joaquín Campos hizo en el calabozo camboyano a Artur Segarra:
«Cuando yo voy a ver a éste, a Artur Segarra, le digo que su socio ha ido a declarar y que lo han dejado libre. El tal David Donoso, que es una persona que por educación y por el ambiente en el que se mueve es quien puede tener información sensible sobre el estado financiero de Bernat y no Segarra, que es el que va tatuado y con camisetas del Barsa, con a gorra para atrás y demás. El más friki de todos éstos y al que la Policía de Tailandia, vaga y sin formación ni estímulos, ha elegido como «ejecutor» de toda esta obra maestra macabra. El que tenía un millón de dólares en su cuenta de un tipo que ha aparecido descuartizado y siendo un tipo que han cogido en su huida a otro país. Y las autoridades de Tailandia nunca quieren que un tailandés esté implicado en un delito de este calibre, que en ese país ha sido un culebrón televisivo. Y como ya tienen el ADN, el congelador, el testimonio de la ex novia tailandesa del acusado, etc., pues lo tienen resuelto, porque España es una mierda de país que no tiene la fuerza diplomática para exigir nada. Y a esto hay que sumarle el costo de investigar dónde está David Donoso, que no saben ni por dónde está. Si David Bernat fuera estadounidense, hoy Donoso no estaría descojonándose. Es que al final todo depende del dinero del poder político: es que es acojonante».
El propio acusado jamás reconoció de buen grado, salvo para escribir la carta al rey en la que pide clemencia, que hubiera sido él el asesino de nadie.
– Me han tendido una trampa. Yo no he matado a nadie. Y me van a matar como a David.
– Pero, ¿quién mató a David?
– Yo no. ES SIGNIFICATIVO QUE AQUÍ NO DICE, COMO HARÍA CUALQUIER INOCENTE TOTAL: NO LO SÉ. DICE QUE ÉL NO, COMO DANDO A ENTENDER QUE ESTÁ METIDO, CLARO, Y QUE OBVIAMENTE SABE QUIÉNES LO HICIERON.
– ¿En serio? ¿Entonces qué hacía tanto dinero transferido a tu cuenta desde la suya?
– Ése es otro asunto.
– Tu novia tailandesa ha declarado a la policía que tú le asesinaste y descuartizaste.
– Eso es imposible… La Policía tailandesa la habrá obligado a firmar la declaración. Es muy típico en esta parte del mundo.
Mientras habla, Artur parece ido. Insiste en que él no ha matado a Bernat. Pero cuando le pregunto por su supuesto socio, un tal David Donoso al que la policía tomó declaración y dejó (incomprensiblemente) en libertad, Artur abre los ojos y curiosea. A la vez, se hace el sorprendido.
– Yo no tengo ningún socio.
– Tú me lo presentaste como tu socio en Bangkok.
– Imposible.
– Joder, estaba yo delante. Decía estar en no sé qué isla (Koh Tao, la isla maldita). La policía le tomó declaración y lo dejó en libertad.
– ¿En qué isla?
– ¿Pero lo conoces o no?
– Yo no conozco a ningún David (¿cómo que no, si David Bernat fue tu amigo y víctima?)
– Él dice que sólo te conocía por las fiestas nocturnas en Bangkok.
– Y eso es cierto.
– Ya, pero yo he visto fotos del asesinado y David, como si fueran muy colegas.
– David Bernat hablaba mucho. Alguna mujer, tailandesa, sabía que tenía dinero.
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La novia de Segarra, Pridsana: una prostituta presuntamente vinculada a polis corruptos de Tailandia
Alguna mujer tailandesa, pero, ¿qué mujer, exactamente? ¿Cómo sabía Artur todo eso? ¿Se trataba de su propia novia de entonces, Pridsana, que era prostituta reconocida con reconocidos lazos con polis corruptos de Tailandia y lo sigue todavía, a día de hoy? Perdido y con un panorama sombrío por delante (Tailandia no es el cachondeo judicial que conocemos por España), Artur Segarra seguía fumando y respondía a las preguntas de Joaquín Campos con evidente nerviosismo. Se dejaba fotografiar y, en un momento dado, les pide un último favor:
«Por favor, seguidme hasta donde me lleven. Sé que me van a matar. Como a David. Nos os separéis de mí».
– ¿Dónde está el dinero?
– El dinero nunca llegó.
– Sí llegó. Tú sacaste unos 40.000 dólares, según la Policía tailandesa, hasta que bloquearon tu cuenta.
– Mentira. Yo cruce la frontera sólo con 12.000.
– ¿Y dónde está ese dinero?
– Lo tiene la Policía camboyana. Y mi reloj. Me lo quitaron ayer.
En un momento de la conversación, Artur se viene abajo por el pensamiento de lo mal que estará pasándolo su madre. A su vez, un policía camboyano llega y exige a los reporteros improvisados que no saquen más fotos. Sorprendentemente, no les quitan la cámara.
– Pobrecita, lo que estará pasando.
– Y la familia de David Bernat, ¿qué te crees? Tú estás vivo.
– Ya, pero yo no he matado a nadie. Y mi madre debe estar destrozada.
La Policía tailandesa vendió como un éxito la culpabilidad de un personaje extranjero y evidentemente involucrado en esta trama, pero que no necesariamente lo hizo todo ni pudo hacerlo todo.
Según las declaraciones de Pritsana (de 22 años por entonces), ella y Segarra estaban juntos en un bar de karaoke en el distrito Muang de Surin, pero él se alejó rápidamente en su motocicleta cuando su foto apareció en las noticias de la televisión.
Yo no mato a nadie. Con robar me basta y me sobra
Una estafa a 50 jubilados no parece haber hecho mella en la conciencia de este sonriente personaje, que sólo dejó de reírse cuando estos policías tercermundistas cerraron el camino delictivo que inició este estafador made in la tercermundista Spain.
Según lo que el propio Artur Segarra le relataba a Joaquín Campos, con toda naturalidad y franqueza, cuando lo conoció en septiembre del año 2015, tiene tres hijos a los que difícilmente podrá volver a abrazar si la justicia tailandesa lo considera autor de la muerte de David Bernat: una circunstancia que no está para nada demostrada, pues, como el propio Sagarra dice, no es lo mismo sacar dinero de un cajero que haber matado al dueño de esos fondos. Cuando, en aquel septiembre de 2015 se confesó con Joaquín Campos, al que acababa de conocer, y se le preguntó a qué se dedicaba, Artur Segarra no dudó en comentar alegremente su currículo:
«Estafas a bancos, a la Seguridad Social, a Hacienda, a personas físicas…».
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Su último golpe, por el que huyó a Tailandia desde Barcelona, fue una auténtica atrocidad que no cabe en cabeza sana: una estafa a más de 50 jubilados catalanes, a quienes les concedieron créditos con cláusulas tan abusivas que todos terminaron desahuciados de sus propias casas. Segarra era el jefe de una banda que incluía a un notario, Enrique Peña, y a un abogado: Francisco Comitre. Artur, que en aquel entonces se presentaba como un Robin Hood español —»He salvado a familias enteras; he pagado deudas, hipotecas… Yo sólo robo a los grandes»—, se desmoronaba en 2016 cuando le preguntaba por el caso de los ancianos estafados:
«Eso lo hicieron mis socios. Yo no robo a abuelos»
¡Qué mala suerte tienes, muchacho! ¡Resulta que tú sólo eres un pobre, pero honrado estafador, que te limitas a ir a por los fondos de la gente millonaria! ¿Millonarios como David Bernat? Porque yo puedo creerme que no lo torturó, mató y descuartizó, pero, ¿tuviste algo que ver con su secuestro y lo hiciste en compañía de gente tan peligrosa como la Banda de la Cabeza de Toro? Además de todo, ésa es la madre del cordero: ¿quién te mandaba juntarte con lo peor del estrato social? Gente capaz de estafar 300.000 euros a narcotraficantes en España, como su socio imaginario, otro David y catalán como él y Bernat, ¿van a sufrir insuperables problemas de conciencia cuando les toque ir a por un indefenso consultor que es dueño de un botín extraordinario?
Según su primer testimonio, fue su propio padre quien, sin ser Segarra consciente, lo introdujo en el mundo de la estafa y el delito:
«El muy cabrón puso una empresa a mi nombre cuando yo sólo tenía 18 años, con la que luego dio un palo».
Luego me confirmó que él mismo siguió con ese lucrativo modus operandi y usando a la madre de sus hijos y a varios parientes y amigos para fines similares. Para obtener mayores ganancias, por su parte, buscaba a vagabundos y los hacía pasar por emprendedores.
«Un vagabundo es la clave: no tienen delitos previos ni deudas bancarias; están limpios».
En ese anterior septiembre de 2015, Artur me contestó lo siguiente cuando le preguntaron si entre sus crímenes se encontraba algo relacionado con asesinatos de personas:
«¿Pero, por quién me tomas? Yo tengo hijos. Yo no mato a nadie. Con robar me basta y me sobra«.
El hallazgo de trozos de un cadáver que se dejan flotando en el río alegremente, siendo estos ríos tan inmensos, es otra de las piezas que nunca ha cuadrado: ¿no será que la mafia local, consciente de la peligrosidad de que sus víctimas estén desaparecidas y de que los medios extranjeros se aproximen a ellos, permiten que dichos restos aparezcan por algún sitio para dar carpetazo al tema y siempre con un culpable ideal?
En Tailandia serán ellos los que me matarán a mí, como mataron a David
Artur Segarra, con una personalidad potente y una evidente inteligencia natural, propia de un encandilador de víctimas, esta vez, en este cuartucho de la comisaría central de la población camboyana de Sihanoukville, no sabe qué decir.
– En su día me dijiste que tú no matabas a nadie porque tenías tres hijos.
– ¡Y es cierto!
– Ya, pero todo el mundo piensa que has sido tú el que asesinó y descuartizó a David Bernat.
– No he matado a nadie. En Tailandia serán ellos los que me matarán a mí, como mataron a David.
– Pero, ¿quiénes son ellos? ¿Tu socio?
– Yo no tengo ningún socio.
– Bueno, me da igual: tu socio, al que tú me presentaste como tu socio, a ido a declarar en Tailandia y dice que está en la isla ésa y lo han dejado ir.
– ¡Ah! ¿Sí? ¿Y está bien? AQUÍ SE DA CUENTA DE QUE SE ESTÁ CONTRADICIENDO Y SE CORRIGE: Pero yo no tengo ningún socio.
Lógicamente, su preocupación por su socio inexistente es por su propia seguridad (esta clase de gente no tienen verdaderos socios ni mucho menos amigos). Y la cuenta que él se hace, en ese momento de desesperación total, es la siguiente: si a mi socio David, que está más metido que yo en todo esto (seguramente), no le han hecho nada y sigue por ahí tan campante, pues a lo mejor yo salgo libre o (al menos) vivo. Y ahí se queda, a continuación, de vuelta a su propia realidad, el bueno de Segarra, repitiéndole a Joaquín Campos el lema de todo sistema de omertá:
– No puedo decir nada.
– ¿Pero, por qué? Si me dices la verdad te irá mejor. ¿Por qué huías si tú no eras el asesino?
– Yo no he matado a nadie.
– ¿Y puede saberse cómo cruzaste la frontera?
– Por un enlace. Me llevó hasta una zona rural y me dijo: ‘Anda en línea recta y llegarás a Camboya’. Y descubrí que había llegado a Camboya cuando me encontré una tienda con tres cajas de Angkor (Angkor es una de las cervezas locales camboyanas).
Antes de marcharnos, Artur reclama que no nos separemos de él. Parece ser que le han tratado bien, que le han dado cerveza, y que para lo único que lo quieren es «para hacerse la foto del éxito en el crimen más mediático», a nivel español, de lo que va de siglo. Al menos, claro está, en el sudeste asiático.
– Me han pillado por el pasaporte, que lo tenía ilegal, sin visado. Me han vendido.
– Pero, ¿quién te ha vendido?
– No te lo puedo decir. DE NUEVO, RECONOCIENDO QUE ESTÁ ENCUBRIENDO A TERCERAS PERSONAS. Esas personas desconocidas que han utilizado su cuenta corriente, sus apuros económicos y su dependencia a las drogas y a las mujeres para saquear a mansalva al pobre David Bernat. Todo ello para luego dejar atrás a este tonto útil que es Segarra en este caso y que apechugue y se calle la boca, eso siempre, porque de lo contrario te vamos a matar en prisión y tú la sabes. Lo de siempre, vaya.
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«Ojalá España me extradite para juzgarme. Ojalá»
Otro español travieso de camino a una muerte casi segura o una cadena perpetua. Sin embargo, a David Bernat no le dieron opción a ninguna de las posibilidades que ofrece cualquier sistema judicial: lo mataron de forma cobarde, cruel y abyecta por un botín que nunca ha aparecido.
– ¿Tú de verdad crees que yo lo he matado?
– Eso parece. Has huido y tienes un millón de dólares en tus cuentas bancarias.
– Eso es mentira. Ya no tengo ese dinero.
Y cuando la furgoneta cierra sus puertas, llena de oficiales impecablemente uniformados, Artur se despide con la mano, como si intentara esquivar una realidad inevitable: probablemente, el fotógrafo y yo somos las últimas personas que lo hemos visto en este estado de semilibertad. Su futuro parece sombrío debido a numerosas pruebas en su contra: el dinero transferido a sus cuentas, los vídeos en los que aparece retirando efectivo de cajeros junto a su novia, la moto de su propiedad que fue encontrada estrellada cerca de la frontera con Camboya, y el testimonio de varias personas que ya han declarado en su contra. Porque hace tres meses, Artur le confesó a este reportero que estaba preparando el golpe de su vida.
«Algo que no tiene nada que ver con las estafas de España».
La motocicleta de Segarra, sin matrícula, fue encontrada en un bosque no lejos del puesto fronterizo de Chong Chom. Esto sugiere que el sospechoso podría haber utilizado un camino natural hacia Camboya, pero «eso no es fácil», dijo el teniente general de la policía Nathathorn. «La gente local debió ayudarlo sí o sí si él ha querido escapar por esa vía».
Cambios de versión de la Policía tailandesa y la prensa en el caso David Bernat
Veamos los cambios de versión de la Policía tailandesa y la prensa, que al igual que en todas partes se deja llevar por esa corriente de la cloaca parapolicial.
Nation Thailand contaba lo siguiente el 5 de febrero:
Bernat podría haber sido asesinado y desmembrado cuando el banco de Singapur se negó a permitir transacciones de más de 20 millones de baht, dijo el jefe de la investigación. También dijo que Segarra podría formar parte de una banda compuesta por no menos de dos, pero no más de diez personas, y añadió que los miembros probablemente eran españoles, aunque los tailandeses también podrían haber desempeñado algún papel, como conducir o retirar dinero robado. El jefe policial Panya dijo que no creía que Bernat estuviera involucrado en ninguna actividad clandestina que hubiera llevado a su muerte.
Otro periódico, The Bangkok Post, afirma lo mismo el 5 de febrero, antes de la captura de Segarra, e incluso aumenta el número de potenciales tailandeses implicados hasta la decena:
Se sospecha que él es el cerebro detrás de un complot para secuestrar, extorsionar y matar al empresario español Bernat, o bien solo el asesino, dijo la oficina de policía que ha liderado la investigación. El dinero es el probable motivo del asesinato y hasta 10 tailandeses podrían ser cómplices de Artur Segarra, incluidos aquellos que abrieron cuentas bancarias en el país para el español, agregaron esas fuentes policiales.
Y la pregunta del millón: ¿DÓNDE ESTÁ TODA ESTA GENTE, TAILANDESES INCLUIDOS, QUE FORMARON LA BANDA QUE INVESTIGABA LA POLICÍA EN UN PRINCIPIO Y POR QUÉ DESAPARECIERON DE REPENTE?
La versión de Artur Segarra sobre David Bernat: fiesta, drogas y chicas
Durante más de una hora, en el juicio, Segarra respondió a las preguntas de la defensa para intentar contradecir la versión policial que lo acusa de ser el único planificador y ejecutor del secuestro, robo, tortura y asesinato del consultor entre otros delitos. Segarra, quien reconoció que la noche de la desaparición de Bernat tomó unas copas con él, pero aseguró que volvió solo a casa, alegó que fue engañado e implicó en el caso a la tailandesa Pritsana Saen-ubon, que era en ese momento pareja del acusado.
La policía afirmó en su día que las cámaras de seguridad dentro del edificio en cuestión no funcionaban, por lo que sólo disponen de imágenes que muestran la presunta llegada de los dos españoles en la motocicleta de Segarra, quien era el que conducía. Por su parte, el acusado ha negado ser la persona que aparece en las imágenes de la investigación y ha asegurado que había cámaras que sí «funcionaban» en la entrada del edificio, el ascensor y en su pasillo. Durante su testimonio, Segarra describió a David Bernat como alguien a quien le gustaban «la fiesta, las drogas y las chicas», y mencionó que era «uno de los mejores clientes» de Pritsana, quien ejercía la prostitución y la ejerce hoy en día también, en niveles de alto standing. Según Segarra, en un momento dado, la tailandesa le pidió su número de cuenta bancaria y posteriormente le notificó la llegada a la misma de al menos cinco transferencias de dinero, que según la investigación pertenecían a Bernat. El acusado ha admitido que se presentó en una oficina bancaria para retirar efectivo y preguntar sobre el origen del dinero, alegando que desconocía la procedencia de los fondos
Sin embargo, la propia versión de Segarra es incompleta en este sentido, pues no creo que nadie se pueda creer que una chica tailandesa de metro y medio pueda torturar a un hombre al que ha secuestrado durante días y encriptar en este proceso el dinero, tener los contactos necesarios para hacer todo esto sin ser investigada, etc. Es simplemente otro caso más de encubrimiento de su propia gente en temas turbios, que involucran a extranjeros, por parte de las autoridades tailandesas. Pero hay más:
Segarra ha declarado a la policía tailandesa que conocía a David, pero niega haberlo matado. En sus declaraciones, Segarra menciona a otro «David», un supuesto socio suyo que ahora también es sospechoso. El móvil del horrendo crimen fue económico. Poco después de la desaparición de Bernat, el pasado 19 de enero, su presunto asesino recibió en sus cuentas varias transferencias de dinero, que sumaron hasta 900.000 euros, provenientes de cuentas de la víctima. La comunidad española en Bangkok es muy pequeña y suele reunirse en lugares de moda, como la discoteca Climax. En estos encuentros casuales, Artur pudo haber conocido a David, saber sobre su vida, ya sea directamente o a través de terceros, y de ahí, decidir perseguirlo. «No creo que David se hiciera amigo de alguien como Artur Segarra, por lo que he leído sobre él. David era muy inteligente, seguro que habría mantenido las distancias», comenta a ABC un amigo de la víctima.
La dulce vida de los prófugos españoles en Tailandia: «orgías con drogas y prostitutas»
El escritor Joaquín Campos, quien entrevistó para El Mundo a Artur Segarra, presunto asesino de David Bernat, sostiene que Segarra no actuó solo y que contó con la ayuda de otro hombre, ahora en paradero desconocido, que ya era prófugo de la Justicia española. Artur Segarra Príncep, único acusado de asfixiar y descuartizar en enero pasado en Bangkok al empresario catalán David Bernat, podría haber tenido un cómplice. Ésta es la principal hipótesis del escritor Joaquín Campos, quien tras meses de investigación señala a David Donoso como posible colaborador en el crimen. David Donoso, según Campos, ha desaparecido de Tailandia y no ha sido localizado desde entonces ni tampoco buscado por nadie.
“Las autoridades españolas y tailandesas están de brazos cruzados. Ya tienen a su condenado y no quieren saber de nadie más”.
El malagueño Joaquín Campos es el único que ha vinculado abiertamente a una segunda y tercera persona con uno de los asesinatos más macabros ocurridos jamás en Tailandia. David Bernat, un consultor de ingeniería de 36 años originario de L’Albi (Lleida), falleció por asfixia entre el 25 y el 27 de enero, después de aproximadamente una semana de torturas que tenía por fin obtener sus claves bancarias. Alrededor de un millón de euros fueron transferidos desde sus cuentas a las de Artur Segarra durante esos terribles días. El cuerpo de Bernat fue encontrado descuartizado y flotando en el río Chao Phraya en Bangkok. Segarra fue arrestado a inicios de febrero tras ser identificado por dos turistas españoles en Camboya. ¿Casualidad o fruto de una trama en la que la propia novia del acusado jugó un papel fundamental para inculparle y luego entregarle a la Policía? Durante la entrevista con Campos, Segarra, visiblemente alterado y sin dormir, negó haber cometido el crimen y dijo no conocer a ningún socio llamado David. Sin embargo, Joaquín Campos defiende lo contrario y así se lo manifestó al interesado:
“Que sepas que tu socio, David, ha ido a testificar y ha dicho que vive en Koh Tao y lo han dejado libre”.
Campos, quien ha publicado sus conclusiones en el libro La verdad sobre el ‘caso Segarra’, argumenta que todos los caminos apuntan hacia Donoso. Sus sospechas se basan en las decenas de entrevistas realizadas con personas cercanas a Segarra, incluidos sus amigos, ex novias y conocidos traficantes de drogas. Según Campos, la policía tailandesa, satisfecha con la detención de Segarra, no ha explorado la posibilidad de otros implicados, aunque el nombre de Donoso aparece en los archivos de la justicia española. David Donoso es uno de los imputados en el Caso Macedonia, una compleja investigación sobre narcotráfico y corrupción policial en Cataluña. Campos señala que Donoso, tras declarar en un caso aún abierto en Barcelona, dejó España y se trasladó a Tailandia, donde se mezcló con otros expatriados españoles.
Donoso llevaba una doble vida, ocultando sus antecedentes penales en España y presentándose a todo el mundo como experto en economía e inversiones. También escondía su amistad con Segarra, aunque Campos asegura tener testigos directos de las fiestas y excesos compartidos por ambos, incluyendo «orgías con drogas y prostitutas». Además, habrían tenido negocios juntos y Donoso habría financiado a Segarra, quien estaba sin dinero al momento del crimen.
Donoso se acercó a Bernat haciéndose pasar por inversor
Según Campos, Donoso se acercó a Bernat haciéndose pasar por inversor y aprovechó su cercanía para conocer detalles sobre las finanzas de Bernat, lo que fue clave en su presunta participación en el asesinato. Campos considera que Donoso identificó el valor del dinero de Bernat mientras que Segarra tal vez ejecutó el crimen, tal vez con más ayuda. Sin embargo, las evidencias que Campos asegura tener no fueron consideradas por la policía tailandesa, que nunca implicó formalmente a Donoso. Éste último, tras declarar voluntariamente sobre el asesinato de Bernat, fue puesto en libertad y desapareció antes de que Campos pudiera entrevistarlo, aunque en una entrevista afirmó que Donoso se ofreció a contestar sus preguntas antes de leerlas y negarse a responder afirmando:
“Está usted loco”.
Artur Segarra, actualmente en una cárcel de aislamiento en Tailandia a la espera de juicio, tampoco ha vuelto a hablar con Campos. En su entrevista para El Mundo, en febrero de 2016, apenas ejecutado el crimen, Segarra insistió en su inocencia afirmando: «Me han tendido una trampa. Yo no he matado a nadie y me van a matar como a David».
Opinión de un abogado especialista en penal en Santander sobre el caso de Artur Segarra
Hablamos con nuestro abogado penal de Santander, Alberto Bedia, quien comparte las dudas de nuestro paisano Campos sobre la dudosa resolución del caso. ¿Están todos los involucrados respondiendo por sus hechos o ha sido Segarra el pagano de toda la situación?
El caso de Artur Segarra, condenado por el asesinato y descuartizamiento de David Bernat en Bangkok, presenta una serie de complejidades legales y fácticas que invitan a reflexionar sobre varios aspectos del proceso judicial, la administración de justicia y la cooperación internacional en materia penal. ¿Ha valido de algo la supuesta protección de las autoridades españolas en el extranjero? Parece que no. En primer lugar, es crucial considerar la evidencia presentada durante el juicio. Las pruebas circunstanciales, como la retirada de dinero por parte de Segarra y la presencia de restos de ADN de Bernat, en su apartamento, parecen apuntar a su culpabilidad. Sin embargo, la falta de pruebas directas que lo vinculen con el asesinato en sí, como testigos presenciales o confesiones detalladas, abre la posibilidad de que Segarra no haya actuado solo, o incluso se puede cuestionar muchísimo su participación directa en el homicidio, la cual no está claramente probada.
Desde un punto de vista legal, es fundamental garantizar que la condena se base en pruebas sólidas y más allá de toda duda razonable, un principio universal en los sistemas de justicia penal. El testimonio del escritor Joaquín Campos, quien sugiere la participación de otros actores, incluidos posibles sicarios, y la más que supuesta implicación de un cómplice con conocimientos avanzados en encriptación de datos, indican que el caso podría haber requerido una investigación más exhaustiva. Esto nos recuerda la importancia de una defensa robusta que explore todas las vías posibles para garantizar que no haya errores judiciales.
Otro aspecto preocupante es la eficacia y motivación de la policía tailandesa durante la investigación. ¿Son las autoridades de Tailandia y Camboya tan honestas como en Europa? No creo que mucha gente piense así. La percepción de que las autoridades podrían haber apresurado el cierre del caso para evitar mayor impacto mediático y turístico no solo pone en cuestión la integridad del proceso, sino que también sugiere que pueden existir cabos sueltos importantes. La acusación contra Segarra no debe ser el fin de la investigación, especialmente si hay indicios de la implicación de otros individuos que no han sido llevados ante la justicia.
Desde la perspectiva de la cooperación internacional, es esencial que los consulados y embajadas estén proactivamente involucrados en la defensa de los derechos de sus ciudadanos en el extranjero. La aparente falta de intervención por parte de la diplomacia española para asegurar una defensa adecuada y exhaustiva de Segarra podría haber influido negativamente en el proceso. Finalmente, la pena de muerte, que fue la condena original antes de ser conmutada, plantea una cuestión ética y legal significativa. En un caso donde persisten tantas preguntas sin respuesta, la imposición de la pena capital es un recordatorio sombrío de la necesidad de extrema cautela y escrutinio en la administración de la justicia.
Desde mi punto de vista, aunque las pruebas apuntan a una participación significativa de Artur Segarra en la muerte de David Bernat, las inconsistencias y posibles omisiones en la investigación sugieren que el caso merece una revisión detallada. Es muy importante que el sistema judicial tailandés, con la colaboración de las autoridades españolas, reevalúe todos los aspectos del caso para garantizar que se haga justicia de manera plena y equitativa: no sólo para la reparación de la víctima y su familia, sino también para asegurar los derechos fundamentales de cualquier persona acusada de un crimen tan grave.
Lucas 23:34.
«Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes. Y el pueblo estaba mirando; y aun los gobernantes se burlaban de él junto con ellos, diciendo: A otros salvó; sálvese a sí mismo, si este es el Mesías, el escogido de Dios».
David Bernat: un tipo confiado, afable y rumboso que invitaba y pagaba
David Bernat tenía un sueño, como casi todo el mundo. Sin embargo, más que un sueño, lo suyo era un objetivo claro y estaba a punto de alcanzarlo. Siempre contaba a quien quisiera escucharle que se retiraría a los 40 años con suficiente dinero para disfrutar la vida a lo grande. Se movía por el sudeste asiático, especialmente en Bangkok, compartiendo su plan con frecuencia. Y tal vez ahí cometió su error: lo mencionó demasiadas veces y en lugares inapropiados. Porque una noche a finales de enero, unos desconocidos le arrebataron su sueño, su fortuna y su vida. Tenía 39 años, un millón de dólares y una temprana jubilación al alcance de la mano.
David Bernat no era el más popular entre los españoles de Bangkok, pero era bien conocido en varios lugares de la capital tailandesa. Cuando entraba en ciertos bares, las chicas que bailaban en las barras americanas dejaban lo que estaban haciendo, gritaban su nombre y lo abrazaban con entusiasmo. Lo apreciaban mucho. Con su sonrisa afable, en más de una ocasión llegó a ser la estrella de algún bar en el corazón de la vibrante y desinhibida noche de Bangkok. De complexión menuda y con ojos brillantes al anochecer, nunca le faltaba compañía femenina. No sólo porque trataba a esas chicas, que ya lo habían visto todo, con una amabilidad excepcional, sino porque era visto por allí como un hombre de buen corazón. En Tailandia, ser “de buen corazón” no tiene que ver estrictamente con la bondad. En tailandés, ‘jai dee’ se refiere a la generosidad: cuanto más dinero y mejores regalos ofrezcas, más bondad demuestras. Y en eso, en ser generoso y cubrir cuentas generosas, a pesar del sambenito que arrastran los catalanes de ser unos agarrados, pocos podían superar a David Bernat, siempre un anfitrión espléndido.
Él veía en estos prófugos, paisanos suyos, seguramente, a unos personajes pintorescos con los que no tenía nada que ver y que le divertían y le servían de amigos de juergas. A lo mejor se sintió incluso seguro con esta gente de su edad, por sus orígenes catalanes en común y porque sabían moverse como peces en el agua por los más prohibidos ambientes tailandeses. Y le atraerían también por el desarraigo que supone el estar viviendo tanto tiempo fuera de tu país originario y tan lejos de tu familia. Definitivamente los llamó sus amigos cuando se refirió a ellos delante de terceras personas, gente decente y normal como él con los cuales Bernat se relacionaba y que probablemente estaban alarmados por esas compañías, tan poco recomendables, con las que también pasaba tanto tiempo en sus periodos de descanso en Tailandia.
Estos personajes verían en David Bernal un cajero automático humano sin límite de retirada de efectivo
Por el contrario, lo que estos personajes verían en David Bernal era un cajero automático humano sin límite de retirada de efectivo. Lo que nunca ha estado del todo claro es hasta qué punto pensaron desde el principio en matarlo, porque Bernat no es necesariamente de ese tipo de criminales: no es lo mismo dejar en la calle a ancianitos pobres, que hace falta ser hijo de mala madre para hacer eso, que tener la frialdad psicópata de torturar a un tío de tu edad hasta matarlo. Y hacer todo eso por dinero, claro, aunque Segarra tendría razones más imperiosas como deudas y el acuciante vicio de las drogas, en el que estaba bien metido.
El 4 de febrero de 2016, el cuerpo de David Bernat fue hallado flotando en el río Chao Phraya, dividido en varias bolsas de basura. En un error inicial, la policía tailandesa identificó los restos como los de un hombre asiático. Pasaron casi doce horas antes de que se dieran cuenta de que la víctima era el español que había estado desaparecido durante casi dos semanas.
Durante las noches previas al descubrimiento, los amigos de Bernat en Bangkok seguían buscando noticias sobre él. Comentaban que «uno de los nuestros» había desaparecido misteriosamente, faltando a compromisos importantes. Sin embargo, algo ya no cuadraba. Bernat no solo era un exitoso consultor informático, con formación en instituciones de renombre y experiencia en grandes empresas, sino que ganaba alrededor de mil euros por día. Aunque disfrutaba de la vida nocturna, era meticuloso y responsable en su trabajo, con la meta clara de retirarse joven. Lo que preocupaba más a sus conocidos era que, durante su desaparición, la familia de Bernat recibió mensajes en catalán desde su teléfono, en los que el propio David Bernat afirmaba que estaba «muy colocado». Sin embargo, el estilo de escritura dejaba claro que no era él quien los enviaba.
La confirmación de que el cuerpo desmembrado pertenecía a David Bernat generó una enorme conmoción, dando pie a un frenesí mediático que se mantuvo durante días y sigue resonando en la actualidad. Los rumores comenzaron a circular entre sus conocidos, quienes empezaron a desconfiar unos de otros y a señalar posibles culpables. Los más cercanos a Bernat mencionaron un detalle clave para la investigación: al menos una persona del círculo íntimo de David también había desaparecido. Se trataba de alguien a quien Bernat solía referirse como uno de sus “amigos delincuentes».
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«Se juntaba mucho con un catalán que estaba pasando apuros económicos»
David Bernat, un profesional brillante y respetado, se había dejado seducir por la vida nocturna del sudeste asiático: algo que nunca había experimentado en su natal Lleida. En ese entorno, se rodeó de personajes sin rumbo, algunos de ellos incluso prófugos de la ley. Esta peligrosa mezcla entre su éxito profesional y la atracción por un lado oscuro lo hizo volverse demasiado confiado, con consecuencias fatales. «Se juntaba mucho con un catalán que estaba pasando apuros económicos», comentaban los más cercanos a David Bernat, preocupados de que la fortuna de su amigo hubiera tentado a alguien en una situación desesperada. Ese catalán era Artur Segarra, uno de los «amigos delincuentes» de David, como él mismo los llamaba en tono casi afectuoso. Segarra era conocido en los círculos nocturnos de Bangkok, un personaje que se distinguía por su excesiva verborrea y su condición de fugitivo de la justicia española.
Con su camiseta del Barça, su pelo rizado y canoso y una mirada huidiza, detrás de sus gafas de pasta, Segarra no dudaba en confesarle a todo el mundo que era prófugo de la Justicia española. Su afición por la noche tailandesa era evidente y su adicción principal eran las mujeres y las drogas, en las cuales se dejó todos sus ahorros de las estafas en nuestro país.
Cuando apareció el cadáver de Bernat, inicialmente, nadie sospechó de Artur Segarra. Después del error de la policía al confundir a la víctima con un asiático y en medio de la gran atención mediática, el jefe policial se mostró confiado, asegurando que resolverían el crimen en 48 horas y que los culpables serían arrestados rápidamente. No imaginaba cuánto se equivocaría. En las primeras fases de la investigación, la policía no dudó en afirmar que el asesinato había sido obra de múltiples personas. Rápidamente, mencionaron a los supuestos responsables: un entramado de maleantes españoles y tailandeses muy peligrosos a quienes se conocía como «la Banda del Toro». El móvil del crimen, según las autoridades, era robarle a Bernat los ahorros de toda su vida: un millón de dólares que planeaba usar para su retiro.
La Banda de la Cabeza de Toro y el asesinato de David Bernat en Tailandia
La historia se remonta a la discoteca Climax en Bangkok, un lugar frecuentado por muchos españoles en la ciudad. Allí, la víctima y el acusado fueron vistos juntos en varias ocasiones. Sin embargo, el verdadero plan no se fraguó en el Climax, sino en la antigua Bangkok, donde operaba una banda compuesta por españoles y tailandeses. Esta banda, conocida como la Banda de la Cabeza de Toro, estaba involucrada en la extorsión y en el tráfico de metanfetamina, una droga muy extendida en el sudeste asiático. Segarra, que antes se jactaba de no beber alcohol por su necesidad de estar siempre alerta, se convirtió en adicto a la metanfetamina y a las pastillas «ya ba». Su dependencia y falta de atención contribuyeron a su implicación en este crimen, en el que pensaba aprovecharse del “tonto” de Bernat, que lo consideraba ingenuamente como su amigo del alma: en realidad, el tonto Segarra sería utilizado por la Banda de la Cabeza de Toro para tener una víctima, un botín y un culpable idóneo para la Policía tailandesa, que nunca quiere saber nada de la gente local involucrada en delitos de sangre.
Un entramado de maleantes españoles y tailandeses muy peligrosos: «la Banda del Toro»
Al segundo día de investigación, las sospechas de muchos españoles residentes en Bangkok se confirmaron. Artur apareció en las noticias como acusado de participar en el asesinato. Las cámaras de seguridad lo mostraron llevando a Bernat en moto hasta su apartamento en Rama 9, y días después, saliendo con varias bolsas de basura. Se habló de pasaportes falsos, una supuesta sesión de tortura en el apartamento de Segarra, y la transferencia de todo el dinero de Bernat a las cuentas del que ahora era el principal sospechoso. La policía y los medios de comunicación desataron una cacería masiva para capturar a Segarra, con su foto en todas las televisiones, portales de internet y periódicos. Arturo recorría ciudades como Ayutthaya, retirando dinero de los cajeros automáticos mientras la policía siempre llegaba a los lugares justo después de que él se había marchado. Finalmente, cruzó la frontera hacia Camboya. Lo que la policía tailandesa no logró, los agentes camboyanos lo hicieron en menos de un día, como cuenta Joaquín Campos, escritor y dueño de un restaurante en Phnom Penh. Campos, conocedor de la afición de Arturo por sus libros y de sus frecuentes visitas al restaurante. Él supo de inmediato que Segarra intentaría esconderse en Camboya.
La misma noche en que Segarra cruzó la frontera clandestinamente, Campos comentó sus sospechas con una pareja de españoles que cenaba en su restaurante. Al día siguiente, la pareja viajó a la localidad costera de Sihanoukville y, para su sorpresa, se toparon con Segarra en un bar. Rápidamente, alertaron a la policía, que arrestó a Arturo. Visiblemente agotado y con 30.000 dólares, que había retirado de los cajeros, Arturo estaba desesperado por encontrar una salida, sin imaginar que sería capturado allí mismo. Con Segarra detenido, la opinión pública finalmente tuvo a su culpable perfecto, alguien contra quien dirigir toda su ira y atención mediática.
Un proceso de tortura de varios días para forzar a Bernat a transferir su dinero a Segarra
El 20 de enero, David Bernat llegó a Bangkok desde Irán para unas vacaciones. Ese mismo día se encontró con Artur Segarra, con quien había entablado una amistad que, para Bernat, parecía genuina. Sin embargo, Segarra estaba en un momento crítico: debía dinero, consumía metanfetamina con regularidad, aunque evitaba el alcohol, y, según quienes lo conocieron entonces, estaba desesperado. Esa noche, en lugar de llevar a su novia Pridsana Saen-Ubon en su moto, como hacía habitualmente, Arturo recogió a Bernat y lo llevó a su apartamento, donde David, sin saberlo, encontraría la muerte. En ese lugar, comenzó un proceso de tortura que se prolongó durante varios días, con el objetivo de forzar a Bernat a transferir su dinero a Segarra. Los errores del secuestrador, probablemente agravados por el abuso de drogas, no tardaron en manifestarse: mensajes con faltas de ortografía a los bancos de Singapur donde Bernat tenía sus cuentas, una torpe suplantación de identidad mediante mensajes a la familia de la víctima, y otros descuidos evidentes.
Lo único seguro es que David Bernat nunca salió con vida de ese apartamento en el condominio de Rama 9. Segarra fue visto saliendo del edificio con grandes bolsas de basura en su moto. Durante dos semanas, Arturo continuó su vida casi con normalidad, hasta que el cuerpo desmembrado de Bernat apareció en el río Chao Phraya. Poco después, Segarra emprendió su huida hacia Camboya. Tras ser detenido, pasó una noche en una celda rudimentaria en Sihanoukville antes de ser deportado a Tailandia.
“Me van a matar como mataron a David”
Esa misma noche, Joaquín Campos condujo hasta el lugar de su detención para conseguir una declaración exclusiva de Segarra. Sorprendido y vulnerable, Arturo afirmó: “Me van a matar como mataron a David”. No negó su participación en el robo, pero aseguró que no podía hablar más por miedo a represalias, insinuando que “los otros” eran los responsables del asesinato. Sin embargo, sus declaraciones fueron desestimadas como intentos de desviar la culpa.
Las cosas tomaron un giro aún más sospechoso cuando Segarra fue entregado a la policía tailandesa. Desde los primeros interrogatorios, el discurso oficial cambió drásticamente: ya no existía la ‘Banda del Toro’, ni otros tailandeses o españoles involucrados. Según las autoridades, Segarra había actuado solo, y aseguraron tener pruebas para sostener esa versión. En cualquier otro país, un cambio tan radical en la versión oficial habría sido impactante, pero en Tailandia, en casos mediáticos, la prioridad de la policía suele ser encontrar rápidamente a un culpable y cerrar el caso, sin importar los cabos sueltos. Con Segarra en prisión, lo más conveniente fue afirmar que él actuó solo. El manejo de la investigación fue desastroso. Un testigo describió una escena insólita: “Mientras uno de los agentes dormía, otro jugaba a ‘Candy Crush’. Una mujer servía cafés mientras otro interrogaba a una anciana, mostrándole fotos de Segarra. ‘¿Reconoce a este hombre?’, le preguntaban. La mujer, abrumada, no lograba recordar a todos los clientes de su tienda”.
Estas irregularidades y la prisa por cerrar el caso dejaron muchas preguntas sin respuesta, pero con Segarra tras las rejas las autoridades lograron poner fin a un capítulo incómodo para la justicia tailandesa.
Un grupo de españoles y tailandeses que se movían en círculos de extorsión y narcotráfico
Tiempo después, un inquietante confidente llegó a la redacción de El Confidencial, medio que ha publicado el mejor reportaje hasta la fecha sobre este brutal caso.
—¿Son ustedes los que escribieron sobre los turistas muertos en Tailandia?
La voz del otro lado sonaba alterada. Un artículo reciente, que abordaba cómo las muertes de extranjeros en Tailandia suelen quedar en silencio para proteger el turismo, había captado su interés. Aseguraba tener información relevante sobre el caso de David Bernat y esperaba que pudiéramos hacer algo al respecto.
A medida que la conversación avanzaba, se hizo evidente que esta persona tenía conocimiento de varios involucrados en la trama. Aunque nunca reveló su identidad, compartió pistas que El Confidencial logró confirmar de manera independiente. La nueva versión encajaba con lo que Segarra había insinuado desde la prisión en Camboya: otros autores desconocidos habían colaborado en el secuestro y el robo, y habían sido ellos, no sólo Segarra, quienes acabaron con la vida de Bernat.
En sus primeros meses en Tailandia, Segarra había contactado con varios españoles, atraído por un país que, con su vida nocturna y una justicia ineficaz, servía de refugio para criminales y personajes dudosos. Fue en este contexto que Artur, entonces buscado por estafa en Cataluña y apenas un delincuente menor, se integró en un grupo de españoles y tailandeses que se movían en círculos de extorsión y narcotráfico, y que, según fuentes, contaban con conexiones en altas esferas policiales y militares.
PRONTO ESTARÁ A LA VENTA, POR PARTE DEL AUTOR, LA VERDAD DEL CASO SEGARRA. OS RECOMENDAMOS TENER EL EJEMPLAR FIRMADO POR PARTE DEL VERDADERO INVESTIGADOR DEL CASO DE DAVID BERNAT Y ARTUR SEGARRA.
La policía tailandesa pasó de investigar a la ‘Banda del Toro’, con tailandeses y españoles, a responsabilizar únicamente a Arturo Segarra
Confiado y temerario, Arturo se fue relacionando cada vez más con estos individuos mientras dilapidaba el dinero con el que había llegado desde España. Pronto empezó a jactarse de nuevos planes, según relataron quienes lo conocieron en esa época. “Estoy tramando algo que me podría dar hasta 200.000 dólares”, decía con frecuencia. En ocasiones, fue más explícito, confesando a varios que planeaba robar a “un tonto” que le creía su amigo. Su cinismo llegaba al punto de considerar a sus propios conocidos como posibles víctimas.
Según esta línea de investigación, Segarra, agobiado por deudas y con apenas dinero en sus bolsillos, habría planificado junto a este grupo de extorsionadores un golpe contra David Bernat, quien lo consideraba un amigo. El día de su llegada, Arturo se reunió con él y lo convenció para ir a su apartamento, donde ya lo esperaban otras personas. Desde el principio, se sospecha que quien finalmente terminó con la vida de Bernat no fue solo Segarra.
Resulta revelador que, aunque las cámaras en la entrada del edificio captaron a Arturo ingresando con Bernat y saliendo con bolsas de basura, la cámara situada directamente frente a su apartamento estaba misteriosamente averiada. Esto podría explicar el repentino cambio de postura de la policía tailandesa, que pasó de investigar a la ‘Banda del Toro’ a responsabilizar únicamente a Arturo Segarra.
Aunque muchos que conocían a Segarra lo describen como un individuo sin escrúpulos y capaz de lo peor por dinero, dudan que él fuera el verdadero cerebro detrás del crimen. Más bien, parece haber sido el ejecutor de órdenes de personas mucho más peligrosas. El asesinato de David Bernat dejó en shock a la comunidad española en Bangkok, generando un ambiente de histeria y paranoia que sigue presente. Tras las primeras investigaciones de El Confidencial, ha surgido una ola de confidentes dispuestos a proporcionar información. Muchos están frustrados con la falta de acción de las autoridades y critican al consulado español por no involucrarse más en el caso. Aunque se sabía con meses de antelación que había un plan para despojar a Bernat, nadie lo alertó. La razón principal detrás de esto parece ser el miedo. Aquellos que han ofrecido información temen represalias, ya que los asociados de Artur Segarra son extremadamente peligrosos y tienen conexiones con altos mandos de la policía tailandesa.
Actividades delictivas y fraude y conexiones con el poder militar tailandés
A medida que Segarra se sumergió en el mundo del crimen, empezó a estafar a personas con pocos recursos, alentándolas a abrir cuentas bancarias para recibir dinero ilícito. Lo mismo que hacía en España. Además, comenzaron a aparecer indicios de que la banda estaba involucrada en el tráfico de personas y la falsificación de pasaportes. Aunque no hay pruebas concluyentes sobre la implicación directa de Segarra en estas actividades, el aumento en el control de pasaportes españoles tras el atentado de Erawan sugiere una conexión con redes de falsificación.
Un catalán con vínculos con el poder militar tailandés podría haber jugado un papel crucial en el crimen. Este individuo, según testimonios, habría sido una figura clave en la planificación del asesinato, aprovechando su influencia para coordinar con otros miembros de la banda. Su participación podría haber proporcionado protección y respaldo a Segarra y a sus asociados y es el objetivo a batir, para el investigador Joaquín Campos, quien ha puesto nombre a este personaje tan peligroso y hasta intentó entrevistarlo.
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El papel de Pridsana Saen-Ubon en la muerte de David Bernat
La pareja de Segarra durante el período crítico, Pridsana Saen-Ubon, parece haber facilitado el aumento de sus actividades delictivas. A diferencia de la anterior novia de Segarra, que estaba preocupada por sus actividades ilegales, Pridsana lo animó a continuar y se involucró en sus delitos, contribuyendo a su adicción y sus acciones ilegales.
La investigación oficial de David Bernat ha sido criticada por gente informada del tema por su falta de profundidad. Las autoridades tailandesas cerraron rápidamente el caso, enfocándose únicamente en Segarra y sin investigar a fondo a otros posibles implicados. Esta falta de interés en explorar otras ramificaciones ha generado desconfianza entre quienes tienen información sobre el caso. El malagueño Joaquín Campos, que ha estado investigando el caso a pesar de recibir múltiples amenazas, ha avanzado en sus indagaciones y ha identificado a una posible figura clave que Arturo Segarra empezó a imitar y para quien comenzó a trabajar. Según sus fuentes, este individuo es un catalán con sólidos vínculos familiares con el poder militar tailandés. Es descrito como de estatura baja, habitual consumidor de metanfetamina y grandes cantidades de alcohol, y se cree que fue el principal cerebro detrás del plan junto a Segarra. Su socio principal en esta operación es otro catalán, miembro de la Banda de la Cabeza de Toro y especializado en falsificaciones. Este último se encargaba de la documentación utilizada para introducir inmigrantes ilegales del Sudeste asiático en países como Japón.
No deja de ser curioso que Pritsana, según la versión de Segarra, es la persona que le anuncia que va a cobrar unas transferencias que, por lógica (y esto es una conclusión mía), el propio Segarra entendería que era un botín a repartir con más gente. También es la que le orienta en su escapada a Camboya, a la cual le anima porque le dice que en Tailandia lo van a buscar. Y según Segarra le facilita también los contactos en ese vecino país para encontrar allí refugio, cosa curiosa cuando hasta el New York Times anunció en esos días que el catalán iba camino de Camboya. Es decir: da toda la impresión de que a este Segarra le tendieron una trampa en la que él mismo era desde el principio más que un cómplice: era otra víctima del saqueo de las cuentas de David Bernat. Con esto quiero decir que no me cabe duda de que participó en esa «obra maestra macabra», en palabras de Joaquín Campos, pero en el pecado ha llevado la penitencia, porque a este pobre hombre no lo necesitaban en la trama más que para ser el cabeza de turco y comerse cárcel por todos los demás.
La no menos turbia Pridsana se unió a Segarra en sus actividades ilegales
David Bernat también tuvo varios encuentros con este catalán, impresionado por su vida extravagante, que contrastaba con la suya propia. Testigos han afirmado haber visto a Bernat y a esta persona en lugares diferentes a la discoteca Climax, como el Gekko Bar en Bangkok. En los meses previos al asesinato, Arturo Segarra había reemplazado a su anterior novia, que estaba inquieta por las actividades de Segarra, con Pridsana, una joven con un pasado más turbio. Pridsana animó a Segarra a consumir más pastillas y a llevar a cabo sus actividades ilegales, incluso alentándolo a usar anfetaminas en Climax, un lugar donde las drogas están prohibidas. Esto lo ponía en una situación vulnerable como extranjero en un país con mafias muy celosas de su territorio, lo que demuestra que su insensatez y temeridad podrían estar al mismo nivel que su más que probable protección por parte del hampa verdadero: la policía corrupta de todos los países del mundo.
La propia prensa tailandesa reconocía el 8 de febrero de 2016 que su compatriota Pritsana no estaba siendo clara y que la Policía sospechaba mucho de ella:
«Una fuente cercana al equipo de investigación reveló que la mujer de 22 años y el señor Segarra vivían principalmente en un condominio en la zona de Rama 9 en Bangkok, pero el 19 de enero, él le pidió que se quedara en otro lugar temporalmente porque un amigo iba a visitarlo. Ella sospecha que Bernat podría haber sido asesinado ese día. Sin embargo, los investigadores no están convencidos con su versión. Han revisado las imágenes de una cámara de seguridad en su residencia y encontraron que la pareja salió de la habitación, probablemente, después de que ocurriera el asesinato, según la fuente».
Se le ofreció usar a antiguos policías para hacerse pasar por agentes y extorsionar a sus víctimas
Poco antes de la llegada de Bernat, Segarra había comenzado a ejecutar su plan para robar a sus conocidos. Se le ofreció usar a antiguos policías para hacerse pasar por agentes y extorsionar a sus víctimas. La idea era que Segarra y un amigo adinerado fueran capturados por estos supuestos mafiosos y se les pidiera dinero tras plantarles droga. El plan con Bernat iba mucho más lejos aún. Se ha dicho que Segarra convenció a Bernat para ir a su casa bajo el pretexto de una fiesta privada, pero otras versiones sugieren que la trama era más compleja y macabra. Se afirma que Segarra y Bernat habían sido extorsionados por falsos policías que les exigieron una transferencia urgente. Arturo habría persuadido a Bernat para que fuera a su casa a hacer la transferencia desde su ordenador, utilizando las cuentas de Bernat ya que él mismo no tenía dinero.
Las fuentes de El Confidencial creen que el catalán mencionado, junto con un tailandés, estaba esperando en el apartamento de Bernat para dirigir su tortura y poder sacarle toda la pasta en el menor tiempo posible. También se sugiere que podría haber habido un tercer individuo actuando como ‘hacker’, dado que la operación incluyó un cifrado de datos que, aunque rudimentario, estaba más allá de las habilidades de los demás implicados.
El catalán mencionado, junto con un tailandés, estaba esperando en el apartamento de Bernat
Muchos se preguntan cómo alguien puede ser tan imprudente al cometer un delito tan grave como para transferir todo el dinero a sus cuentas sin considerar las consecuencias. Algunos atribuyen esta temeridad al consumo de metanfetamina. Sin embargo, es difícil entender cómo alguien que comete errores tan grandes —como no limpiar adecuadamente el lugar del crimen y dejar sólo un pequeño rastro de sangre en una tubería— podría haber planeado algo tan complejo como transferir un millón de dólares desde una cuenta en Singapur usando sólo un portátil desde Bangkok.
En la versión oficial del caso, el mismo individuo que, aparentemente, logra engañar a alguien con una vida completamente diferente y luego asesina a su víctima no se percata de que, al arrojar restos humanos en bolsas al río sin ningún peso adicional, es probable que estos floten. Esta desconexión entre el plan maestro de un estafador que hasta entonces no había matado a nadie y los errores graves que cometió pone en duda la coherencia de la narrativa oficial.
Tailandia ha juzgado a Artur Segarra, y se espera la sentencia. Para la justicia tailandesa, él es el único culpable. Desde que fue capturado en Camboya y devuelto a Bangkok, la teoría de la Banda del Toro ha perdido fuerza. El abogado Piriyawiboon, quien afirmaba tener información crucial, advirtió que, si hablaba, su vida corría peligro. La policía tailandesa parece no interesarse en reabrir el caso, ya que el sistema judicial en el país sigue procedimientos diferentes.
Después de meses de investigación, queda claro que muchas personas tienen información valiosa. Sin embargo, el testimonio de aquellos cercanos a Arturo que conocen detalles importantes ha quedado en el aire. El deseo de hacer justicia se ve sofocado por el miedo, que mantiene a algunos en silencio y sirve de excusa para otros. El temor es un factor predominante. Si la Banda del Toro es real, como han descrito varios confidentes, las represalias son una amenaza real. En Tailandia, intimidar o incluso hacer daño a alguien es relativamente barato y con pocas consecuencias graves. Pridsana, la última novia de Arturo, parece saber más de lo que cuenta. Se la ha visto prostituyéndose por precios elevados y consumiendo metanfetamina, posiblemente debido a sus conexiones con un expolicía y jefe de seguridad en varios locales. Otros residentes y visitantes temen haber estado en compañía de criminales, y aquellos que conocen más temen las posibles repercusiones.
PRONTO ESTARÁ A LA VENTA, POR PARTE DEL AUTOR, LA VERDAD DEL CASO SEGARRA. OS RECOMENDAMOS TENER EL EJEMPLAR FIRMADO POR PARTE DEL VERDADERO INVESTIGADOR DEL CASO DE DAVID BERNAT Y ARTUR SEGARRA.
El miedo que David Bernat experimentó al ver que sus “amigos delincuentes” no eran tan amigos
El deseo de justicia se ahoga en el miedo, que silencia a algunos y sirve de excusa para otros. Es el mismo miedo que David Bernat experimentó al darse cuenta de que sus “amigos delincuentes” no eran amigos en absoluto. Miembros de la Policía Nacional y de los Mossos d’Esquadra familiarizados con el caso han indicado en privado que, al menos en parte, la versión de los hechos parece plausible. A pesar de que aún queda mucho por investigar, la policía tailandesa tiene un culpable que encaja con la versión oficial para cerrar el caso. El consulado español podría jugar un papel en esta investigación, y las autoridades nacionales confían en que sus colegas en Bangkok continúen la búsqueda de la verdad.
David Bernat no cometió nunca ningún delito, que se sepa, y nadie debería juzgar a una víctima por haber frecuentado compañías malas y haberse dado a sus pasiones en ambientes comprometidos y comprometedores. A pesar de la posible desaprobación de muchos por su comportamiento en Bangkok, siempre de fiesta, David Bernat no dejó de ser una persona de bien. Lamentablemente, los verdaderos culpables del crimen siguen libres.
Han instalado cámaras de seguridad (CCTV), pero yo sigo llevando un pincho en el bolsillo
Artur Segarra, el español que cumple cadena perpetua en una cárcel de Bangkok por la tortura, asesinato y descuartizamiento de David Bernat, ha revelado en una carta las condiciones inhumanas en las que vive y advierte sobre la justicia tailandesa, afirmando que todo allí depende del dinero disponible. Según él, el futuro de Daniel Sancho, en prisión preventiva en Koh Samui desde el 7 de agosto por el asesinato de Edwin Arrieta, es incierto y podría enfrentar un destino similar al suyo. Segarra detalla su rutina diaria en la prisión de Bang Kwang, conocida irónicamente como ‘Bangkok Hilton’ y considerada una de las más peligrosas del mundo. Se levanta a las 3:30 de la mañana para leer la Biblia y rezar, compartiendo una celda con otros 20 a 24 presos. La dieta es mínima, con un presupuesto de sólo 1,05 euros diarios para tres comidas. Además, menciona el temor constante tras haber pasado más de tres años en el corredor de la muerte.
En la carta, Segarra critica la corrupción en el sistema judicial tailandés, donde afirma que las sentencias dependen del dinero disponible para pagar a fiscales, jueces y policía. Sobre Daniel Sancho, menciona que tiene dos opciones: luchar en el juicio con el apoyo de un oficial de la Embajada, enfrentando la pena capital, o negociar una sentencia menor de 30 años para obtener una clasificación «excelente». En cuanto a sus miedos, Segarra confiesa: «¿Temer? Pasé 3 años y 3 meses en el corredor de la muerte. Durante ese tiempo, ejecutaron (el 18/06/18) a Don Theerasak Longji, lo cual no es nada agradable cuando tú esperas ese mismo destino. En cuanto al miedo del día a día, hay que entender que esto es el tercer mundo; ahora han instalado cámaras de seguridad (CCTV), pero yo sigo llevando un pincho en el bolsillo«.
Mientras tanto, la situación de Daniel Sancho sigue siendo complicada y sus padres, Rodolfo Sancho y Silvia Bronchalo, están enfrentados por su defensa. Sancho no tiene abogado operativo en Tailandia desde el 8 de septiembre y Segarra advertía que, de ser condenado, Sancho podría ser enviado a la misma cárcel de Bangkok en la que él está. Este caso ha despertado reacciones como la de Ana Rosa Quintana, quien expresó su falta de empatía por Segarra y se mostró tajante sobre la necesidad de no confundir a los asesinos con las víctimas, recordando que aún queda por juzgar a Daniel Sancho pese a su confesión.
Artur Segarra, el español condenado a cadena perpetua en Tailandia por la tortura, el asesinato y el posterior descuartizamiento de David Bernat, ha enviado una carta en exclusiva al programa ‘Vamos a ver’. En esta misiva dirigida a la periodista Noelia Cañas, a quien se refiere como «prima» para evitar sospechas por parte de los funcionarios de la prisión, Segarra relata su vida diaria en una de las cárceles más duras de Bangkok y ofrece sus reflexiones sobre el caso de Daniel Sancho, otro personaje con aires de friki como él, joven sin escrúpulos que también se dedicó a hacer movidas en el lugar equivocado. Pero hay un tema mucho más significativo y es la existencia de una mafia organizada con la que Segarra entró sin duda en contacto voluntario para lucrarse, como siempre, sin currar, mientras que David Bernat estaba siendo ya acechado por esta gente, sin saberlo, desde un tiempo antes de ser convertido en víctima.
¿Han realizado los de la Banda de la Cabeza de Toro más asesinatos como el de David Bernat?
David Donoso es el tercer catalán identificado en esta historia horrible (los otros dos son Segarra y la víctima, Bernat). Una persona que se identificaba como amigo personal de David Bernat, pero que no se tomó ninguna molestia en enviar su pésame a la familia ni a nadie: lo único que hizo después de lo ocurrido fue desaparecer del mapa, ahora sí, prófugo tal vez (también) de la Justicia de Tailandia o tal vez quemado para posibles protectores policiales corruptos. Pero hizo otra cosa también: actualizar su perfil de Facebook después de años de haber escrito ahí nada (los delincuentes prófugos, por lógica y decoro, no deberían usar mucho esas cosas). Y su publicación respondía al anuncio de que se había mudado a la isla paradisiaca y apartada de Koh Tao, lo que resulta curioso por dos motivos muy importantes. En primer lugar, Artur Segarra se ha referido a este señor como su socio, aunque luego intentó negarlo tras su detención. En segundo lugar, porque el propio Segarra, desde la cárcel, ha mencionado esa isla de forma un poco extraña, como en un comentario fuera de lugar: ¡no vayáis a Koh Tao! ¿Se trata de una advertencia a su socio imaginario, David, para recordarle que sabe cosas de él importantes, o más bien es una advertencia para todo el mundo de que no vayan a buscar a ese verdadero forajido a su exilio insular en Koh Tao?
Lo que es seguro es que el valiente Joaquín Campos le ha desafiado públicamente a defender su comprometida inocencia en este caso: aparece por algún sitio, di algo en tu defensa o pensaremos que estás metido en esta sucia historia en la que un paisano tuyo terminó torturado y despedazado. Pero el tipo se negó a contestar sus preguntas y se ha esfumado de forma indefinida, lo que para Joaquín Campos es otra prueba en su contra. Y la actualización del Facebook después de años de no usarlo… Lo que está claro es que el admitir a prófugos de la Justicia en cualquier país es exponer a los que allá vivan y vayan a sufrir desgracias. ¿Han realizado, los de la Banda de la Cabeza de Toro, más operaciones de este tipo y se han cargado a más gente para sacarles la pasta, como a Bernat, bajo la cobertura de funcionarios corruptos de Tailandia? Una isla ideal para el buceo que atrae a gente de pasta de todo el mundo, apartada de los focos y taquígrafos que pueda haber en la Tailandia continental, parece el entorno ideal para el desempeño de unos criminales organizados a la espera de presas. Segarra parece indicar algo así en su carta a los españoles desde prisión y lo que no se sabe son las intenciones de este personaje tan turbio a la hora de dar tales consejitos.
PRONTO ESTARÁ A LA VENTA, POR PARTE DEL AUTOR, LA VERDAD DEL CASO SEGARRA. OS RECOMENDAMOS TENER EL EJEMPLAR FIRMADO POR PARTE DEL VERDADERO INVESTIGADOR DEL CASO DE DAVID BERNAT Y ARTUR SEGARRA.
No visiten Koh Tao: por desgracia, aquí los asesinatos se cuentan por docenas
Segarra invitaba a los españoles, desde prisión, a visitar Tailandia. Destaca la amabilidad de su gente, su exquisita comida y sus hermosas playas. Sin embargo, lanza una advertencia específica sobre la isla de Koh Tao, mencionada por su oscuro apodo de «Isla de la Muerte»: «A los jóvenes les animo a que vengan, ¡hay unas fiestas de escándalo y unas chicas guapísimas! Pero, sobre todo, que no visiten Koh Tao: una isla donde, por desgracia, los asesinatos se cuentan por docenas.»
En la carta, Segarra también expresa su apoyo hacia Daniel Sancho, el chef español acusado de asesinar y desmembrar al médico colombiano Edwin Arrieta. Destaca las similitudes entre ambos casos, subrayando que tanto él como Sancho son asesinos confesos de personas con las que tenían relación y que ambos cometieron sus crímenes tras una discusión. Además, en ambos casos los cuerpos de las víctimas fueron descuartizados, con Segarra arrojando los restos al río y Sancho al mar.
Segarra pide empatía y oración para Sancho, insistiendo en la importancia de respetar la presunción de inocencia: «Por favor, oren por el señor Sancho y que se respete su presunción de inocencia, la oración es una gran defensa contra la tristeza y ayuda, y mucho.» La conexión entre los crímenes de Segarra y Sancho ha despertado gran interés, no solo por las similitudes en los métodos utilizados, sino también por la complejidad de sus casos en el contexto del sistema judicial tailandés, que Segarra ya ha criticado en otras ocasiones por ser corrupto y dependiente del dinero.
BEDIA & MONTES ABOGADOS
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Koh Tao también es conocida como la «Isla de la Muerte»
Ahora hablamos de Tailandia y de sus islas paradisíacas, en especial Koh Tao, cuyo nombre en tailandés significa «Isla Tortuga» debido a la abundancia de tortugas que solían habitar sus costas. Este pequeño paraíso tropical atrae a millones de turistas por sus espectaculares playas y sus renombradas escuelas de buceo, donde se ofrecen certificaciones PADI y SSI, consolidando a Koh Tao como uno de los mejores destinos de buceo del mundo.
Sin embargo, más allá de su belleza, Koh Tao también es conocida como la «Isla de la Muerte» debido a una serie de muertes y desapariciones de turistas extranjeros en circunstancias misteriosas. Desde 2014, al menos nueve turistas han fallecido o desaparecido en la isla, generando preocupación sobre la seguridad en este popular destino. Entre los primeros casos destacables están los de los británicos Hannah Witheridge y David Miller, asesinados en septiembre de 2014 en una playa de la isla. Ella había sido agredida sexualmente antes de morir y su caso levantó todavía más revuelo cuando dos trabajadores de Birmania fueron condenados, aunque muchos cuestionaron la veracidad de las pruebas y la justicia del proceso. Otros incidentes incluyen a Christina Annesley, una turista británica encontrada muerta en 2015 en su bungalow, y Dmitri Povse, un turista francés encontrado ahorcado con las manos atadas a la espalda. Casos posteriores incluyen desapariciones y muertes misteriosas de turistas provenientes de diversos países.
La repetición de estos trágicos eventos ha dado lugar a teorías de conspiración y acusaciones de encubrimiento, con algunos sugiriendo la posible implicación de la mafia local y la corrupción policial asociada. Aunque estas teorías no están confirmadas, todo esto sí han afectado la percepción de Koh Tao como un destino seguro.
¿Es segura la isla de Koh Tao? Sicarios tailandeses para descuartizar
A pesar de la cobertura mediática negativa, Koh Tao sigue siendo un destino turístico muy popular con miles de visitantes que disfrutan de experiencias seguras y positivas cada año. Como isla remota, enfrenta desafíos de seguridad y regulación, y aunque la infraestructura y los recursos son limitados, la mayoría de los turistas visitan sin problemas. Si planeas visitar Koh Tao, ven acompañado y disfruta de todo lo hermoso que esta isla paradisiaca tiene para ofrecer: desde cursos de buceo y excursiones de snorkel hasta visitar famosos miradores y explorar la naturaleza local.
El caso del asesinato de David Bernat en Bangkok, por el que Artur Segarra fue condenado a cadena perpetua, presenta múltiples cabos sueltos y la posibilidad de cómplices que aún podrían estar en libertad. Según la investigación llevada a cabo por el escritor Joaquín Campos, Artur Segarra no actuó solo en este crimen. Campos sostiene que la complejidad del asesinato, incluyendo la encriptación de las transferencias bancarias y la ejecución del desmembramiento, sugiere la participación de más personas, posiblemente sicarios tailandeses pagados para realizar «el trabajo más sucio».
Es probable que el papel de Arthur Segarra sea más que secundario en esta historia
Ahora os vamos a contar la versión más probable de los hechos que se me puede ocurrir. Porque os hemos dado muchos datos y evidencias, aunque apruebas reales incontestables hay muy pocas aquí por la duda razonable sobre la honestidad de la investigación de la policía tailandesa. Es más que probable que el papel de Arthur Segarra sea más que secundario en esta historia. Al parecer, está comprobado que el tarrasense era una especie de chico de los recados para el otro catalán realmente peligroso en esta historia y que se movía en un ambiente y con unas aptitudes que le permitían ser el verdadero líder de una banda de extorsionadores profesionales y con aptitudes para ocuparse luego de encriptar los movimientos bancarios que se iban a realizar a continuación hacia distintas cuentas donde depositar el dinero.
Todavía no sé hasta qué punto consiguieron estos ladrones derivar qué cantidades ni cuánto se quedaron al final, pues he escuchado que el banco de Singapur donde David Bernat tenía sus ahorros pudo bloquear una gran parte de dichos movimientos por el protocolo de seguridad de estas entidades. Y es de suponer que sus captores se emplearían a fondo en obligar a la víctima a suministrarles información de acceso y este temer también que durante todo ese proceso lo habrían torturado para acelerar dicha entrega de información. En cualquier caso, resulta muy dudoso que una persona como Artur Segarra pudiera llevar a cabo semejante maniobra compleja como implicaba el secuestro, la extorsión y la extracción y saqueo del dinero de las cuentas en Singapur de David Bernat.
Más lógica parece la versión que el propio condenado ofrece de la situación, pues involucra a una persona que sin lugar a dudas también estaba metida en esto: su novia tailandesa, Pritsana, que al parecer compartía con David Bernat en una relación que debía ser abierta por las dos partes, ya que la chica ha sido y sigue siendo una profesional del sexo. Y Artur Segarra se montaba unas orgías impresionantes con ese tercer catalán del que estamos hablando aquí todo el tiempo y que podría ser el líder de esta banda o al menos la cabeza pensante. Siempre con prostitutas por todas partes y también drogas en un cóctel en el que el dinero de David Bernat constituía el objeto de deseo para todos estos presuntos participantes en la trama.
Según Artur Segarra, su novia le abrió cuentas en Tailandia para recibir transferencias
Según Artur Segarra, su novia le abrió cuentas en Tailandia en las cuales luego le avisaría que iba a recibir ingresos. El muerto de hambre Artur iría corriendo hacia el cajero como una mosca hacia el tarro de miel sin darse cuenta tal vez de que ese dinero tenía un rastro de sangre que pertenecía a un conocido suyo, además. ¿Hasta qué punto no sería consciente este estafador profesional de que le estaban ingresando el dinero de David Bernal y hasta que extremo no sería tampoco consciente de que su paisano no iba a entregar por las buenas sus ahorros de toda una vida? Es difícil saberlo.
Lo más fácil es intuir que este señor fue elegido como el cabeza de turco por toda una banda de extorsionadores desde mucho antes de empezar a coaccionar a David Bernat para que les abriera la puerta del tesoro. Así parece haber ocurrido si uno considera las afirmaciones de Artur implicando a su novia en el envío de transferencias a su cuenta y a continuación, cuando ya la policía buscaba al desaparecido y encontraron sus trozos en el río, en darle a Artur consejos sobre cómo huir a Camboya y reunirse allí con contactos de ella en el país. Es como si alguien estuviera usando también a esta chica para dejar todos esos rastros a propósito y poder involucrar al a un sospechoso extranjero que encajara bien en el papel de culpable absoluto de todos los hechos.
El perfil de descuartizador de occidentales en Tailandia: un criminal extranjero y solitario
No en vano la policía tailandesa dejó de buscar a una banda de tailandeses y españoles para concentrarse en el único detenido que tenían y que mostraba todos los aspectos esenciales que debe tener un detenido en un crimen de estas características y que son los siguientes:
- No era tailandés: un factor fundamental para un país que vive del turismo y en el que los locales no pueden estar nunca metidos en algo tan sucio.
- El detenido tenía la posibilidad del móvil y además estaba huyendo del país después de haber sacado dinero del cajero: dinero que presuntamente le habían ingresado ahí desde la cuenta del hombre asesinado. Y por si fuera poco tenían los antecedentes por estafas multimillonarias de este personaje, un criminal financiero huido de la justicia de su país.
- Para tener evidencias más físicas del asesinato propiamente dicho no sería difícil, para la trama de estafadores apoyados por policías corruptos, presentar un escenario del crimen que se podía modificar perfectamente: ahí estaba el ADN de la víctima en las cañerías del presunto ejecutor. Y lo más ridículo de todo, en cuanto a evidencias fabricadas, es el testimonio de Pritsana Saen Ubon, afirmando que Artur le había dicho que no tocase un congelador que tenía por ahí y que no mirase dentro. ¿Hay alguien en el mundo que se pueda creer semejante estupidez?
Para dificultar la investigación y ocultar lo que realmente habían hecho con David Bernat se desmembró el cuerpo y se arrojó en pedazos al río que atraviesa Bangkok: un modus operandi que vemos que se repite en otros casos similares en los que los ahorros de las víctimas también han sido saqueados antes de terminar cortados en pedazos. Pedacitos que aparecen luego en un río enorme como es el que cruza la capital tailandesa.
El relato de hechos más probable del caso de David Bernat
El relato de hechos más probable del caso de David Bernat es el siguiente: estos personajes aludidos, los dos catalanes prófugos involucrados y de los cuales conocemos la identidad, con el añadido de una mujer como Pritsana, vieja conocida del mundo del hampa de la capital de Tailandia, formarían parte de una red que se aproximaría de diversas maneras a la víctima para obtener en primer lugar información sobre su estado financiero. Esto se pudo conseguir mediante la amistad con estos dos estafadores, tal vez en momentos de euforia por las drogas consumidas y la fiesta en general, pero también se pudo obtener en la cama por medio del sexo. Porque el propio Segarra asegura que Bernat era uno de los clientes más asiduos de esa chica con la que el estafador y condenado por asesinato tenía una relación tan peculiar.
Una vez conocida la situación bancaria de la víctima se procedió a tenerle una trampa de alguna manera. Al parecer, confidentes anónimos llamaron al Confidencial para relatarles que ese otro estafador catalán de más altos vuelos, conectado con el poder militar tailandés, había diseñado una maniobra perfecta para engañar a su víctima y obligarlo a entrar en sus cuentas corrientes por su propia voluntad. La trampa era fácil de llevar a cabo y podría haber involucrado a Segarra o no, porque para el papel de infiltrado en la situación no hacía falta que fuera él quien lo llevara a cabo. Pudo ser perfectamente Pritsana quien acompañase a David Bernat en alguna de sus alocadas fiestas y se encontrase de repente y de forma espontánea, entre comillas, con policías de paisano que les habrían encontrado sustancias ilegales por las cuales procedía una detención inmediata con una condena tremenda en este país tercermundista.
La propia chica involucrada o incluso otros personajes auxiliares en esta situación podrían haber actuado como personas amigas que facilitasen que el objetivo de la trama actuase de forma completamente desesperada y hasta coaccionada. Los propios policías o falsos policías podrían haber llevado detenido a Bernat a cualquier sitio donde se hubiera llevado a cabo su secuestro efectivo y la coacción para vaciar sus cuentas y no necesariamente tenía que ser el propio apartamento de la víctima, donde podrían correr más riesgos. Una indicación de que pudo ser el propio domicilio de Segarra es que las cámaras de vídeo principales de ese condominio no funcionaron en ese momento y eso es bastante raro.
La forma más fácil de ser secuestrado es mediante un operativo policial falso
Todos los mexicanos saben que la forma más fácil de ser secuestrado es mediante un operativo policial falso. En estos países en desarrollo no es nada difícil que determinados policías se presten a semejante juego sucio, pero definitivamente es la forma más segura de secuestrar a alguien porque nadie debería pensar que al detenido en cuestión se lo está llevando la mafia y en todo caso nadie se va a oponer.
Como es lógico, aquí actuarían las cabezas pensantes de nuestro país que conocen bien el idioma de la víctima, como es evidente por los mensajes que le llegaron a la familia, aunque usando unas expresiones en catalán que no eran lógicas en una persona de clase alta como David Bernat. La expresión de estoy muy colocado podría ser indicativa de que realmente le habían suministrado a la víctima un cóctel de drogas capaces de dejarle fuera de combate y tal vez sumiso a las indicaciones de los extorsionadores.
Es probable que Segarra ni estuviera en la tortura y asesinato o en la abducción de Bernat
En cualquier caso, es muy probable que Segarra ni siquiera estuviera en la situación de la tortura y asesinato, o ni siquiera de la abducción de Bernat, por la sencilla razón de que no lo necesitaban para esto: el operativo del secuestro era muy fácil contando con policías corruptos o en todo caso con una mafia organizada. Lo realmente difícil era encontrar a un tonto útil como Segarra que cumpliera todos los requisitos de los que hemos hablado antes y que fuera un chico obediente en cuanto a sacar dinero del cajero se refiere. Una vez hubiera picado en ese anzuelo y las cámaras del cajero lo hubieran grabado sólo hacía falta asustarlo un poco y dirigirlo hacia un país extranjero para que pudiera unir y ser capturado sin problemas. Y ahí volvía a aparecer nuestra amiga del mundo de la prostitución, indicándole a Segarra que iba a recibir unas suculentas transferencias en sus cuentas para días después indicarle también cómo escapar. Eso sí que es una novia y lo demás son tonterías.
Pero falta un último capítulo: mientras el tonto útil huye es muy fácil que otros miembros de la banda se cuelen en su apartamento y le metan a esas cañerías el ADN que haga falta de un cuerpo que ya está completamente procesado de forma profesional. Y los pedazos tienen que ser arrojados a un sitio donde luego alguien los vaya a encontrar de forma espontánea, por supuesto, para cerrar cuanto antes el caso y no afectar a la industria turística que es la primera del país. Y ya tenemos el caso cerrado.
El dinero robado a Bernat serviría también para comprar voluntades y llegar al acuerdo ideal en el que todos ganaban con un Segarra en prisión que iba a pagar por todos los demás. Por eso la policía tailandesa y los medios dejaron de hacerse eco sobre una banda de españoles y tailandeses que habían hecho toda la historia y empezaron a concentrarse en un único sospechoso que es el que todos conocemos hasta hoy.
Los dos sospechosos identificados públicamente declararon ante la policía y se fueron de rositas. Uno de ellos, al que Joaquín Campos identifica como probable autor intelectual del asunto, actualizó su Facebook después de años de inactividad en esa red social precisamente en esos días fatídicos para la familia de David Bernat, a la cual no envió ningún pésame a pesar de considerarse amigo personal del consultor: sencillamente desapareció. También declaró ante la policía que ya no vivía en la capital de Tailandia, sino en una isla remota y con muy mala fama llamada Koh Tao, a la que muchos conocen por la isla de la muerte.